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La estructura del libro de Apocalipsis
ОглавлениеEspecialistas en la literatura hebrea observan en Apocalipsis una estructura llamada “paralelismo tipo quiasmo”, que destaca el tema central del Gran Conflicto, en el que el pueblo remanente de Dios es visto como vencedor por medio de la “sangre del Cordero” (Apoc. 12:11). La estructura está formada por nueve bloques principales, donde el primero se relaciona con el último; el segundo, con el penúltimo, y así sucesivamente; a su vez, el bloque central es único y no se relaciona directamente con ningún otro. La relación entre los bloques de visiones se hace evidente, entre otros factores, por medio de temas paralelos, expresiones que se repiten, y promesas realizadas en la primera parte y cumplidas en la segunda.
La estructura puede ser resumida como se observa a continuación:
A. Prólogo (1:1-8)
B. La iglesia en la Tierra (1:9-3:22)
C. Siete sellos (4:1-8:1)
D. Siete trompetas (8:2-11:18)
E. Clímax del Gran Conflicto (11:19-15:4) – Centro del libro
D’. Siete plagas (15:5-18:24)
C’. Milenio (19:1-20:15)
B’. La iglesia en el cielo (21:1-22:5)
A’. Epílogo (22:6-21)
El investigador adventista Kenneth Strand (1927-1997) fue uno de los primeros estudiosos del libro de Apocalipsis que observó, en el libro, la estructura en paralelismo tipo quiasmo. Él percibió que los capítulos 1 al 5 se referían a eventos de la Era Cristiana, destacando la peregrinación de la iglesia en la Tierra, mientras que los capítulos 19 al 22 apuntaban hacia eventos del tiempo del fin y la Tierra Nueva, mostrando a la iglesia en el cielo. De esa manera, Strand vio la primera parte de la estructura del libro como “especialmente histórica”; y la segunda, como “primariamente escatológica”, referida al fin del tiempo (Paulien, The Deep Things of God, p. 124). Esa hipótesis se comprueba, por ejemplo, en el clamor de los mártires cuya vida fue segada por la persecución durante la Edad Media: “¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” (Apoc. 6:10), y en la respuesta a este clamor, la que expresa alabanza a Dios después del Juicio: “porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado la sangre de sus siervos de la mano de ella” (Apoc. 19:2)
Ekkehardt Müeller, teólogo adventista, reafirma esa metodología en Apocalipsis. “El libro de Apocalipsis puede ser dividido en dos grandes partes. La primera (Apoc. 1-14) consiste en varias series históricas de eventos que abarcan desde los tiempos del apóstol Juan hasta la consumación final. La segunda parte (Apoc. 15-22) trabaja solamente con eventos del fin de los tiempos, y ha sido llamada la parte escatológica” (p. 3).
Jon Paulien, también investigador del libro de Apocalipsis, explora diversas expresiones que aparecen en ambos lados del paralelismo en quiasmo. Ellas confirman una intencionalidad en esa estructura del libro. Por ejemplo, el prólogo y el epílogo registran términos paralelos como “las cosas que deben suceder pronto[...]” (Apoc. 1:1; 22:6), “bienaventurados aquellos que [...] guardan las cosas” (1:3; 22:7), “el tiempo está próximo” (1:3; 22:10), “las siete iglesias” (1:4; 22:16) y “Yo soy el alfa y el omega” (1:8; 22:13). El primer bloque de la estructura (“La iglesia en la Tierra”) y el último (“La iglesia en el cielo”) usan en paralelo las expresiones “el primero y el último” y el “Principio y el Fin” (1:17; 21:6), el “árbol de la vida” (2:7; 22:2), “la segunda muerte” (2:11; 21:8) y la “Nueva Jerusalén” (3:12; 21:10). Las secciones de los “siete sellos” y del “milenio” usan en paralelo las expresiones “veinticuatro ancianos” (4:4; 19:4), “cuatro seres vivientes” (4:6; 19:4), “el Cordero” (5:6; 7:17; 19:7, 9) y “el caballo blanco y su caballero” (6:2; 19:11). Diversos paralelos diferentes a estos pueden ser explorados a partir de esta matriz inicial.
Con esta estructura, Apocalipsis destaca el punto central del libro exactamente en los capítulos 12, 13 y 14. Estos tratan el gran conflicto entre Dios y Satanás, que tiene como foco la adoración al único y verdadero Dios, y la obediencia a su Ley. En el centro del libro de Apocalipsis se encuentra la promesa de victoria sobre el dragón, precisamente, en el medio del libro, como su punto esencial. Es curioso que la división del libro en versículos colocó los textos 12:7 al 11 exactamente en el centro gráfico del libro de Apocalipsis. Considerando esa división, se encuentran el mismo número de versículos antes y después de ese fragmento. En ese núcleo del libro, se encuentra la victoria sobre el enfurecido dragón por parte de aquellos que guardan los mandamientos de Dios y tienen la fe de Jesús (Apoc. 14:12), y que han vencido por medio de la “sangre del cordero” (12:11). Como no podría ser diferente, el poder del imperio estadounidense es uno de los protagonistas en el clímax de este conflicto.
Las visiones del libro de Apocalipsis, por lo tanto, no son dadas o narradas en orden cronológico ni histórico, ni los diversos bloques de visiones que componen las dos partes principales del llamado paralelismo en quiasmo pueden ser alineados de forma cronológica. Por eso, el estudio de este fragmento del Apocalipsis (caps. 12-14) puede ser abordado desde diferentes puntos, algo que puede hacerse incluso con Apocalipsis 14:6 al 12, fragmento considerado uno de los lugares clásicos en la definición de la identidad y de la misión del pueblo de Dios en los últimos días.
Los tres mensajes angélicos proclamados en esa visión pueden ser considerados como el “punto de partida” de la crisis final, o del clímax del gran conflicto entre Dios y el enemigo, en el que la bestia de dos cuernos ejerce un papel central. Los mensajes cumplen esa función por causa de su contenido dirigido directamente hacia la adoración al verdadero Dios y la obediencia a su Ley.