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Presencia de Tácito en España

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Únicamente vamos a examinar su influjo en el campo de la literatura y la constancia de sus obras en nuestro país. En el primer campo es normal que señalemos, al tiempo, su influjo ideológico, pero adentrarnos en este último no lo estimamos procedente, si pensamos que lo oportuno debe ser dar unos datos con los que cada cual debe seguir una opinión y unos caminos que estime oportunos. Insistir sobre la vigencia del pensamiento de Tácito, como la de cualquier autor clásico, lo consideramos banal hasta para un universitario ajeno a nuestras actividades. Cualquiera que abra, por ejemplo, los Anales se encontrará ya, en los dos primeros capítulos, con noticias y reflexiones muy adecuadas a la historia de nuestra patria en esta segunda mitad de siglo; la historia se repite o, como suele decir Torrente Ballester, lo que se repite son las circunstancias que pueden hacer evolucionar aquélla en un sentido o en otro, y Tácito vivió en una época muy propicia para que lo que pudiera escribirse sobre ella perdurase sin grandes alteraciones.

Su posible maquiavelismo (que habría ido en aumento conforme avanzaba su obra), su influjo en nuestro Siglo de Oro son asuntos bien conocidos. Últimamente, esta cuestión se ha descuidado un tanto, por razones que afectan a los estudios clásicos en general y por las señaladas en nuestra Introducción a Tácito, en particular. Con todo, no quiero dejar de aludir a que, por las fechas en que escribía esto, encontré, en un periódico madrileño, que el doctor Tierno Galván hizo un trabajo sobre la influencia de Tácito en los escritores políticos de nuestro Siglo de Oro; trabajo que parece remontarse a 1948. Quede constancia de ello, aunque nada más sea como anécdota que ilustra las afirmaciones anteriores 17 .

Son manejados todavía los aforismos y comentarios a las obras de Tácito, especialmente a los Anales , compuestos desde el Renacimiento en el extranjero y, algo después, aquí; así, las obras de Alamos Barrientos, Setanti, Lancina…, que veremos más adelante.

Centrándonos en la literatura política, nos encontramos con que Antonio Pérez, secretario de Felipe II, dice textualmente: «esta doctrina la saqué de Tácito»; si bien la afirmación resulta tajante para los detalles de todos sus escritos, parece que algo taciteo hay, ideológicamente hablando, en su Norte de Príncipes . Lo que ocurre con Pérez y con otros autores es que interpretan a Tácito según su criterio, a veces no muy acertado, y, en ocasiones, según sus conveniencias, no siempre muy honestas.

Eugenio de Narbona escribió Doctrina política civil escrita en aforismos , que envió a Felipe IV, o al menos, la destinó para aconsejar a este rey.

Rivadeneyra: Tratado de la Religión y virtudes que debe tener el Príncipe Cristiano para gobernar y conservar sus estados, contra los que Nicolás de Maquiavelo y los políticos de este tiempo enseñan (Madrid, 1595), se declara enemigo a ultranza del autor latino, pero algunos pensamientos y citas delatan la fascinación que sobre él ejerció.

Semejante conducta muestra Quevedo. Por el contrario, Gracián se muestra literariamente tacitista en su Agudeza y arte del ingenio , e ideológicamente tacitista en su Criticón , en el Político y en el Oráculo Manual , aunque en estas dos últimas obras lo cristianiza.

Influencia hay también en Luis de Mur y su Tiberio ilustrado , insistiendo en el manoseado resentimiento de aquel Emperador, y en Saavedra Fajardo y su Idea de un Príncipe Cristiano .

José Antonio Maravall opina que Tácito es a la política lo que Aristóteles a la filosofía; en su Teoría española del Estado en el siglo XVII se pretende encontrar la influencia de Tácito en sus ideas sobre el origen divino del poder, la legitimidad de la sucesión hereditaria, la conveniencia de utilizar ministros para la gestión administrativa y las esencias de los procesos revolucionarios; opinamos que los dos primeros puntos son harto discutibles.

En el campo de la historiografía contamos con los casos de Mariana, Coloma y Antonio de Solís, así como con el de Hurtado de Mendoza, que, en su Guerra de Granada , imita también a Salustio. Antonio Pérez imita el estilo de las Historias , y Francisco de Moncada lo sigue sólo en la introducción de Expedición de Catalanes y Aragoneses contra griegos y turcos . Francisco Manuel de Melo, incluso, distribuye en cinco libros —el número de los conservados de las Historias — su Historia de los movimientos, separación y guerra de Cataluña .

Marañón constituye un capítulo aparte. Es un seguidor apasionado suyo, aunque quizá por senderos equivocados por lo que a interpretación ideológica se refiere; famosos son sus estudios sobre Tiberio, Antonio Pérez y el Conde Duque.

Algunos especialistas (recordamos en este momento a Manuel Alvar) han estudiado la influencia de los Anales en la Roma abrasada de Lope de Vega.

Códices que se encuentran en España o que tienen aquí su origen. —Los primeros vestigios se hallan en las bibliotecas del Príncipe de Viana y del Infante Pedro, condestable de Portugal. Un Cornelius Tacitus figura, sin más, en el inventario de la biblioteca de Pere Miquel Carbonell, autor de las Cròniques d’Espanya .

En la Biblioteca Nacional de Madrid tenemos varios manuscritos: el 8.401 es del siglo XV , copiado del Mediceus II; contiene los Anales y las Historias; bien conservado y con notas al margen. El 8.748 contiene texto sólo al margen de cada hoja; el resto está en blanco, quizá para anotaciones y glosas; tal vez sea del siglo XVII ; el texto corresponde al libro primero de los Anales . El 10.037 está escrito con letra del siglo XV ; pertenecía al cardenal Zelada; procede de Toledo; contiene, entre otras obras, la Germania .

En 1896 se descubrió, en la biblioteca del Cabildo de Toledo, el llamado Codex Toletanus , contiene la Germania y el Agrícola; copiado por Antonio Grilo en la segunda mitad del siglo XV , fue descubierto por R. Wünchs.

En la Real Biblioteca de El Escorial hay uno de 1412, inventariado por Ambrosio Morales, y otro que parece proceder del Conde Duque de Olivares y que fue a parar allí tras el incendio de 1671.

En cambio, el Hispanus o Couarrubiae (del jurisconsulto español Antonio de Covarrubias), cuyo texto ha sido el básico para el establecimiento del texto de las Historias , se encuentra en la Biblioteca Nacional de París.

Finalmente, en el Real Seminario de San Carlos de Zaragoza se encuentran el Codex 9.439, que contiene las Historias (sic) del libro XI al XXI , y el incunable 8.644, que contiene la Germania .

Glosas y comentarios.

Antoni Augustini Veteres Scriptores , B. Nacional, Ms. 7.901; contiene 12 citas de Tácito.

Censura sobre los Anales y Historias de C. C. Tácito para consultar si será bien imprimir en español su traducción . Es oscura su paternidad.

Noticia del Conde Duque de Olivares y su hijo sacada de las notas políticas a Tácito de Cristóbal Forsner , B. Nacional, Ms. 10.378; letra del siglo XVIII .

Tácito: Aforismos sacados de sus obras para gobierno de las monarquías , B. Nacional, Ms. E. 180, 1.162; contiene 502 aforismos de ÁLAMOS DE BARRIENTOS . Hay otra obra del mismo autor, con título semejante, aunque al final matiza para conservación y aumento de las monarquías , B. Nacional, Ms. X, 196, 8.639; otras dos colecciones de aforismos se hallan en Ms. 17.772 y E. 5.948.

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