Читать книгу Watson & Cía. Código V - Pablo Zamboni - Страница 14
ОглавлениеCapítulo seis
Libros nuevos, libros usados, libros ocultos
Tras dejar a Caetano y ya rumbo a la librería, la última frase de la gitana golpeaba con fuerza nuestros pensamientos: “Debe romper el vínculo o se perderá para siempre”.
–¿El vínculo con quién? ¿Con El Calaveras? –Así es como comenzó a llamar Ágatha al extraño personaje.
–¿Cómo rompemos un vínculo del que no sabemos su origen o cómo está conformado? –me pregunté en voz alta.
La Nacional se encontraba en un viejo edificio restaurado con un frente pintado de azul. Nos intimidaba su interior repleto de estantes, superpoblados de libros, que trepaban hasta el techo. Volúmenes nuevos y usados convivían en perfecto orden. Agrupados por temas, encontramos tomos de historia, geografía, espiritualidad, filosofía y una extensa lista que no viene al caso detallar ahora.
De inmediato nos sumergimos con voracidad entre los cientos de volúmenes que conformaban la sección de “mitos y leyendas, espiritualidad y ciencias ocultas”.
Parecíamos sabuesos en busca de una presa escurridiza. En el límite entre la sección de “Historia y Ocultismo”, llamaron mi atención unos diminutos volúmenes de modesta impresión: Historia oculta de la ciudad de La Plata, de Gualberto Reynal, de 1993.
–¿Coincidencia? –dije con un tono de voz cómicamente lúgubre, mientras hojeaba las pequeñas páginas percudidas por el tiempo.
Le pedimos información al encargado sobre este tal Reynal, dado que era oriundo de la ciudad. Resultó ser que Reynal había fallecido hacía ya unos años, pero el librero nos dijo que si estábamos interesados en profundizar sobre el tema, Nicolás Colombo, un investigador independiente, tenía varios títulos publicados, que ampliaban la información de Reynal. El encargado nos comentó que Colombo y él eran amigos de toda la vida y que podría asesorarnos en caso de necesitar alguna información puntual.
Con estos datos decidimos comprar los libritos de Reynal y también los de Colombo. La idea era cotejar el material recogido de ambos autores y llegar a nuestras propias conclusiones. Antes de salir del local, sobre un margen poco iluminado del amplio mostrador, Ágatha descubrió una imagen familiar en la portada de un libro: se trataba de un hombre maquillado como una calavera, que alzaba con su mano, a modo de saludo, su galera. El título rezaba Vudú Congo.
–También lo llevamos –dijo Ágatha.
Mientras ella agarraba los libros, pude ver cómo la puerta del fondo del local se entreabría mostrando, en la penumbra, la silueta de una vieja gitana de ojos amarillentos. Quise advertirle a mi hermana, pero para cuando volví a mirar, la puerta ya estaba cerrada y no supe si había sido mi imaginación o si había sucedido realmente.