Читать книгу El Abogado y los Honorarios Profesionales: Una visión práctica - Óscar Fernández León - Страница 28
SISTEMA DE TARIFACIÓN HORARIA
ОглавлениеConsiste en la minutación de los honorarios en función de una tarifa o precio por cada hora empleada por el profesional en la prestación de sus servicios. Este sistema, importado de los despachos anglosajones en los que ha disfrutado de gran tradición, viene siendo empleado por los grandes despachos de nuestro país, especialmente en operaciones corporativas, si bien tiene escaso predicamento entre los pequeños, y ello fundamentalmente porque los clientes que son proclives a esta forma de minutación suelen disfrutar de un elevado volumen de negocio y, por tanto, están más dispuestos a trabajar con los grandes despachos.
Para el establecimiento de un sistema de tarifación horaria todo despacho debe seguir unas reglas muy específicas sin las cuales será prácticamente imposible emplearlo:
1.º El despacho tendrá que determinar cuál es el coste-hora de todos los profesionales que trabajan en el despacho y el margen de beneficio del mismo, puesto que la tarifa horaria vendrá determinada por la suma del coste-hora y el beneficio previsto. Para ello, antes de iniciar con este sistema de minutación el despacho deberá realizar las operaciones aritméticas correspondientes (tema que será debidamente tratado en el capítulo VIII).
2.º Las tarifas horarias se fijan en función del profesional que vaya a intervenir en el asunto, de manera que la tarifa de un socio, no será la misma que la de un asociado ni esta igual que la de un junior. La categoría profesional, veteranía y experiencia son aquí determinantes para determinar el importe de la tarifa, lo cual es absolutamente lógico y coherente, pues a mayor experiencia más altos serán los honorarios tarifados y viceversa.
3.º El despacho deberá disponer de un protocolo de control de horas, de modo que todos los abogados que intervengan en el asunto del cliente deberán anotar con el debido rigor todas y cada una de las horas y fracciones que empleen durante su prestación. Dicho protocolo, igualmente deberá establecer el sistema de elaboración de la factura, que es ciertamente más compleja que la clásica factura de honorarios profesionales.
4.º En cuanto al precio final de la tarifa horaria dependerá de lo que el mercado nos vaya marcando en función de múltiples factores entre los que se encuentran nuestro prestigio y reputación, tipo de cliente, categoría del servicio a prestar, etc...
5.º Los despachos pueden aplicar una bonificación en las horas equivalentes a desplazamientos y a determinados trámites administrativos que en ocasiones hay que realizar para el cliente o incluso bonificar un número determinado de primeras horas no facturables (por ejemplo, las veinte primeras horas están bonificadas).
Como beneficios de este sistema para el abogado podemos destacar que es un proceso neutro en el que existe una absoluta equivalencia entre lo que se trabaja y lo que se percibe como remuneración, máxime cuando ha sido el despacho quien ha establecido las bases de cálculo del coste y el beneficio, lo que supone evitar el riesgo de las desviaciones entre el coste y la retribución. Sin embargo, requiere un esfuerzo extra a los abogados y al personal administrativo ya que el sistema requiere rigor en el control de las horas y un metódico trabajo de plasmar en la factura final el trabajo realizado. No obstante, a mi juicio, los beneficios superan claramente a los inconvenientes.
En cuanto al cliente, podemos destacar como beneficio su neutralidad ya que éste dispondrá de un mayor conocimiento sobre las tareas y el tiempo de dedicación de sus abogados, máxime si tenemos en cuenta el obligado desglose de dicha información en la factura. No obstante, el inconveniente reside en que el cliente, al comenzar con la relación profesional, desconoce lo que finalmente va a tener que pagar al despacho, pues no existe estimación previa alguna, razón por la que no es extraño que el cliente pida inicialmente una estimación aproximada del número de horas que comprenderá el servicio. Finalmente, el cliente sabe que el tiempo dedicado a un asunto no equivale a la eficacia o calidad requerida.
Precisamente, a raíz de la crisis económica de 2007 y siguientes, y de la necesidad de los clientes de conocer a priori el coste de nuestros servicios, se está observando en el mercado legal una vuelta a modelos de facturación que creíamos obsoletos como los honorarios fijos, los honorarios fijos con variable de éxito, la iguala de servicios y la cuota litis. Por el contrario, y esto lo saben los grandes despachos, la facturación por horas, al no adaptarse a estos criterios de control financiero y generar incertidumbre en el cliente, se encuentra en franco declive.