Читать книгу No me digas que no podrás - Sebastián Escudero - Страница 11

3. PARECEMOS

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Nuestro problema es que, a diferencia de Dios, terminamos odiando de la misma manera nuestro ser y nuestro actuar. Ambas cosas terminan cayendo en la misma bolsa. Dios sabe separar lo que somos de cómo actuamos. Por eso es que puede odiar el accionar de la persona pero seguir amando su ser. Dios odia el pecado, no a la persona. Nosotros odiamos nuestra persona y nuestras acciones. Nos rechazamos y condenamos tanto que hasta le ahorramos el trabajo al diablo en ocasiones. De la misma manera tenemos que separar lo que “somos” de lo que “parecemos”.

Hace poco escuché de un pastor evangélico que en un programa televisivo famoso se refirió a un travesti muy conocido en el país llamándole: “usted, señor”. Y obviamente el travesti le objetó diciéndole:

—¿Cómo “señor”? “Señora” querrá decir

—No señor, es usted un varón – le refutó el pastor – Por más que usted así vestido se parezca a una mujer, eso no cambia lo que le fue dado por naturaleza. Usted nació hombre y morirá siendo hombre, aun cuando parezca una bellísima mujer.

Obviamente que al pastor lo tuvieron que sacar con seguridad del programa. Pero declaró una gran verdad: no podemos cambiar lo que nos fue dado por naturaleza. Y he aquí algo maravilloso que no debemos olvidar: nuestra naturaleza a partir del bautismo es la de ser hijos de Dios. Así que aunque actuemos como si no lo fuéramos; aunque en lugar de vivir como príncipes vivamos como mendigos; aunque la gente nos diga fracasados, maldecidos o hijos del demonio…. todo es apariencia. Parecemos, pero no lo somos. Porque no podemos cambiar, hagamos lo que hagamos, lo que nos fue dado por naturaleza.

Hace un tiempo, meditando estas cosas en mi propia vida, me levanté a la madrugada y le di forma a una canción que quisiera compartirte, titulada nada más y nada menos que Parezco.

PAREZCO

Aunque a veces el fracaso diga que ya se acabó,

aunque a veces parezco un mendigo más que un luchador,

aunque a veces ya no sople tanto viento a mi favor,

seguiré cantando firmemente mi mejor canción.

Y AUNQUE A VECES NO ESTOY DONDE QUIERO

Y NO SOY PERFECTO, SÉ MUY BIEN QUIÉN SOY,

AUNQUE A VECES PAREZCO CAÍDO…

SOY UN VENCEDOR.

Y AUNQUE A VECES PAREZCO UNA HOJA

QUE LA ARRASTRA EL VIENTO DE LA MALDICIÓN,

AUNQUE A VECES PAREZCA QUE NO…

TENGO TU BENDICIÓN.

Aunque a veces la muerte susurre que no hay solución,

aunque a veces parezco el herido más que el sanador,

aunque a veces ya no tenga fuerzas, ni motivación,

seguiré cantando firmemente mi mejor canción (9)

No me digas que no podrás

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