Читать книгу Gesta de lobos - Thomas Harris, Thomas Harris - Страница 17
El holograma de Tiresias se le aparece a Lobo en las Indias Occidentales y le da consejos estratégicos
ОглавлениеDeberás buscar aliados en estas tierras extrañas, Lobo.
Lee con atención este libro que ahora te cito:
Relación de la conquista de México, su autor, El tan diestro en ardides como Odiseo, Hernán Cortés, Pero tan colérico en la guerra, como Aquiles, Y tan ansioso del oro como Cristofhoro Columbus Tu ahora mágico y precioso metal. Adéntrate en sus páginas y aprende sus estrategias, Mas no cometas sus errores, Lobo, en tus correrías. No quemes tus naves ni traiciones a los traidores. Busca en las Indias Occidentales a tus hermanos, Los náhual, cada uno de ellos es un doble animal, Pero tienen dominio sobre los humanos a los que replican. No son como los Doppelgänger de tu burgo post-medieval, Más bien mantienen la herencia del animal que los Habita y su doble condición los hace inapresables Para trampas humanas y no son objetos de cacería; Busca a los pumas, a lobos americanos, y a los náhual Del aire, águilas y murciélagos, pero no desdeñes a los perros Ni a los coyotes; te servirán en tu causa si sabes Hermanarte en sus respectivas naturalezas; No son asesinos, pero si te enfrentas a ellos sucumbirás A su magia, porque están en hermandad con los cielos Y la tierra, con las flores que se agostan por las Noches y con el sol que despunta el oro bermellón De cada madrugada donde se aparea la vida y la muerte. En alguna urbe perdida, entre las abras de las torres Relumbrantes de neón, en las ya fulgurantes ciudades, Debes buscar una hembra humana que te guarezca De los hombres. En las Indias también te temen, Lobo, los hombres. Aquella hembra debe ser una Aborigen de estas tierras, una Malinche urbana. La reconocerás por su fulgor crepuscular, Por su conocimiento de la noche y las calles ciegas, Por su frágil silueta negra como a punto de desaparecer Al primer atisbo de luz solar; Se llama, como siempre, Aurelia, y dirá de sí misma Je sui l' otre, recordando a su amante suicidado En una miserable callejuela de París, Ese príncipe de Aquitania de la torre abolida. Su cuerpo es una extensión de geoglifos y pinturas rupestres, En llanuras como las de Nazca y grutas como las de Lascaux, Donde deberás leer no el mapa sino sus sinuosidades, No el cuerpo, sino el camino hacia el oro. Su náhual, el animal que la duplica, no sé cuál es, Eso deberás leerlo con tus garras En sus geoglifos y pinturas rupestres, o en los temblores de Su carótida que palpitará 7 veces 7, Cuando le cites el desgarro fatal de Nerval: Sí, soy yo, pero póstumo; Porque en una grieta de su mente Que decae prematuramente en su deseo, Como todo en este Nuevo Mundo en el que ahora husmeas, Lobo, los románticos tardíos se le pueden haber Infiltrado clandestinos por un sueño de madrugada Donde le oprimió el pecho un súcubo de Nerval. Tal vez lleve el verso que hará de sortilegio a su doble Marcado a fuego en algún confín remoto de su cuerpo, No sé en qué lengua, si en nauatl, quechua, sáncrito, Mapundungun, arameo, latín bajo o splanglish; Esas que susurraban el Primer Día de la Creación, acá; Aurelia será tu Beatrice de las Indias, Circe y Calipso a la vez, mas debes ser cauto, Lobo, y no clavar Tus colmillos en su cuello: ya alguna vez fue mordida Por un vampiro de estas tierras del confín, En un amanecer Mood Indigo como la melodía. Por lo tanto, no podrás contaminarla por segunda vez: India, vestal, monja, puta, santa o fantasma, Si hallas el verso adecuado, sin duda, reconocerá Tu licántropa condición y te llevará por los laberintos De las Indias que conducen a tu implacable talismán: El oro. Pero, como Odiseo, Lobo, no debes dejarte Atrapar por sus dádivas ni sus negras sábanas. Recuerda que es como cualquier náhual de las Indias, Un recurso para liberar a Loba del Hades Lupus. Debes ser despiadado y cruel, el cuchillo y la herida a la vez. Sedúcela con tus colmillos, sácale el mapa del oro, Y abandónala después en un cementerio clandestino O en una carretera perdida, con esas gasolineras de Hopper, Tan tristes, pero eficaces para los amores despiadados.