Читать книгу Gestiones discursivas - Oscar Iván Londoño Zapata - Страница 7
Cómo afrontar el análisis: gestión discursiva, perspectiva y metodología
ОглавлениеLondoño habla de lo que él comprende por gestiones discursivas, que –si mal no entendemos– son los mecanismos empleados por quienes elaboran los discursos con objeto de que estos digan aquello que quieren que interprete el lector/oyente, aunque deja claro que los sujetos no poseen total control de su decir, esto es, solo tienen dominio parcial sobre su palabra. Precisamente, la parte empírica de su trabajo, sin duda la más original de la obra, consistirá en el acercamiento a cómo se aplican estas gestiones en cuatro manifestaciones de campos de acción bien distintos: 1) a la normalización moral en los cuentos tradicionales; 2) a las restricciones sociales contra la prostitución en las tarjetas publicitarias de prostíbulos; 3) a la penalización del aborto en el Nuevo Código Penal ilustrado de Colombia, y 4) a la promoción de la donación en las Goticas Éxito.
El autor, desde el inicio, presenta algunos modelos teóricos basados en principios auspiciados por seguidores de la Escuela Francesa de análisis del discurso, como Dominique Maingueneau, Elvira Narvaja de Arnoux, entre otros. Con el primero, por ejemplo, coincide en que “el Análisis del Discurso es, en efecto, por naturaleza, portador de una dimensión crítica”, idea con la que estamos de acuerdo porque, como se afirma en el libro, basándose en Arnoux: “Analizar un discurso […] implica articularlo con lo social, entendido como situación de comunicación, situación de enunciación, condiciones de producción, esferas de la vida social o contexto, según la perspectiva que se adopte”. En efecto, cuando analizamos, por ejemplo, un discurso político, las “huellas” que dentro del discurso estudiado nos permiten guiar el análisis siempre vienen condicionadas por el estatus de quien emite el discurso: conservador o liberal, de derechas o de izquierdas, en el poder o en la oposición, perteneciente al endogrupo o al exogrupo, etc. Solo en este sentido se puede emplear el término “crítico”, y es en el que creo que lo emite el autor.
Pero hay un pequeño y tal vez insustancial apunte que hacer: no siempre que hacemos un análisis del discurso este ha de tener relación con ese aspecto crítico; es lo que sucede, por ejemplo, en la segmentación de un fragmento de un discurso oral con objeto de crear determinadas unidades que sean propias de esa modalidad, en el establecimiento de la tipología de las series enumerativas o, por indicar otro caso, en la instauración de ciertas funciones de marcador del discurso en un texto oral. Son estudios necesarios si luego queremos aplicar estos mecanismos a un mejor acercamiento en el marco de lo interdisciplinario: su aplicación al tipo de estructuras empleadas por los jueces en determinados juicios, por los publicistas en sus anuncios más recientes o en cualquier discurso presidencial con el objeto de reforzar las argumentaciones.
La perspectiva desde la que se van a afrontar los análisis es un punto de máximo interés, y como tal lo considera el autor al dedicarle uno de los apartados introductorios del libro. De todas las posibilidades que nos ofrecen las distintas corrientes del análisis del discurso, se decanta por una propuesta latinoamericana de análisis del discurso inspirada en la teoría de la enunciación francesa y en otras miradas: la perspectiva interpretativa. Tras Benveniste, los estudios pertenecientes a esta teoría de la enunciación han recorrido un largo camino que va de aquellos tempranos problemas terminológicos suscitados en los trabajos de Louis Guespin, en los inicios de la década de 1970, sobre el léxico en los discursos de políticos franceses, a aportaciones tan importantes como las de Ducrot y su polifonía de la enunciación, Anscombre y Ducrot y la teoría sobre la argumentación, Catherine Kerbrat-Orecchioni y sus contribuciones sobre lo implícito, la subjetividad y otros aspectos interactivos; François Recanati y su transparencia; Michel Pêcheux y su perspectiva interpretativa o, finalmente, la lingüística de la enunciación de Jacqueline Authier-Revuz o Dominique Maingueneau. Ha sido Elvira Narvaja de Arnoux –referente a lo largo del libro– una de las personas que más han colaborado en el mundo hispánico a la difusión de la corriente francesa, en general, y en la consolidación de una perspectiva latinoamericana de análisis del discurso, en particular.
Podemos decir que tal perspectiva sirve de marco para luego aplicar distintas líneas de investigación a cada uno de sus cuatro análisis. Londoño lo explica así: “La dimensión interdisciplinaria de la perspectiva interpretativa permite que diversas miradas teóricas –provenientes de variados territorios y tradiciones– sean puestas en escena en el análisis”.
También indica las cuatro líneas de investigación aplicada a cada uno de los cuatro trabajos: la semántica del discurso (van Dijk), la semántica léxica (Berruto, Martínez), la teoría de la enunciación (Maingueneau) y la lingüística de la enunciación (Authier-Revuz, Pendones, Maingueneau).
Metodológicamente, el autor procede de manera impecable. En el fondo, y como fin último, va a intentar explicar a los lectores cómo opera la gestión discursiva, o sea, cómo se emplea el discurso, de qué mecanismos se valen los creadores de los textos para decir lo que pretenden decir y evitar lo que no quieren que se piense al respecto. Se trata de hacer saber determinada cuestión para que, una vez sabida, el sujeto que la sabe haga, actúe (visite el prostíbulo o se haga donante, por ejemplo). Y lo hace partiendo de un corpus elaborado para cada una de las cuatro gestiones discursivas que se han de indagar (la normalización moral, las restricciones sociales contra la prostitución, la penalización del aborto y la promoción de la donación); así, Londoño descubre muy acertadamente las marcas que él considera indicios de las gestiones discursivas que se van a llevar a cabo en los textos. Se trata de desenmascarar los mecanismos semánticos, enunciativos o retóricos, que no son otros que aquellos con que se intenta persuadir al lector u oyente.
No olvidemos que el analista del discurso se acerca a las formas que cumplen funciones, pues tras esas formas hay unos mecanismos y tras esas funciones hay unas intenciones. Y esto es lo que va a llevar a cabo con acierto Londoño a lo largo de los cuatro análisis. Es más, al ser al menos tres de ellos inéditos, prácticamente, en la bibliografía en español, se ve obligado a establecer, lo que es otro mérito del volumen, cuáles serán las categorías de análisis en cada caso a partir de los corpus; estas no vienen establecidas como puede ocurrir si el acercamiento es a temas como la cortesía, los conectores o el discurso presidencial, por citar algunos ejemplos, donde ya hay unas categorías de las que podemos partir. En cada uno de los cuatro acercamientos se han de formular las categorías, se han de reformular y, finalmente, se han de verificar a partir de los datos. Como dice el autor: “La verificación corresponde a la inducción en el sentido peirceano, es decir, es la puesta a prueba de la hipótesis explicativa proyectada”.