Читать книгу Construyendo el amor conyugal - Ricardo E. Facci - Страница 11
ОглавлениеNos amamos y conocemos también con el cuerpo
El hombre conoció a Eva, su mujer... (Gn 4, 1).
El sexo ha dejado de ser un tabú en las conversaciones de la calle, entre los adolescentes y jóvenes y en todos los diálogos en los cuales se trate el sexo en su generalidad sin afectar la intimidad de los interlocutores.
Pero aún sigue siendo un tabú dialogar el tema entre esposo y esposa, porque toca a la intimidad. ¿Hablan ustedes de la sexualidad que comparten y viven? La experiencia nos dice que los esposos no dialogan sobre su sexualidad. “Hacen el amor” pero no lo hablan porque se “ponen colorados”. Se donan, se entregan físicamente el uno al otro. Y todo queda allí. Cada uno tendrá que interpretar porque es “cine mudo”.
Los cuerpos no aman, el placer no ama, ni el deseo ama. Se ama desde adentro, desde lo más profundo del corazón, los cuerpos son los transmisores de ese mensaje de interioridad y profundidad del ser. Así, la sexualidad se concreta en un lenguaje cálido y amoroso que lleva como contenido lo que cada uno siente respecto del otro.
Sin dejar de ser cada uno su propio yo se abren al tú del otro en una entrega total y personal, encarnada incluso a través de sus cuerpos. Un yo que es cuerpo, sentimiento y espíritu, entra en comunión encarnada con el tú del otro en su triple dimensión física, sicológica y espiritual.
La sexualidad no es amor sino lenguaje del amor. No es humana una sexualidad sin amor porque no integra la triple dimensión de la persona. Esto hace que la sexualidad sea básicamente transparencia de dos vidas, de dos almas y de dos cuerpos. Transparencia de dos verdades, de dos amores, de dos sinceridades que se abren mutuamente. La transparencia de los cuerpos desnudos no es signo de lo atrevido y provocativo, sino signo sagrado de dos corazones y de dos vidas limpias. Cuando existe cualquier mentira en nuestro interior (sentimiento adverso, no expresado, al momento que se está compartiendo) hace que la desnudez pierda la naturalidad, surja la vergüenza de Adán y Eva (cfr. Gn 3, 7).
La transparencia de la sexualidad hará que los signos físicos de la pareja sean acompañados de palabras de amor, las cuales cargarán de sentido al mismo signo. Se trata de uno de esos momentos únicos en que la palabra se hace tierna, amorosa, dulce, sin agresividad. Una entrega física no acompañada de la ternura de la palabra, se hace misteriosa, turbia, empañada. Es el momento de decirse mutuamente lo mucho que se quieren y aman, cuánto se necesitan, lo feliz que cada uno se siente de estar al lado del otro. ¡Así podrán conocerse plenamente!
No en vano la palabra de Dios denomina a la relación sexual con un término un poco raro para nuestro lenguaje de hoy: conocer. Como lo expresa el texto bíblico con el cual iniciamos la reflexión, El hombre conoció a Eva, su mujer. Es que toda entrega de los esposos debe ser un mutuo y pleno conocimiento porque es un revelarse el uno al otro tal y como son y tal y como quieren ser. Conocer es meterse dentro del ser del otro, es compenetrarse con el otro, es descubrir la verdad del otro. Nos amamos y conocemos también con el cuerpo.
Para dialogar en pareja
1.- ¿Hablamos de nuestro sexo?
2.- ¿Qué sentimos cuando nos entregamos el uno al otro?
3.- ¿Cómo vemos nuestro comportamiento sexual?
4.- ¿En qué debemos mejorar sexualmente para que crezca nuestra relación de pareja?
Para orar juntos
Señor,
te damos gracias y bendecimos,
porque eres el Dios del amor.
Nos has creado, varón y mujer,
con infinitas ansias de amar.
Tú quieres que nuestra entrega íntima
sea un sacramento,
un signo de que tú mismo nos amas.
Y también,
que nuestra entrega corporal
sea sacramento de nuestro interior,
un signo que exprese
el lenguaje de nuestro amor.
Gracias, Señor,
porque a través de esa entrega
permites que nos conozcamos
cada día más y mejor,
y por sobre todo,
gracias porque en ese compenetrarnos en el amor,
somos apoyo y ayuda mutua,
y además, nacieron nuestros hijos,
lo más precioso que poseemos.
Gracias, Señor.
Amén.