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Artisssteando

En mayo de 2018, el grupo habitual de artissstas comprometidos constató que la patria estaba en peligro. ¿Por qué? Porque habría un acuerdo del país con el Fondo Monetario Internacional (fmi). Eso es lo que hacen los países con el fmi. Pero por algún mecanismo que aún no ha sido estudiado en profundidad, y que el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (conicet) no estudiará, o sea, por coso, los artistas, en especial los del mundo de la representación escénica, creen que la opinión que ellos tienen sobre los hechos cotidianos de la vida de su país es más importante y merece ser escuchada mucho más que la de cualquier ciudadano. ¿Por qué lo que opina Rita Cortese sobre el presupuesto es más relevante que lo que considera doña Juana en la cola del Coto?

Porque coso.

Pablo Echarri dice que la patria está en peligro

Hay que reconocer que no es un coso solo argentino. El gran comediante inglés Ricky Gervais se lo dijo en la cara a la crema hollywoodense la noche de la entrega de los Globos de Oro 2020, de la que fue anfitrión: “Si alguno de ustedes gana un premio esta noche, por favor, no lo usen como plataforma para hacer un discurso político. No están en posición de dar una conferencia al público sobre nada. No saben nada del mundo real. La mayoría de ustedes pasó menos tiempo en la escuela que Greta Thunberg. Así que, si ganás, aceptá tu pequeño premio, agradecé a tu agente y a tu dios y andate a la mierda”. El bajísimo nivel de aplausos y la cara compungida de Tom Hanks demostraron que el ego de los actores no soporta tamaña sacudida. Y eso que estamos hablando de actores de fama global, que se supone que no tienen, a esta altura, problemas de autoestima. ¿Cuál sería la reacción que tendría, por ejemplo, Paola Barrientos, buena actriz que se hizo famosa por hacer spots publicitarios que salieron en todos los “medios hegemónicos” para un banco, la institución más capitalista de Occidente, si alguien dijera que su opinión no está tan calificada como ella cree?

Claro que la exposición puede ser cruel y hay que mantener cierta coherencia o explicar algunos cambios cuando se pretende ser líder de opinión. Si no, es todo coso. Así, Pablo Echarri, Darío Grandinetti, Luis Ziembrowski, Leo Sbaraglia, Daniel Fanego, Gerardo Romano, que en 2018 convocaron al obelisco porque “la patria está en peligro”, con la mayor cara de circunspección, casi como si acabasen de ser derrotados en Vilcapugio y Ayohuma y el invasor realista estuviera a punto de desarmar para siempre los intentos patriotas, tendrían que haber dicho por qué en 2020, cuando el gobierno coso anuncia como un logro de gestión que vengan misiones del fmi a controlar la economía argentina, no toman ninguna medida. O antes estábamos en peligro y ahora también, o ahora no estamos en peligro y antes tampoco. La única explicación es que las misiones del fmi les importan mucho menos que su escudito kirchnerista. Es la diferencia que va de un Santiago Maldonado a un Luis Espinoza. Como si siguieran actuando en vez de pensar por sí mismos, siguen un libreto que no escriben, lo aprenden de memoria y lo actúan lo mejor posible de acuerdo a sus diferentes capacidades histriónicas.

Todo coso por donde se lo mire.

Emergencia Cultural ba

Nadie puede negar que “los trabajadores de la cultura”, como se autoperciben desde los mimos hasta la chica que reparte volantes en la calle, lo han pasado mal durante la cuarentena, como todos en el país y en el mundo. Sin cultura, no tiene sentido hablar de país. En relación con esto, no hay registro de que sea real cierta anécdota sobre Churchill, pero eso es lo de menos. Se cuenta que el ministro de Finanzas de Inglaterra, en plena Segunda Guerra Mundial, le pidió a Winston Churchill que recortase el presupuesto de cultura, y el primer ministro, dice la leyenda, le contestó: “¿Y entonces para qué peleamos?”. Tiene mucho de verosímil esa respuesta. Churchill siempre entendió el valor de lo simbólico.

Por eso es atendible la campaña Emergencia Cultural ba, del Frente Multisectorial que nuclea a más de sesenta organizaciones culturales de la ciudad de Buenos Aires, que reclaman políticas públicas concretas ante la emergencia económica del sector. Se presentaron en sociedad con un video estelarizado, con la habitual cara de tujes que se usa para estas cosas, por Cristina Banegas, Cecilia Roth, Susy Shock, Virginia Innocenti, Daniel Fanego, Gustavo Garzón, Diego Reinhold, Laura Azcurra, Liliana Herrero, Lalo Mir y el auspicio de Paola Barrientos, Luisa Kuliok, Mirta Busnelli, Romina Gaetani y Marta Dillon, además de Carpa Abierta, Circo Abierto, Ni Una Menos, Actrices Argentinas y la Secretaría de Cultura de la Central de Trabajadores de la Argentina (cta), entre otros.

Las quejas suenan por demás atendibles. Lucía de la Torre, de JJ Circuito Cultural, decía a Télam: “Específicamente, lo que pedimos es una batería de políticas públicas que salgan del Ministerio de Cultura y del Estado de la ciudad, en pos de dar una ayuda extraordinaria, económica, que venga desde la voluntad política para el sector cultural”.

¿Cómo puede ser que la ciudad de Buenos Aires, tan orgullosa ella de su movimiento teatral único, cuna de una música mundial como es el tango, tan apreciada como capital cultural del continente, descuide a sus creadores en medio de la pandemia?

En esto, los creadores y artistas tienen razón.

¿Cómo abandonar a la cultura en estos momentos?

¿Para qué hacemos la guerra, entonces?

Es raro que la que esté en emergencia sea solo la ciudad de Buenos Aires. Se ve que, sacando la ciudad, la cultura argentina está pipí-cucú.

Es raro que la campaña, con página web y canal de YouTube, haya comenzado casualmente cuando el gobierno nacional apuntó sus cañones contra Horacio Rodríguez Larreta, el nuevo villano a bajar.

¿Es raro?

Millones de emergencias

El gobierno de la ciudad aprobó una ley para eximir de del impuesto de alumbrado, barrido y limpieza (abl) a librerías, cines, espacios de exhibición, galerías de arte, bares notables, disquerías, teatros y locales de baile. Son alrededor de mil establecimientos. Se abrió una línea de créditos preferenciales con tasa del 12% para capital de trabajo para producción de filmes, cortos, espectáculos teatrales, musicales, edición de libros, folletos. Son créditos de hasta 500.000 pesos.

Los programas de financiamiento que la plataforma Impulso Cultural del Ministerio de Cultura de la ciudad tenía previstos para 2020 contaban con un presupuesto de 132.552.860 pesos, a los que se reforzó, por la cuarentena, con otros 46.906.000 pesos. Impulso Cultural está conformado por seis programas: Fondo Metropolitano, Bamúsica, Mecenazgo, Prodanza, Proteatro y Bamilonga.

Por Proteatro, se iban a entregar 32.217.050 pesos y finalmente se agregaron por la cuarentena 15.840.000 más, lo que hizo llegar la cifra a 48.057.050, repartidos entre 132 salas. Desde el 16 de junio de 2020 comenzaron a recibir el dinero.

Así, salas como el Teatro Empire, Andamio 90, el celcit, el Teatro Payró, el Espacio Callejón, El Portón de Sánchez, el Teatro del Pueblo, el Circuito Cultural Barracas, el Sportivo Teatral, El Galpón de Catalinas, El Camarín de las Musas o el Beckett recibieron 520.000 pesos cada una.

El Abasto Social Club, el Extranjero, el Patio de Actores, La Carpintería Teatro, La Máscara, el Noavestruz 2020, el Excéntrico de la 18 recibieron 490.000 pesos cada uno.

El Teatro Anfitrión, el Centro Cultural Matienzo, el Teatro La Galera recibieron 460.000 pesos.

El Teatro La Ranchería, el Chacarerean, El Tinglado, Timbre 4 sala 1, el Espacio ift, El Galpón de Guevara, Calibán, Actors Studio Teatro, Machado aquí se Miente, Corrientes Azul, El Ópalo y El Cuervo recibieron 430.000 pesos cada uno.

El Nun Teatro Bar, el Centro Argentino de Teatro Ciego, la Sala Espacio Aguirre, el Astrolabio Teatro, Pan y Arte, Silencio de Negras, Vera Vera Teatro, El Brío Teatro, Del Pasillo, Entretelones, La Tertulia, Teatro Buenos Aires Social Club, Espacio Polonia y Oeste Usina Cultural recibieron 400.000 pesos cada uno.

Con 370.00 pesos, fueron ayudados el Teatro del Artefacto, la sala 2 de Timbre 4 (ya había recibido 430.000 por la sala 1), el Luisa Vehil, el Cara a Cara, el Método Kairós Teatro, El Bululú, el Moscú, el Boedo XXI, el Colonial, Funcionamiento El Piso Teatro, el Espacio Tole Tole, el Independiente El Crisol.

Por su parte, recibieron 350.000 pesos cada uno el Teatro el Popular, El Espión, la sala 2 del Método Kairós (que recibió 370.000 por su sala 1), El Mandril, Del Borde Espacio Teatral, Estudio Los Vidrios, Gargantúa, Centro Cultural El Deseo, La Sodería Espacio Artístico Fabril, el Club de Teatro Defensores de Bravard, Sala de Máquinas, La Sede, Espacio Abierto, Mantenimiento Sala Teatro Orfeo y la Sala Roseti.

Recibieron 325.000 pesos cada uno Belisario, Teatro Río Colorado, Espacio Tromvarte, Zelaya, Fandango Teatro, Habitándonos, el Espacio tbk, Querida Elena Sencillas Artes, Sala Carlos Trigo, Cine Teatro Brown, Tadrón Teatro, el Funcionamiento La Hormiga Teatro, Espacio Templum, Club de Trapecistas, Teatro Espacio Gadí, Mil80Teatro y el Teatro Quirón.

Recibieron 300.000 pesos el Auditorio Club de Cultura Céspedes upb (a los que hay que sumar otros 300.000 pesos para la Sala Ala del Auditorio upb y otros 300.000 pesos para la Sala Carlos Parrilla del mismo auditorio), La Vieja Guarida, Brilla Cordelia, Animal, La Casa, Teatro de La Fábula, Casa Teatro Estudio, Teatro Carnero, La Gloria Espacio Teatral, Stand Up Club, Paraje Arteson, Teatro El Damero, Páramo, Espacio Cultural Eureka, Tano Cabrón, Ganesha, Pasillo al Fondo. Con 2.000 pesos menos, es decir, 298.000 pesos, figura La Pausa Teatral.

Hubo 250.000 pesos para el Centro Creativo Cabildo, y cierran la lista, con 200.000 pesos, Área 623, Terraza Teatro Bar, Sala Teatro Aéreo, El Estepario Teatro, Khorintio Teatro y Abre Teatro.

También existió, por el Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y las Ciencias de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, una línea de apoyo al funcionamiento de los espacios culturales, para ayudarlos a que se mantuvieran. Este año fueron 19.037.800 pesos, de los cuales el Teatro El Garibaldi recibió 42.800 pesos.

El Espacio Cultural Nélida Corral, la Galería de Arte, Otto, Revolver Galería y Rolf Art recibieron 50.000 pesos.

Cada uno de estos bares notables recibió 80.000 pesos: Lavalle, Quintino, Música, La Embajada, Los Laureles, Mar Azul, Bálsamo Miguel, El Colonial, Sur, Roma, Café San Bernardo, El Hipopótamo, El Viejo Buzón, La Farmacia, La Puerto Rico, Restaurante Miramar, Orellano, El Querandí, Florida Garden, La Biela, London City, Lobby Bar Alvear Palace, Los Galgos, Liber Colon, El Federal, Café Margot, Saint Moritz, El Gato Negro, Roma, Imperio, Celta Bar, La Poesía, De Cao, Medri y también el Museo Fotográfico Simik Bar Palacio.

Por esta convocatoria, recibieron 120.000 pesos Paternal Teatro, de Héctor Bidonde, El Fino Espacio Escénico, Espacio Cultural Leandro Rosati, Onírico Espacio de Arte, La Mueca Teatro, La Scala de San Telmo, Teatro Taller del Ángel, Apacheta Sala Estudio, Teatro Código Montesco, El Alambique, el Arenal, El Jufré Teatro Bar, Planta funcionamiento en emergencia Onofri Barbato, El Taller de Omar, Galpón face, Sala 609 La Muda, Teatro de Perro, Savia Espacio Cultural, Espacio de Andrea Pagano, Magma Centro de Artes Vivas, Archibrazo, Casa Brandon, JJ Circuito Cultural, Cultural Morán, Club Caledonia, Música por Mujeres, Tano Cabrón (que ya figuraba con 300.000 pesos en el subsidio anterior), Melonio Bar, Vodevil Usina Gastronómica Cultural, Centro Cultural Celia Blanco, Espacio 37, El Más Acá Club Cultural, Centro Cultural Sofía Gempel Arte, Panarock, Espacio Cultural Bajos del Barolo, Centro Cultural Casa Rodolfo Walsh, Velazco Disquería & Bar, Gorriti Art Center, Imán, Punto de Fuga, El Destello, Buenos Aires Dance Club, Sala de Teatro Ana Frank, Espacio Cultural de Petrona Villalba, Microteatro, dni Tango, Espacio Kabuki, Mediterránea Espacio de Arte, Casa Dasein, Auditorio Cendas, Multiespacio Cultural Los Pompapetriyasos, Wara Wara Casa Cultural, Espacio Cultural Teatro El Cubo, El Portal Teatro y Multiespacio Independiente, Casa Babá, Dumont 4040, La Fábrica Espacio de Arte.

A tres sitios se les adjudicaron 200.000 pesos: Cultural Cava, Asociación Civil Buenos Aires Danza Aérea y el Poncho Club Cultural.

Hubo 280.000 pesos para el funcionamiento de la Casa Sofía, Asociación Civil Runakay Kudaw, cultura sustentable para la inclusión social.

Con 300.000 pesos, fueron beneficiados el Batacazo Cultural, Arte y Salud Mental II, la Cooperativa de Trabajo El Tanque, El Centro Cultural La Tribu 2020, el Proyecto Nuevo Uriarte, Otra Historia, Espacio Cultural Simona, Vermú Social Clú Espacio Cultural y Panda Rojo Espacio Cultural.

Recibieron 320.000 pesos Casona Cultural Humahuaca, Centro Cultural El Sueñero, Clásico Fernández, Cooperativa Cultural QI, Centro Cultural El Surco, Espacio Sísmico, La Minga Club Cultural, La Paz Arriba, Luzuriaga Club Social, Espacio Cultural Puerta Medrano, Vuela el Pez de la Asociación Civil El Hormiguero por la Igualdad, Dignidad y Libertad.

El monto mayor de esta convocatoria fue de 360.000 pesos y correspondió a Feliza Cultural Arcoíris, La Casa del Señor Duncan, La Confitería Centro Cultural, Centro Munar y La Casa del Árbol.

En el “mientras tanto”, Lucía de la Torre, como vocera de la convocatoria Emergencia Cultural ba, dijo el 20 de agosto: “Hay líneas de subsidio y financiamiento en la ciudad de Buenos Aires, pero ninguna es una partida extraordinaria que ayude al sector. Son todas las líneas que ya están estipuladas cuando se aprobó el presupuesto 2020. Lo que estamos pidiendo concretamente es que se implementen políticas extraordinarias para ayudar en este contexto”.

El pronunciamiento es raro, porque el 28 de mayo, tres meses antes, ya se había cerrado y se estaba entregando el dinero de una convocatoria especial por la emergencia sanitaria, que se denominó “apoyo económico extraordinario para acompañar y sostener el trabajo de espacios culturales y de artistas y gestores culturales de la ciudad”, que dio 35.000 pesos a 107 postulantes, 75.000 pesos a cada uno de los 108 seleccionados y 50.000 pesos a 18 peticionantes, con temas que van desde la introducción al beatbox atp y la creación del banco de sonidos de beatbox, un taller de tallado en gomaespuma, laboratorios de circo contemporáneo hasta reflexiones queer, clases de piano en la villa 21-24 de Barracas, o los nuevos trabajos de Albertina Carri, Corina Fiorillo y Analía Couceyro.

Habría que avisarle a la gente de la Emergencia Cultural ba que, antes de quejarse, debería mirar si lo que pide no es acaso lo que ya hay.

“Sobre todo —dicen los firmantes del petitorio— exigimos que quienes tienen la responsabilidad de gestionar el bien público se pongan a la altura de la historia y de los hechos”. Se ve que no consideraron a la altura de la historia el hecho de que el Bamúsica hiciera por la emergencia sanitaria un segundo llamado en el mes de agosto para su línea de subsidios, al que pueden presentarse clubes de música en vivo o establecimientos, músicos solistas o grupos de músicos estables.

Los establecimientos que por este plan recibieron más de 489.000 pesos cada uno son Archibrazo, Che Yo Te Avisé, Centro Cultural Strummer, Thelonius Club, Cultural Moran, Makena, La Biblioteca Café, Liverpool, Club Atlético Fernández Fierro, Plasma, JJ Circuito Cultural, La Bohemia, Ladran Sancho, Café Vinilo, Emergente Almagro, Almabasto, Circe Fábrica de Arte, Gregón, Virasoro, Salón Pueyrredón, Bien Bohemio, Club V, Galpón B, Bargoglio, el Torquato Tasso y la Casa Brandon. Y con 382.000 pesos fueron beneficiados el Club de Música, Buenos Ayres Club, Taconeando, Club Cultural Matienzo, Éter Club, Zorra Espacio Cultural, El Quetzal Casa Cultural, La Paila, Notorius, Centro Cultural Richards, Al Escenario, Caledonia y el Bebop Club.

También recibieron subsidios 143 solistas o grupos, que van de los 10.000 a los 25.000 pesos. Entre estos músicos, los hay reconocidos, como Lito Vitale, Diego Frenkel, Lidia Borda, Fena Della Maggiora, Susy Shock o Paula Maffia, junto con otros músicos de mucha menor popularidad.

No me queda claro qué quiere decir que varios de los sitios y artistas impulsores de la Emergencia Cultural ba sean a su vez beneficiarios de los subsidios. Quizá se trata de una sana expresión de libertad: “Que me des la plata no hace que te deba pleitesía”. También puede ser cierta ceguera a la hora de reconocer el esfuerzo que realiza toda la sociedad, porque tal vez los artistas no lo sepan, pero no son los únicos que la pasan mal por la cuarentena. En ese sentido, el pedido de una “renta cultural extraordinaria mientras dure la emergencia sanitaria y se pueda volver a trabajar” suena a burbuja en un país cuyo ingreso promedio individual del total de la población alcanzó, en el segundo semestre, los 16.174 pesos y se ubicó por debajo de la línea de indigencia. Ese promedio individual es menor a lo recibido por subsidio por la mayoría de los artistas porteños.

También la danza ha tenido su ayuda en este 2020, a través del Prodanza. Así, fueron 330.000 pesos para Barbados Artes Escénicas; 220.000 pesos para la Asociación Civil para la Promoción y Difusión de las Artes Performáticas; 170.000 pesos para el Movaq Aquelarre en Movimiento; 138.511 pesos para la Asociación Civil Crisol Proyectos Sociales; 120.000 pesos para la Sala Ideas Descabelladas, Ana María Garat, Lucas Carmenini, Adriana María Barenstein, Jorge Claudio Amarante, Soledad Pérez Tranmar, Rosario Lucía Villagra y para la Asociación Civil Runakay Kudaw.

Se destinaron 80.000 pesos para becas de estudio Face, la Asociación Civil Consorcio Distrito de las Artes y veintiocho grupos eventuales. Otros veinticinco grupos eventuales recibieron subsidios de 50.000 pesos y setenta, de 30.000 pesos.

Se nota mucho

¿Es poco el dinero entregado?

¿Podría ser más?

Tienen razón los artistas de Emergencia Cultural ba cuando dicen: “La mayoría de nuestras fuentes de trabajo, proyectos y espacios están en peligro real”. Les pasó a unas sesenta mil pymes en todo el país, que ya cerraron para siempre, muchas de las cuales no tuvieron ni de cerca el apoyo que recibieron los trabajadores de la cultura porteña.

¿Por qué no han puesto el mismo interés en reclamarles a las provincias —mucho menos a la provincia de Buenos Aires— y ni hablar de algún reclamo a las autoridades culturales de la nación?

Los artissstas no piden, no solicitan, no invocan, no pretenden, no reclaman, no procuran ni intentan la emergencia cultural.

La exigen.

Y no para todos los artistas del país.

Solo para los porteños.

¿Qué altar creerán que se merecen? ¿Cómo pueden interpretar la sensibilidad de las personas comunes desde ese pedestal de autocomplacencia y soberbia en el que se erigen? ¿De qué color será el cielo en el planeta ese en el que viven, en el que son importantes y tienen como misión aclararles a los simples mortales los intríngulis de la vida?

Artissstas, ¿a quién se comieron?

Seamos libres

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