Читать книгу Lo que hicimos - Tedi López Mills - Страница 9

3.

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No habrá nada mejor si nos invoca de pretexto la hora del tedio. Yo he visto el transcurso, la empatía, las piedras que embonan por la facilidad de un esquema. Cuando te lleve, ¿me traes? Cuando te mencione que antes el querido cuerpo, el querido cuerpo, querido corazón querido corazón se refugiaron en las zonas ásperas, ¿me creerás sin reclamarme la sorna? No divido regiones. Lo sé: mi viaje deja que desear; el tiempo de acá, con su madera, su ruido, sus varillas, el timbre de lejos o la música en la cortina, improvisa una cantidad vacía del otro lado que termina por llenarse de tropiezos o aduanas o cuarteles donde tres soldados empinan a un joven y lo embisten muy señorialmente mientras le susurran con suavidad que eso se llama destino y placer. Querido cuerpo, ¿te estoy usando? A mitad de tus huesos, con la forma exacta de un esqueleto y una persona encima, hay una grieta y detrás un muro blanco sin clavos; es una figura moral, una ausencia de temas. El querido corazón es otro asunto precisamente porque es querido. Me aconsejas que lo rompa: tú me ayudas. Ayer tuve instintos; hoy los rebaso con explicaciones. No hay remedio para la cabeza más que aumentar el volumen. Pienso en los colores nuevos, en los ritmos nuevos. La Señora recomienda que busquemos la “verdadera vida”. Lo suyo es la alquimia nocturna: carbón con oro y al final torres de marfil o alabastro. Pero tú y yo nunca llegaremos tan lejos.

Lo que hicimos

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