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Siglo VII

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En la medida que pueden reconstruirse los pasos del libro de Paladio por el Medievo, hay constancia expresa de que por entonces había llegado a España. En este momento ya no es el manual práctico destinado a los monjes menos dotados que trabajaban materialmente la tierra. Forma parte de la biblioteca del mayor erudito de su época, San Isidoro de Sevilla. Paladio pertenece ya a los auctores e Isidoro lo lee y lo emplea como una de sus fuentes en las Etimologías , una obra que, al menos por su título, evoca un contenido gramatical.

San Isidoro cita con propiedad a Paladio (Aemilianus , como ya antes Casiodoro), y otras veces lo utiliza sin citarlo. Sólo en una ocasión hay una referencia problemática. Ocurre al comienzo del libro XVII, el dedicado, según el título, a la agricultura, donde San Isidoro comienza citando las autoridades en la materia: apud Graecos… apud Romanos autem de agricultura primus Cato instituit, quam deinde Marcus Terentius expolivit, mox Vergilius laude carminum extulit. Nec minus studium habuerunt postmodum Cornelius Celsus et Iulius Atticus, Aemilianus, sive Columella insignis orator, qui totum corpus disciplinae eiusdem conplexus est . A primera vista podría parecer que este catálogo de autores expresa las fuentes del libro XVII, pero parafraseando a J. Fontaine 62 ni son todos los que están, ni están todos los que son 63 .

El pasaje procede de Columela (I 1), aunque está distorsionado. Isidoro recoge el elenco de autores y, como otras veces, lo redacta a su manera: suprime algunos agrónomos, atribuye a Columela una frase que éste aplicaba a Celso e incluye a Paladio por delante de Columela.

Es algo más que tangencial para valorar la fama de Paladio saber cuáles pueden ser las causas de esta anticipación: se ha considerado sive = et , de acuerdo con un uso típicamente vulgar, y atestiguado en el propio San Isidoro (ARÉVALO , ed., op. cit ., más recientemente, ANDRÉ , op. cit ., n. 5 bis), pero aunque sive se interprete como conjunción copulativa no se resuelve el problema del desorden de la cita. Podría suponerse que los últimos nombres: Aemilianus sive Columella , que constituyen la única ruptura del criterio cronológico con el que se mencionan los demás 64 , sean una manera de coronar la cita con el nombre del autor del que Isidoro la tomaba: sive equivaldría a una copulativa encomiástica 65 .

Naturalmente cabe también que sive esté en su valor propio disyuntivo, documentado también en el autor, y que San Isidoro confunda los dos agrónomos (Martin 66 ): ¿sería muy arriesgado proponer que San Isidoro no distingue a los dos, sino que confunde en concreto a Columela con Paladio, puesto que a éste lo cita por su nombre aduciendo su texto 67 , mientras que el agrónomo gaditano no aparece expresamente citado fuera de este pasaje y nunca seguido de una cita a su obra? Si fuera así, el desorden cronológico obedecería a este conocimiento difuso de Columela: maneja su texto, pero no lo relaciona claramente con el nombre ni con la época del autor.

Pero, en cualquier caso, fue Isidoro personalmente quien introdujo el nombre de Paladio, el único que, como es obvio, no figuraba en el pasaje de Columela que reproducía.

Hay un hecho que ha pasado inadvertido y creo que merece la pena destacar: los lugares del libro XVII donde Isidoro se inspira en Columela, proceden, aparte del catálogo de autores, de los libros segundo y tercero de su tratado agrícola 68 . Este dato me parece que muestra que el conocimiento de Columela, como fuente agronómica del libro XVII, por parte de Isidoro, era bastante pobre: acaso manejaba algún extracto 69 , pero ya no la extensa obra completa del gaditano. Por el contrario, Isidoro conoce bien el manual de Paladio, como muestran sus referencias, que recorren distintos libros del Opus Agriculturae 70 .

En el siglo VII la suerte de dos agrónomos parece que estaba definitivamente echada. Antes, Casiodoro anteponía a Paladio frente a Columela porque era un texto más accesible; ahora resulta que Isidoro conoce mejor a Paladio que a su compatriota.

Incorporado en el texto de las Etimologías , Paladio recibió el espaldarazo que le convertía en autoridad y seguramente se benefició de la popularidad de la obra de Isidoro, que la Edad Media vio, mucho más allá de lo que indicaba su título, como una enciclopedia del saber universal: las glosas de varios manuscritos de Paladio, como los del Escorial 71 , que ofrecen entre sus múltiples lecturas interlineales y marginales, algunas que recuerdan las explicaciones ad hoc de Isidoro 72 , o la introducción de un pasaje de las Etimologías en el propio texto de Paladio, en un códice de Cambridge (Corpus Chr. College, 297), muestra que para los eruditos medievales, Paladio e Isidoro fueron dos nombres a veces relacionados.

Por otra parte, los pasajes que Isidoro cita de Paladio son los testimonios más antiguos del Opus Agriculturae . No sólo preceden en siglos a los primeros códices conservados, sino que son incluso anteriores al arquetipo reconstituible de esos manuscritos, que se hace remontar a finales del s. VIII d. C. Su importancia para el establecimiento del texto de Paladio no es uniforme, pero, para lo que aquí nos interesa, nos permite formarnos una idea de lo que debió de ser el texto de Paladio en los siglos oscuros de la Edad Media.

El testimonio de San Isidoro nos retrotrae, por lo menos, al siglo VII ; sus citas de Paladio coinciden, en muchos casos, exactamente con el texto atribuido al arquetipo; cuando no coinciden, generalmente es la tradición manuscrita la más fiable; pero no siempre, con lo que en algunos lugares concretos, Isidoro se convierte en piedra de toque clave para la fijación del texto de Paladio 73 . Tanto cuando Isidoro avala la transmisión, como cuando discrepa de ella sin teleologías aparentes, la confrontación entre ambos testigos directos e indirectos de Paladio prueba que en la mayoría de los casos difieren poco.

El Paladio que leía Isidoro —que es el del Opus Agriculturae , porque ningún dato permite suponer que San Isidoro conociera las otras dos obras menores, la Veterinaria y el Carmen de Insitione —, era casi igual al que copiaba ciento y pico años más tarde el supuesto copista del arquetipo de los códices. Esto quiere decir que mientras para otros autores hay que suponer una tradición en estado magmático, un arquetipo líquido, o algo expresivo de una difuminación, en cambio existe ya una especie de lectio communis o de «vulgata» de Paladio establecida con bastante firmeza, lo que indica que fue un autor que desde muy pronto interesó copiar fielmente: buena prueba de su temprano éxito.

Tratado de agricultura. Medicina veterinaria. Poema de los injertos.

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