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INTRODUCIR E. A. S. Y.: ¿QUÉ ES LO QUE ME ESPERA?
ОглавлениеEstas previsiones son estimativas; a algunos bebés les cuesta más tiempo, a otros menos.
De los cuatro a los nueve meses: aunque los bebés suelen avanzar a grandes pasos durante este periodo, la mayoría necesitará una fase de observación de dos días y luego se tardará de tres a siete días en reprogramar su jornada.
De los nueve meses al primer año: dos días de observación, dos días de gritos y llantos mientras tú intentas reprogramar su jornada, dos días de: «¡Oh, Dios mío, lo hemos conseguido!»; y al quinto día puede que te sientas como si hubieses vuelto al principio. Continúa con el proceso y al final de la segunda semana ya estarás salvada.
La noche del día dos, como preparación para el día tres, debéis iros a dormir después de acostar al bebé y hacer lo mismo durante las noches sucesivas. Necesitareis estar descansados para resistir los días (o semanas) que se avecinan. Puesto que al menos uno de los dos se ha organizado para quedarse en casa esa semana —pongamos que ha sido la madre—, lo ideal es que aproveche para dar una cabezadita mientras el bebé hace la siesta. La mayoría de cosas en la vida se pueden posponer por un tiempo. Y a pesar de que los días siguientes serán algo duros, agradecerás el sacrificio cuando veas lo maravillosamente bien que tú y tu hijo os sentiréis al seguir una rutina.
DÍA TRES. El día comienza oficialmente a las 7 de la mañana. Si tu bebé está dormido, despiértalo, incluso si normalmente duerme hasta las 9. Si se despierta a las 5, aplica el método P. U./P. D. (páginas 224-225) para intentar que vuelva a dormirse. Si tiene la costumbre de levantarse tan temprano y, sobre todo, si tú lo sueles sacar de la cuna a esa hora para jugar un rato con él, ten por seguro que va a protestar. Es posible que acabes aplicando P. U./P. D. durante una hora o más, porque él insistirá en mantenerse despierto. En ningún caso lo lleves a tu cama, un error que muchos padres cometen cuando sus hijos se despiertan tan pronto.
Sácalo de la cuna y dale el desayuno. A continuación, un rato de actividad. Generalmente, un bebé de cuatro meses puede jugar de una hora y cuarto a una hora y media sin cansarse; uno de seis meses, aguantará perfectamente hasta dos horas; y un bebé de nueve meses, podrá estar activo de dos a tres horas. Tu hijo debería encontrarse en algún punto de esta escala. Algunos padres insisten: «Mi bebé no podrá permanecer despierto tanto rato», y yo les digo que hagan lo que sea para que no se duerma, bailarle flamenco, si hace falta. Cantadle canciones, haced muecas divertidas, llamad su atención con montones de silbidos y ruidos varios.
De acuerdo con la rutina de cuatro horas de la página 44, empieza a preparar a tu bebé para la siesta de la mañana unos veinte minutos antes de la hora a la que realmente quieras que se duerma; a las 8.15 h, por ejemplo. Si eres extraordinariamente afortunada y tu bebé es de los que se adaptan con facilidad, tardará los típicos veinte minutos en ponerse cómodo y luego dormirá una hora y media o dos. Sin embargo, la mayoría de bebés que no han seguido una rutina jamás se resisten a echar una cabezada, así que tendrás que recurrir a P. U./P. D. para hacer que se duerma. Si te esfuerzas y lo haces correctamente —volviendo a poner al niño en la cuna justo en el instante en que deja de revolverse—, transcurridos entre veinte y cuarenta minutos acabará sucumbiendo al sueño. Sí, es verdad, a algunos bebés les cuesta más; yo misma he tenido que hacerlo durante una hora u hora y media, gastando casi todo el tiempo que, en su rutina, el bebé tenía destinado a dormir. Pero recordad aquel antiguo dicho: «Nunca es más oscuro que un minuto antes de amanecer». El método requiere resolución y paciencia, y un poco de fe también: funciona, te lo garantizo.
Si has tenido que aplicar la técnica P. U./P. D., tu bebé no dormirá más allá de cuarenta minutos (ten en cuenta que has invertido prácticamente esa misma cantidad de tiempo para lograr que conciliara el sueño). Si se despierta antes, regresa a su habitación y vuelve a la carga con el método P. U./P. D. Quizás pensarás que esto es de locos. Si ha dormido durante cuarenta minutos y se supone que su siesta debe durar una hora y media, tal vez te costará otros cuarenta minutos conseguir que se duerma de nuevo, y entonces sólo le quedarán diez minutos. Confía en mí: estás cambiando su rutina y así es como debes hacerlo. Aunque haya dormido diez minutos, despiértalo a las 11, a tiempo para que tome su tentempié; de esta manera, tú no te desorganizas y sigues adelante con el programa previsto.