Читать книгу De la deconstrucción a la confección de lo humano - Oscar Nicasio Lagunes López - Страница 45
Diferencias genético-biológicas: el sexo biológico
ОглавлениеDesde el punto de vista de la ciencia biológica,24 pertenecer al sexo masculino o femenino está determinado, desde la concepción, por factores genéticos, gonádicos, hormonales y morfológicos. En biología se habla de:
Sexo cromosómico. Éste se constituye por la presencia o ausencia del cromosoma Y en el patrimonio genético del individuo. El sexo femenino, además de otros 44 cromosomas, está determinado por dos cromosomas iguales, que se indican con la letra X; en la especie humana, la mujer se constituye con la fórmula 44+XX. El sexo masculino, además de los otros 44 cromosomas tiene un cromosoma igual a la X de la mujer y otro diverso indicado por la letra Y. “El sexo nace antes que nosotros. Hemos sido varones o mujeres desde el día de la concepción y lo hemos sido de modo irreversible. El desarrollo hormonal, la centralización neurológica, el ciclo fisiológico y la configuración morfológica de nuestra sexualidad no son sino fenómenos subsiguientes, pero también consecuentes, al fenómeno de la determinación genética del sexo”.25
Sexo gonádico. El sexo cromosómico orienta el desarrollo de las gónadas en sentido masculino (testículos) o femenino (ovarios). El cromosoma Y o X activa algunos genes que dan origen a la diferenciación de las gónadas. El crecimiento y diferenciación de las glándulas sexuales se realiza sucesivamente sobre una base de tejidos diferentes, bajo la influencia de genes encargados del mecanismo de diferenciación gonádica en sentido masculino o femenino. El sexo gonádico está, por lo tanto, basado en las características histológicas de las gónadas: el varón posee tejido testicular, la mujer posee tejido ovárico. Las gónadas producen células germinales aptas para la reproducción; los espermatozoides para el varón y los óvulos para la mujer. Las gónadas, además, producen determinadas hormonas que influyen en la sucesiva formación y fisiología de los órganos genitales, lo que hace hablar de sexo hormonal, es decir, la testosterona producida por los testículos, y los estrógenos y progesterona producidos por los ovarios.
Sexo ductal. Está formado sobre la base de los genes y las gónadas; en el varón se compone del epidídimo, conductos deferentes, vesículas seminales, próstata, glándulas bulbouretrales y parte de la uretra. En la mujer comprende el útero, trompas de Falopio y parte de la vagina.
Sexo fenotípico o genital. Está determinado por las características anatómicas en el nivel de genitales externos. Mientras el sexo interno (cromosómico y gonádico) deriva de las estructuras diversas en los dos sexos, los genitales externos tienen un esbozo embrionario común, que después, bajo el influjo genético y de las hormonas sexuales masculinas y femeninas, se desarrolla de modo diferente: glande, pene y escroto en el varón; clítoris, pequeños y grandes labios (que forman la vulva) en la mujer. Sobre la base de este nivel de referencia se da, en el momento del nacimiento, la atribución legal y social del sexo.26 El desarrollo sucesivo lleva, en la pubertad y en la madurez, al crecimiento de los órganos sexuales internos y externos según las características propias de cada uno de los dos sexos.
Diferencias genético-biológicas. Sobre la base de estas precisiones terminológicas y conceptuales, se puede decir que el individuo crece y se desarrolla a partir del patrimonio genético, bajo la acción de sustancias excitantes e inhibidoras, llamadas hormonas. En la formación del organismo, respectivamente masculino o femenino, tienen importancia fundamental las hormonas sexuales producidas por las gónadas testicular u ovárica, que a su vez dependen de los genes X y Y. En condiciones normales, el organismo se plasma en sus componentes genéticos, anatómicos, morfológicos y fisiológicos de modo diverso y complementario. El femenino de manera que sea un día apto a todas las funciones de la maternidad. El masculino para desarrollar las funciones de la paternidad. La diversidad-complementariedad atañe, por lo tanto, dos caracteres cromosómicos (presencia de X o Y en la última pareja de cromosomas), y caracteres endocrino-neurológicos, los caracteres fenotípicos y los fisiológicos.
Desde el punto de vista anatómico-morfológico, la diferenciación se refiere a los órganos genitales y la forma general del cuerpo. Además de las diferencias estrictamente conectadas a los órganos de reproducción, se dan las morfológicas generales: estatura, esqueleto, piel, pelo, etc. Alexis Carrel, autor del célebre libro La incógnita del hombre, en relación con el problema femenino, escribe:
Las diferencias que existen entre el hombre y la mujer no provienen de la forma particular de sus órganos, de la presencia del útero, de la gestación o del modo de educación. Son de naturaleza más fundamental, determinadas por la estructura misma de los tejidos y por la impregnación de todo el organismo de sustancias químicas específicas secretadas por el ovario. La ignorancia de estos hechos fundamentales ha llevado a las promotoras del feminismo a creer que ambos sexos debían tener la misma educación, los mismos derechos y las mismas responsabilidades. En realidad, la mujer difiere profundamente del hombre. Cada una de las células de su cuerpo lleva la marca de su sexo. Lo mismo ocurre con sus órganos y, sobre todo, con su sistema nervioso. Las leyes fisiológicas son tan inexorables como las del mundo sideral. No pueden ser sustituidas por los deseos humanos. Estamos obligados a aceptarlas como son.27
Toda la corporeidad en su morfología, desde la más externa hasta la más íntima, queda señalada por la diferencia sexual. Fisiológicamente, el metabolismo basal desde el nacimiento es más bajo en la mujer; la temperatura es inconstante, disminuye antes de la rotura del folículo ovárico, sufre después un incremento. El andar es más sutil, el ritmo fluctuante. El desarrollo de la mujer sigue un ritmo diverso al del hombre. Alcanza la pubertad una media de dos años antes. La madurez sexual se acompaña de fenómenos más intensos; la producción de óvulos es cíclica, con los fenómenos que hacen posible la anidación del embrión. La concepción y el desarrollo de una nueva creatura ocurren en el vientre, durante un periodo de nueve meses. El parto es propio de la mujer.