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Los cielos de los cielos

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Pero el Padre celestial está más allá y más acá del cielo que yo veía desde la azotea. “Nuestro” cielo fue creado en la primera semana de la Creación (ver Gén. 1). El relato del Génesis de la semana de la Creación no incluyó el cielo en el que Dios ha morado desde la eternidad: “Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres” (Sal. 11:4). A ese “tercer cielo” se refirió el apóstol Pablo cuando escribió: “Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no lo sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo” (2 Cor.12:2).

Haciendo referencia al Creador, el salmista escribe: “Al que cabalga sobre los cielos de los cielos, que son desde la antigüedad; he aquí dará su voz, poderosa voz” (Sal. 68:33). “Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra” (Sal. 135:6). Porque para Dios no hay diferencia entre el cielo y la Tierra. Nada lo puede contener. Él está más allá de toda la creación, y más allá del espacio y del tiempo, pero entra con soberanía en nuestra historia.

En busca del amor perdido

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