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Capítulo 1 Razón, raza y “el proyecto humano”: Sylvia Wynter. Sociogénesis y filosofía en las Américas

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Michael Monahan

Cuando uno considera la historia y la condición contemporánea de las Américas en un contexto filosófico, no es posible (ubicándose en la buena fe) mantener los típicos refugios y desentendimientos a los que la mayoría de los filósofos recurre. De manera deliberada y consciente, al situar lo universal e intemporal de los conceptos de Ser, Verdad o Belleza en el contexto específico de las Américas se requiere que atendamos a los modos en los cuales las pretensiones constantes de la atemporalidad y la universalidad se han sostenido y legitimado a través de su violenta imposición en el escenario global. Así, la manera como las ideas y las prácticas de origen europeo se hacen dominantes en mayor o menor medida en el conjunto del hemisferio occidental, ha tenido más que ver con conquista, esclavitud y genocidio que con el recurso de la cultura o el poder de las ideas. Esto ha llevado a considerar con seriedad el lugar y el contexto de nuestro filosofar, en otras palabras, ha hecho recurrir al encuentro crítico con la particularidad de la práctica filosófica en el plano principal y en la aparición de diversas cuestiones muy serias acerca de la noción que existe en el planteamiento de la llamada filosofía del simplemente así o filosofía de la simplicidad.

Desde luego, está la cuestión de que las Américas nacieron de una violenta imposición en el momento del llamado encuentro colonial1, del que ellas emergieron como una rica fuente de terra nullius a ser conquistada y explotada. Así, una expedición que empujó para abrir el comercio con “el oriente” se transformó en una expedición de conquista y colonización. Asimismo, y de gran importancia en el contexto de la filosofía, el encuentro colonial fue una conmoción en el modo en que las gentes de los emergentes estados–nación europeos se concibieron a sí mismas y su lugar en el orden político, espiritual y natural.

Para tomar en consideración seriamente (y filosóficamente) la especificidad de las Américas, es una exigencia enfatizar en la violencia, la explotación, la esclavitud, la degradación medioambiental y el ethos general colonial de dominación, así como en la conquista y el destino manifiesto que fungieron como contexto y que moldearon las maneras como hemos concebido a la filosofía y a los filósofos. Ignorar, poner entre paréntesis o abstraerse del violento momento del encuentro y su legalización a lo largo de los siglos sería cometer un gran equívoco de lo que fue esta realidad, no solo desde el punto de vista de las Américas sino también de la misma Europa. Así, parte de lo que ello revela es la normalización del estudio de la “moderna filosofía”, la cual es de facto el estudio de la filosofía que sale fuera de Europa en este periodo. Ignorarla, sería ignorar o desconocer que el encuentro colonial no solo es atractivo para esta clase de equivocación en sus implicaciones para el estudio de esta historia, sino que sería una significativa manera de perpetuar este desprecio o ignorancia colonialista.

Por tanto, mientras el encuentro colonial es nodal para la idea de las Américas, dicho momento del encuentro es además esencial para la misma emergencia de la idea de Europa. De esta forma, lo que los portugueses, los españoles, los ingleses, los franceses y los alemanes llegan a pensar de sí mismos como europeos, es debido a estos encuentros con las Américas y con África. Eso significa la llegada de las manifestaciones políticas e intelectuales de la modernidad europea (el Renacimiento) y el comienzo de la empresa colonial, durante los siglos XV y XVI, de los más grandes poderes de todos los tiempos de Europa, como constantemente se ha señalado. Esto no fue solo cronológicamente coincidente, sino que existe una concatenación conceptual (y con elementos de causalidad).

Comencemos con la comprensión crítica de la conexión entre la modernidad renacentista y el colonialismo, considerando que este texto tratará dos cuestiones: primero, comentando el trabajo de Sylvia Wynter, sostendré la centralidad del aspecto filosófico del encuentro de las ideas de Europa y las Américas, que emergen desde un particular modo de la razón; esto se vuelve constitutivo de un particular relato personal que necesita de una mayor elaboración y crítica filosófica. Aquí tiene un significado especial el desarrollo del concepto de raza en la articulación y utilización de la concepción moderna de la persona como ser racional. Segundo, abordaré la siguiente cuestión crucial: si la crítica de estas nociones de razón y persona se toman seriamente, entonces ¿con cuáles otras (si existen) deberían reemplazarse? Aquí recuerdo los trabajos de Lewis Gordon y de José Medina que tienen un planteamiento más viable para delimitar estos dos conceptos claves. Al mismo tiempo, un concepto más apropiado para la historia y la realidad actual de las Américas y que hace énfasis en el dinamismo y la apertura es el de resistencia, que es nodal para la razón y es genuinamente liberadora y universal como concepto de lo humano.

Teorizando desde los pequeños lugares

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