Читать книгу Talmira - Víctor López Márquez - Страница 13

Capítulo 4
Pequeñas explicaciones

Оглавление

Tras lo ocurrido en las cuevas, no ocurrió nada más. Solo se delataron unos extraños movimientos del extraño. Era bastante peculiar. Sobre esto, escribí en mi diario:

28 de febrero del año 1090 de la tercera era

Hoy la cosa ha sido bastante excepcional. Estábamos dando clase cuando oímos sonar un cuerno en las puertas de la ciudad. Fuimos todos a ver lo que sucedía cuando divisamos a un jinete enemigo. El jinete soltó unas palabras en un extraño idioma parecido al élfico y se fue. Y eso no es todo. Estábamos en el descanso, serían las dos y media, cuando divisamos una sorprendente nube de color gris que cubría los alrededores. Esto es todo, salvo que hoy Glishac ha estado muy pesado.

Elior el montañés.

Todo pasó muy rápido. Los templarios no sabían lo que pasaba al norte.

Los soldados de la Mano Negra de Hasnnurt marchaban hacia un campamento del Imperio. Comandados por el capitán Gilffred, también llamado la Tercera Garra de la Mano Negra, marchaba hacia la victoria.

El Señor Oscuro no dudó en ayudar a los soldados de Hasnnurt mandando un ejército de sus más cercanos secuaces, los Humanos del Caos.

Los Humanos del Caos son una raza derivada de los Elfos Sombríos, los cuales eran a la vez una evolución de los humanos corrientes.

Durante la segunda era los humanos del caos fueron instalándose en la zona central de Sylvania, donde instauraron sus campamentos, donde se empezaron a formar pequeñas ciudades. Poco a poco, los humanos del caos formaron varios reinos en los que se practicaba una buena justicia.

Pero la felicidad no duró mucho. En el año 2026 de la segunda era, el Señor Oscuro conquistó todos los reinos de los Humanos del Caos y los puso bajo su dominio.

Los Humanos del Caos son muy fáciles de distinguir. Son de alta estatura, se nota que descienden de los tálmiros[2], de piel pálida y pelo de negro azabache. Poseen ojos de rasgos orientales, que decoran con una sombra de ojos negra. Son un extraño pueblo.

Los Humanos del Caos formaron un increíble ejército de 10000 hombres, todos de su misma raza. En poco tiempo, pusieron en marcha sus habilidades para la construcción de máquinas bélicas para arietes y torres de asedio. Tan solo necesitaban de unas dos horas para construir diez torres de asedio, 200 escaleras y seis arietes.

Sus tropas marchaban hacia la mano de Hasnnurt, preparadas para el combate.

Mientras tanto, en Amberes, la ciudad donde residía, un grupo de guerra elitiano se preparó para el combate. Iban a marchar contra La Cruz Blanca en una pequeña misión de escaramuza. En seguida los herreros se pusieron a trabajar, preparando armaduras y espadas, lanzas, picas, hachas etc.

Tardaron muy poco, los soldados estaban listos para la batalla que se iba a iniciar.

El grupo de guerra marchó hacia el territorio de La Cruz Blanca, que se encontraba en la zona central de los templarios. Su capital, llamada Ilmireth (llamado enteramente Calax Ilmireth, y apodada “la Ciudad Gris”) se encontraba justo en el centro de su país. Región realmente extraña. Poseía una gran muralla de color gris, con bastante desnivel. A la ciudad no solía llegar la luz del sol, siempre estaba cubierta por una niebla de color verdoso, fruto de un poderoso y malvado hechizo.

La ciudad era auténtico abismo, lo puedo asegurar. Por toda Talmira se hablaba de la maldición de aquel lugar, aunque nadie la conocía con exactitud. Unos creían que solo eran mitos, otros que era fruto de la magia negra, que lo hizo el Señor Oscuro, mientras que otros creían que era fruto de la naturaleza. Demasiadas supersticiones juntas para saberlo con exactitud.

El grupo de guerra marchó hacia la ciudad. Se componía de 230 elitianos montados a caballo y armados con lanzas y espadas. El maestro templario Colendur, que ostentaba el cargo de duque de Amberes, era quien lo dirigía en su totalidad.

Me encontraba entre las tropas, en el 230regimiento de espaderos experimentados. Mi “amiga” Anne, (lo digo porque la amaba) estaba justo en el otro lado del ejército. Durante dos semanas estuvimos de marcha por toda La Cruz Blanca, hasta que un día ocurrió la tragedia.

Estábamos marchando por el bosque cuando vino un instructor. Al vernos nos dijo:

—¡Tú, el de la cota de malla marrón, tú, la de la lanza, el del arco y el espadero, id por delante del grupo a explorar la zona! —nos dijo.

Anne, dos compañeros llamados Louis y Chadrell y yo marchamos como grupo de exploradores. Estábamos hablando y bromeando cuando, de repente, Louis paró de hablar. Se llevó la mano al pecho y vimos cómo había sido traspasado por una jabalina. Anne, aterrorizada exclamó:

—¡Emboscada!

De la nada salieron del bosque decenas de soldados nórdicos gritando y en postura de ataque. De repente, se armó el caos.

Vi como Anne se defendía tenazmente, mientras yo traspasaba con mi espada los cuerpos de mis rivales. Fue una batalla sangrienta.

Talmira

Подняться наверх