Читать книгу La Bestia Colmena - Pablo Und-Destruktion - Страница 8
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Kristina me dio el retrete lleno de mugre definitivo. Para eso están. Todo tiene una razón.
¿Quién, en su sano juicio, puede no creer en la alta magia? Si las mujeres hacen personas con el semen de los hombres y los hombres hacemos tanques con el rechazo de las mujeres. Y así debe ser. Yo no hago las normas. Las hacen los documentales de La 2. Leones, ciervos, ñus u ornitorrincos. En todos los casos es igual. Tanques, tanques y más tanques. De metal, de cuernos o de palabras. Pero tanques. Las traiciones están para dar un poco de luz. Todas iluminan, poco a poco, para llevarte a un sitio mejor. ¿Si no para qué están? La Divina Providencia no es mala, sólo quiere que espabiles. Y sufrir, delirar o morir forma parte de ese proceso de espabilar llamado evolución. Ni la Divina Providencia ni Diosle son malos por ello. Dan luces para que nosotros, con el tiempo y con los repuestos que son los hijos, espabilemos. Con la luz de unas cosas y de otras, poco a poco, vas construyendo los tanques y, lo que es más importante, vas viendo el tablero en el que están situados. Si no nos traicionaran, seríamos berzas. Pero no lo somos, nunca lo fuimos y nunca lo seremos. Viva la muerte, viva el amor y viva la traición que te hace espabilar.
Las patitas de la Divina Providencia, administradas en pequeñas diócesis, hicieron que a la edad de treinta y tres años (yo no lo escogí, fue casualidad) me encontrara con lo santo, me iluminara y viera la jugada definitiva tras muchos años de lucecitas parciales.
La primera luz a todos se nos enciende al darnos a luz, valga la redundancia. Luego a cada uno se le van encendiendo unas u otras, pero la primera bombilla es la misma para todos y cuando la encienden, lloramos mientras nos quitan la mugre.
Después de eso, el tablero se puede iluminar de muchas formas. La mayor parte de la gente no lo ilumina en su totalidad y se conforma con mover cuatro peones, perder y volver a empezar. Pero no, se puede iluminar en su totalidad y entonces ganas un Nuevo Cielo, como el que gané yo con la inestimable ayuda de mis esbirros y de las traiciones y revelaciones ordenadas por la Divina Providencia. Un Nuevo Cielo que ahora disfrutaréis vosotros, queridos lectores e hijos míos.
Pues bien, para vuestro uso y disfrute os diré que uno puede conseguir la luz de muchas maneras:
Al recibir una patada en el estómago por haberle faltado a un gitano que vio como estabas increpando al nuevo ligue de tu exnovia.
Bueno, esta no llegó a ser ni novia.
Tampoco llegaste a increparle de verdad. Todo era una farsa y por eso vino muy bien la paliza.
Las cosas hay que hacerlas de verdad o no hacerlas.
Por aquella época tenías la costumbre de tirarle la chaqueta a la cara a este nuevo ligue, abrazarle y morderle la cabeza. Y eso no le gustó al gitano y bueno... Una luz.
Otra bombilla se enciende cuando unos músicos llaman por teléfono a otra novia. No tienen dónde dormir, así que les ofreces tu casa. Y claro, en cuanto miras para otro lado ya están dale que te pego. Las chicas, por aquel entonces, habían sido educadas para eso. Lo llamaban desarrollo personal. No había nada que hacer, estaban en su derecho. Las tratas de echar, pero se encierran y ponen los muebles contra la puerta... En fin, otra luz.
Gitanos, sicokilers y “musiquitos”. Poco a poco te vas convirtiendo en su objeto de deseo. Todo lo que ha hecho el hombre, desde la teoría de la relatividad hasta una tienda de ultramarinos, lo ha hecho para cortejar a la mujer o para superar su rechazo. Ese es el verdadero motor evolutivo y no las mutaciones al azar. Sin ese motor seríamos simples máquinas. Algunas personas se inclinan por creer que sólo somos eso, máquinas, porque no son capaces de soportar el mal de amores ni de entender los designios de la Divina Providencia.
Se inclinan por esta opción y creen que el tablero sólo lo va a iluminar del todo una máquina. Y esa máquina ganará el juego igual que el ordenador Deep Blue de ibm ganó a Kasparov.
No fue así. Ya lo sabéis.
La partida la gané yo. Con la ayuda de mis esbirros y gracias a Diosle.
En esta vida hay que ser agradecido:
Diosle bendiga a todos los que me han partido la cara.
Diosle bendiga a todas las que me han acariciado la cara.
Diosle bendiga la noche, las peleas, los gitanos, las discotecas cutres de Lugo que se llaman Farmacia de Guardia y las discotecas con terciopelo granate de Gijón que se llaman Mimo’s y que parecen el Arny, pero no lo son.
Diosle bendiga el Mimo’s Boite Pub a las cuatro de la mañana sin nadie en el bar, cuando me quedé pasmado mirando esos labios gordos y pensando en que íbamos a estar follando sin parar durante seis meses.
Diosle bendiga las declaraciones de guerra a través de Facebook.
Dirigidas al sicokiler.
He llegado a hablar con los comancheros y lo conocen y me dicen que es caro, pero que se puede hacer, claro que se puede hacer, todo se puede hacer. Sobre todo si le ha partido la cara a tu novia.
¡La única vez que pensé en hacerlo de verdad y a la media hora conozco al primer asesino a sueldo de mi vida! El cálculo de probabilidades es de uno entre el multiverso.
Diosle bendiga sus postales de Navidad.
Diosle bendiga los prostíbulos.
Diosle bendiga la droga, la traición y la locura.
Diosle bendiga a los que aprenden a la vez a leer, a escribir y a estar con chicas.
Diosle bendiga a tu novia cuando se queda embarazada del sicokiler.
Y luego aborta.
Aborta porque quiere centrarse en sus proyectos, no por vergüenza.
Diosle bendiga el éxtasis místico y el aburrimiento.
Diosle bendiga la tele, Internet, las matanzas de cerdos el día de San Martín, a los niños y la ouija.
Diosle bendiga la honradez, la templanza, la generosidad, la castidad y el valor.
Diosle bendiga la mentira, la pereza, la ira, la avaricia, la lujuria y la cobardía.
Que Diosle bendiga todo.
Porque todo alumbra el tablero.
El tablero que lleva a la victoria definitiva.
¡Por fin!
La vida no podía ser una simple casualidad.
No me habían puesto los cuernos una y mil veces para nada.
No había perdido a las pocas personas fieles para nada.
No estaba asistiendo a la absoluta degeneración moral, estética y espiritual del mundo para nada.
No me estaba pasando los días en el laboratorio para nada.
Bueno, en el laboratorio y tocando la guitarra.
Todo esto no era para nada.
Ya lo sabéis. Era para todo.