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EL DESARROLLO CORPORAL

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Resulta fácil observar el desarrollo corporal de los niños a partir de sus cambios en el aspecto físico.

* Un niño de un año todavía tiene un cuerpo de bebé, aunque a lo mejor ya se mantiene de pie o puede andar. La cabeza, en comparación con el resto del cuerpo, es aún muy grande y supone una cuarta parte de su longitud total. A esta edad, a los niños no se les distingue bien el cuello del cuerpo porque hay muy poco espacio entre ellos. Su cabeza se ve, más o menos, directamente sobre el tronco; todo el cuerpo es redondo y blando, con zonas mullidas en las manos y pliegues en las muñecas. Cuando los niños tienen aproximadamente un año y medio se produce un cambio. Las relaciones corporales varían paulatinamente ya que la cabeza, en comparación con el resto del cuerpo, crece con menor rapidez.

* Hacia los dos años y medio empieza a configurarse la imagen típica del niño pequeño, que mantendrá hasta que cumpla los cinco años. La cabeza equivale ahora a una quinta parte de la longitud total del cuerpo. El cuello ya es más visible y permite que la cabeza sea algo más libre respecto al tronco, que ha crecido mucho y más que las piernas. En este período resulta llamativo que el tórax y la barriga conforman una gran zona redonda y blanda, donde aún no se distingue la cintura.

* Después del quinto año el crecimiento se desplaza hacia las piernas y los pies, cuyo desarrollo, en comparación con la cabeza y el tronco, había quedado algo atrasado. Los pies, por ejemplo, hasta el cuarto o quinto año no han terminado de formarse, y antes de cumplir los cinco años los niños los tienen planos por naturaleza. Tampoco la posición de las piernas es la misma que al final del periodo de educación infantil. Las posiciones erróneas son eventuales y completamente normales. Muchos niños con un año y medio mantienen las piernas arqueadas o en forma de (). Alrededor de los tres años eso cambia y muchos tienen las piernas zambas o en forma de X.

Para los niños las experiencias corporales son su gran centro de atención. Tienen verdadera necesidad de contacto físico y quieren conocer su cuerpo a fondo. Sus educadores pueden ayudarlos si les practican con cariño un buen cuidado corporal, si les hacen caricias y, por ejemplo durante el baño, les dan la oportunidad de que se descubran de pies a cabeza. En el capítulo sobre el llamado desarrollo sexual (véase página 60) trataremos el tema con mayor detenimiento. Por otro lado, el niño descubrirá su cuerpo sobre todo a partir de la acción.

De uno a cuatro

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