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Оглавление1 Cf. N. FESTA (ed.), Mythographi Graeci. III. 2, Leipzig, Teubner, 1902, págs. XLIII-XLV.
2 Ésta es la hipótesis de FESTA, op. cit., págs. XXXIII-XXXVIII. En la época, J. SCHRADER (Palaephatea, Berlín, Heinrich, 1893, págs. 41 ss.) era contrario a tal hipótesis.
3 Según la Suda, el segundo Paléfato era oriundo de Paros o Priene (hay un problema textual: cf. FESTA, op. cit., pág. XXXIV); según este mismo léxico, el tercero procedía de Abidos y el cuarto de Atenas.
4 Cf. ELIO TEÓN, Progymnásmata II 96, 4 s. Spengel. Que el nombre parlante de «Paléfato» le fuese aplicado por el Estagirita a este personaje en razón de sus intereses intelectuales es una conjetura que se ha formulado (cf. p. ej. M. SANZ (trad.), Mitógrafos griegos, Madrid, Akal, 2002, pág. 197) a partir de la historia análoga que transmite DIÓGENES LAERCIO (V 38) en relación con Teofrasto (Theóphrastos, «que se explica de forma divina»).
5 Poseemos asimismo fragmentos de las obras historiográficas que la Suda les atribuye al tercer y al cuarto Paléfato (Ciprias, Délicas, Áticas, Troyanas: cf. FGrHist 44).
6 Cf. n. 90. Los números 46-52 sólo aparecen en una parte de los manuscritos (en la familia A).
7 Cf. lo que indican A. VON BLUMENTHAL, «Palaiphatos [4]», RE XVIII.2 (1942), cols. 2451-2455 (cf. col. 2454); J. STERN, Palaephatus. On Unbelievable Tales, Wauconda, Bolchazy-Carducci, 1996 (cf. págs. 4-6); SANZ, op. cit., págs. 197-198.
8 Cf. FESTA, op. cit., págs. XVIII y LI.
9 P. ej., en el capítulo 30 se pregunta Paléfato si en tiempos de Eetes las pieles eran tan escasas y preciosas como para que un rey aceptase un vellocino a cambio de la mano de su hija.
10 «Espartos», «La Esfinge cadmea», «El zorro del Teumeso».
11 Cf. M. SANZ, «Paléfato y la interpretación racionalista del mito: características y antecedentes», Anuario de estudios filológicos (Univ. Extremadura) 22 (1999), 412-415. Son distintos los planteamientos de E. ROQUET,(ed.), Palefat. Històies increïbles, Barcelona, Fundació Bernat Metge, 1976, págs. 34-38, y de STERN, op. cit., pág. 18.
12 Cf. W. NESTLE, Vom Mythos zum Logos, 2a ed., Stuttgart, kröner, 1942, págs. 148-152; G. F. OSMUN, «Palaephatus. Pragmatic Mythographer», Class. Journ. 52 (1956), 131-137; SANZ, art. cit.
13 Cf. V. DOMÍNGUEZ GARCÍA, Los dioses de la ruta del incienso: un estudio sobre Evémero de Mesene, Oviedo, Univ. de Oviedo, 1994.
14 Cf. A. MOMIGLIANO, «Il razionalismo di Ecateo di Mileto», en Terzo contributo alla storia degli studi classici e del mondo antico, vol. 1, Roma, Storia e Letteratura, 1966, págs. 323-331; D. LATEINER, The Historical Method of Herodotus, Toronto-Búfalo-Londres, Univ. de Toronto, 1989.
15 No los hace protagonistas de las historias recogidas en los capítulos 1-45: la situación en 46-52 (capítulos espurios) es diferente.
16 H. J. ROSE (A Handbook of Greek Mythology, Londres, Methuen, 1958, pág. 5) tildaba de «nonsense» el racionalismo del texto. A la vez no se ha de pasar por alto el hecho de que la obra trasluce la impronta del Perípato; cf. FESTA, op. cit., págs. XXXVI-XXXVII, y SANZ, op. cit., págs. 196-197, 210-213.
17 Cf. FESTA, op. cit., págs. V-VIII.
18 Para datos sobre estas ediciones cf. STERN, op. cit., págs. 6 y 164.
19 Las referencias completas de los trabajos de Roquet, Stern, Santoni, Brodersen y Sanz pueden consultarse seguidamente en el apartado bibliográfico.