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3 LA CONCEPCIÓN DE LA REALIDAD. SOMOS NUESTRAS MEMORIAS LA PERCEPCIÓN DEL MUNDO EXTERIOR

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La percepción de la realidad, la que se construye en nuestro cerebro, es ilusoria; una imagen interna que no se corresponde con el mundo que nos rodea. En el exterior, no hay colores; estos se construyen en el cerebro sobre la base de las ondas electromagnéticas que estimulan los distintos conos de la retina. Tampoco hay sonidos en la naturaleza, sino variaciones de presión en el aire que hacen vibrar pequeños filamentos en la cóclea del oído interno y que se traducen en impulsos nerviosos. Tanto los colores como los sonidos son ilusiones, se producen en nuestro cerebro.

En el siglo XVIII, el filósofo George Berkeley exploró el concepto del sonido como una imagen mental al hacerse la siguiente pregunta: si un árbol cae en el bosque y no hay nadie presente para oírlo, ¿produce un sonido?

Pues no, ya que el sonido es un concepto que el cerebro crea cuando recibe las variaciones de presión del mundo exterior. Pero no solo ocurre con los colores o los sonidos, lo mismo sucede con las texturas, los gustos y los olores que se construyen a partir de los estímulos recibidos en los otros órganos sensoriales.

Así pues, lo que experimentamos finalmente como escena visual consciente es una imagen muy procesada, muy diferente del aluvión informativo que se recibe en las retinas de nuestros ojos: un conjunto muy distorsionado de píxeles, unas imágenes borrosas y cambiantes, inicialmente captadas en dos dimensiones y en una superficie fotorreceptora con un punto ciego que rellenamos y del que no somos conscientes.

El cerebro es el encargado de corregirlo todo: elabora una imagen tridimensional, nítida, sin punto ciego, estable con relación a los movimientos oculares y de la cabeza, rellenada y reinterpretada sobre la base de la experiencia previa que tenemos de escenas visuales similares.

Y nunca, jamás, somos conscientes de todas estas operaciones.

Filósofos clásicos como Aristóteles, Platón, Ptolomeo, el científico árabe del siglo XI Alhazen y, mucho más tarde, Kant ya argumentaron en su momento que solo vemos manifestaciones de la realidad, pues esta en sí misma está más allá de nuestra percepción.17 De hecho, ya a finales del siglo XIX, el sabio e inventor Hermann von Helmholtz describió que la información recogida por los sentidos era muy pobre y que, con una información tan escasa, el cerebro solo podía realizar inferencias inconscientes para interpretar y construir una realidad con sentido gracias a la información acopiada en nuestras memorias.18

En nuestro tiempo, investigaciones recientes han demostrado que este concepto, descrito a finales del siglo XIX, no es un modelo únicamente circunscrito al ámbito de la percepción visual, sino que es una forma de procesamiento cognitivo mucho más general que también se produce en otros sentidos o cuando recordamos o tomamos decisiones.

El cerebro ilusionista

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