Читать книгу Watson & Cía. Código V - Pablo Zamboni - Страница 15

Оглавление

Capítulo siete


Un ejército de zombis

Los libros de Reynal y Colombo nos brindaron mucha información. Salvo por algunas discrepancias, ambos aportaban datos sobre simbología e informes sobre el origen masón y esotérico que se oculta en cada construcción y monumento de la ciudad. Coincidían también en la existencia de una red de túneles que enlazaba a la mayoría de los edificios públicos fundacionales, incluyendo a la necrópolis de la ciudad. Algunos de estos túneles llegaban incluso hasta el Río de la Plata, mientras que otros se ramificaban hasta unir a la ciudad de La Plata con el cementerio ubicado en el barrio porteño de Recoleta.

Al atardecer nuestros amigos regresaron de la facultad y la investigación que veníamos realizando se hizo más distendida. Caetano permanecía en su habitación.

Luana estudiaba Antropología Social y Uriel, Lenguas Muertas. Sus conocimientos fueron de gran ayuda en los acontecimientos por venir.


Dejamos el libro Vudú Congo sobre la mesa, y Uriel y Luana coincidieron en que el personaje de la portada era el mismo que se veía en el video. Mientras tomábamos unos mates, les contamos lo sucedido durante el día, sobre la advertencia de la gitana y la pista pegada en el brazo de Ágatha. También pusimos sobre la mesa el resto de los libros que habíamos comprado, cuyos contenidos mencionaban al vudú como religión y sus orígenes y ritos, entre los que se describía la forma de crear o transformar personas en zombis, en esos seres sin voluntad a merced de un brujo o un tercero.

También informaban sobre los últimos descubrimientos en la materia, sobre experimentos con base científica que corroboraban el mito de los “no muertos” o “caminantes nocturnos”.

“La mente humana puede ser manipulada y transformada mediante la ingestión de preparados basados en hierbas, que afectan directamente el sistema nervioso –se leía en un pasaje sobre los preparados mágicos del antiguo ritual vudú y la forma en que privaban de voluntad y discernimiento a sus víctimas. Y continuaba–: Sin embargo, investigaciones recientes mencionan que distintos estímulos u ondas moduladas de baja frecuencia o con una frecuencia específica, que solo registra el oído interno, son capaces de anular la voluntad o el razonamiento de las personas”.

–Mi profesor de Antropología Social es una eminencia en lo que se refiere a estos temas –acotó Luana y siguió–: La clase de hoy, por ejemplo, trató sobre cómo antiguos vestigios de culturas o conocimientos ancestrales permanecen latentes, ocultos en las comunidades modernas. Permanecen al margen incubándose hasta que llegue el momento de manifestarse e imponerse. Muchas veces, al hacerlo, destruyen la cultura o el pueblo que los relegó al olvido.

Como la escuchábamos en silencio, Luana continuó:

–Mi profesor explicó que el vudú es uno de los tantos ritos o religiones que afirman poder someter a las personas arrebatándoles su voluntad, sometiéndolas a la voluntad de otra persona. Algunos de mis compañeros afirmaban que solo se trataba de un mito.

”–“Entonces, según ustedes, es imposible someter la mente de un individuo a la voluntad de otra mente –dijo el profesor y tras un silencio, continuó–: Si piensan que es imposible, también debería serlo dominar y manipular las mentes de una multitud y someterlas a la voluntad de una sola persona… Creando, por ejemplo, un ejército de zombis”.

”Dicho esto se creó un fuerte debate e intercambio de ideas, pero la mayoría de mis compañeros insistieron en que era imposible. A lo que el profesor respondió:



”–“Entonces ¿cómo se explica que en el pasado hayan existido personas y movimientos políticos que llevaron a pueblos enteros a realizar las peores atrocidades contra sus propios hermanos?”.

”Y puso como ejemplo el Partido Nazi en Alemania, que desencadenó la Segunda Guerra Mundial.

Nos miramos con Ágatha, mientras nos pasábamos un mate sin dejar de escuchar a Luana, que siguió relatando lo que había dicho su profesor:

–“¿Como es que un solo individuo puede dominar y manejar a un pueblo entero? ¿Cómo se puede dominar a una multitud y que esta obedezca ciegamente? ¿No es como crear a gran escala un ejército de zombis?”.

–“La sugestión, el miedo, la promesa de poder, son las peores drogas para dominar el espíritu humano. Quien sepa combinarlas poseerá un arma terrible” –interrumpió mi hermana, leyendo unas líneas de un informe sobre control mental.

–Creo que tu profesor nos sería de mucha utilidad. ¿Cómo se llama? –pregunté interesado.

La respuesta nos dejó a Ágatha y a mí con la boca abierta:

–Nicolás Colombo.


Watson & Cía. Código V

Подняться наверх