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Historia de la llegada de las bochas al espacio del complejo portuario del Río de la Plata durante el Antiguo Régimen

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En este apartado nos ocuparemos de la llegada del juego al período colonial, especialmente al actual territorio del Río de la Plata. Pero, para entender el motivo de las migraciones humanas con sus respectivos hábitos, en este caso el juego de las bochas, hay que contemplar primeramente “las formas de dominación y la estructuración social en el territorio rioplatense del Antiguo Régimen”.87 Desde una mirada integrada de la historia, “entendemos que el consumo, en tanto como una fase final del proceso productivo permite la expresión de formas de identificación y adscripción colectivas de los distintos sectores”88 que conforman el tejido social. De esta forma, veremos y comprenderemos cómo dentro de las canchas del juego de las bochas, o de las pulperías, en torno a bienes complementarios en términos económicos, se juntaban esclavos, escribanos, mulatos, criollos y españoles a compartir momentos recreativos.

A medida que los distintos actores del tejido social rioplatense fueron arribando, fueron llegando sus hábitos. Con las migraciones humanas, se movilizan hábitos culturales, por ejemplo, los juegos y los deportes. Me limito a decir “período colonial”, y no durante el “imperio ibérico” en la época moderna, dado que en la actualidad hay muchos debates historiográficos al respecto, si el Virreinato del Río de la Plata fue parte del imperio ibérico o no. Dentro de este debate encontramos que el concepto de “Imperio español” fue introducido en los años 60 por el historiador anglosajón J. H. Parry89 cuando, al mismo tiempo, Helmuth G. Koenigsberger90 sostenía de forma categórica que el concepto debía limitarse, en el caso español, a la época de Carlos V, y no de Felipe II, dado que este monarca no había sabido redefinir el imperio al quedar el título en manos de los Habsburgo austríacos. Este debate historiográfico quedó, en un primer momento, reducido a la comunidad historiográfica anglosajona, pero en los años 90 se difundió rápidamente hacia Europa continental y América Latina.91 Dejando estos bellos debates de lado, volvemos al espacio temporal del período colonial. Recorrimos brevemente algunos vocablos del juego que se utilizaban durante la época de la colonia. Habría que agregar otras como “la ciudad” que, según la Real Academia Española, en esa época se denominaba así al conjunto de vecinos, y no al abstracto de una ciudad. Por lo tanto, podríamos decir que en esta época “la ciudad de Buenos Aires jugaba a las bochas” o “la ciudad de Montevideo jugaba a las bochas”, por ejemplo. Tan solo digo estas palabras para el uso adecuado del idioma en el momento de análisis del momento histórico, dado que, en muchos trabajos historiográficos o artículos periodísticos, este punto es pasado por alto, lo cual considero un error de esos historiadores. Error que, en algunos casos, no es azaroso, sino que sirve para justificar definiciones del presente por medio de acciones del pasado. En otros casos, es tan solo una simpleza del lenguaje para que se comprenda mejor lo expuesto.

Muchos deportes fueron concebidos como juegos en sus orígenes, aunque no son necesariamente lo mismo, claro está, pero su función de socialización humana sí lo es. Por otro lado, el deporte de bochas no tiene nacionalidad, aunque los historiadores de las teorías nacionalistas quieran inventárselas; este juego es patrimonio de la humanidad, y nos lleva, en esta sección, a los tiempos de la colonia, como dije, allá por el siglo XVII, en este caso a todo el espacio del Río de la Plata. Con esto doy por sentado que la llegada de este juego a este espacio tiene un antecedente común para todos los modernos estados que conforman estos territorios en la actualidad. El espacio Río de la Plata es un espacio homogéneo, en términos económicos, como nos lo dice Fernando Jumar,92 y, por ende, con la actividad económica va el hábito del juego de las bochas, como vimos, a través de la venta minorista de las pulperías y demás actores del mundo colonial. Por lo tanto, este juego es una variable más que puede ayudar a analizar estos territorios como un único espacio con fronteras difusas hacia el interior de las tierras partiendo desde las costas, pero unidos desde una impronta cultural mediante las bochas.

Viendo que se comprobó que a finales del siglo XVII ya se jugaba este juego, quedará para futuros trabajos ubicar documentos que daten con anterioridad. Antes de este período, en América, me fue imposible conseguir información por el momento. Del 1600 al 1900, el juego fue muy popular. Hay que recordar que era entendido como un juego y no como un deporte. En muchos territorios de la América colonial, entraban incluso en la categoría de juego de azar de adultos y juego de entretenimiento entre niños y en algunos adultos. En el caso último caso, las prácticas se llevaban a cabo en las pulperías, las cuales funcionaban “antes que nada como centro de sociabilidad y antro, donde además de algunos otros productos, se vendían sobre todo bebidas alcohólicas”.93 De allí que veremos que la pulpería y las bochas están unidas dentro del período colonial como además en todo el Antiguo Régimen. Por ende, sucesivas prohibiciones se hacían contra los “juegos” por parte de los funcionarios públicos. En la vida colonial entran en juego los distintos grupos humanos como “negros”, “pobladores criollos” y criollos o “gauchos”. También hubo prácticas de los pobladores originarios, en un escenario de aculturación y dominio europeo, en desmedro de algunos juegos ancestrales. No puedo decir si antes de la llegada de los españoles jugaban por azar o no los pobladores americanos, pero sí que, 200 años después del contacto entre ambas culturas, los pobladores originarios tenían en sus múltiples culturas el hábito de la apuesta en el juego,94 como, además, lo hacían los pobladores criollos y los españoles, y también los ciudadanos comerciantes que circulaban en este espacio económico de distintas nacionalidades. Volviendo al sector social de los pobladores originarios, fue el juego de las bochas una práctica que en algunos casos se dio como juego,95 mientras que, en otros, para un uso de la apuesta y el azar, aunque en los territorios del continente americano nunca se haya cumplido antes la prohibición de apostar. Encontramos en este aspecto que una Real Cédula del 23 de mayo de 1608 consideraba que “las multas que se aplicaban a las gentes de Indias no bastaban para impedir el juego, pues su monto, relativamente elevado para (las tierras de) España apenas era sentido para los hombres que habitualmente doblaban o triplicaban esas sumas”.96 Este panorama nos hará ver y comprender sobre el porqué de los hábitos del juego de las bochas por estos tiempos en las pulperías o en los poblados de campaña en la frontera con el “indio”. Inclusive en los poblados rurales ya a principio del siglo XX. En este punto, no es un dato menor cuando el Cabildo de Buenos Aires en el año 1642 prohíbe los “juegos” en casas públicas.97 De esta manera, el juego de las bochas deja de estar oficialmente en las pulperías y pasa a estar en las casas particulares y campos de estancias. Así comprenderemos, a pesar de la prohibición oficial, la expansión que tuvo este juego por los distintos núcleos habitados del período colonial. Las mujeres y los hombres que habitaron el territorio americano antes de la llegada del europeo poseían un completo repertorio de juegos y entretenimientos, cuyos objetivos y sus características generales no diferían de los objetivos y características de los juegos y pasatiempos importados por los colonizadores europeos. En el caso de las bochas, las canchas muchas veces estaban ubicadas en las casas de los pobladores o en las calles o los terrenos baldíos. En el caso de los pobladores originarios, ellos tenían sus juegos, inclusive llegaron a tener sus pulperías propias, como los esclavos, donde jugaban entre sus pares. Acá es cuando entran en escena las pulperías, tanto las de las ciudades como las de las zonas rurales, donde estudios indican que, en su gran mayoría, eran dueños peninsulares; las pulperías tenían a cargo la venta minorista de insumos básicos para la vida diaria y, además, eran muy importantes como espacios de socialización de los sectores de la baja sociedad. De allí el desprecio de muchas fuentes escritas por la clase dominante hacia los sujetos que habitaban en las pulperías.

A pesar de que la mayoría de las pulperías eran manejadas por sujetos peninsulares, en algunos casos fueron manejadas por indios y “esclavos”. Pero, en algunos períodos de la historia, se excluía de la vida social de las pulperías de las ciudades a los indios y “esclavos negros”. Así sucedió en 1642, cuando el Cabildo dictaminó la siguiente ordenanza:

Son notorios los daños que se siguen de que aya pulperías de los dichos negros y negras y porque no se tiene noticia de que las aya en otra parte alguna destas provincias y reyno del piru si no es en esta ciudad que se quiten todos los que ubiere y se prohiva no aya de aquí en adelante las dichas pulperias de negros ni negras indios ni indias y se pregone por bando publico de este cabildo con penas que se les impongan a los que tuvieren propio u ageno vendiendose en las dichas pulperias aplicado por mitad camara de su magestad y gastos de justicia.98

Pero esta ordenanza no quedó aquí solamente, dado que el 19 de agosto de 164799 se dieron cinco licencias para abrir pulperías, en las cuales se dejaba constancia de que no se aceptaban “negros” ni “indios”, ni siquiera para venderles productos.100 Esto estaba ligado a que muchos pulperos, según datos de los censos de la Ciudad de Buenos Aires del año 1744, compraban esclavos como inversión. De este año, en el cual había 32 pulperías en Buenos Aires, el 32 % de sus administradores invirtieron en la compra de esclavos.101 Pero, más allá de los datos cuantitativos, se desprende que ellos terminaban trabajando en las pulperías en las cuales habían sido adquiridos, al menos hasta que fueran vendidos nuevamente. De esta forma, en este período, estos sectores sociales de la baja sociedad colonial continuaban con sus juegos pero fuera de los espacios urbanos, en las pulperías rurales, más bien en las zonas de la campaña de Buenos Aires, Montevideo, Córdoba u otros centros urbanos de esos entonces, dado que el mismo Cabildo instruía que la justicia “evitara los juegos y las borracheras”102 de los pobladores originarios; mientras que en las pulperías y casas urbanas funcionaban canchas de bochas para peninsulares, pero disfrazadas de canchas para juegos de niños. Volviendo a los juegos de los pobladores originarios, de este sector social, por ejemplo, los Qom jugaban al “tol”; los araucanos, al “loncoteo”; y los mapuches, al “pillmatún” o el “palín o Viñu”, entre otros. Pero, a medida que las culturas chocaban, se fueron imponiendo las costumbres europeas en la mayoría de los casos. Esto contrasta con las visiones de la historiografía nacionalista que retrataba la vida colonial y del Antiguo Régimen como oscura y sin diversión.

Sabemos que había diferenciación entre las pulperías de las zonas urbanas y las de las zonas rurales. En las zonas urbanas las esquinas eran los lugares preferidos.103 Por ejemplo, en 1717 había no menos de 61 funcionando en las esquinas sobre un total de 90 en Buenos Aires.104 Eso nos da una idea estimativa de las canchas de bochas existentes en ese período. Mientras tanto, en las pulperías rurales se conseguían productos “ilícitos”, como venta de cueros, sebo y grasas, que compraban a los gauchos sin preguntar su procedencia.105 Pero, en ambos casos, el juego de las bochas estuvo presente, como surge de estos inventarios de pulperías rurales donde encontramos que en 1774 había un “juego de bochas de madera”106 a la venta; en otra pulpería rural, en el año 1789, había un “juego de bochas”,,107 y en otro inventario de 1811 encontramos “bolas grandes y bolas chicas”.108 Todos eran de pulperías rurales, dado que en las urbanas recordamos que, al estar prohibido su juego, sus elementos no figuran en sus inventarios, dado que circulaban por el canal informal de la economía colonial. Otro dato a tener en cuenta de estos “clubes de pobres” —como denominó Mariluz Urquijo a las pulperías—109 fue la interacción social que dentro de la pulpería se daba, donde transitaban buena parte de las tensiones sociales de la campaña.110

Varios autores concuerdan en que ya para el 1700 en las zonas de fronteras entre europeos y pobladores originarios el juego por apuestas era fuerte, y allí las pulperías de los indios o negros funcionaban sin la persecución oficial, fundamentalmente en los parajes rurales. Esto a pesar de que dentro del paradigma de las leyes que regían para los pobladores españoles, como para aquellos que habitaran sus territorios, estaba prohibida la “apuesta” en los juegos. No en vano, en España, en el código Alfonsino de las Siete Partidas del año 1265, se legislaba minuciosamente sobre las previsiones contra el juego, tema que los monarcas y funcionarios peninsulares se encargaron de dictar. Ya entonces, a principios del 1700, se jugaba a las bochas y a los bolos, principalmente como juego de apuestas. Podemos decir que hay un problema de “denominación”, dado que algunas fuentes citan a los “bolos” o “bolas” para denominar el juego de las “bochas”. Allí hay que apelar a otras herramientas de análisis más complejas. Siguiendo por el año 1700, dentro de todos los juegos que había, de apuestas o no, el de las bochas contaba con un general sentimiento de disciplina y fervor. Como narra en su libro Javier Páez, “otros juegos que contaban con general asentimiento para los envites, traviesas y paradas, además de la taba, sobre la que volveremos más adelante, eran los de bochas y bolos, que se dividían en juegos de destreza”.111 Siguiendo esta línea vemos cómo el padre Pedro Grenón trascribe una rectificación judicial cordobesa de fines del siglo XVII en la que se describe la gran cantidad de jugadores que había en una partida de bochas. Inclusive podemos apreciar la diversidad étnica existente, cosa poco común en el mundo colonial. Entendiendo cómo sucede desde que hay memoria, el juego o deporte de las bochas es un juego que “hace amigos”. Prestemos atención a las interesantes palabras del padre Grenón:112

Siendo así que donde le hablé es una cancha pública en la que a la sazón se hallaron muchos – donde se juega a las bolas y donde entra todo género de gentes, clérigos de menores órdenes, sacerdotes, y hombres nobles de esta ciudad y forasteros, negros, indios, mulatos y el dicho escribano también. Y ser el dueño del sueldo y casa un hombre principal y noble como lo es el capitán Juan Martínez de Baigorri y casado con una señora de lo bueno y principal que tiene esta provincia.113

Son más que interesantes estas palabras encontradas en los registros de los tribunales de la provincia de Córdoba. Encontramos, por un lado, la raíz del actual deporte de las bochas en el territorio cordobés. Mientras que, por otro lado, vemos que no había distinción de clase o etnia para jugarlo, tal como sucede en el presente. Un variado abanico social que se reunía en torno del juego de las bochas, como también el variado público que visitaba las pulperías, lugar donde las bochas estaban presentes. En este caso, miremos como ejemplo una pulpería urbana de Buenos Aires que administraba Pedro Arévalo, y encontramos que allí, en la lista de deudores, estaban “don Eufrasio, el escribano decente del barrio (sí, lo había), hasta el negro Eugenio”.114 De aquí se puede desprender que las pulperías, y, por ende, el juego de las bochas, reunían a casi toda la sociedad colonial de ese entonces.

Por lo pronto, nos sirven estos datos y este trabajo para ver que, para finales del siglo XVII, el juego de las bochas ya estaba presente en las colonias de América. Otros trabajos de archivo podrán seguir datando su antigüedad con fechas anteriores a estas. Utilizando la inducción y la deducción de las ciencias sociales, los investigadores presumimos que estaba presente desde la llegada de los europeos. Por lo pronto, desde el carácter científico histórico, podemos afirmar que desde el 1600 en adelante ya se jugaba, dado que las fuentes datan desde finales del 1600. Hay que entender, de todos modos, que el hábito del juego, desde que llegó a las ciudades puerto y fue penetrando, fue un proceso cultural que llevó décadas para que se propague al punto que un escribano, un esclavo o un poblador originario pueda jugarlo. También hay que recalcar que muchos clérigos lo jugaban. Y, en este caso, justamente aquí nos detenemos, donde analizaremos el período colonial, más precisamente entre los años 1749 y 1767. Disponemos de fuentes primarias que nos dicen haber visto a pobladores originarios jugando a las bochas con pobladores llegados de España. Por lo tanto, podemos afirmar que no hay fuentes disponibles sobre si se jugaba a este juego en el continente americano antes de la llegada de los europeos; un proceso de aculturación ayudó a la difusión del juego de las bochas. En esta línea, el autor Emilio Alberto Breda nos lo recuerda, en su libro Juegos y deportes entre los indios rioplatenses,115 en el que hace una genealogía deportiva de los pobladores originarios, cuando dice que hubo “juegos de diversa índole entre diferentes pueblos”; pero, en su apartado titulado “Juegos de influencia española”, en el que cita en su interior a Florian Paucke,116 dice que vio jugando a las bochas a pobladores originarios. Siguiendo esta línea de investigación, tanto Emilio Alberto Breda como quien escribe compartimos la hipótesis de que desde los primeros tiempos de contacto entre colonizadores europeos y pobladores originarios comenzó a practicarse este juego por los territorios americanos, o sea, por las tierras de las “las indias”, como se denominaba por entonces. Pero, para justificar esta hipótesis, veremos, en este caso, a la narración que hace el jesuita Florian Paucke: “se habían conocido mejor con los españoles, habían tratado más frecuentes veces con ellos y visto diversos juegos, ya se veían juegos de naipes, dados, bochas, y otros semejantes juegos de pasatiempos”.117

Estos comentarios, de esta fuente primaria, se corresponden a lo vivido por este jesuita en sus viajes recorridos entre las tierras de Buenos Aires y las de Paraguay. Es hermoso viajar en nuestras mentes hasta este período colonial y poder imaginar partidas de bochas entre originarios y españoles. No todo contacto en la colonia fue un acto de violencia. Este deporte, que desde antaño junta a los seres humanos de gran estirpe espiritual.

Así llegamos hasta estas tierras linderas al pueblo de Buenos Aires, durante la administración de la Corona española, por estos momentos bajo el nombre de “Intendencia de Buenos Aires”, para que luego este territorio se denomine “Virreinato de Río de la Plata”. Creación que se concreta el 1º de agosto de 1776, pero que se hace efectiva el 27 de octubre de 1777 por orden del rey Carlos III de España.118 Como vimos, en esta época ya se jugaba a las bochas, según las crónicas, y era bastante practicado por sus ciudadanos, lo que nos hace pensar que en estas tierras, bajo el nombre de “Intendencia de Buenos Aires”, ya se jugaba este juego. Algunas fuentes dicen que solamente en la ciudad de Buenos Aires había unos 20 000 habitantes,119 sin contar los territorios de tierra adentro o rurales, donde habitaban muchos pobladores más, y las pulperías con canchas de bochas abundaban. Inclusive el deporte de las bochas, que en la actualidad une pueblos, ya los unía en el pasado, cuando el Imperio español era un estado, pero no era una sola nación. Ya Carlos III reconocía la autonomía cultural y social de cada una de las regiones que conformaban su imperio,120 pero el juego de las bochas estaba presente en las mayorías de esos territorios de la “múltiple monarquía” española que se presentaba ante el mundo como un imperio conformado por una diversidad de pueblos que lo habitaban. Cuando el 12 de octubre de 1778 se sancionó el documento denominado “Reglamento y Aranceles para el Comercio Libre de España e Indias”,121 la apertura de numerosos puertos, tanto españoles como americanos, dio mayor circulación de personas. Por lo tanto, las fuentes relacionadas al juego de las bochas desde este período en adelante son más abundantes en el virreinato del Río de la Plata.

Para el año 1778, en el registro de censos de Buenos Aires se registran inscriptos 203 pulperos, de los cuales dos eran “extranjeros” (portugueses), un mulato, una mujer (hispana) y 199 hispanos.122 El censo establecía una etnia, sin más datos. Se desprende de acá que, en la península ibérica, el juego de las bochas era muy popular, y estos inmigrantes ibéricos siguieron trayendo el hábito de este juego; sucedía en las tabernas y casas de la península ibérica.

Volviendo el período histórico del Virreinato del Río de la Plata. Sabemos que entre los habitantes del pueblo de Buenos Aires estaba difundido este juego. Las canchas abundaban, especialmente, en las orillas de la ciudad. En casi toda pulpería había una o más canchas. Los muchachos pasaban el día jugando a las bochas en los baldíos, calles o plazas. Un sector de la clase dominante de esa sociedad consideró que este juego envilecía a la juventud y, de esa manera, su práctica fue prohibida en junio de 1783. Pero, luego, nueve años después de esta prohibición, en el año 1792, don Eugenio Ruiz le solicitó al Cabildo una autorización para establecer una cancha de bochas en el Bajo. Esta solicitud le fue denegada porque “el juego atraía a una gran cantidad de vagos y pervertía a la juventud”.123 Pese a tales impedimentos, no pudieron, desde la clase dominante, desterrar el juego de la sociedad. Las canchas se hacían de manera clandestina, en las partes traseras de las pulperías, en los recreos, boliches, etc. Recordamos que para 1799 “abundaban las pulperías y las canchas”.124 A pesar de que los negros y los pobladores originarios no podían administrarlas en los centros urbanos, como vimos, sí podían consumir sus productos y jugar sus juegos, fundamentalmente en las canchas de las periferias de los centros urbanos. Para el año 1799, ascendía a 274 el número de pulperías solamente en el poblado de Buenos Aires (sin contar las de negros y originarios de la campaña); además, había billares125 y cafés.126 Pero el número de pulperías se agigantaba: si se tomaban las de la campaña, había otras 121, y otras 47 ubicadas en la Banda Oriental de dependientes de las cajas de Buenos Aires.127 En la ciudad de Montevideo había 185, y otras 96 estaban ubicadas en distintos lugares de la campaña de su jurisdicción.128 Pero estos son solo algunos datos cuantitativos sobre las pulperías fijas, dado que, además, estaban las pulperías volantes, las cuales funcionaban en las campañas, y allí también se jugaba a las bochas. Estas funcionaban de forma itinerante en zonas cerealeras en épocas de cosecha.129 Sin duda, las bochas y las pulperías son un bien complementario en esta época.

Hay que recordar que, para diciembre de 1799, el virrey marqués de Avilés vedó las pulperías y prohibió “toda clase de juego”,130 pero sin mucho efecto, y al poco tiempo todo continuó como antes y el bochín continuó rodando, claro está que dentro del marco de la ilegalidad. Si quisiéramos ampliar el número de pulperías, y por ende centros de concentración de bochófilos de esta época, ubicadas en estancias, o las volantes,131 aquellas que se establecían durante los períodos de zafra, por lo pronto carecemos de datos cuantitativos, pero se estima que había al menos una por cada una de las grandes estancias, además de las existentes entre las pequeñas chacras. Por ejemplo, si nos centramos en el año 1800, el virrey marqués de Avilés132 del Virreinato del Río de la Plata autorizó al administrador Francisco Javier de Echenique, de la estancia de doña Margarita Viana, a continuar con la pulpería de los campos del Yi, en la cual se abastecían las personas trabajadoras de la estancia y, en ocasiones, a viajeros.133 No caben dudas que las pulperías fueron centros del juego de las bochas, entre otras actividades sociales de la época, aunque el virrey marqués de Avilés lo prohibió, junto a otros juegos por un tiempo, y dio al monopolio de los bolos la gracia de que sea el único juego permitido. Pero, dado que, paulatinamente, se fueron abriendo canchas de bochas con permisos especiales, encontramos que en 1799 Francisco Luis de Alcaraz consiguió un permiso oficial para abrir en Pergamino una “cancha de bolas”,134 como también se le denominaba al juego de bochas. En otros territorios, los días festivos religiosos se instalaban canchas de bochas especiales mediante el pago de una contribución, como es el caso de Luján (poblado ubicado en la actual provincia de Buenos Aires) en el año 1799, que durante el día festivo de la Purísima Concepción (Inmaculada Concepción), el 8 de diciembre, se abonó al cabildo de la villa de Luján, y este autorizó el armado de las canchas.135 Aparece otro dato de este mismo período, pero, en este caso, en la actual zona norte de la provincia de Buenos Aires, cuando desde el año 1800 en la campaña bonaerense Blas García y Pérez tuvo una cancha particular de bolos para uso particular y de sus peones en Olivos, costa de San Isidro.136 Recordamos que la misma cancha de bolos, en muchas ocasiones, era usada para el juego de los bolos, en el caso de los patrones, y de las bochas, en el caso de los peones. Al menos en muchas grandes estancias sucedió esto, como sucede en la actualidad cuando un club con su deporte hegemónico de fútbol realiza una locación de su campo de juego para un match de rugby. Pero, volviendo al mundo colonial, cuando la diversión era tan importante como en el presente, cuando el juego de las bochas era parte de la vida pública, tenemos un dato interesante sobre los costos de construcción de una cancha de bolos o de bochas, que rondaba los 342 pesos durante el año 1800. Esto nos hace ver que era recuperable rápidamente para los propietarios que construían canchas de bochas o bolos para su comercialización, como también para las pulperías.

Pero, luego, para el final del gobierno del marqués de Avilés en el año 1801, por presión de los vecinos, ya había muchas canchas de bochas abiertas con permisos oficiales funcionando. Mientras tanto, todas las restantes seguían funcionando de manera clandestina, construidas en la campaña o en terrenos baldíos. Para 1801, había en Buenos Aires seis lugares distintos habilitados y que pagaban impuestos (al igual que en España), donde jugar a la pelota, bochas y bolos; estas eran las canchas de los señores Domingo Alcayaga, Francisco Leales, El Lavado, Sotoca, Marita y Cuello.137 Esto nos muestra cómo había en ese momento en Buenos Aires canchas habilitadas y canchas clandestinas, desde el punto de vista impositivo. Como vimos, tanto en el mundo colonial como en la metrópoli española, las canchas de bochas eran consideradas actividades de diversiones y espectáculos públicos. Por lo tanto, tenían una carga tributaria mensual que abonar a las arcas del reino o jurisdicción de donde se encontraran. Por otra parte, las canchas clandestinas durante los períodos en los cuales el juego se prohibió, como durante parte del gobierno del marqués de Avilés en el Río de la Plata, siguieron funcionando, pero abonando tributo a los oficiales de turnos y demás sujetos del complejo engranaje jurídico y tributario del mundo colonial. Más allá del tema sobre a quién tributaban las canchas, es encantador que estas estuvieran presentes durante el mundo colonial más de lo que se pensaba hasta hace poco tiempo.

Muchos de los datos citados recientemente del archivo general de la nación aparecen en el libro del excelente historiador José M. Mariluz Urquillo138 titulado El Virreinato del Río de la Plata en la época del Marqués de Avilés (1799-1801). De esta forma, el crédito de investigación de esos datos son de él, pero me pareció importante volver a rescatar algunos de ellos para que, de manera de síntesis, queden reflejados en este, que es el primer libro publicado sobre la historia de las bochas en la actual República Argentina. Si bien no es la intención desarrollar toda la historia de las bochas de todos los territorios de la Argentina, me limito a enunciar algunos desarrollos de los primeros momentos de su llegada para comprender por qué se jugaba en el barrio de La Boca, barrio de estirpe “popular” para algunos marcos conceptuales y “obrero” para otros. En definitiva, barrio donde vivían los explotados por el sistema, en la mayoría de los casos de los sujetos que allí habitaron y habitan. De esta forma, en el futuro, cualquier historiador que quiera continuar con este objeto de estudio puede utilizar como punto de partida y guía esta publicación.

Vemos, de esta manera, que podemos decir que, en el rigor científico propio de las ciencias sociales, desde el año 1700 en adelante ya hay noticias de que se jugaba a las bochas por el territorio del Río de la Plata y zonas rurales de la campaña; lógicamente, la deducción y la intuición nos llevan a los primeros momentos de la llegada del europeo al continente americano. En esta misma línea de interpretación se posiciona Víctor Santa María, quien nos dice que las bochas llegaron a nuestro territorio “al menos desde el siglo XVII”,139 como fruto de la llegada de los españoles. No pude encontrar las fuentes que corroboran esa información, aunque la afirmación tiene sentido. ¿Por qué pensar que en los siglos XVII y XVIII no se jugaba ningún juego que no fuera a caballo o con arcos y flechas? ¿Por qué pensar como una falacia de razonamiento de la eterna posmodernidad que los únicos humanos que se divierten son los del presente? Por ende, vemos que, a medida que los inmigrantes españoles e italianos llegaban en distintas oleadas migratorias, el juego venía con ellos.140 Sin duda, los españoles e italianos, como otros pueblos del Mediterráneo, a medida que poblaban América del Sur iban difundiendo el juego entre los pobladores criollos de estas latitudes, donde las pulperías tuvieron un rol importante. Inclusive dentro de las grandes estancias había pulperías, las cuales abastecían a las personas que vivían allí dentro. Y estas tenían sus canchas de bochas.

Es importante insistir sobre el hecho de que, por aquel entonces, se trataba de un juego y no de un deporte, como se lo conoce en la actualidad. ¿Por qué asumir que estos inmigrantes jugaban a las bochas en España y en Italia y abandonaron el juego cuando llegaron a estas tierras? De hecho, las prácticas culturales constituyen anclajes identitarios fundamentales para las personas. Seguramente, las distintas oleadas migratorias, españolas e italianas, principalmente, pero también de otras regiones del Mediterráneo, habrán traído consigo este juego, que fue permeando las distintas zonas rurales del actual territorio del actual lado argentino, como en los territorios del actual lado uruguayo. Considero que hay suficientes fuentes al respecto.

Una pregunta necesaria a realizarse en algún punto es: ¿estamos ante uno de los juegos más populares del período colonial? La respuesta es sí. Junto a los dados y los naipes, fue uno de los juegos más jugados por los sectores populares, dado que, en los altos extractos sociales, que son un menor porcentaje de personas, jugaban el billar y otros juegos como pasatiempos. De todas formas, incluso en algunas regiones jugaban a las bochas, o, en su defecto, a los bolos.


Obra del dibujante Caloi aparecida en el nº 1 de la revista Bochas en el año 1984. Refleja la historia oral que cuenta cómo los gauchos criollos jugaban a las bochas en las pulperías.

Desarrollo del juego dentro del actual territorio argentino: Las oleadas migratorias de procedencia italiana posteriormente a las españoleas fueron importantes para contribuir en la masificación del deporte allá por 1850 y en adelante, hasta principios siglo XX. Luego, el deporte ya estaba generalizado entre los sectores populares. Recordamos que ya había mucha mano de obra en el mundo del trabajo que venía del mundo Mediterráneo. Mano de obra estacionaria, en algunos casos, y, en otros, se trataba de sujetos trabajadores que venían a instalarse en estas tierras. Para ubicar en los años de 1850 al lector desprevenido, podemos evocar al general Justo José de Urquiza de la provincia de Entre Ríos, quien en sus campos de faena contrataba mano de obra oriunda del Mediterráneo. El grupo de los catalanes mataba la vaca, el de vascos se encargaba de sacar el cuero del animal, el grupo de Sevilla lo trozaba, y así sucesivamente en toda la cadena de producción. Había una lógica de rendimiento laboral, dado que cada grupo tenía su idioma o dialecto. Para 1850, Entre Ríos era una de las provincias más prósperas de la Confederación Argentina. Si bien los manuales escolares no hacen foco en las migraciones de aquella época, sí fueron importantes. En muchos casos no arribaban al puerto de Buenos Aires, sino que lo hacían en otros puertos, de ahí la falta de certeza en cuanto a la cantidad exacta de inmigrantes recibidos en la Argentina, dado que la mayoría de las investigaciones al respecto toman las estadísticas del puerto de Buenos Aires nada más.

Podemos resumir que los inmigrantes italianos que arribaron a nuestro país para fines del 1800 hasta 1850 lo introdujeron masivamente en todo el continente americano. En el invierno europeo, los obreros del campo venían a trabajar a la Argentina en la zafra del campo, como les anticipé, y en el invierno de aquí, viajaban a trabajar en el campo europeo el verano de allá. En estas idas y vueltas, el legado deportivo cultural fue desparramándose por toda América. No hay que imaginarse miles de inmigrantes con juegos de bochas. Con que lleguen diez sujetos con el hábito de jugar a las bochas, el porte se propagaba. Aclaro esto para aquellos amantes de las teorías maltusianas que necesitan ver miles de sujetos para validar los cambios sociales. Creen que “cantidad” es sinónimo de “cambio”, como sucede en la actualidad (2020) con el ejemplo de los virus, cuando con un ser humano que lo porte miles pueden ser contagiados. En el paradigma cultural y deportivo, con que diez personas arriben con ese hábito deportivo, en cuestión de años miles pueden ser las personas que también lo adquieran.

De esta manera, en el período que va de 1850 a 1890 el juego de bochas se fue generalizando, pero no entre las clases dominantes. En este sector social se ponderaban otros juegos en general. Un ejemplo de esto son los deportes náuticos o el cricket. El 15 de agosto de 1882 se desarrolló el evento141 en el que el Club Industrial Argentino inauguraba un nuevo local en el barrio de Barracas. Luego de esto, se desarrolló un evento náutico en el que el Club de Regatas ganaría el primer puesto “por sus botes”,142 evento organizado por el Club Industrial Argentino, antecesor de la Unión Industrial Argentina. Nos queda la prueba de este hecho, dado que en el año 1884 el presidente general Julio Argentino Roca le hizo llegar un diploma al club por este hecho. Paradójicamente, este club tuvo su primera sede social en la Vuelta de Rocha, en La Boca del Riachuelo en el año 1876. Recién en la década de 1960 tuvo el deporte de bochas dentro de su club, donde tenían una cancha para sus socios.

Volviendo a la llegada de las bochas con los inmigrantes. Ubicamos, de esta manera, a medida que los inmigrantes iban acomodándose por todo el territorio argentino, que el deporte se fue desparramando con velocidad. Para los trabajadores migrantes, seguir jugando al bocce evocaba la tierra natal. Este proceso se dio en las ciudades portuarias, en el territorio rural, en localidades de diversas provincias con trabajadores golondrinas, como también allí donde se fundaban colonias de trabajadores. En este punto, las provincias de Santa Fe y Córdoba o el interior de la provincia de Buenos Aires fueron importantes territorios donde se propagó mediante la creación de canchas a los costados de las pulperías o dentro de ellas, en algunos casos. Todavía, si se visita el pueblo de Talpaqué143 en el interior de la provincia de Buenos Aires, allí, muy cerca, a solo unos kilómetros, se puede visitar una vieja pulpería, “San Gervasio”, que sigue funcionando como tal y con cancha de bochas, donde los poblados chacareros siguen jugando.

La Ciudad de Buenos Aires también tuvo su desarrollo deportivo. En los pueblos de las distintas provincias, los trabajadores de las zonas periféricas a los cascos urbanos tenían sus cantinas, o boliches, y allí jugaban. El mismo proceso se dio en los centros económicos rurales. En estos espacios geográficos sociales144 donde la actividad humana económica fue ganando terreno, también fue ganando terreno el juego de las bochas. Para este proceso, el asentamiento de la ciudad de Buenos Aires no fue algo estático, sino que fue un proceso espacial y activo en el que los hábitos culturales se desparramaron. En este sentido, el juego de las bochas fue creciendo a la par que la urbanización crecía. Este comportamiento de las colectividades humanas de trabajadores se mimetizaba con el medio floreciente urbano, el cual disponía de espacio libre para armar canchas de este juego.

Estas canchas eran, al principio, a cielo abierto, luego, para el año 1890, bajo techados con tinglado. Eso dependía de la capacidad monetaria de la cantina. Las zonas rurales de la ciudad de Buenos Aires, como los actuales barrios de Saavedra, Coghlan, Villa Urquiza y Barracas, entre otros, presentan algunos registros de las primeras canchas de bochas construidas. Hay que tener en cuenta que, en aquellos momentos, construir una cancha de bochas para juego consistía en limpiar un poco la superficie de piedras con una escoba y, con unas maderas, delimitar el campo de juego. Por eso no quedan rastros de ellas para un trabajo arqueológico, por desgracia.


En la actual esquina de Monroe145 y Ricardo Balbín146 (hoy barrio de Coghlan), en un entorno netamente rural en su momento, se erigía una conocida pulpería, cuyos clientes eran lecheros, carreros y jornaleros. Esta pulpería tenía un frontón para pelota paleta y una cancha de bochas. Fotografía datada entre los años 1880 a 1890 aproximadamente, según la fuente.

En los párrafos anteriores nos hemos dedicado un poco a la historia de los jugadores de bochas y su recorrido desde la zona del mar Mediterráneo hasta el sur de América. Pasemos, ahora, al plano organizativo del juego y del deporte. En relación a las instituciones que organizan al deporte, se puede decir que, a principios del año 1900, se crean las primeras asociaciones y federaciones; el juego toma, así, el carácter de deporte. Se organizan e imprimen las primeras normas que organizan la disciplina homogéneamente.147 Estas primeras asociaciones eran informales, diferían de aquellas del fútbol, que comprendían cargos como presidente y secretario, estatutos, etc. Eran colectivos de ciudadanos que se organizaban de modo asambleario.

Para comienzos del 1900 se popularizaba el deporte, con rápida aceptación como juego de azar y apuestas. Creció rápidamente en las zonas de ruralidad y en los suburbios, más que en los cascos urbanos de las grandes ciudades. En estas últimas, se jugaba en los barrios más alejados y menos urbanizados. Cantinas y boliches eran protagonistas, y los propietarios tenían que pagar una renta por albergar este tipo de actividades recreativas. En algunas zonas se abonaban impuestos, en otras, algo así como “permisos” a las autoridades del orden.

Luego, entre los años 1900 y 1905, comenzó la etapa deportiva y su masificación en los clubes. También se fundaron clubes especialmente para jugar a las bochas. Hubo que esperar hasta principios del siglo XX para que los clubes netamente de bochas se generalizaran por toda la República Argentina, dado que no fue homogéneo en todas las provincias. Por ejemplo, en distintos poblados rurales de la pampa húmeda, durante los años 1921-1922 se seguía jugando al estilo campestre, mientras que en los grandes centros urbanos ya se fundaban los clubes especialmente dedicados a las bochas o se fundaba la disciplina deportiva en clubes atléticos. Miremos esta fuente sobre un colectivo de trabajadores rurales:

Ha terminado la trilla del trigo y maquinistas, embocadores, plancheros, horquilleros, costureros, bolseros, pajeros, aguadores, cargadores, foguistas, cocineros, etc, junto con los aventureros y atorrantes que siguen a todas partes los movimientos de las trilladoras, se han arrimado desde temprano al almacén de ramos generales – que a la vez anexa las funciones de pulpería, fonda, cancha de bochas, churrasquería, y frontón de pelota, algunos para despuntar el vicio, amojosado por la dura temporada de trabajo efectuado de sol a sol, y otros para hacer la provista y emprender el regreso a los pagos de donde los han acarreado los contratistas con la promesa de robustos jornales. Hay santiagueños, tucumanos, cordobeses, entrerrianos, italianos golondrinas (que volverán a sus tierras justo a tiempo para levantar la cosecha de los signori) y gene de la más variada layas y pelajes.148

Podemos ver de manifiesto en estas palabras que el juego de las bochas implicó distintas corrientes de migraciones que lo traían desde la cultura del Mediterráneo y se lo fue reforzando en varios sectores del actual territorio argentino en este caso. En poblados rurales crecía como juego y, a la par, como deporte ya en los grandes centros urbanos.

Sin embargo, no dejaron de crecer las canchas de bochas en lugares recreativos de los barrios anexos a las ciudades. Citaré dos casos, uno en la localidad de Martínez, en la zona norte de la provincia de Buenos Aires. Juan Marguatti, inmigrante del pueblo de Tortora, en la provincia de Alexandria (Italia), llega a La Boca en 1911. Luego de vivir un tiempo allí, durante el año 1924 se traslada hacia esta zona y abre una cantina llamada “Il re dei vini”, ubicada en Alvear y Sáenz Peña, en la cual había dos canchas de bochas.149


Tarjeta publicitaria de la cantina durante el año 1924.

Pasemos a ver lo que sucedió en la provincia de La Rioja, donde la construcción de la primera cancha de bochas datada es recién en el año 1944150 y la segunda es del año 1946. Estas canchas se construyeron en el domicilio particular de un inmigrante italiano de apellido Bosetti. Las canchas estaban ubicadas en la calle Santiago del Estero N.º 245 de la ciudad de La Rioja, pero vemos que el desarrollo del deporte de las bochas a nivel nacional fue desigual en los distintos territorios argentinos. Donde los trabajadores del Mediterráneo estaban presentes, el deporte se ejercía rápidamente. A lo largo del libro, asistiremos a ver el inicio de este deporte en algunos territorios de la República Argentina, como en la localidad de Venado Tuerto (provincia de Santa Fe), en la Ciudad de Rosario (provincia de Santa Fe) y en la provincia de Córdoba.

Desarrollo del deporte de las bochas en el actual territorio uruguayo: El deporte llegó a las costas uruguayas de la misma manera que en la costa argentina. Por esta razón, mi marco conceptual en este trabajo es el de la historia poscolonial, dado que hacer una historia integrada es mucho más razonable desde mi óptica, con este objeto de estudio al menos. Las bochas, como se dice siempre, no tienen nacionalidad, y a la hora de hacer historia de las bochas eso queda reflejado. Vimos que durante el período colonial llegaron al territorio del Río de la Plata, más precisamente, de la misma forma. Por lo tanto: ¿por qué inventar una historia nacional de las bochas? Se trate del país del que se trate. De esta forma lo manifiesto en el apartado sobre la historia de las bochas al territorio del virreinato del Río de la Plata que se corresponden de igual forma para los actuales países de Argentina y Uruguay.

Durante la época de la colonia, con la llegada de españoles primeramente y luego de italianos, llegó el juego. Luego de las zonas portuarias, pasó a los pobladores y las zonas rurales, como son el caso de Montevideo y Colonia. Finalmente, con las migraciones recibidas durante el período 1800 a 1890 se masificó, dado que las migraciones siguieron llegando; migraciones, en su mayoría, de sujetos de la zona del mar Mediterráneo. Estos movimientos de humanos fueron de distintas nacionalidades durante este ciclo, como italianos, franceses, españoles, etc. Con esto, el deporte se siguió desparramando entre la sociedad uruguaya. En este espacio no haré un recorrido profundo sobre la historia de las bochas en la actual República Oriental del Uruguay, sino tan solo una mención de la historia de su deporte federado hasta la actualidad para tener un breve pantallazo de su recorrido bochófilo, fundamentalmente de los tiempos modernos, para que el lector pueda comprender, luego, los cruces internacionales entre los campeones de ambas ligas, torneo denominado “Campeonato Rioplatense”, además de las muchas copas que se pusieron en juego que enfrentaban a los campeones de ambas ligas. La Federación Uruguaya se funda en el año 1930.151 Entre sus clubes fundadores estaban Aguada Bochas Club, Club Independencia, Club Aldea, Club los 33, Club Belveder, Club Nueva Palmira, Club Carlitos, Olimpia Bochas Club, Club Espronceda y el Club Yaguaron. Pero, para futuras investigaciones, hay que agregar a los clubes de otros territorios, como es el caso de la ciudad de Colonia del Sacramento, que ya en 1949 tenía su propia liga de bochas.152 Encontramos que los clubes Colonia Rowing y Club Plaza Colonia ya desde 1947, al menos, tenían el deporte de las bochas en sus filas. Muchos de estos clubes los conocen los bochófilos de Argentina, dado que salieron campeones de la liga uruguaya y se midieron con sus pares argentinos. Luego se sumaron muchos otros clubes como el Colon Fútbol Club, “que tuvo muy buen nivel en el deporte de bochas”, como nos lo recuerda el investigador de las bochas Eduardo Daniel Freitas,153 jugador de bochas del equipo El Matreros de Montevideo. En el plano femenino, la categoría “damas” comienza a competir de manera federada en la década de 1950. En la actualidad, esta es una de las mejores selecciones de Sudamérica, según algunos periodistas especializados del deporte.

En nuestros días, dicha federación nuclea a 18 ligas departamentales (son su equivalente a las federaciones provinciales de bochas en Argentina), además de la Federación Capitalina de Bochas.154 Estas ligas son las siguientes: Liga Departamental de Canelones; Liga Regional Interbalnearia; Liga Departamental de Colonia; Liga Regional de Dolores; Liga Departamental de Flores; Liga Departamental de Florida; Liga Departamental de Lavalleja; Liga Departamental de Maldonado; Liga Departamental de Montevideo; Liga Departamental de Paysandú; Liga Departamental de Río Branco; Liga Departamental de Río Negro; Liga Departamental de Rocha; Liga Departamental de Salto; Liga Departamental de San José; Liga Departamental de Soriano; Liga Departamental de Treinta y Tres; y, por último, la Liga Regional de Young.

Podemos observar que es una federación con bastantes clubes nucleados en su interior en sus 19 ligas. De esta manera, podemos ver cómo llegaba el equipo uruguayo a jugar la final del Campeonato Rioplatense, final en la que, en muchas ocasiones, Boca Juniors estuvo presente, como veremos.

Las bochas, del “juego” al “deporte” en el espacio territorial argentino: Algunos historiadores sitúan el nacimiento de las bochas como deporte propiamente dicho a partir de 1929, cuando se crea la Federación Argentina de Bochas.155 No comparto esta postura, dado que, si analizamos el caso del deporte dentro del Club Atlético Boca Juniors, vemos que ya a partir de 1919 era competitivo y se jugaban torneos dentro del club xeneize. Me parece un tanto simplista el hacer historia y fechar períodos históricos en base a la creación de federaciones o grandes hitos como criterio único. Por otra parte, está el caso Ferrocarril Oeste, cuyo historiador oficial, Daniel Eugenio Visiglio, sostiene que la cancha de bochas se construyó en 1905. Tenemos, entonces, en este caso, el año 1905, y no hay que dejar de mirar las ligas de las distintas provincias argentinas, como la liga de Colonia Hancen.156 Se pueden encontrar aún hoy medallas del año 1918, bañadas en oro, que se entregaban como premio. Podemos inferir, de este modo, que las bochas parecen haberse concebido como deporte desde años anteriores a 1929. Algunos investigadores desconocen que durante el año 1926 al año 1928 inclusive existió la Federación Amateurs Argentina de Bochas, y que, como producto de esta experiencia, nace la Federación Argentina de Bochas. Teniendo en cuenta varios casos como el mencionado, sostengo que el deporte de las bochas en la República Argentina nace como tal en los primeros años del siglo XX. Que no se tenga fotos no significa que sus deportistas no lo practicaran ya como deporte. Claro que, dependiendo de la zona que se analice, coexistió por un tiempo el deporte de las bochas con el juego de las bochas, al menos hasta 1910, cuando ya predomina el deporte sobre el juego en muchos de los distintos distritos del territorio argentino. Sin embargo, se trata de un debate historiográfico que no está cerrado todavía.

Foto: Medalla en ocasión del Torneo de Bochas de Colonia Hancen (sur de la provincia de Santa Fe) en el año 1918.

Para seguir pensando el nacimiento del deporte de las bochas, debemos tener, además, una mirada integral. Me refiero a que no podemos pensar sus orígenes como si el proceso hubiera sido unilineal, desde la Ciudad de Buenos Aires hacia las demás provincias. Su difusión por el territorio argentino fue a través de varias vías de ingreso, como los puertos de La Plata, de Buenos Aires y de Rosario. Eso explicaría por qué se arraigó tan rápidamente en distintas zonas chacareras, lejanas a las conexiones ferroviarias y de vínculos escasos con las grandes ciudades. Estos pueblos recibían a “trabajadores golondrina”157 para los campos. Junto a esta mano de obra llegó el hábito del juego de las bochas. Así, para principios de 1900, comenzaba a transformarse en deporte la práctica de bochas, con reglas homogéneas y torneos interclubes o campeonatos entre pueblos, en algunas ocasiones. Las asociaciones empezaron a establecerse entre 1910 y 1920, y las federaciones que nucleaban a las asociaciones se fueron creando desde 1926 en adelante.158 A principios del siglo XX, dependiendo de la zona, las bochas dejarán de ser paulatinamente un juego para ser practicadas con reglas, pautas y como deporte, según la concepción moderna. Hay datos sobre torneos organizados en distintos pueblos que recibieron inmigración para trabajar en el campo, como vimos. En el interior de la provincia de Buenos Aires se pueden citar los ejemplos de la Liga del Oeste y la Liga del Sur. En el sur de la provincia de Santa Fe, entre 1910 y 1920 ya se organizaban campeonatos. Desde el año 1914, la Argentina comenzaba a urbanizarse rápidamente y en varios deportes se incorporaba a un sistema internacional de competiciones.159 Sumado a esto, las asociaciones deportivas serían consideradas asociaciones civiles, con roles fundamentales en sus núcleos sociales y territoriales. Las prácticas deportivas se convirtieron en importantes espectáculos públicos, y las inversiones en infraestructura aumentaron. De este modo, desde los años 1900 las bochas se irían transformando, paulatinamente, en deporte.

Córdoba y su espacio bochófilo: Durante el período colonial, como vimos, fue muy jugado el juego por toda la actual provincia de Córdoba, como las crónicas nos lo narran, por lo que no lo desarrollaré acá, sino que me limitaré al período espacio-temporal desde mediados del siglo XX hasta la actualidad. Sabemos que la comunidad no es el único medio de cohesión de una cultura.160 Como es obvio, en una ciudad o en un territorio, individuos extraños entre sí habitan una cultura común a pesar de no conocerse, en este caso, un patrón deportivo. El desarrollo de las bochas en el territorio cordobés fue producto de que los sectores populares adoptaron este deporte, y en base a esta identidad comenzó su expansión por toda la provincia. En 1967, en la provincia de Córdoba, existía al menos una asociación por cada centro urbano con una población importante. Cada una organizaba por separado sus calendarios deportivos. Surgió, en este escenario, la necesidad de crear la “Federación de Bochas de la provincia de Córdoba”, para unificar criterios, tanto en lo deportivo como en lo orgánico.161 En la actualidad, esta federación cuenta con un campeonato infantil para chicos de 9 años, con un semillero de “infantiles” siempre lleno. En la provincia de Córdoba de más de 28 asociaciones de bochas que nutren alrededor de 350 clubes —y sabemos que hay más clubes o sociedades de fomento que no están registrados por distintos motivos—. Si tomamos, por ejemplo, a la ciudad de Colonia Caroya, tenemos a la Asociación de Bochas de Caroya, la cual comprende cinco clubes afiliados:162 Club Sportivo Unión Tronco Pozo, Bochas Sport Club,163 Club Sportivo Vicente Agüero, Club Juventud Agraria Colón y Club Sportivo San Martín. Es decir que cada asociación tiene varios clubes afiliados. Este puede ser un indicio del rol que poseen las bochas en muchos pueblos y ciudades del interior como espacios importantes para la socialización. Incluso, distintos municipios apoyan y patrocinan la actividad. Nos sorprenderíamos con la cantidad de ciudadanos que practican el deporte, y, mucho más, con la cantidad de clubes.164 Por el contrario, en las grandes urbes humanas hay un estancamiento, posiblemente vinculado con la popularidad del fútbol entre las nuevas generaciones y la influencia de los medios de comunicación. En el caso de Colonia Caroya, hace más de 75 años que existe el Bochas Sport Club. Los clubes de bochas que se ocupan solamente de esta disciplina suelen ser muy antiguos. Y, por si el lector no se percató, Córdoba no tiene puerto… Los bochófilos fueron llegando desde otras latitudes. No cabe dudas de que el deporte es más practicado en ciudades que no tienen equipos de fútbol en ligas grandes de la AFA. Estos lineamientos, sin embargo, no son concluyentes. Córdoba podría bien ser una excepción en este punto. Habría que realizar un trabajo más preciso, ciudad por ciudad, para saber si los ciudadanos federados que juegan a las bochas igualan a aquellos que juegan al fútbol y están federados en la AFA. Según el presidente de la Confederación Argentina de Bochas, este deporte es el 4º deporte de atletas federados de la República Argentina.165 Volviendo a Córdoba, sin duda, esta provincia es una potencia bochófila, y por eso tiene el mote de “cuna de las bochas”. En la actualidad, tiene más de 7000 deportistas federados en la Federación Cordobesa de Bochas, lo que la convierte en el segundo deporte que más atletas federados tiene en la actualidad.166 Las proyecciones de este deporte son muy buenas en esa provincia en el futuro.

Las bochas y los medios de comunicación: Si revisamos escritos académicos y análisis de las ligas y federaciones de bochas, observamos que no se trata de una disciplina presente en los medios de comunicación deportivos hegemónicos. Existen algunas excepciones territoriales, casos en los cuales la prensa y el poder político local apoyan a esta actividad, por ejemplo, la localidad de Boiro en La Coruña, España.167 En Boiro, las bochas son incluso parte del diseño curricular de las escuelas primarias.168 Allí se otorga cierto reconocimiento histórico al deporte, tanto a nivel local como externo. En nuestro país, en el pueblo de Santa Elena, en la provincia de Entre Ríos, sucede algo similar. En ambos casos, los municipios mantienen informada a la ciudadanía sobre los eventos deportivos de las bochas. La prensa local brinda espacios de difusión en las radios, así como en los medios gráficos. Los poderes municipales incentivan a la ciudadanía al juego de este deporte. Por supuesto que, en los dos casos, deportes como el fútbol siguen teniendo mayor cobertura por parte de la prensa. De todos modos, la visibilización (aunque minoritaria) del deporte de bochas es clave para el crecimiento de la práctica. En el caso xeneize, al mes de mayo de 2020, el deporte de bochas no figura en la página oficial del club. Los logros deportivos de los bochófilos xeneizes son conocidos solo por vecinos y vecinas, socios y socias del club que recorren las instalaciones y a través del boca en boca o de redes sociales.

Breve panorama deportivo de la actualidad: En un paneo general a nivel nacional, son sobrados los ejemplos de canchas de bochas que se inauguran en muchos de los territorios provinciales de la República Argentina. También se reinauguran canchas (las nuevas son de piso sintético) por todo el país, fundamentalmente en las ciudades medias169 o ciudades intermedias en cuanto a cantidad de habitantes que tienen se refiere, como en sus funciones sociales de integración social.170 En Mercedes, por ejemplo, el Club Porvenir,171 no hace mucho, luego de varios años de inactividad en relación a las bochas, puso en funcionamiento su cancha. En la ciudad de Tandil se organizó el 49º Campeonato Provincial172 de Tercetos de Bochas en 1º Categoría. Podríamos seguir enumerando situaciones y casos. Si vemos la cantidad de clubes afiliados en sus respectivas asociaciones de bochas (en los distintos territorios de la República Argentina) que, a su vez, están dentro de la Confederación Argentina de Bochas, encontramos que hay 1433 clubes participando de dicha confederación. Es un gran número de entidades deportivas.

El deporte de las bochas se coloca en 4º lugar en la República Argentina como deporte practicado por atletas federados. Enunciamos algunos para que el lector tenga una breve visión. Este no es un deporte estancado o muerto, como muchas veces se quiere hacer creer, ni un deporte exclusivo de la tercera edad; simplemente, no se le da un lugar en los noticieros hegemónicos deportivos ni se lo jerarquiza en muchos clubes. Los socios del club xeneize se anotician de que el club comprende esta actividad por las redes sociales, pues es invisibilizado por los grandes diarios deportivos de Argentina. Vimos que no es un deporte muerto, al contrario: año a año, más clubes se afilian dentro del colectivo de la Federación Argentina de Bochas. A la fecha de publicación de este libro, la disciplina de bochas cumplió 101 años en la institución Boca Juniors. Por el calor de sus socios y socias, ese contador seguirá creciendo, dado que son muchos los y las que practican este deporte.

54 http://www.acanomas.com/Historia2Juegos2Tradicionales/159/Bochas.htm Última visita el 01-08-2020.

55 Revista “Mundo de Bochas”. Se puede ver la nota completa visitando el sitio:

http://www.mundobochas.com.ar/new/index.php/informes/7-informes/2461-un-poco-de-historia-y-de-bochas-por-el-mundo Última visita el 12-05-2018.

56 Diana Carolina López Figueroa y Francisco Javier Espinoza Valencia; “El desarrollo de la ubicación espacial en niños con parálisis cerebral – Boccia y la clase de educación física adaptada”, Editorial Académica Española, Madrid, España, 2020, página 16.

57 Alonso García, David; “Mercados y Mercaderes en los siglos XVI y XVII”, Editorial Síntesis S.A., Ciudad de Madrid, España, 2016, página 38.

58 Susan Socolow; “Los mercaderes del Buenos Aires virreinal: familia y comercio”, Ediciones De La Flor, Buenos Aires, Argentina, 1991, página 28.

59 Sir Francis Drake (Tavistock, Inglaterra, 1540 – 28 de enero, Portobelo, Panamá 1496), conocido en el Imperio de España como Francisco Draque, fue un corsario, explorador, comerciante de esclavos y vicealmirante inglés. Dirigió numerosas expediciones de la Marina Real inglesa en los propios dominios de España y en las Indias “orientales”. Fue la segunda persona en circunnavegar el mundo en una sola expedición, tras Elcano.

60 Assadourian, Carlos Sempat, “Integración y desintegración regional en el espacio colonial. Un enfoque histórico”, EURE, Universidad Católica de Chile, No. 4, 1972, página 11.

61 Boudeville, Jacques; “Los espacios económicos”, Buenos Aires: Eudeba, 1965. Capítulo I: “El espacio económico”, página 7.

62 Garriga, Carlos, “Orden jurídico y orden político en el antiguo régimen”, 14.

63 ¿Qué es una pulpería? Una pulpería era una tienda dedicada a la venta de provisiones de abasto de la población. Venta minorista de alimentos y bebidas.

64 El rey Jacobo I de Inglaterra era al mismo tiempo el rey Jacobo VI de Escocia (1566-1625).

65 Moreno, C., “Juegos y deportes tradicionales de España”, Alianza Editorial, Madrid, España, 1992.

66 Pérez Sarrión, “Sobre el mercado interior español en el siglo XVIII. Una indagación y algunas preguntas”. En: Torres Sánchez, Rafael (Ed.). Studium, magisterium et amicitia. Homenaje al profesor Agustín González Enciso. España (s/d): Ediciones Eunate, 2018, página 283.

67 Gloel, Matthias, “Las monarquías compuestas en la época moderna: concepto y ejemplos”, Universum, Talca, Volumen 29, número 2, 2014, página 83.

68 Ver el sitio online de la Real Academia Española: https://dirae.es/palabras/?q=bochas Última visita el 26-09-2020

69 Diario de Madrid, nº 95, 5 de abril de 1790, Madrid, España, página 380.

70 Diario de Madrid, nº87, 28 de marzo de 1790, Madrid, España, página 348.

71 Diario de Madrid, nº67, 8 de marzo de 1790, Madrid, España, página 268.

72 Diario de Madrid, nº87, 28 de marzo de 1790, Madrid, España, página 348.

73 Diario de Madrid, nº67, 8 de marzo de 1790, Madrid, España, página 268.

74 Boletín Oficial de Madrid, número 581, martes 13 de noviembre de 1805, página 3.

75 Bergado Félix; “Documento de la Intendencia de la Provincia de Madrid”, Subsidio del comercio, 18 de mayo de 1830, página 3.

76 Los pagos se efectuaron el 25 de mayo y el 1º de septiembre en conjunto con un impuesto cobrado por la Real Hacienda, la cual creó la Comisión del Subsidio (del comercio), con la que se cobró un impuesto a todas las actividades económicas del momento.

77 Boletín Oficial de Madrid, número 3780, martes 13 de agosto de 1850, página 3.

78 Boletín Oficial de Madrid, número 4471, sábado 6 de noviembre de 1852, página 3.

79 Boletín Oficial, de La Provincia de Madrid, número 87, martes 12 abril de 1870, página 3.

80 Boletín Oficial, de La Provincia de Madrid, número 230, viernes 25 septiembre de 1891, página 5.

81 Reglamento de Policía de Madrid de 1824, Capítulo V, De los celadores de barrios, artículo 38.

82 Ayuntamiento Constitucional de la M. H. Villa de Madrid; “Memoria presentada a las Cortes por el Ayuntamiento de la M. H. Villa de Madrid sobre los gastos precisos con el fin de llevar las atribuciones que le señala el artículo 321 de la Constitución”, 1821, página 7.

83 Naharro, Vicente; “Descripción de los juegos de la infancia”, Imprenta que fue de Fuentenebro, Madrid, España, 1818, página 25.

84 Revista “Semanario Pintoresco Español”, número 217, 2º serie, Tomo III, 11 de Julio de 1841, Madrid, España, página 224.

85 “Revistas de Teatros – Diario Pintoresco de Literatura”, número 19, 17 de enero de 1843, Segunda Serie, Madrid, España, página 2.

86 Boletín Oficial de Madrid, número 4471, sábado 6 de noviembre de 1852, página 3.

87 Gastaldi, Ana Clara; Esjaita, Mariel. “Aproximación a la estructura socio-económica desde un enfoque sociocultural: el consumo como vía a la identidad en el Río de la Plata virreinal”. El Taller de la Historia, 11, 11, 2019, página. 269.

88 Ídem, página 269.

89 Parry, John H. (1940), The Spanish Theory of Empire in the XVIth Century, Cambridge, Cambridge University Press, pp75. El historiador John Horace Parry, que firmaba siempre como J. H. Parry sus obras (Handsworth, 26 de abril de 1914 - Cambridge, Massachusetts 25 de agosto de 1982), era de nacionalidad británica. Se interesaba por el objeto de estudio “marítimo”, especialmente por la aventura marítima de Portugal y España. Tiene más de 16 obras publicadas.

90 Koenigsberger, Helmuth (1968), “The empire of Charles V in Europa”. En Elton, G. (Ed.), The New Cambridge Modern History, vol. II, The Reformation 1520-1559, Cambridge, Cambridge University Press, p. 301-333.

91 Hauser, Christian y Horst Pietschmann, “Los imperios ibéricos de la época moderna. Los imperios ibéricos de la época moderna. Tendencias historiográficas recientes”. Travesía, 17, 1, 2015, página 32.

92 Sovarzo, José. “La garganta del comercio suramericano. Las relaciones comerciales terrestres entre la región Río de la Plata y los mercados del Pacífico suramericano a fines de la dominación hispánica en América”. El Taller de la Historia, 11, 11, 2019, pp. 350.

93 Mayo, Carlos, A., Capítulo 7, “Más allá del mostrador”, en pulperos y Pulperías de Buenos Aires (1740-1830) Carlos A. Mayo (Director), Editorial Biblos, Ciudad de Buenos Aires, 2000, página 89.

94 Páez, Jorge; “Del truquiflor a la rayuela – Panorama de los juegos y entretenimientos argentinos”, Editorial La Historia Popular, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 1971, página 13.

95 Breda, Emilio A.; “Juegos y deportes entre los indios del Rio de la Plata”, Ediciones Teoría, Ciudad de Buenos Aires, 1962, página 14.

96 Páez, Jorge; “Del truquiflor a la rayuela – Panorama de los juegos y entretenimientos argentinos”, Editorial La Historia Popular, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 1971, página 14.

97 Archivo General de La Nación, Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, Tomo IX, Libro V - VI, año 1640 a 1645, publicados bajo la dirección del Archivero de la Nación Juan José Biedma, Buenos Aires, Libro VI, 7 de febrero de 1642, Publicación de los Talleres de la Penitenciaría Nacional, 1911, página 256 (foja 82 del libro original).

98 Archivo General de La Nación, Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, Tomo IX, Libro V - VI, año 1640 a 1645, publicados bajo la dirección del Archivero de la Nación Juan José Biedma, Buenos Aires, Libro VI, 7 de febrero de 1642, Publicación de los Talleres de la Penitenciaría Nacional, 1911, página 257 (foja 82 del libro original).

99 En dicha sesión del Cabildo estuvieron presentes el capitán Pedro Hurtado de Mendoza, Xptobal (Cristóbal) de Loyola —alcaldes ordinarios de esta ciudad—, Juan Crespo Flores —alcalde provincial de la Santa Hermandad—, Juan Barragán —regidor— y Antonio Bernalte de Linares —depositario general de la ciudad—. Estuvieron ausentes, a pesar de haber sido llamados para la reunión, Juan de Vergara y el alguacil mayor Francisco González Pacheco.

100 Archivo General de La Nación, Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, Tomo X, Libro VI, año 1646 a 1655, publicados bajo la dirección del Archivero de la Nación Juan José Biedma, Buenos Aires, Libro VI, 19 de agosto de 1647, Publicación de los Talleres de la Penitenciaría Nacional, 1912, página 6 (foja 250 del libro original).

101 Vanesa Velich y Daniel Virgili; Capítulo 6, “Transitando por el sendero de la prosperidad: los patrones de inversión”, en “Pulperos y Pulperías de Buenos Aires (1740-1830)” Carlos A. Mayo (Director), Editorial Biblos, Ciudad de Buenos Aires, 2000, página 84.

102 Archivo General de La Nación, Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, Tomo IX, Libro V - VI, año 1640 a 1645, publicados bajo la dirección del Archivero de la Nación Juan José Biedma, Buenos Aires, Libro VI, 7 de febrero de 1642, Publicación de los Talleres de la Penitenciaría Nacional, 1911, página 259 (foja 82 del libro original).

103 Laura Cabrejas, Carlos A. Mayo, Julieta Miranda; “Anatomía de la pulpería porteña”; en “Pulperos y Pulperías de Buenos Aires (1740-1830)” Carlos A. Mayo (Director), Editorial Biblos, Ciudad de Buenos Aires, 2000, página 13.

104 Ídem, página 13.

105 Carlos A Mayo, y otros; “Pulperos y Pulperías rurales”; en “Pulperos y Pulperías de Buenos Aires (1740-1830)” Carlos A. Mayo (Director), Editorial Biblos, Ciudad de Buenos Aires, 2000, página 102.

106 Carlos A Mayo, y otros; “Apéndice II”; en “Pulperos y Pulperías de Buenos Aires (1740-1830)”, Carlos A. Mayo (Director), Editorial Biblos, Ciudad de Buenos Aires, 2000, página 125.

107 Ídem, página 125.

108 Ídem, página 125.

109 Julián Carrera; “Algo más que mercachifles – Pulperos y pulperías en la campaña bonaerense 1770-1820”, Prohistoria Ediciones, Ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, Argentina, 2011, página 18.

110 Ídem, página 24.

111 Páez, Jorge; “Del truquiflor a la rayuela – Panorama de los juegos y entretenimientos argentinos”, Editorial La Historia Popular, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 1971, página 20.

112 Pedro Greñón fue un sacerdote jesuita. Nació en la ciudad de Esperanza, en la provincia de Santa Fe, el 26 de julio de 1878, cuando esta era una colonia agrícola fundada recientemente. Inició sus estudios primarios en la escuela de su pueblo natal, y luego ingresó en el Seminario del Colegio de la Inmaculada de la ciudad de Santa Fe. En 1888 ingresó en el noviciado de la Orden Jesuítica en la ciudad de Córdoba. Completó su formación en Letras, Filosofía y Teología en España. Se ordenó de Sacerdote Jesuita (S. J.) el 26 de julio de 1911. De regreso a Córdoba, sus superiores le encargaron historiar todo lo referente a la Orden. Fue fundador de la Academia de Historia de Córdoba, miembro de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina, miembro de la Junta Provincial de Historia, vocal del Congreso Argentino del Norte y Centro, consejero de la Primera Semana de la Historia de Córdoba, presidente de la Comisión de Nomenclador de Calles y Monumentos de Córdoba, delegado al Centenario de la fundación de Villa Dolores y premiado por su “Historia de Laguna Larga”. En el año 1973, donó a la municipalidad de Córdoba toda su producción literaria e histórica. Falleció en la ciudad de Córdoba, en la clínica Reina Fabiola el 3 de abril de 1974.

113 Páez, Jorge; “Del truquiflor a la rayuela – Panorama de los juegos y entretenimientos argentinos”, Editorial La Historia Popular, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 1971, página 20.

114 Mayo, Carlos A., Julieta Mirando, y Laura Cabrejas; “Anatomía de la pulpería porteña”; en “Pulperos y Pulperías de Buenos Aires (1740-1830)” Carlos A. Mayo (Director), Editorial Biblos, Ciudad de Buenos Aires, 2000, página 21.

115 Revista “Historia”; año VII, enero-marzo, número 26, 1962, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, página 5.

116 Nació el 24 de septiembre de 1719 y falleció en Neuhauss (Austria) el 13 de abril de 1780. No se conocen datos de su vida hasta el 6 de octubre de 1736, cuando ingresa a la Compañía de Jesús. Estudió y enseñó Humanidades y Teología en Breslau. En 1748 solicitó ser misionero entre los indios americanos y parte al Río de la Plata el 6 de enero de ese mismo año. Estuvo en Córdoba y después en Santa Fe, donde desempeñó como misionero entre los indios mocovíes de San Javier, con una plausible y dilatada labor hasta la expulsión de la Compañía en 176

117 Paucke, Florian: “Hacia allá y para acá”, Tomo II, Traducción de Edmundo Wernicke, Universidad Nacional de Tucumán, Argentina, 1944, página 216.

118 La propuesta de este cambio administrativo, para que sea más eficaz y menos burocrático, fue planteada por su secretario de Indias, José de Gálvez y Gallardo, y era la capital administrativa y política la Ciudad de Santa María de los Buenos Aires.

119 Pérez Herrero, Pedro. Comercio y mercados en América Latina colonial. Madrid: Mapfre, 1992. Capítulo: IV: “Dependencia y libre comercio (1720-1810)”, página 297.

120 Conrad Russell y José Gallego, “Las monarquías del antiguo régimen, ¿Monarquías Compuestas?, Editorial Complutense S.A., Ciudad de Madrid, España, 1996, página 12.

121 Maximiliano Camarda; “Algunos datos sobre el comercio ultramarino salido del complejo portuario rioplatense”, El taller de la historia, 11, 11, pp. 230-268, 2019, página 208.

122 Fernández, Ángela; “Origen e itinerario de los pulperos de Buenos Aires”; en “Pulperos y Pulperías de Buenos Aires (1740-1830)” Carlos A. Mayo (Director), Editorial Biblos, Ciudad de Buenos Aires, 2000, página 29.

123 Revista “Síntesis del Deporte Argentino”, año 1952, Servicio Internacional de Publicaciones Argentinas, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, página 31.

124 Mariluz Urquijo, José M.; “El Virreinato del Río de la Plata en la época del Marqués de Avilés (1799-1801)”, Editorial Plus Ultra, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 1987, página 599.

125 Para el 1801 había diez billares en el poblado de Buenos Aires.

126 El café mejor puesto en escena para 1801 fue el de Ramón Aignasse, al menos hasta 1810.

127 Archivo General de La Nación, Sección Contaduría, Caja de Buenos Aires 1777-1812, XIII-13-08-14 y Caja de Buenos Aires, legajo 4, XIII-22-2-6.

128 Archivo General de La Nación, Sección Contaduría, Caja de Montevideo 1801, XIII-39-9-4; las cifras se corresponden a finales del año 1800.

129 Julián Carrera; “Algo más que mercachifles – Pulperos y pulperías en la campaña bonaerense 1770-1820”, Prohistoria Ediciones, Ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, Argentina, 2011, página 54.

130 Mariluz Urquijo, José M.; “El Virreinato del Río de la Plata en la época del Marqués de Avilés (1799-1801)”, Editorial Plus Ultra, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 1987, página 602.

131 A las pulperías, administrativamente, se las catalogaba como estables o volantes, a las rurales; además, estaban las urbanas.

132 Gabriel Miguel de Avilés nació en Vich (Barcelona) en 1735. Hijo de un militar, se formó como capitán de caballería y en 1768 se trasladó a Chile para ejercer como oficial instructor, donde obtuve el grado de coronel. Falleció en el 19 de septiembre de 1810, en el puerto de Valparaíso, en una parada que su buque realizó mientras volvía a la península ibérica.

133 Archivo General de La Nación, Sección Gobierno, Tribunales administrativos 1778-1800, legajo 1, IX-25-4-1.

134 Archivo General de La Nación, Acuerdos, serie III, Tomo XI, página 464, del 1-VIII-1799.

135 Archivo General de La Nación, Sección Gobierno, Cabildo Villa de Lujan 1776-1811, IX-20-3-1.

136 Archivo General de La Nación, Sección Gobierno, Hacienda 1800, legajo 96, IX-37-6-4.

137 Archivo General de La Nación, Sección Gobierno, Cabildo de Buenos Aires. Propios 1797-1800, IX-19-9-2.

138 El historiador José M. Mariluz Urquillo era abogado y doctor en jurisprudencia. Fue investigador del Conicet y profesor de la Universidad de Buenos Aires y de la Universidad del Salvador. Este historiador nació el 20-09-1921 y falleció a los 87 años el 05-11-2018.

139 Se puede ver el artículo de Víctor Santamaría en https://victorsantamaria.com.ar/deporte-argentino-historia-y-desafios/ Última visita el 20-06-2020.

140 En 1862 entraron al territorio nacional 6716 inmigrantes; en 1874 entraron 70 000 y, en el curso del año 1880, vinieron 41 651. Esta población se distribuyó, de preferencia, en la zona litoral, y así surgieron centros agrícolas en un brevísimo plazo. Estas cifras sirven a modo de ejemplo de la importancia de la inmigración y los hábitos culturales y deportivos que con ellos llegaron a América del Sur.

141 Revista “Club de Regatas la marina”, año 1, nº 4, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 1970, página 11.

142 El evento deportivo fue en materia de construcción de botes y carrera náutica. Cada club corría con sus propios botes construidos.

143 El pueblo de Tapalqué en la provincia de Buenos Aires está ubicado a unos 15 kilómetros de esta pulpería.

144 Jofre Cabello, Nélida Ana (1989) “Geografía de la población” (Programa) Universidad Nacional de La Plata, FaHCE, Departamento de Geografía, Provincia de Buenos Aires, página 287.

145 En el caso de la Avenida Monroe, fue con la Ordenanza del 27 de noviembre de 1893 que se le asignó dicho nombre al ancho camino de tierra que unía Saavedra, Villa Urquiza y Belgrano. Años después, en 1974, la Ordenanza 29 905 le cambió el nombre por el de Brigadier Gral. Juan Manuel de Rosas. Los vecinos de los barrios atravesados por esta arteria resistieron con tenacidad el cambio de nombre. Las historias orales cuentan que pegaban carteles blancos en las chapas de la calle con el nombre de Monroe. Durante dos años, el alboroto fue subiendo en magnitud y cuando el tristemente célebre Proceso de Reorganización Nacional asumió de facto al poder, dictó una ordenanza, la 32 906 del año 1976, ratificada por el Decreto-Ordenanza 1.665/1976, que restituía el nombre de Monroe a la arteria en cuestión.

146 La tradicional Avenida del Tejar, arteria medular de los barrios de Coghlan y Saavedra, en la Ciudad de Buenos Aires (denominación dada por la Ordenanza del 28 de octubre de 1904), pasó a llamarse “Ricardo Balbín” por la Ordenanza Nº 45 666 del 17 de diciembre de 1991 (BM 19.211).

147 “Orígenes de las bochas como juego y deporte”; Revista “Bochas”, año 1, número 1, 1984, Ciudad de Morón, Provincia de Buenos Aires, Argentina, página 7.

148 Páez, Jorge; “Del truquiflor a la rayuela – Panorama de los juegos y entretenimientos argentinos”, Editorial La Historia Popular, Ciudad de Buenos Aires, Argentina, 1971, página 85.

149 Revista “El Cañón”, 6 de junio de 1998, Agrupación histórico cultura el Cañón, Localidad de Martínez, Provincia de Buenos Aires, Argentina, página 26.

150 Años después, esto daría nacimiento a los clubes grandes de bochas que tiene la ciudad de La Rioja, Bochas Sport Club, posteriormente Club Los Pumas y, en 1967, a Olivos Bochín Club.

151 Su sede está ubicada en la calle Marcelino Sosa 2081 de la Ciudad de Montevideo. La FUB está afiliada a Confederación Sudamericana de Bochas, a la Federación Bochística Internacional, al Comité Olímpico Uruguayo y a la Confederación Uruguaya de Deportes.

152 Club Plaza Colonia; “Historia del Club Plaza Colonia en su medio siglo de vida, social y deportiva”, Colonia, Uruguay, 1967, página 169.

153 Durante las entrevistas mantenidas durante marzo de 2020 en la ciudad de Montevideo en Uruguay.

154 Fundada el 8 de febrero del año 2002.

155Orígenes de las bochas como juego y deporte”; “Revista “Bochas”, año 1, número 1, 1984, Ciudad de Morón, Provincia de Buenos Aires, Argentina, página 8.

156 Colonia Hansen es el nombre de un pequeño caserío ubicado en la zona rural del distrito de Los Quirquinchos en la provincia de Santa Fe, Argentina. La única forma de acceder al sitio es mediante caminos rurales de tierra, tanto desde Los Quirquinchos, del que dista unos 12 km, como desde Berabevú, a unos 16 km, como desde José de la Esquina, aproximadamente a 18 km. No existe fecha cierta de fundación ni fundador, aunque se toma como fecha de creación de la colonia el año 1891. En algunos documentos, Colonia Hansen se escribe con “S” y, en otros, con “C”.

157 “Trabajador golondrina” es un término empleado para designar a los trabajadores europeos que, durante el invierno europeo, venían a trabajar en las cosechas de los campos de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Entre Ríos.

158 La Federación Amateurs Argentina de Bochas se crea en el año 1926 (Ciudad de Buenos Aires). La Federación Argentina de Bochas (Ciudad de Buenos Aires) se crea en 1929. La Federación de Santiago del Estero, en 1940. La federación de la provincia de Buenos Aires, en 1967. La Federación de Bochas de la provincia de Córdoba, en 1967.

159 Archetti, Eduardu, P. (2005) “Trabajo y Sociedad Indagaciones sobre el empleo, la cultura y las prácticas políticas en sociedades segmentadas”, Revista “Trabajo y Sociedad”, Nº 7, vol. VI, junio - septiembre, Santiago del Estero, Argentina ISSN 1514-6871. Se puede leer en: https://www.unse.edu.ar/trabajoysociedad/Archetti.pdf última visita 20-05-2020.

160 Sennett, Richard; “La cultura del nuevo capitalismo” Editorial Anacrama, Ciudad de Barcelona, España, 2006, página 11.

161 “Federación de bochas de la Provincia de Córdoba”; “Revista “Bochas”, año 1, número 1, 1984, Ciudad de Morón, Provincia de Buenos Aires, Argentina, página 18.

162 Como establece la periodista Anita Martínez (entre otros investigadores) en su nota, la cual se puede leer en: http://bochascba.com.ar/web-nota-deporte-bochas-001.asp. Última visita el 20-04-2020.

163 Empezó como un club de bochas y luego fue sumando otros deportes como hockey, fútbol y básquet.

164 En 1984 había registrados en la Confederación Argentina de Bochas 1600 clubes, y cientos de clubes más jugaban a las bochas, pero no estaban federados. En el año 2020 hay 1433 clubes federados en la Confederación Argentina de Bochas. Número que puede variar en muy pocas cifras año a año, sea incrementándose o bajando algunos dígitos. Digo esto porque año a año algún club se puede afiliar a la asociación correspondiente a su territorio para competir, y, acabada la temporada, puede pasar que al año entrante no compita, y luego vuelve a federarse para competir. Recordamos que los costos de competición para federarse son mucho menores que los comparables con la AFA.

165 Reunión mantenida en el año 2018 dentro de un marco de entidades deportivas, en el espacio de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires.

166 Entrevista al señor Alberto Limardo en el programa “ADN Deportivo” del 2 de julio de 2020. Programa radial que se transmite por Am 570.

167 Rodríguez Fernández, J.E., Pazos Couto, J.M., Palacios Aguilar, J. (2015). Análisis del tratamiento del juego de bolos en los medios de comunicación. Un estudio de caso: boiro. Trances. ISSN 1989-6247. Se puede leer la ponencia en: https://www.researchgate.net/publication/335343155_Analisis_del_tratamiento_del_juego_de_bolos_en_los_medios_de_comunicacion_Un_estudio_de_caso_Boiro última visita 26-08-2020.

168 Rodríguez Fernández, J.E.*; Pazos Couto, J.M.**; Palacios Aguilar, J.***; (2015), “La promoción de juegos populares y tradicionales en los centros de enseñanza primaria del municipio de Boiro (La Coruña)”, *Universidade de Santiago de Compostela; **Universidade de Vigo; ***Universidade da Coruña; La Coruña. España ISSN 2386-8333. Se puede leer la ponencia en: https://www.researchgate.net/publication/335343155_Analisis_del_tratamiento_del_juego_de_bolos_en_los_medios_de_comunicacion_Un_estudio_de_caso_Boiro última visita 26-08-2020.

169 En los últimos años, desde la literatura científica y las estrategias de ordenamiento territorial emerge un renovado interés por las denominadas ciudades medias. El protagonismo alcanzado por estas ciudades encuentra como principal fundamento su potencial capacidad para promover el desarrollo rural y regional, reducir la pobreza y atenuar la migración hacia las grandes urbes. De esta manera, su definición no se limita al tamaño poblacional e integra perspectivas que aluden a las funcionalidades que desempeñan en el territorio.

170 Carolina Pasciaroni; “Ciudades Medias: aproximación Metodológica, Funcionalidades y estructura productiva”, Revista Ciencias Económicas, 30-No.1, 2012, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de Buenos Aires, Argentina, ISSN: 0252-9521, página 399.

171 El Club Porvenir de la ciudad de Mercedes se encuentra en la calle 36 entre 13 y 11. Inauguró en el mes de mayo del 2014 su cancha de bochas luego de muchos años de inactividad de dicha disciplina.

172 Organizado por la Asociación de Bochas de la ciudad y fiscalizado por la Federación de Bochas de la Provincia de Buenos Aires, lo que marca la activa importancia de los campeonatos en el interior de las grandes ciudades densamente pobladas.

Historia de las bochas 1919-1955

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