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Revelaciones

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Psicopoética presupone no solo el momento productivo, sino también el momento actitudinal en la interlocución. Se trata del proceso que incluye y relaciona, por un lado, la elaboración verbal creativa de un planteamiento y, por otro, el conjunto de asunciones que suscita lo expresado en la persona o en el grupo de personas que escuchan y miran como interlocutores del encuentro en ese instante. El relieve psicopoético de lo expresado comporta, pues, la participación de sujetos relativamente sensibilizados que atienden, reciben, reactivan, rearticulan tales expresiones –siempre en situación– y las reorientan diferencialmente hacia una continuidad (no imperativa) del poetizar mismo. Así, quien escucha participa ya en la reelaboración (en la re-creación) activa de lo que se dice. Me refiero a esa tendencia proclive al juego inventivo en el hablar que potencia, en efecto, una condición estética en el contexto situacional específico, porque involucra iniciativas insospechadas de transformación de sentidos.

Pero habrá que subrayar también que psicopoética se separa necesariamente de una actitud exegética o hermenéutica en su realización. No pretende explicar ni tampoco interpretar lo dicho para elegir un sentido correcto de lo expresado. No pretende, desde luego, analizar lo dicho. Antes bien, al contrario: toda exigencia explicativa, interpretativa o analítica en la interlocución (aunque relativamente inevitable), al tiempo que acondiciona, también obstaculiza de una u otra manera el decursar psicopoético. No se trata de seguir el despliegue del lenguaje, sino de fugarse de él, es decir, de acudir al pliegue productivo de subjetividad, de esgrimir la invención imaginativa en el hablar que conduce a revelaciones inmediatas de mundos alternos. Las expresiones del diálogo psicopoético establecen en su heterodoxia diversas rupturas y transformaciones de los códigos prescriptivos del decir; pero encuentran sentidos pertinentes dentro de las coordenadas situacionales específicas en que acaece su realización. Los dialogantes inmersos en la dinámica psicopoética ponen en juego ciertas predisposiciones favorables a lo creativo, suponen cierto “optimismo estético”,123 pero no renuncian por eso al ejercicio eventual de la crítica.

Por todo esto es que el talante psicopoético en el diálogo se distancia de aquella interlocución con fines interventivos asociada a codificaciones, esquemas y procedimientos de adaptación y normalización de la vida, para aproximarse a la negación actual de preceptos y prescripciones sociales, en un intercambio que se preocupa menos de la consigna comunicativa (como transmisión de mensajes claros y completos) y se ocupa más del acto iniciático siempre renovado de acceder a esos viajes misteriosos, personales, divertidos, imprevisibles y aventurados de la palabra (acontecimiento fugaz) por los mundos intersubjetivos de la existencia compartida.

1. G. Deleuze y F. Guattari, Mil mesetas: capitalismo y esquizofrenia, Valencia, Pre-Textos, 2002 (1980), p. 82.

2. Ibídem, p. 84.

3. Ibídem, p. 86.

4. Ibídem, pp. 90-91.

5. Ibídem, p. 91.

6. Ibídem, p. 97.

7. Ibídem, p. 101.

8. Ibídem, p. 102.

9. Ibídem, p. 103.

10. Ibídem, pp. 103-104.

11. Ibídem, p. 106.

12. Ibídem, p. 107.

13. Ibídem, p. 108.

14. Ídem.

15. Ibídem, p. 109.

16. Ibídem, p. 112.

17. M. Serres, La comunicación: Hermes I, Barcelona, Anthropos, 1996 (1968).

18. Ibídem, p. 9.

19. Ibídem, pp. 10-21.

20. Ibídem, p. 11.

21. Ídem.

22. Ibídem, pp. 11-12.

23. Ibídem, p. 12.

24. Ídem.

25. Ibídem, pp. 13-14.

26. Ibídem, p. 15.

27. Ibídem, p. 16.

28. Ibídem, p. 17.

29. Ibídem, p. 18.

30. Ibídem, pp. 20-21.

31. Ibídem, p. 31.

32. Ibídem, p. 50. Puede verse también R. E. García, El diálogo en descomposición, Ciudad de México, AMAPSI, 2008, pp. 32-33.

33. M. Serres, El contrato natural, Valencia, Pre-Textos, 2004 (1990), pp. 19-24.

34. Ibídem, p. 20.

35. Ibídem, p. 21.

36. M. Maffesoli, El instante eterno: el retorno de lo trágico en las sociedades posmodernas, Buenos Aires, Paidós, 2001 (2000).

37. Ibídem, p. 16.

38. Ibídem, p. 179.

39. Véase M. Maffesoli, Elogio de la razón sensible: una visión intuitiva del mundo contemporáneo, Barcelona, Paidós, 1997 (1996).

40. M. Maffesoli, Elogio de la razón sensible, pp. 16-17.

41. N. Cassián, M. G. Escobar, R. Espinoza, R. E. García, M. Holzknecht y C. Jiménez, “Imaginario social: una aproximación desde la obra de Michel Maffesoli”, Athenea Digital, Nº 9, 2006, p. 16, https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2147438.

Respecto a la noción de formismo, véase M. Maffesoli, Elogio de la razón sensible, pp. 105-147.

42. M. Maffesoli, Elogio de la razón sensible, p. 114.

43. M. Maffesoli, El instante eterno, p. 103.

44. J. Swift, Viajes de Gulliver, La Habana, Gente Nueva, 2000 (1726), pp. 179-181.

45. E. Lledó, El concepto de “poiesis” en la filosofía griega, Madrid, CSIC, 1961.

46. Véase también C. Pájaro, “Poiesis y poesía: de Homero a los sofistas”, Eidos, Nº 2, 2004, pp. 8-32.

47. E. Lledó, El concepto de “poiesis” en la filosofía griega, p. 41.

48. Véase el fragmento filosófico I en J. García-Bacca (selec.), Los presocráticos, Ciudad de México, FCE, 2004 (1944), p. 239.

49. C. Pájaro, “Poiesis y poesía: de Homero a los sofistas”, p. 18.

50. Véanse también los fragmentos 30, 53, 73, 111 y 112 de Heráclito por su relación con la noción de poiesis y el verbo poien, así como los comentarios de Lledó (El concepto de “poiesis” en la filosofía griega, pp. 18-26) y García-Bacca al respecto (Los presocráticos, pp. 239-274).

51. Véase el análisis que hace Carlos Julio Pájaro del enthusiasmós poético de Demócrito en “Poiesis y poesía: de Homero a los sofistas”, pp. 24-28. En particular el análisis del fragmento filosófico 18 atribuido a Demócrito que también recupera García-Bacca en su selección de textos en Los presocráticos, p. 353.

52. E. Lledó, El concepto de “poiesis” en la filosofía griega, p. 44.

53. Ibídem, pp. 46-51.

54. Véase la relación compleja entre téchne y poiesis según la exhaustiva indagación de Lledó (El concepto de “poiesis” en la filosofía griega, pp. 58-63). Y también la reflexión sobre Gorgias y la creación poética como téchne que hace Pájaro (“Poiesis y poesía: de Homero a los sofistas”, pp. 28-32).

55. Platón, Diàlegs, Barcelona, Fundació Bernat Metge, 18 vols., 2000 (1931); Fedre 244 e (vol. IX, p. 72), 245a (p. 73). Véase también E. Lledó, El concepto de “poiesis” en la filosofía griega, pp. 72-74.

56. E. Lledó, El concepto de “poiesis” en la filosofía griega, p. 74.

57. B. Guill, Essai sur la poésie philosophique en Grèce, París, 1882, p. 154 (citado por Lledó, El concepto de “poiesis” en la filosofía griega, p. 77).

58. Platón, República, libro X, 595 b 5 ss. (vol. XI, p. 97).

59. Ibídem, 596 c, d, e. (p. 99).

60. Ibídem, 600 e. (p. 106).

61. Ibídem, 601 b. (p. 107).

62. E. Lledó, El concepto de “poiesis” en la filosofía griega, p. 104.

63. Platón, República, libro X, 604 b (vol. XI, p. 113).

64. Ibídem, 605 b, c ss. (pp. 114-115).

65. Véase el análisis de E. Lledó al respecto: El concepto de “poiesis” en la filosofía griega, pp. 119-131.

66. Ibídem, p. 125.

67. Ibídem, p. 128.

68. J.-C. Mèlich, Filosofía de la finitud, Barcelona, Herder, 2002, p. 16.

69. J. Lezama Lima, La expresión americana, La Habana, Letras Cubanas, 1993 (1957), p. 7.

70. F. A. Dopico, El correo de la noche, La Habana, UNEAC, 1989, p. 15.

71. J. Lezama Lima, La expresión americana, p. 11.

72. Ibídem, p. 12.

73. Ídem.

74. Ibídem, p. 14.

75. E. Diego, Libro de quizá y de quién sabe, La Habana, Letras Cubanas, 1989, p. 72.

76. M. Serres, La comunicación: Hermes I, p. 297.

77. La expresión es de Paul Ricoeur y la usa para el comprender: “[P]ara un ser finito, comprender es transportarse a otra vida” (P. Ricoeur, El conflicto de las interpretaciones: ensayos de hermenéutica, Ciudad de México, FCE, 1997 (1969), p. 11).

78. P. Sloterdijk, Eurotaoísmo: aportaciones a la crítica de la cinética política, Barcelona, Seix Barral, 2001 (1989), p. 125.

79. C. Magris, El anillo de Clarisse: tradición y nihilismo en la literatura moderna, Barcelona, Península, 1993.

80. R. Musil, El hombre sin atributos, Barcelona, Seix Barral, 2006 (1943), 2 vols.

81. U. K. Le Guin, Los desposeídos: una utopía ambigua, Barcelona, Minotauro, 2004 (1974), pp. 62-63.

82. Véase, por ejemplo, M. Buber, Yo y tú, Madrid, Caparrós, 1998 (1923).

83. J.-C. Mèlich, Filosofía de la finitud, p. 22. Más adelante Mèlich confirma: “[D]esignaré con el nombre de ética a una relación de alteridad, una relación de donación, de respuesta, de responsabilidad y de compasión hacia el otro, hacia la vida y la muerte del otro” (p. 50).

84. Ibídem, p. 23.

85. H. Arendt, La condición humana, Barcelona, Paidós, 1993 (1958), p. 265.

86. J.-C. Mèlich, Filosofía de la finitud, p. 32.

87. Ibídem, p. 44.

88. Mèlich habla de monomitismo tecnoeconómico (p. 46).

89. Para esta discusión véase también O. Marquard, Apología de lo contingente, Valencia, Alfons el Magnànim, 2000, p. 130.

90. G. A. Bürger, Las aventuras del barón de Münchhausen, La Habana, Gente Nueva, 1981 (1787), pp. 29-30.

91. J. Butler, Mecanismos psíquicos del poder: teorías sobre la sujeción, Madrid, Cátedra, 2001 (1997), p. 23.

92. En este sentido encontramos toda la elaboración teórica referente al tema de la heterogeneidad material de lo social y desarrollada, por ejemplo, en la teoría del actor-red. Para una revisión general, véase M. Domènech y F. Tirado, El problema de la materialidad en los estudios de la ciencia y la tecnología, material de estudio, Universidad Autónoma de Barcelona.

93. En estas reflexiones sigo de nuevo a J. Butler, El género en disputa: el feminismo y la subversión de la identidad, Ciudad de México, Paidós-UNAM, 2001 (1990), pp. 47-49.

94. Ibídem, p. 48.

95. M. Maffesoli, El instante eterno, pp. 106-107.

96. Ibídem, p. 130.

97. Sobre esta expresión, véase G. Bachelard, El agua y los sueños, Ciudad de México, FCE, 1978 (1942), p. 32.

98. El término –que se caracteriza como “la mentalidad piloto de Occidente”– es de G. Durand, Les structures anthropologiques de l’imaginaire, París, 1965, p. 168 (citado por M. Maffesoli, “El imaginario social”, Anthropos, Nº 198, 1995, pp. 149-153, p. 151).

99. El término hiperracionalidad es de Charles Fourier (citado por M. Maffesoli, “El imaginario social”, p. 152).

100. Me refiero al maravilloso filme de animación El castillo ambulante (en inglés Howl’s moving castle) producido en 2004 por Miyazaki, el mismo realizador japonés que propuso ese otro clásico contemporáneo del cine de animación que es El viaje de Chichiro.

101. G. Agamben, El hombre sin contenido, Barcelona, Áltera, 1998 (1970), pp. 51-54.

102. M. Morey, “De la conversación ideal: decálogo provisional”, Archipiélago, Nº 50, 2002, pp. 81-93, p. 87.

103. M. Foucault, Entre filosofía y literatura, Barcelona, Paidós, 1999 (1994), p. 295.

104. Ibídem, p. 296.

105. J. Lacroix, El sentido del diálogo, Barcelona, Fontanella, 1968 (1944), p. 134.

106. El propio Jean Lacroix señala: “Nuestra cultura es dialéctica, porque gracias a la confrontación incesante de las ideas consiste en un perpetuo esfuerzo de superación. Y, fundadamente, la verdadera civilización europea, la de una Europa que no quiere limitarse, una Europa sin orillas, se ha definido como civilización del diálogo” (El sentido del diálogo, p. 135, subrayado en el original).

107. M. Serres, La comunicación: Hermes I, p. 218.

108. Ibídem, pp. 257-260.

109. Ibídem, p. 260.

110. L. M. Martínez, “Preguntarse sobre el «Sentido»: trazos de una indefinición necesaria”, Athenea Digital, Nº 10, 2006, pp. 77-89, https://raco.cat/index.php/Athenea/article/view/53136.

111. Ibídem, p. 79.

112. Ibídem, p. 80.

113. Ibídem, p. 82.

114. Ibídem, p. 86.

115. Véase https://www.slowfood.com.

116. J. Rancière, Sobre políticas estéticas, Barcelona, UAB-MACBA, 2005 (2000), p. 51.

117. Véase el análisis sobre la relación entre poder e imaginario social que se presenta en A. Fernández, La mujer de la ilusión: pactos y contratos entre hombres y mujeres, Buenos Aires, Paidós, 1993, pp. 239-263.

118. Ibídem, p. 244.

119. En estas reflexiones sigo el trabajo de J. Landa, Poética, Ciudad de México, FCE, 2002, sobre todo los capítulos III (pp. 83-130) y V (pp. 165-209).

120. J. Landa, Poética, p. 91 (subrayado en el original).

121. J. Landa, Poética, pp. 105-106.

122. Ibídem, pp. 119-120.

123. Ibídem, p. 194.

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