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Repeticiones, digresiones, etc .

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En todo caso, una característica principal de la exposición senecana es que dista mucho de ser lineal y bien organizada. Cualquiera que haya intentado leer las NQ conoce bien la enorme dificultad que supone en muchas ocasiones saber en qué punto exacto del esquema compositivo se halla. Aunque Séneca tiene, sin duda, un plan previo de la exposición que va a hacer, raramente se atiene a él estrictamente e, incluso, cuando lo expone abiertamente, al comienzo del libro (III 2 y VI 4), son numerosos los casos en que por diversos motivos se desvía del mismo.

En las NQ las desviaciones de la línea principal de exposición son muy frecuentes y pueden tener diferentes causas:

1. A veces es una simple asociación de ideas la que lleva a Séneca a tratar más o menos brevemente un nuevo tema. Es la exposición típica del profesor que, en su deseo de informar al alumno de todo lo que considera importante, no duda en insertar en la estructura principal datos secundarios. La explicación adquiere forma de círculos concéntricos, pero no en virtud de una planificación previa, sino del método divagatorio empleado. Séneca está sugiriendo constantemente temas paralelos que a veces se refrena de desarrollar pero otras veces no lo hace, rompiendo el esquema lineal y limpio que todos desearíamos 106 .

2. Otras veces se trata de repeticiones de temas ya sea porque Séneca desarrolla ampliamente temas que sólo habían sido esbozados, ya sea porque aporte una nueva explicación de los mismos 107 . Podría tratarse de un procedimiento de carácter pedagógico, cuya finalidad sería refrescar y grabar en la mente del lector las ideas principales, pero que también puede ser interpretado como laxitud compositiva, aun sin llegar a los extremos de Gross, que quiere relacionar la mayoría de estos ejemplos con la utilización de una segunda fuente que Séneca no habría conseguido integrar armónicamente en el conjunto.

3. A veces Séneca rompe caprichosamente la línea de pensamiento, sin otra razón aparente que la de dar un mero respiro al lector, que en algunos momentos se puede sentir abrumado por la densidad y aridez de los datos. Así, por ejemplo, en III 22-23, en medio del estudio etiológico de las particularidades de las aguas, introduce de improviso dos capítulos (22 y 23) sobre la clasificación de las aguas que, salvo error de la transmisión, difícilmente pueden tener una justificación siquiera mínima 108 .

En resumen, la exposición de Séneca dista mucho de ser lineal y sistemática. Avanza, por así decir, a trompicones. Y, desde luego, nuestro filósofo presta mucha más importancia a los episodios concretos que a su organización en un conjunto. Es posible, sin embargo, que en esta peculiaridad no hayamos de ver tanto un defecto como una característica deliberadamente buscada. Séneca, consciente de la aridez y dificultad de su materia, trata de retener la atención del lector con la variedad constante, con un continuo cambio de foco de interés, más que con una presentación metódica y rigurosa del tema tratado. Las repeticiones, además, pueden obedecer al propósito didáctico de refrescar y gravar en la mente del lector unos datos áridos, que, de otra forma, serían difíciles de recordar.

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