Читать книгу Ser y tiempo de Heidegger, en perspectiva - Ricardo Gibu Shimabukuro, Ángel Xolocotzi Yáñez - Страница 14

3. La metafísica como preguntar total: la idea de metafísica como pregunta por el ente en cuanto ente y por el ente en su totalidad

Оглавление

No es en la metafísica del estar-ahí sino en la metafísica totalizante o incluyente donde está encerrada la nueva versión de la ontología universal presentada en Ser y tiempo. Este proyecto se esboza en los escritos de 1929 y de 1930.

En primer lugar, quiero referirme a una lección de importancia capital en la obra de Heidegger, la lección del semestre de invierno de 1929-1930 Los conceptos fundamentales de la metafísica: mundo-finitud-soledad, texto que pertenece a la fase entre el principio metodológico de la ontología fundamental de 1927-1928 y los pródromos del pensamiento sobre la historia del ser, en 1936. En esta extensa lección Heidegger teje una serie de reflexiones generales acerca del concepto de metafísica en Aristóteles mostrando, a la vez, la estructura ontoteológica de la metafísica aristotélica, que finalmente es rechazada. Sin embargo, Heidegger, en numerosos pasajes, interpreta su filosofía misma abiertamente como metafísica, pero sin concretar el significado de este término. Merced a la temática anunciada en el título de la lección –mundo, finitud y soledad– es, sin embargo, fácil formarse una idea de la metafisica que aquí se está esbozando. En algunos pasajes Heidegger nos lega, en fin, una caracterización de la metafísica en cuanto preguntar totalizante o inclusivo (inbegriffliches Fragen) condensado en las preguntas por el mundo, la finitud y la individuación (Vereinzelung) (1983: 37). El carácter totalizante de esta metafísica obedece básicamente al hecho de que el preguntar metafísico abarca el todo del ente de tal modo que el mismo que pregunta queda incluido también en la pregunta (1983: 86, 268), extremo este último, por otra parte, ya descrito por Heidegger en Ser y tiempo al explicar los rasgos característicos del preguntar la cuestión del ser –de ahí su carácter incluyente o inclusivo– (1977a, § 2). La metafísica aquí presentada tiene por temática el todo, incluido el hombre, y, por tanto, el mundo como problema, sin ser por ello una versión, al menos, corregida de la cosmología como parte de la metaphysica specialis. ¿Queda así relegada a un segundo plano la pregunta por el ser? ¿Rectifica Heidegger su opinión y pone el mundo en vez del ser como tema de la metafísica?

Aunque el título de la conferencia ¿Qué es metafísica? de 1929 prometa una presentación del nuevo concepto de metafísica que está gestando Heidegger en ese período, desde el comienzo la pregunta sobre la nada requiere todos sus esfuerzos metafísicos. No obstante, desarrolla esta pregunta en forma de introducción a la metafísica, que ahora se caracteriza, de una forma más precisa que en la lección, en términos de un preguntar que va más allá del ente para obtener el ente en cuanto tal y en su totalidad con vista a la conceptualización de ambos (1976b: 118). De esta forma, Heidegger resume de una forma más que concisa todos los esfuerzos anteriores por delimitar el concepto de metafísica propio, así claramente desgajado del modelo ontoteológico de la metafísica aristotélica y de su heredera final, la metafísica wolffiana, que se divide en metafísica general y especial. Ser y mundo, incluido en este el existente humano, pero con un lugar especial dentro de él por su comprensión del ser mismo, constituyen el objeto unificado de la metafísica heideggeriana, en vez del ente en cuanto ente y de Dios de la metafísica desde Aristóteles (1996a: 324). En esta concepción contrapuesta a la “ontoteología” culmina también el pensamiento sobre la trascendencia, que ya deja de ser entendida como una trascendencia óntica hacia el ente supremo, en el sentido de una trascendencia ultramundana, para concebirse ahora cual trascendencia que supera el ente para dirigirse al mundo como totalidad de los entes, esto es, al ente en su totalidad (Seiendes im Ganzen). Una vez se instala uno en este nivel trascendental, se puede llegar a revelar la noción y el concepto de ser.

Examinemos más atentamente el concepto de “ente en su totalidad”, que ocupa un lugar preeminente en estas lecciones que ahora consideramos, pero que es también un tema frecuente en los numerosos tratamientos del concepto de metafísica. La expresión “en su totalidad” (im Ganzen) traduce el término aristotélico καθόλου, que Heidegger (1992a: 78-90) ha estudiado atentamente y que traduce por “totalidad” (Ganzheit) en vez de “en general”, como lo entiende Aristóteles.45 Esta totalidad no es una Allheit o conjunto de todas las entidades individuales (πᾱν), sino una Ganzheit en sentido del griego ὅλον. De esta manera, el ente en su totalidad se interpreta en términos de mundo, que viene a ser definido finalmente como la forma en que se da el ente en su totalidad (Wie des Seienden im Ganzen), o sea, la manifestación del ente múltiple en sus distintos nexos de ser (“Offenbarkeit des mannifaltigen Seienden in seinen verschiedenen Seinszusammenhängen”, 1983: 513-514). En esta lección del semestre de invierno de 1929-1930 la cuestión del ente en su totalidad desemboca en la cuestión de la ϕύσις, que se cifra, a su vez, en el imperar del ente en su totalidad (1983: 28-29), porque la ϕύσις, que en el sentido en que la toma Heidegger, esto es, en cuanto ente en su totalidad, no se opone a otros sectores de la realidad; es más, llega incluso a abrazar lo divino (1983: 39). Este es el segundo sentido frente al primer sentido de ϕύσις en cuanto opuesta a los entes artificiales (1983: 46-47) el que alcanza aquí su máxima dilatación y con-tenido. Por ello la cuestión teológica está lejos de ser excluida de la metafísica, como tampoco la teología o theiologia dejará de tener cabida en la met-ontología porque en la totalidad de los entes se transparece lo divino como lo sobrepoderoso y envolvente, pero también como perteneciente al mundo mismo, al ente en su totalidad.

Al final de la conferencia, a la pregunta por la nada se le asigna un lugar dentro de la metafísica a la par que a la pregunta por el ser. Ambas confluyen en la pregunta de la metafísica (leibniziana): ¿por qué el ente en general en vez de la nada? (1976b: 22).46 A tenor del texto esta pregunta debe emanar necesariamente de las dos preguntas que constituyen la metafísica. Cuál sea la conexión entre nada, ser y ente en su totalidad es algo que en parte ha sido abordado en la conferencia, pero en modo alguno tratado exhaustivamente. Por eso este tema tan inextricable seguirá atareando al proyecto metafísico y posmetafísico de Heidegger.

A partir del semestre de verano de 1930, cuando Heidegger parece haber renunciado a la palabra metafísica para denominar su ideario filosófico, en las lecciones subsiguientes o interpretaciones históricas de Hegel (GA 32),47 Aristóteles (GA 33), Platón (GA 34), Anaximandro y Parménides (GA 35), la pregunta por el ser es ya la pregunta de la filosofía en vez de ser la pregunta de la metafísica, como ya se ve con mayor claridad en la lección del semestre de verano de 1933 (2001: 3 ss.), en que el título de metafísica queda reservado para la filosofía anterior y no ya para la suya propia. La filosofía de la tradición se interpreta ya en clave de ontoteología, que culmina en la onto-teo-lógica de Hegel (Heidegger, 2001: 75-77).48 A la vez Heidegger (1998) desbroza en la lección del semestre de verano de 1934 un nuevo camino con reflexiones sobre la lógica y el lenguaje,49 iniciándose así a partir del semestre de invierno de 1934-1935 un ciclo de lecciones sobre Hölderlin que serán prolongadas hasta la quinta década del siglo.

Pese al licenciamiento del término metafísica en la primera mitad de la década de 1930 para designar la filosofía, vuelve a plantear directamente el problema de la metafísica en la lección del semestre de verano de 1935 Introducción a la metafísica y lo hace retomando lo que había dicho en su conferencia ¿Qué es metafísica?, según la cual la metafísica se cifraba en la pregunta ¿por qué es el ente en vez de la nada? En 1935 Heidegger distingue claramente la metafísica, que pregunta por el ente en cuanto tal, y la filosofía, que pregunta por el ser en el ejercicio de la diferencia ontológica (1976a: 20 ss.), por lo que abandona pronto la cuestión propuesta para adentrarse en otros temas como el ser, la historia, el lenguaje. Con esta lección se deja definitivamente tras de sí la metafísica como ideario filosófico, sin que por ello desaparezca la temática misma inscrita en la metafísica anteriormente esbozada, como es la pregunta por el ser (en vez del ente en cuanto ente) y por el ente en su totalidad, visto ya bajo el concepto griego de ϕύσις, que reemplaza en esos años el problema del mundo. El ideario metafísico de Heidegger no hace sino clarificarse aún más, al pasar ya a ser un ideario filosófico sin más, pero los temas permanecen los mismos pese a su transformación.

Ser y tiempo de Heidegger, en perspectiva

Подняться наверх