Читать книгу Liderazgo y coaching global - Philippe Rosinski - Страница 8

Reducir la contaminación, revertir la destrucción de los ecosistemas, combatir la pobreza, preservar la salud, favorecer el acceso a la atención sanitaria, promover la educación, limitar la proliferación nuclear, construir la paz: estos son algunos de los mayores desafíos que enfrentamos.

Una de cada seis personas tiene hambre. Mil millones de seres humanos carecen de acceso al agua potable. Cada año desaparecen trece millones de hectáreas de bosques. Las especies animales desaparecen mil veces más rápido que su ritmo natural de extinción.¹ La lista de crisis globales se hace más larga. La crisis financiera de 2008, con su brutal caída del mercado de valores y la consecuente recesión económica, también puso de manifiesto con dolorosa claridad que cuando los bancos de Estados Unidos construyen castillos en el aire² su impacto se siente en todo el mundo. Perdimos de vista que todo está conectado. La próxima calamidad internacional podría originarse en cualquier otro lugar.

Entretanto, muchos de nosotros estamos sumergidos en una carrera incesante en la que trabajamos sin parar y que promueve la producción fútil, si no dañina, en pos del logro del éxito económico. Con el dinero que ganamos en ese duro trabajo nos embarcamos en un consumo superfluo que contribuye a la destrucción de nuestro planeta y realmente no nos hace felices.

Todos tenemos un rol importante en reducir el daño y en hacer que el mundo sea un lugar mejor para todos, incluyendo a las generaciones futuras. Sin embargo, para hacerlo necesitamos transformarnos.

Las crisis nos proporcionan una oportunidad que no buscamos para enfrentar estos desafíos que no tienen precedentes. El coaching global puede proporcionar una contribución invalorable en este proceso indispensable.