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7. LA SOBREPROTECCIÓN
ОглавлениеHoy en día nos encontramos con muchos padres que cometen el error de sobreproteger a sus hijos. No les dejan hacer las cosas para las que sí que están preparados, lo que impide que adquieran autonomía y se anticipan de tal forma a la satisfacción de sus necesidades que no permiten que los niños se desarrollen correctamente. Les impiden desarrollar recursos y estrategias que les serán necesarias en el futuro. Satisfacer sus necesidades en exceso, no dejar que se frustren, que sufran, que se queden sin algo que les guste, que luchen por sus objetivos… será más perjudicial que beneficioso.
Los padres no van a poder mantener durante un tiempo indefinido la burbuja de protección en la que introducen a sus hijos, y cuando la burbuja estalle, se encontrarán con niños sin recursos, sin habilidades, más vulnerables, menos seguros y, probablemente, más infelices.
Recojo a modo de introducción del capítulo algunas pinceladas de la entrevista a Toni Nadal, entrenador y tío de Rafa Nadal, publicada el 12 de enero de 2014 en El País Semanal, para que reflexionéis sobre ellas.
«Si a un niño le enseñas el drive, también le puedes enseñar voluntad. La voluntad se educa». «Si tú vives de una manera desahogada sin preocupaciones ni demasiado esfuerzo, es más difícil educar… Si el niño es el centro de atención, si cuando tiene un problema se lo solucionas… tienes una realidad diferente». «Tu cabeza tiene que estar preparada para obedecer. Preparada para que cuando te digan que no tires la raqueta, no la tires. Preparada para que cuando te digan que si fallas no gesticules, pues no gesticules… Talento de saber obedecer, de tener la suficiente humildad, de escuchar a las personas que te están guiando… Hay que tener la inteligencia para entender eso, aunque no te guste lo que oyes, y obedecer».
Impidiendo que los niños se frustren porque se les dice que no a algo, como por ejemplo, «no puedes jugar ahora, apaga la televisión, vístete solo, …» lo único que conseguiremos es que no aprendan a tolerar las pequeñas frustraciones del día a día, que carezcan de la motivación y la autodisciplina suficientes para conseguir lo que quieren. Esperarán a que sea el adulto quien siempre les resuelva las situaciones y no desarrollarán sus propias estrategias. No aprenderán los recursos necesarios para desenvolverse con éxito en la vida.
Evitar la sobreprotección empieza desde pequeño. Dejemos que el niño explore, conozca; permitamos que se caiga, consolémosle cuando se haga daño y ayudémosle a levantarse para que pueda continuar aprendiendo.
Permitamos que el niño se enfrente a sus dificultades desde pequeño. Tiene que desarrollar las habilidades por sí mismo. Si quiere un juguete, que vaya él y lo busque, no se lo traigamos; si quiere algo que también quiere otro niño en el parque, u otro niño le quitó el juguete, que vaya él a pedirlo, no le resolvamos la situación.
Debemos fomentar que aprenda a pensar por sí mismo. Hay que preguntarle el porqué de las cosas, qué cree él…
Si no quiere enfrentarse a un nuevo aprendizaje, que vea que eso no es opcional, que aunque no le guste es algo que tendrá que hacer.
Que practique nuevos deportes o actividades que le supongan un cierto esfuerzo, constancia y rutina también le ayudará.
Que haga actividades con otros niños en las que los adultos no estén siempre encima.
Es importante no darles todo lo que pidan. En ocasiones hay padres que ni esperan a que los niños abran la boca. Les proporcionan todo lo que creen que les puede gustar o lo que les habría gustado tener a ellos de pequeños. Los niños tienen que aprender el valor de las cosas, del esfuerzo y del dinero. Cuando quieren algo, tienen que ver que no se les da de inmediato, que se tienen que esforzar, que se lo tienen que ganar. En ocasiones habrá cosas que puede que por mucho que las quieran y las pidan, no las llegarán a tener porque a los padres no les parecen oportunas o porque no están pensadas para niños de su edad.
Otro aspecto que hay que considerar es que los niños tienen que tener con sus padres un vínculo que les aporte seguridad, estabilidad, pero un vínculo sano, no de absoluta dependencia. Fomentemos que desde pequeños generen vínculos positivos con otros familiares, abuelos, tíos, amigos cercanos, y que sean capaces de quedarse con ellos de vez en cuando. En la consulta vemos niños para los que es un drama estar un día separados de sus padres y que se pierden actividades escolares, como granjas-escuela, semanas culturales, viajes de estudio… ante la imposibilidad de dormir fuera de casa porque no se sienten seguros si sus padres no están con ellos.
Los niños cuyos padres tienen un modelo de educación que se basa en la sobreprotección desarrollan menos competencias emocionales, son más inseguros, tienen menos habilidades, es más probable que sean víctimas de acoso y a la larga son más infelices.