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Capítulo 2
Los cinco grandes enemigos
Soy demasiado mayor para aprender un nuevo idioma

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Aprendizaje y edad


Esta es una razón que no se ve refrendada por los estudios realizados sobre aprendizaje y edad. No es cierto que haya un periodo de la vida en el que no se pueda aprender una lengua o alguna otra disciplina. Entre una persona de quince años y otra de cincuenta los resultados de los estudios realizados han sido siempre prácticamente idénticos; lo que variaba era la forma en la que estos eran logrados.


La edad no cuenta


Un estudio especialmente interesante fue realizado hace algunos años sobre las diferencias de aprendizaje que se daban entre muchachos de hasta 19 años y jóvenes de edades comprendidas entre 20 y 25 años. Entre los parámetros considerados estaba el del coeficiente de inteligencia, que era bastante semejante en todos. A ambos grupos se les enseñó la lengua internacional: el esperanto[2], pero con la diferencia de que al primer grupo se le habían impartido el doble número de lecciones que al segundo.

A pesar de ello, el segundo grupo, compuesto por personas más mayores que las del primero, obtuvo mejores resultados. Este dato chocaba contra la opinión, difundida incluso entre personas del sector, de que la edad óptima para el aprendizaje de una lengua extranjera está en torno a los 15 años[3].

Otros casos nos llegan, por ejemplo, de un joven directivo que se había encontrado, mientras estuvo en edad de escolarización, con diferentes dificultades para el aprendizaje de la lengua francesa, pero que cuando se puso a estudiar árabe, a los 36 años, obtuvo resultados claramente superiores a todos los demás estudiantes que eran hasta 15 años más jóvenes que él; de aquel periodista, de 46 años, que se dedicó a estudiar japonés y obtuvo en un año ymedio sorprendentes resultados; o de aquella señora de 60 años que, enamorada de la cultura hebrea, se entregó al estudio de su lengua, el hebreo moderno, con extraordinarios resultados, tanto hablados como escritos. Podríamos continuar citando numerosos ejemplos de personas que, a pesar de su edad, han obtenido brillantes resultados; mejores, en ocasiones, que los conseguidos por la mayor parte de jóvenes escolares.


Entusiasmo y motivación


¿Por qué se dice, entonces, que una persona joven puede aprender más fácilmente una lengua extranjera? ¿quizá porque tiene la mente más fresca y ágil, recuerda mejor y tiene más entusiasmo? Estoy convencido de que muchas personas, bastante más mayores, si no tuvieran que trabajar cada día, hora a hora, luchar con mil dificultades, preocupaciones familiares, enfermedades, etc. tendrían, probablemente, una mente tan fresca y tan ágil y, quizá, un mayor entusiasmo. No obstante, debemos confirmar que, indudablemente, las personas jóvenes tienen una elasticidad mental y una disponibilidad para aprender cosas nuevas que a medida que pasan los años se pierde. Pero lo que debemos considerar, sin embargo, es que los resultados obtenidos en el estudio de las lenguas pueden ser idénticos, o superiores, a los de personas más jóvenes. ¿Por qué? Sencillamente, porque, en ocasiones, a las personas más jóvenes les falta un conjunto de capacidades que los adultos han ido desarrollando: concentración, método de trabajo, resistencia al cansancio y al esfuerzo, aplicación, técnicas de memorización, aproximación a los problemas fruto de la actividad laboral, etc.

Podríamos entonces concluir que tanto los jóvenes como los más mayores pueden aprender una lengua extranjera: sólo que lo harán de forma diferente. De hecho, el joven será más intuitivo, imitador, distendido en su aprendizaje (por ejemplo divirtiéndose en la forma de explicar una clase de historia en lengua extranjera), mientras el adulto será más metódico, estará más concentrado y atento a los detalles, será capaz de soportar mejor el cansancio. Hay más factores: por ejemplo, para un adulto el estudio de una lengua extranjera constituye una importante diversión, un atractivo pasatiempo, una forma de socializar. Es decir dispone de muchos elementos que contribuyen al principal motor del estudio: la motivación.

2

Lengua internacional inventada por el médico polaco Ludovico Lázaro Zamenhof en la segunda mitad del siglo XIX para servir como lengua puente entre pueblos diferentes.

3

Explicado en R. Kleinschroth, Sprachen Lemen, Rowohlt Taschenbuch Verlag, Hamburgo, 2000.

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