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El sonido y la furia (de Lobo) (Ubi sunt)
ОглавлениеYo, Lobo, con Loba adosada a los huesos,
En el osario de la ciudad yerma, absorto, miro lo que queda
De ella, mi bestia amante de los pámpanos encostrados,
Y llueve sobre mi cuerpo perruno un chaparrón de recuerdos
De los tiempos en que copulábamos con la ferocidad
De las bestias, y el territorio demarcado temblaba
A cada embestida de mi falo en llamas contra sus grupas
De piel exudando la transpiración acre de la temporada
Del celo, después de aullarme sus ganas para que
Con mi legua feroz robara esa fetidez crepuscular.
¿Y qué queda de ti, Loba, ahora, esta noche envenenada?
Rasguño y lamo tu cadáver como una Utopía desgarrada.
Me froto contra tus restos, contra tus huesos y la sangre lacada,
Como un soldado loco después de la batalla donde cayó
Toda la horda de lobizones, a medio camino de mi yo-hombre,
Y me flagelo con espadas imaginarias de ese campo de Marte;
Pero el dolor de mi lomo es real, implacable como tu muerte,
El asesinato de mi bestia adorada.
He aquí todo lo que queda de Loba lacerada,
Las tetillas del vientre erectas aún, pero inservibles
Bajo una luna humillada que secreta su menstruación de plata
Sobre los despojos de Loba abatida en la grama,
Y el humo de los Cazadores del Deseo que van dejando
Su huella de teas y gritos borrachos,
Hacia los burgos post-medievales y su chatarra.
¿Quién será ahora la depositaria de mi semen, la sacerdotisa
Salvaje de mi falo aún erguido, eyaculando lágrimas por
Tu ausencia? ¿Hasta dónde continuará, Loba, tu muerte?
¿Qué será de mis ojos, bermejos, como el Mar Rojo
Sin el hábito animal de tu presencia,
Y mis colmillos demandantes de tu grupa,
Que ahora muestro aguzados a la muerte que ríe en el bosque?
Pero esculpiré algún día tu cuerpo de mi cuerpo,
Reharé un día que ya veo despuntar, con mi propia sangre
Y mis heridas, tu flexible abdomen y tus grupas míticas.
La misma luna me susurra que la resurrección de Loba ya adviene.
Por ahora paso la lengua por tus despojos y espero,
Aguardo a que mi saliva asesina del animal le dé los primeros
Y ondulantes pálpitos de mi respiración
En el bosque que solloza.