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Capítulo 2
Misiones de locos

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Después de lo ocurrido en las catacumbas, ascendí dentro de la orden hasta ayudante de maestro templario. Era un trabajo muy duro, tenía que revisar que no faltara ni un arma en la galería, a la vez que evitar las trastadas que gastaban los aprendices.

Sin embargo, la felicidad no pudo durar mucho tiempo. En el año 1090, cuando tenía diez años, La Cruz Blanca invadió el reino donde vivía, Amberes.

Mi maestro y yo fuimos enviados a la frontera para luchar contra el invasor. La batalla de Airnalla iba a comenzar.

En la batalla, los soldados Amberienses quedaron acorralados y prácticamente derrotados, pero la caballería conseguiría salvarlos.

Los soldados del enemigo se habían creído capaces de derrotar a nuestros soldados teniendo un ejército constituido en gran parte por milicias de espadachines, las cuales se defendían medianamente y tenían una escasa moral. Parecían estar locos al concentrar sus tropas contra los grandes espaderos templarios, los cuales eran la mayoría soldados de élite, bien curtidos y experimentados.

Los hombres de La Cruz Blanca huían hacia su castillo, pero nuestros arqueros dejaron pasar solo a cuatro de ellos.

Luché fuertemente. En las primeras horas derribé a siete enemigos, lo cual era algo muy extraño para un aprendiz. Gracias a esta batalla, conseguí mi primera runa mágica.

CATRISBA, LA RUNA DE LA SUERTE

Tras derrotar al enemigo, recibí una buena recompensa y una nueva anotación en mi expediente:

 Nombre: Elior.

 Padres: Lord Gareborn y Lúcida.

 Rango: Aprendiz Experto Templario.

 Fuerzas:Manejo con la espada y la maza.Mucha habilidad.Posee un alto grado de sociabilidad.

 Debilidades:Posee una fuerza muy escasa.Debería mejorar su temperamento.

 Logros: Ha luchado sin morir en la batalla de Airnalla.Atacó y tomó la guarida de los desertores.

Firmado por: Firmado por:

Durcall III Lören.

Total: Ha sido un buen alumno. Nota: 8

Para celebrar mi subida de nivel de aprendiz a experto templario, invité a mis amigos a pasar un día en el campo. Estábamos jugando y divirtiéndonos cuando a Condor se le ocurrió escalar el monte Halrum.

Condor, Vanessa, Anne y yo estuvimos más de dos horas escalando hasta llegar a lo alto del monte. Al llegar, divisamos en el horizonte una extraña torre de aspecto maligno. Pregunté:

—¿Qué es eso?

—No lo sé —respondió Condor.

La torre pertenecía a Hasnnurt, liderada por el Señor del Caos, quién dirigía todas sus operaciones desde el centro de Sylvania, tierras que estaban situadas en territorio desconocido. Lo que sí se sabía era que esas tierras estaban en manos del mal, y que sus habitantes solían ser orcos, halogs, duendes, humanos del caos, trolls y nigromantes. Eran tierras muy inestables, en las que los diferentes caudillos luchaban entre sí solo por conseguir un poco más de poder y renombre.

Talmira

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