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CAPÍTULO 2

De la frustración a la mejora continua

Kaizen es una palabra japonesa que significa «mejora continua». Inicialmente se adoptó en inglés para describir una manera de aumentar la eficacia de los procesos de manufactura por medio del análisis estadístico. La primera vez que la oí, pensé que podía aplicarse igualmente a la natación. Como explicaré aquí, cada nadador debería ser capaz de aumentar su destreza y dominio continuamente, si bien de manera gradual, durante 30 años o más. Sin embargo, la frustración y el estancamiento son más comunes.

Es más frecuente no mejorar o esforzarse mucho durante largo tiempo para conseguir sólo una pequeña mejora, porque la natación no está codificada en el ADN humano como lo está en los peces y en los mamíferos acuáticos. Correr, puesto que es una actividad humana natural, es algo que la mayoría de nosotros podemos aprender a hacer razonablemente bien por ensayo y error. De hecho, las habilidades para casi todos los deportes de tierra son mucho más fáciles de adquirir que las necesarias para nadar. Para nadar, incluso a un nivel rudimentario, se necesita que a uno lo enseñen, y para superar esa fase se necesitan instructores expertos, un recurso precioso y escaso.

Aquellas personas que no reciben instrucción o que reciben una instrucción ineficaz pueden conformar un catálogo como el siguiente, que permite comentar las frustraciones más comunes en natación:

• Atletas que son capaces de correr millas sin esfuerzo, pero se encuentran jadeando después de un solo largo en la piscina y se preguntan si la natación requiere una forma física especial (cosa que no es cierta).

• Nadadores con experiencia que pueden nadar una milla o más, pero entrenan durante años sin mejorar o mejorando muy poco. Cuando buscan ayuda, a menudo se les dan consejos difíciles de seguir o que producen pocos cambios. Al cabo de varios años, un nadador dedicado puede recibir docenas de trucos y consejos para nadar mejor por parte de otros compañeros bienintencionados. No obstante, incluso cuando estos consejos producen una cierta mejora, a menudo es breve o difícil de reproducir.

• Demasiados nadadores lo suficientemente buenos para unirse a un equipo llegan a creer que la natación no debe ser divertida. Cuando los entrenadores creen que sólo un entrenamiento exhaustivo y durísimo puede ayudar a un nadador a nadar lo mejor posible, la natación pasa de ser un juego desenfadado a una tediosa repetición. El resultado es que nadadores muy competitivos se retiran cuando son aún adolescentes, y más tarde, cuando son adultos, prefieren otros tipos de ejercicio a la natación. Yo mismo he experimentado todo esto.

Durante mis veranos de adolescencia jugaba al balón por la mañana y «jugaba» todas las tardes en la piscina del pueblo. Al explorar todo lo que podía hacer en el agua que era imposible hacer en tierra —y al estar completamente despreocupado acerca de cuestiones como la forma física o la velocidad— aprendí a moverme en el agua espontáneamente. No era eficiente, pero me sentía cómodo y seguro en el agua, y eso es muy importante.

A los 15 años me uní por primera vez a un equipo de natación y comencé a concentrarme en nadar más rápido y con más intensidad. Aunque me encantaba entrenar y participar en competiciones —como me sigue gustando 40 años después— poco a poco fui perdiendo el sencillo placer del juego despreocupado en el agua. El tiempo durante el cual mejoré fue relativamente breve: progresé de los 15 a los 18 años, pero, a pesar de entrenar más duro que el resto de mis compañeros, me estanqué, y a partir de los 19 años experimenté un retroceso. A fuerza de cruzar barreras de dolor y nadar miles de largos, a los 21 años la natación se había vuelto algo aburrido para mí, por lo que me «retiré» como atleta y comencé a trabajar como entrenador.

Pero poco después de empezar a entrenar a nadadores a los 21 años, comencé a ver formas de hacer la natación placentera y satisfactoria de nuevo, sin renunciar a trabajar la resistencia o la velocidad. Al final de la treintena, después de 17 años entrenando a otros nadadores según el método tradicional y sin que nadie me asignara a mí series repetitivas y agotadoras, comencé a practicar de nuevo, en un equipo de natación máster. Al concentrarme en hacer lo que me parecía correcto en lugar de en cansarme, comencé a progresar de nuevo y he experimentado una mejora continua desde ese momento.

A la edad de 55 años, al practicar natación siempre me concentro en sentirme conectado al agua. Y, para mi sorpresa y entusiasmo, cada vez nado mejor. Nadar jamás me ha resultado tan satisfactorio. Todas las sesiones de piscina son divertidas e interesantes. Cada largo se hace más suave, más lleno de propósito, más harmonioso que los millones de yardas que nadé en la universidad. Durante más de 20 años he visto crecer sin interrupción mi eficiencia y mi conciencia sobre cómo trabajar con el agua.

La natación es única entre todos los deportes porque ofrece la oportunidad de desafiar la edad y mejorar continuamente década tras década. Mover un cuerpo humano a través del agua requiere tantas destrezas sutiles que la combinación de sincronización, concentración y conciencia puede ayudarle a dominar la técnica más de lo que la edad puede restar a su capacidad física. Puesto que yo espero continuar aprendiendo y mejorando hasta los 80 años, nado cada largo de una manera calculada para producir la mayor conciencia.

Después de sentirme «quemado» por tratar de entrenar más duro y durante más tiempo, experimenté una gran renovación al descubrir una natación relajada y fluida. Esa experiencia la comparten ahora miles de personas y ayuda a explicar por qué el método Inmersión Total ha despertado tanta pasión. Al simplificar la ruta hacia la natación eficaz, hemos hecho posible que los nadadores persigan el objetivo de la mejora continua. Por fin hemos sustituido el ejercicio repetitivo por la práctica consciente. A continuación, le invitamos a examinar las razones por las que la natación le ha podido resultar frustrante hasta ahora, para después buscar soluciones basadas en el sentido común y emprender así el camino de la mejora continua.

Natación para todos

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