Читать книгу La adquisición del sistema verbal español por aprendices alemanes y el papel del aspecto gramatical - Tim Diaubalick - Страница 13
2.5 La variación paramétrica
ОглавлениеLa dependencia de las teorías vista en la sección 2.4 ilustra un punto importante que concierne al sistema temporal-aspectual del español. Se verá en las siguientes secciones qué problemas se producen a la hora de aplicar las hipótesis acerca de la adquisición de los rasgos a la adquisición de las formas del pasado en español. Esto concierne a la prevalencia de rasgos temporales o aspectuales. En referencia al futuro, se va a evidenciar que, aunque en menor medida, también se pueden hallar distintas explicaciones que determinan la alternancia entre la forma sintética y el futuro perifrástico.
Según Roberts (2014), la diferenciación entre los macro- y microparámetros no es un contraste nítido proveído por parte de la GU, sino un constructo para facilitar el aprendizaje, y así la adquisición, de la gramática de la lengua en cuestión. Esto explica también por qué en la bibliografía falta una definición precisa que aclare el límite entre los dos conceptos (Roberts 2014: 188-191). Lo único compartido es que los macroparámetros, en general, tienen un efecto mayor y hay menos de ellos. Sin desatender las observaciones que han causado la creación de los microparámetros, su modelo debe mantener la adecuación explicativa.
Según Roberts (2014), es precisamente el efecto de la pobreza del estímulo el que contradice a la creación de microparámetros estrictamente locales si estos se consideran como conceptos opuestos y alternativas a los macroparámetros. Es decir, los microparámetros, que aumentan el número de posibles gramáticas permitidas por la GU, no solamente complican la investigación lingüística teórica, sino que también representan una dificultad insuperable para el niño de adquirir la lengua en poco tiempo. Así, fallan en la explicación del problema lógico.
Para no prescindir de las ventajas que han traído las definiciones de los microparámetros (compárese Domínguez 2014), Roberts (2014) propone un modelo que posea una adecuación explicativa, implicando las ideas originales de macroparámetros con mayores efectos. La solución propuesta se inspira en la separación entre morfología y sintaxis. Se ha evidenciado que, en algunas lenguas, se presentan elementos que por una parte son clasificables como morfológicos, pero también llevan consigo efectos sintácticos mayores. La sintaxis se refiere a elementos más grandes, mientras que la morfología queda restringida a elementos mínimos. La diferencia está en la escala.
Igualmente, Roberts (2014) propone considerar los macroparámetros como acumulación de varios microparámetros. Esta acumulación no está definida a priori, ni tampoco resulta inseparable. Igual que hay fenómenos en los que no existen definiciones claras para distinguir la morfología de la sintaxis (en algunos contextos se prefiere el término morfosintaxis), tampoco existe un límite establecido entre la variación micro- y macroparamétrica. Esta definición tiene la ventaja de que una delimitación exacta se vuelve redundante. Igual que la distinción entre morfología y sintaxis, la diferencia entre micro- y macroparámetros se refiere a la escala sin que exista una delimitación nítida. El modelo toma la forma de jerarquías que guían la adquisición. Los macroparámetros se sitúan en el nivel superior, y en niveles inferiores se separan en más y más microparámetros.
Los macroparámetros, consiguientemente, se reducen a parámetros aparentes que facilitan el proceso de adquisición sin excluir una posible desviación de sus predicciones para adaptarse al input que recibe el hablante durante la adquisición. El proceso de la adquisición se esquematiza recorriendo la jerarquía desde arriba hacia abajo, empezando con los macroparámetros más generalizados hasta llegar a los microparámetros ligados a elementos léxicos singulares. Según Roberts (2014), el adquirente desciende la jerarquía hasta llegar al primer punto en el cual el input ya no causa ninguna contradicción con las opciones que presenta el parámetro. En este momento, el parámetro se fija, y un retroceso es imposible. Todo este proceso cumple dos requisitos esenciales para el minimalismo: la economía de rasgos y la generalización del input. La primera condición alude a la idea de economizar el proceso de la adquisición de modo que se prefieren aquellas representaciones gramaticales que hacen uso de menos rasgos. El segundo punto resume la tendencia a sobregeneralizar los rasgos percibidos hasta que se contradigan con el input.
Así, el modelo de Roberts (2014) cumple con ambos deseos teóricos: como se permite un descenso hasta el nivel más bajo de elementos léxicos singulares, incluye todas las gramáticas posibles. Simultáneamente consigue implicar el problema lógico de la adquisición: como, en algún momento determinado, los parámetros se fijan, se sobreentiende una generalización hacia fenómenos gramaticales no percibidos en el input. En lugar de plantear la oposición entre micro- y macroparámetros en la gramática misma, Roberts (2014:190) afirma que se trata una propiedad de optimación del aprendizaje que armoniza el input con las opciones provistas de la GU. Visto así, la función de la GU consiste en la suministración de los rasgos, pero no afecta a cómo cada lengua termina aplicándolos. Así, Roberts (2014) replica a la posición tomada por Chomsky (2008) y Domínguez (2014) según la cual hay una diferencia crucial entre las dos interfaces sintaxis/semántica y sintaxis/fonética (recuérdese →2.1.1).
Aplicado a la adquisición de segundas lenguas, este modelo tiene diversas implicaciones. Al asumir un efecto de la L1 (→2.1.2) de cuyo sistema parte el aprendiz; es decir, al adoptar un marco teórico que resalta la necesidad de refijar/resetear los parámetros, se deduce la tarea de adquisición siguiente: el aprendiz tiene que efectuar un retroceso hacia arriba en la jerarquía hasta encontrarse con la diferenciación más fundamental entre el sistema de la L1 y el de la L2. Así, cuanto más se diferencian los dos sistemas, tantos más niveles tiene que ascender el aprendiz. En el modelo, la transición entre aprendizaje y adquisición (una diferenciación importante para la adquisición de lenguas extranjeras por parte de alumnos instruidos →5.1.5) también resulta difusa. Mientras que la fijación de los parámetros sí es un proceso innato, tal y como se propuso en los orígenes del generativismo, la separación de las acumulaciones resulta más bien un proceso de aprendizaje, desencadenada por el input.
Ante este fondo, se va a considerar tanto la adquisición de los valores paramétricos que, evidentemente, diferencian el sistema aspectual español del sistema alemán como los distintos rasgos interpretables y no-interpretables necesarios para procesar los efectos aspectuales que se producen. Es decir, se combinarán elementos de los distintos modelos. Los detalles de esta combinación de elementos que considera la descripción exacta de los fenómenos implicados se describen en la sección →7.1. En el modelo de las jerarquías de parámetros (Roberts 2014), una diferencia mayor entre L1 y L2 provocaría una mayor dificultad para la refijación de los parámetros. Sin embargo, no puede rechazarse la idea de Lardiere (2008, 2009) de que un reensamblaje de los rasgos similares resulta un proceso necesario en la adquisición cuando se habla de la asignación entre formas y significados. Además, se considerarán elementos de la Hipótesis de la Interpretabilidad de tal manera que la adquisición de algún rasgo puede resultar más difícil que la adquisición de otro. Respecto a la interpretabilidad, sin embargo, se mostrará que aquí la dependencia de la teoría resulta más fuerte que en otros planteamientos generativistas, especialmente en lo que concierne al sistema verbal.
El objetivo del estudio empírico (→7-9) es demostrar que, por un lado, un aprendiz alemán del español como L2 empieza desde una posición más difícil que un aprendiz anglófono ya que las diferencias paramétricas entre su L1 y el español son mayores. Por otro lado, también se evidenciarán algunas similitudes que pueden explicarse a través de variaciones microparamétricas. Aquí, el modelo de Roberts (2014) resulta sorprendentemente apto: como el alemán no presenta ningún rasgo aspectual, es necesario refijar un parámetro bastante alto. Los aprendices anglófonos, en cambio, ya poseen una noción de aspecto.
Posteriormente a la fijación de parámetros, ambos grupos han de asignar los rasgos específicos a las distintas formas. Dado que, por las diferencias paramétricas, algunos rasgos resultan inadquiribles, los aprendices recurren a estrategias de aprendizaje desviadas del sistema meta (en el sentido de Hawkins & Hattori 2006) para compensar la inaccesibilidad de ciertas áreas gramaticales. En los resultados, resalta la diferencia en las estrategias usadas: los participantes anglófonos utilizan una estrategia que sí se basa en rasgos aspectuales (aunque sean del aspecto léxico), los alemanes se quedan en la superficie buscando lexemas particulares en los que basan su selección.