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Ellas inventaron el panafricanismo

En España, hemos oído hablar de dirigentes panafricanista como Luis Alberto Alarcón, Marcelino Bondjale, Ras Babiker, Antumi Toasijé, Bee Mba, Sarjo Bondjma, Mady Ba Cissé, Baldw Lumumba, Kemit Kareba, Alfonso Arcelin, pero falta alguien: ¿dónde están las mujeres? Esa historia sin representaciones femeninas suena un poco al contexto de tantas otras luchas sociales por la igualdad de derechos, en las cuales ahora ya se dice (siempre se supo) que participaron mujeres y fueron protagonistas.56

Y es que una de las mayores tragedias de Kemet es el hecho de que toda nuestra historia cultural, económica y política ha sido sesgada, y a menudo pervertida con el instrumento de dominación patriarcal. Nos es escondida, y como diría Marcus Garvey, «un pueblo sin historia, o con una historia mal representada, es un pueblo sin identidad o, en el mejor de los casos, con un sentido distorsionado de sí mismo».

Las afirmaciones del profesor Dj Moula Sas Ebewera definen el panafricanismo como un movimiento histórico de liberación y unidad cultural, sociopolítica y económica del mundo africano, que nació en la diáspora caribeña a mediados de siglo xix, en el contexto en el que surgen los grandes bloques ideológicos como el socialismo, el sionismo, el anarquismo, el feminismo, el liberalismo, la socialdemocracia y el fascismo practicado en las colonias africanas.57

El panafricanismo nació como evolución natural y política del cimarronaje, del kilombismo, de los palanques o de los cumbes y participaron actores como Benkos Biohs, Zumbi Dos Palmares, Yanga, Negro Miguel Nani, Buckman, Makendal, etc. Fue allí donde se dio la primera experiencia exitosa del panafricanismo, y donde surgieron sus líneas ideológicas.58 Como doctrina y movimiento ha sido el que más y más profundos cambios ha realizado en los africanos, siendo una ideología revolucionaria, que se ha extendido entre los trabajadores, los intelectuales y los militantes negros. Desde los cimarrones hasta que Martin Delany defendió el movimiento de «Back to Africa», el panafricanismo organizado ha sido una opción viva para los negros en su continua lucha por liberarse de la opresión, abrazando firmemente el feminismo y la solidaridad con las mujeres. Marcus Garvey, Kwame Nkrumah, Malcolm X, Patrice Lumumba son algunos de los nombres más estrechamente relacionados con este anhelo; en el movimiento panafricanista siempre hubo mujeres al frente. Ellas fueron parte central del movimiento Back to Africa y símbolo de Liberia, pasando por el pannegrismo filosófico y otros factores que dieron lugar al concepto y maduración en su máximo apogeo del panafricanismo con la aparición de la UNIA (Universal Negro Improvement Association) en 1914.

Poco después de que Mbuyi Nahanda ofreciera resistencia al genocidio alemán en Namibia, se fraguó la primera conferencia panafricana en 1900, donde hubo tres mujeres que presentaron ponencias. De igual modo, en la misma época, en muy pocos foros europeos una mujer blanca podía hablar. Destacó, con grandes logros, Amy Ashwood, que fue directora de la compañía naviera Black Start Line, y fundadora de Negro World y la organización panafricana más importante de todos los tiempos: UNIA-ACL. Además, tuvo un destacado papel en el V Congreso de Manchester, que fue el gran evento que permitió la descolonización africana en 1945. En 1915, destacaron Sojouner Truth, Ida Wells, Amy Ashwood Garvey y Amy Jacques Garvey. Fueron las esposas de Marcus Garvey quienes le permitieron a este pasar de ser un «desconocido» líder de masas a ser estudiado como gran filósofo de talla mundial y apóstol inmortal del rastafarismo.

Amy Ashwood nació en Port Antonio, Jamaica, el 10 de enero de 1897. Fue una activista panafricanista de capacidad y visión insuperable. Fue directora de la Black Star Line Steamship Corporation, y, junto con su esposo Marcus Garvey, fundó tanto el periódico Negro World como la organización. Era la única hija de los tres hijos del empresario Michael Delbert Ashwood y su esposa, Maudriana Thompson. De niña, su abuela le dijo que era descendiente de Ashanti en Ghana, que son comúnmente conocidos por los jamaicanos como luchadores contra la esclavitud y la opresión. Como muchos migrantes caribeños que trabajaban en la construcción del canal creció en Panamá, regresó a Jamaica en 1904 y asistió al instituto Westwood de chicas en Trelawny, donde conoció a Marcus Garvey, con quien fundó la Universal Improvement Association (UNIA) en 1914.59

A la edad de diecisiete años, mientras estaba en UNIA, Amy Ashwood escribió cartas románticas a Marcus, en las que le decía: «Nuestro amor es común por África y nuestra preocupación por el bienestar de nuestra raza nos instó a la acción inmediata». Organizó una sección de mujeres de la UNIA, y en 1918, se mudó a los Estados Unidos, donde trabajó como asistente de Garvey y secretaria de la sucursal de Nueva York. En 1919, fue nombrada secretaria de Black Star Line y se convirtió en uno de sus primeros directores. En 1919 se casaron, pero se divorciaron en 1922 en Misuri, y Marcus se casó rápidamente con Amy Jacques, ex compañera de cuarto de Ashwood60 y su dama de honor. Amy Ashwood nunca aceptó el divorcio y sostuvo hasta el final de sus días que ella era la «verdadera» señora Garvey. Sin embargo, siguió adelante con su vida militante panafricanista para convertirse en una de las más eminentes panafricanistas, política y feminista cultural de reconocimiento mundial. Llegó a Londres en 1932 donde continuó sus esfuerzos como heroína panafricana durante décadas antes. En 1914, Ashwood contribuyó enormemente con su esposo Marcus Garvey a fundar el periódico Mundo Negro, cuyo propósito era conectar a las personas africanas de todos los continentes, y además abrió un popular club nocturno local donde se reunían activistas anticolonialistas de los territorios británicos. En Gran Bretaña, entabló amistad con Ladipo Solanke. Juntos fundaron la Unión de Progreso de Nigeria (NPU). Fue honrada con el título yoruba de Iyalode, que significa «la madre ha llegado». Ashwood apoyó a la Unión de Estudiantes de África Occidental y en 1924 regresó a Nueva York, donde produjo comedias con su compañero, Sam Manning, un cantante de calipso de Trinidad que fue uno de los artistas de grabación negra pioneros en el mundo. Entre las producciones se encontraba Brown Sugar, una producción musical de jazz en el Teatro Lafayette, que contó con Manning y Fats Waller y su banda. En 1934, regresó a Londres y abrió el club de jazz Florence Mills Social Club, en Carnaby Street, que se convirtió en un lugar de reunión para los partidarios del panafricanismo. Diez años después regresó a Jamaica en plena Segunda Guerra Mundial. Allí Ashwood fundó un instituto de ciencias domésticas para niñas. Y se volvió muy activa en política: se presentó a concejala participando activamente en el movimiento panafricanista por el autogobierno. Luego fue a Jamaica, donde con personas prominentes como JJG Smith formaron un partido político. Usó su posición de concejala para presionar por los derechos de las mujeres. Tras la invasión fascista de la Italia de Mussolini en la Etiopía del rastafari, su liderazgo ayudó a establecer los «Amigos Internacionales Africanos de Abisinia», con CLR James, y abrió una Oficina Internacional de Servicios Africanos con figuras como George Padmore, Chris Braithwaite y Jomo Kenyatta. En 1939, pasó algún tiempo en Nueva York, pero antes fundó el Centro de Mujeres Afro de Londres, que también había ayudado a consolidar. En 1944, volvió a Nueva York, donde se unió al Consejo Nacional de las Indias Occidentales y al Consejo de Asuntos Africanos, y también hizo campaña para el primer concejal negro de Harlem e inspirador de Malcolm X, Adam Clayton Powell Jr. Fue en este momento cuando contacto con Kwame Nkrumah, a quien había conocido en su época de estudiante en la Lincoln University, y juntos organizaron en Manchester (1945), el V Congreso Panafricano.61 Participó en la organización de la primera sesión durante la sesión de apertura, presidió la libertad del gobierno colonial británico. Ashwood y Alma La Badie fueron las dos únicas mujeres presentadoras del congreso. Finalmente, a partir de 19 de octubre, las dos mujeres pudieron hablar sobre temáticas relacionadas con la liberación de las mujeres. Tras la guerra y preparando la libertad africana en 1946, se trasladó a Liberia, en la que residió durante tres años. Allí comenzó una relación sentimental con el presidente del país, William Tubman una vez separada de Garvey. Mientras vivía allí, realizó viajes a Antigua, Aruba, Barbados, Jamaica, Estados Unidos, Guayana, Dominica, Trinidad y Tobago, Surinam, Ghana, y otros países africanos en busca de su pasado Ashanti, mucho antes que lo hiciera Alex Haley con su novela Raíces.62 Fue ella la que inspiró la conciencia panafricanista del Caribe y la formación más adelante CARECOM, donde impartió muchas conferencias. En Barbados, presidió la formación de la Alianza de Mujeres de Barbados. Investigó las condiciones para las mujeres en Nigeria y dio conferencias a grupos de mujeres. Luego regresó a Londres, ayudó a establecer el Centro del Pueblo Afro en Ladbroke Grove en 1953. Era amiga de Claudia Jones como parte del comité editorial del periódico West Indian Gazette, con sede en Brixton, fundada por Jones en 1958. A raíz de los disturbios raciales de Notting Hill, en 1958, Ashwood cofundó, en Londres, la Asociación para el Progreso de las Personas de Color. En 1959, presidió una investigación sobre relaciones raciales tras el asesinato de Kelso Cochrane en mayo de ese año.63

Amy Jacques Garvey, la segunda esposa del líder panafricanista, nació en Kingston (Jamaica), en 1888, y siendo muy niña fue cautivada por el panafricanismo cuando asistió a una conferencia de la UNIA y se conmovió con sus palabras. Poco después asumió el papel de secretaria privada de Marcus Garvey. Al comienzo de su matrimonio, creía que su responsabilidad debía ser la de consolar a su esposo. Apenas varios meses después de casarse comenzó a editar el volumen 1 de Filosofía y opiniones de Marcus Garvey (una compilación de sus escritos y discursos). Su propósito inicial era proporcionar un medio para que el público en general se formara su propia opinión sobre Marcus Garvey, sin el estigma provisto por las fuentes parciales y racistas de la época. El lugar de Amy en la organización pronto cambió, ocupando el lugar de su esposo encarcelado y trabajando para fortalecer su movimiento: se convirtió en la cara visible de UNIA y una voz de las mujeres de esta organización. En su libro Garvey y garveyismo, Amy alega que una cantidad significativa de los discursos de Garvey fueron el resultado directo de su propio trabajo; ya sea con la elaboración de líneas específicas o la investigación que realizó. Amy describe cómo Marcus le imploró que leyera los artículos de la primera página y otras fuentes importantes y le explicara su importancia. Después de recopilar la información que necesitaba, la usaría para sus propios discursos. Se dijo que Amy Garvey era una excelente oradora, después de haber recorrido el país con o sin su marido. Tras regresar de su gira por el Oeste, Marcus tenía previsto hablar en Nueva York y Amy no formaba parte del programa. Pero la audiencia estaba tan inspirada por sus discursos anteriores y trabajos publicados que cuando Garvey fue a hablar, la multitud gritó: «¡Queremos a la señora Garvey!». A pesar de que no estaba programada para hablar en el evento, se le permitió hacerlo por el clamor de la multitud. Se dijo que Marcus Garvey subió al podio y afirmó que estaba agradecido de que fuera ella, su esposa, y no un rival. «Esperaba un comportamiento abnegado de su esposa y tal vez él se sintió amenazado por su estatus de rival, lo que le impidió reconocer sus capacidades y logros». Sin embargo, Amy no representó una amenaza inicial para Garvey. Dadas sus fuertes creencias sobre su posición como esposa y la estructura de la organización, Amy ocupó su sitio, al igual que otras mujeres en la UNIA. La UNIA se presentó a sí misma como una organización de igualdad de derechos, pero algunas mujeres se quejaban de los puestos que les habían dado. Estas quejas se hicieron públicas en la convención nacional de la UNIA en 1922. El sexismo encontró un medio para prosperar, a pesar del compromiso de la UNIA con la igualdad de género. Siendo este el caso, mujeres como Amy Jacques Garvey se convirtieron en casi imprescindibles para la organización. Ante circunstancias imprevistas, se vio obligada a asumir un papel principal en la UNIA. A Marcus Garvey se lo declaró culpable de fraude postal el 21 de junio de 1923, menos de un año después de casarse con Amy. Tras ser condenado, se lo envió a la prisión de Tombs en el estado de Nueva York, donde pasó tres meses antes de ser liberado bajo fianza. Mientras estuvo en prisión, Marcus Garvey no ganó sus apelaciones y, como resultado directo, el 8 de febrero de 1925 se lo sentenció a cinco años en la Penitenciaría Federal de Atlanta.64 Es en este momento que Amy asumió el liderazgo. Además de hablar en todo el país para recaudar fondos para la defensa de Garvey, editó y publicó el volumen 2 de Filosofía y opiniones de Marcus Garvey, así como dos volúmenes de su poesía, La tragedia de la injusticia blanca y Selecciones de las meditaciones poéticas de Marcus. Mientras esto hacía, trabajó incansablemente con abogados para sacar a su esposo de la cárcel y mantuvo activa y unida la UNIA avanzando con discursos y reuniéndose con sus líderes. A pesar del esfuerzo que Amy puso para mantener vivo el sueño cimarrón de Marcus Garvey, nunca asumió el liderazgo oficial de la organización. Después de que su esposo fue deportado en 1927, lo acompañó a Jamaica. Tenían dos hijos: Marcus Mosiah Jr. y Julius Winston; el primero nació en 1930 y el segundo tres años después. Se quedó con ellos en Kingston cuando Marcus se trasladó a Inglaterra en 1934. Tras la muerte de Marcus en 1940, Amy Jacques continuó la lucha por el panafricanismo, el internacionalismo revolucionario negro y la independencia africana. En 1944, escribió «Un memorando correlativo de África, el Caribe y las Américas», que pretendía convencer a los representantes de los Estados Unidos para que adoptaran una Carta de la Libertad Africana. En noviembre de 1963, visitó Nigeria como invitada del presidente Dr. Nnamdi Azikiwe. Ese año, publicó su propio libro, Garvey and Garveyism, así como un folleto: Black Power en América: el poder del espíritu humano, en 1968. También ayudó a John Henrik Clarke en la edición de Marcus Garvey y la visión de África (1974). Su trabajo final fue Filosofía y opiniones de Marcus Garvey (vol. III), escrito en colaboración con EU Essien-Udom. Fue galardonada con la Medalla Musgrave en 1971. La UNIA fue la organización anticolonial más influyente del mundo dentro de la tradición de cimarronaje o abolición hasta 1938. Deben ser consideradas las grandes referencias en liberación africana. Amy Jacques Garvey ha sido una mujer excepcional en el aspecto intelectual y muy constante en el mantenimiento del legado de garveyismo. A esta mujer se la puede entender como uno de los grandes ejemplos de lo que llamamos panafricanismo y se la puede considerar como unas grandes cimarronas luchadoras. Su legado no tiene nada que envidiar al de su marido, pues radica en dar a las mujeres la oportunidad de ser líderes e influir de manera muy decisiva en la esfera pública y el concepto e ideología de panafricanismo y por tanto feminismo. Su trabajo y visión influyó a otras heroínas como Affiong L. Affiong, Miriam Makeba, Queen Mother Moore, Martha Moumie, Claudia Jones Grace o Winnie Mandela, que desarrollaron también líneas muy significativas del panafricanismo. Tras el histórico congreso de Manchester, en 1945, donde Nkrumah, Ahmed Sékou Touré, Padmore, Jomo Kenyatta acordaron aterrizar el panafricanismo en suelo africano, inmediatamente las mujeres destacaron por su visión, estrategias, inteligencia, coraje y liderazgo.65

Tras la muerte de Marcus Garvey, una de las que más contribuyeron a la definición del desarrollo social, revolucionaria y militante contra el tío Tom o lo que Kwame Nkrumah llamó neocolonialismo fueron tres mujeres.66 La camerunesa Martha Moumie, de la que hablaremos más adelante y Funmilayo Ransome-Kuti, una activista nigeriana que luchó por el sufragio universal y la igualdad de derechos para las campesinas mucho antes de la Segunda Ola del movimiento feminista en Estados Unidos. Su participación en organizaciones internacionales la llevó a viajar por el mundo en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial. Ella defendió las causas de los pobres y oprimidos de ambos sexos cuando se unió al movimiento anticolonial que luchaba por la independencia y unidad de África, siendo una estrecha colaborado del Ogsayefo. Para las mujeres y la nación es la historia de esta valiente mujer. Una de las pocas biografías completas de mujeres africanas, y mucho menos de activistas africanas, que será acogida por estudiantes de estudios sobre la mujer, la historia y la biografía africanas, así como por aquellas interesadas en explorar los antecedentes históricos de Nigeria.67

Otra incansable referencia fue la dirigente, la oradora y la protagonista de enormes manifestaciones, Martha Mumie, activista política de talla intelectual, libertadora de Guinea Ecuatorial y Camerún, que creó, entre otras cosas, el himno de Guinea Ecuatorial y fue dirigente del partido MONALIGE. Una gran luchadora que dedicó su vida en el combate contra el colonialismo y por las independencias de los países africanos. Nació el 4 de septiembre de 1931 en Eboma Essawo (Camerún). Fue dirigente de la UPC, cofundadora de la Unión Democrática de Mujeres de Camerún (UDEFEC), organización de mujeres de la UPC. Como cualquier otro revolucionario, la suya fue una vida llena de padecimientos y de grandes sacrificios. Dedicó su vida a la lucha contra el colonialismo. A los dieciocho años, Martha fue una de las pioneras del activismo en Camerún. En 1955, formó parte de la primera clase de treinta mujeres upecistas para integrar la «École des Cadres» del partido, y cuatro años después, en 1959, creó un centro de capacitación para quienes debían gobernar el país en el futuro. Había treinta graduados en la primera «École des Cadres», seis de ellas, mujeres; Martha era una de esas. Fue la única mujer que habló en la sesión plenaria de la «Conferencia Popular de toda África», convocada por Kwane Nkrumah en Accra. Era una firme creyente del concepto de Sankofa: «Para saber a dónde ir, una debe tener una idea clara de dónde ha venido». Una parte esencial de nuestra historia es el papel desempeñado por mujeres excepcionales como Martha Moumié. Junto con otras mujeres de la UPC, Martha creó l'Union Démocratique des Femmes Camerounaises en 1951; la organización central de mujeres para conquistar la independencia. Estas crearon el primer periódico feminista, Femmes Camerounaises.68 Entre 1949 y 1960, de UDEFEC, escribieron más de mil peticiones ante el Consejo de las Naciones Unidas exigiendo sus derechos económicos y sociales como mujeres, presentaron quejas sobre el uso de la violación como arma de guerra por el ejército opresor francés, ¡solicitaron el derecho a la atención médica para ellas y sus hijos! Martha se vio obligada a huir con su familia como refugiada política en varios países como Ghana, Guinea-Conakry, Argelia, Suiza, Egipto, Sudán y finalmente Guinea Ecuatorial. Esposa primero de Félix-Roland Moumie, líder de la UPC asesinado en 1960 por los servicios secretos franceses, fue en varias ocasiones arrestada, torturada y abusada por el régimen neocolonial de Ahmadu Haidjo. Después de cinco años de prisión, fue liberada de su último arresto en Guinea Ecuatorial y en Camerún en 1974. En 2006, publicó su testamento político prologado por el expresidente argelino Ahmed Ben Bella.69 En 2009, con setenta y ocho años, su vida terminó abruptamente, pues fue víctima de un asesinato. La mayor parte de su lucha la llevó con menos de treinta años. Como dijo Miriam Makeba: «Era una mujer, una patriota africana que se levantó y luchó en nombre de la justicia y la libertad por la autodeterminación y el bienestar de su pueblo. Que nosotros, los jóvenes hoy, sigamos los pasos de esta heroína para una África libre y mejor».

Para escapar de la policía, perseguida por el Gobierno francés se exilió en Guinea-Conakry acogida por su amigo Ahmed Sekou-Touré.70 Tras el asesinato de Félix, Martha Moumié marchó a Ghana, pero tras el golpe contra Kwame Nkrumah marcha a Argel, y de ahí se refugia en la provincia de española de Guinea Ecuatorial, donde vive desde 1966 con Atanasio Ndongo Miyone, su segundo marido, dirigente independentista de Guinea Ecuatorial y líder del MONALIGE, ministro de Asuntos Exteriores en el primer Gobierno de Macías Nguema 71 y que sería asesinado en Bata el 5 de marzo de 1969 (fecha que señala el final del brevísimo periodo democrático que siguió a la independencia guineana) por personas del entorno de Macías, o quizá por el propio dictador, por un intento de golpe de estado. En ese momento, a Martha Moumié se la detuvo, se la vejó (posible violación) y torturó. Solo pudo salvarse gracias a la ayuda de las representaciones africanas acreditadas en Guinea Ecuatorial. Deportada a Camerún, permaneció en prisión sin juicio durante cinco años. En 2006 Martha Moumié apareció en la película Memoria negra, del cineasta catalán Xavier Montanyà, en el que relata su vida como militante panafricanista por la independencia y la unidad africana.72

La tercera que quiero destacar es Miriam Makeba, cuya vida comenzó en la pobreza en Sudáfrica, en medio de las crueldades del apartheid. Desde ahí se levantó para convertirse en una cantante de renombre internacional, presentada por primera vez en una audiencia internacional por Harry Belafonte en 1959 y admirada por figuras como John F. Kennedy y Nelson Mandela. Cuando su talento artístico la llevó al extranjero, el poder de su nuevo estatus de celebridad la convirtió en una amenaza potencial para el gobierno minoritario blanco de Sudáfrica y tuvo que exiliarse de su hogar y de su familia. En una autobiografía suya describe con crudeza su lucha contra el apartheid, tanto como delegada de Guinea-Conakry ante las Naciones Unidas como en su vida personal, cuando, resultado de su matrimonio con el activista negro Stokely Carmichael, una vez más tuvo que exiliarse de su hogar adoptivo, los Estados Unidos, en 1968. La última y la más determinante fue Winnie Mandikizela, de la cual nos ocuparemos en capítulos posteriores.

Estas heroínas del activismo político y social retrataron el mujerismo y las experiencias del feminismo negro dentro del proyecto global panafricanista. Hay una realidad de solidaridad afro entre hombres y mujeres en contextos de opresión; desde los tiempos de la esclavitud se ayudaban y entendían pues sufrían la misma opresión, y en contextos de colonialismo, inmigración y neocolonialismo también. Sin abandonar la reivindicación especifica de la mujer, dejaron claro y entendieron que eso no puede ser un instrumento para la lucha anticolonial de los africanos. Las sociedades africanas ni son más ni menos machistas de lo que lo han sido todas las sociedades del planeta Tierra, sino que depende más de las coyunturas económicas específicas.

La mujer africana no necesitó del feminismo occidental, no porque no debiera empoderarse sino porque tiene su propio relato y su propia historia de empoderamiento femenino que en muchas ocasiones supera con creces a lo que han logrado las mujeres en Europa y en América del Norte y se puede ofrecer muchísimos ejemplos. Es cierto que la mujer ha sido invisibilizada también en el movimiento panafricanista, pero ni más ni menos que en el resto de los movimientos políticos. Los feministas han visibilizado a la mujer, por supuesto. Sin embargo, el movimiento feminista general invisibilizada a la mujer negra, de eso no hay ninguna duda. No debemos caer en algunos mitos, que han sido muy útiles para la subyugación y recolonización de la comunidad africana, uno de ellos es el mito del machismo africano. Peculiaridades que se trasladan como la generalidad y esos mitos sirve para reconstruir hoy un espejo deformado que permita la recolonización. Las mujeres panafricanistas combatieron y refutaron estas afirmaciones de forma constructiva. Estas mujeres panafricanistas se han levantado contra el mito del machismo africano, construido por el colonialismo europeo con la complicidad de feminismo colonial.

Otro mito es el ataque a la masculinidad negra o africana, que se manifiesta en la crítica a manifestaciones culturales como el reguetón o el gansta rap. El ataque a la masculinidad negra ha servido para interiorizar al hombre negro. Dicha masculinidad se ve como un exceso de violencia vinculado al orden social de los pueblos africanos y a la sexualidad de estos como problemática para el dominio colonial. Las guerreras africanas contestatarias y revolucionarias suelen ser presentadas por la mitología y la historiografía occidentales como «gente a salvar», sometidas a los hombres por la poligamia donde conviven con seis o siete mujeres a la vez.73 El panafricanismo fue la primera corriente libertaria en la que debieron reflejarse las sufragistas, las feministas, las anarquistas, las socialistas, las socialdemócratas, las comunistas y las fascistas. Estas se levantan por la unidad global o el internacionalismo africano, pues a pesar de la experiencia de la esclavitud, no se ha podido borrar la afirmación de que existe una relación especial entre todos los africanos, esta determinación unida a una estrategia global, con la Madre África, situó al panafricanismo como ideología central y base de operaciones para la liberación y unificación de mujeres africanas y sus descendientes.74

56 (2018): Molifugue. En Uhuru Áfrika TV, Bondjale, Aranzadi.

57 Moula, Dj (2017): Curso de formación de cuadros panafricanistas. Madrid: La Kupula. Véase también (2011): Los negros en los campos de concentración nazis. Barcelona: Wanáfrica Ediciones.

58 En ese sentido, existe un profundo error a la afirmación de la profesora Jarabo en su obra Feminismos negros: una analogía. Madrid: Traficantes de Sueños, 2014 (pág. 27), cuando afirma que «el feminismo negro nació en la confluencia (y tensión) entre dos movimientos, el abolicionismo y el sufragismo, en una difícil intersección. Aun teniendo una presencia relevante en ambas, la combinación de racismo y sexismo terminó excluyendo a las mujeres negras de los dos». Esta afirmación es falsa y lleva a las nuevas generaciones de afroespañolas en busca de referencias a un profundo vacío de interpretación, ya que desconoce que las mujeres negras ya estaban excluidas por la esclavitud, Jim Crow, el apartheid y ahora la migración, y ya habían creado una plataforma ideológica política de rehumanización que fueron los kilombos, es decir, el panafricanismo. Estas desviaciones también se encuentran en las magníficas obras Viviendo de modo afrofémina, de Soler Antoinette, o de Esther Mayoko, debido a la inercia académica eurocéntrica en la interpretación de la historia de liberación negra con posiciones dogmáticas. Al igual que Rosa Luxemburgo del socialismo, o Federica Montseny del anarquismo, Pilar Primo de Rivera del fascismo, la tradición y fuerza hegemónica del feminismo de Sojourner Truth e Ida Wells está en el panafricanismo.

59 El rastafari es político. Véase la Conferencia Internacional de Barcelona, 2018, con las intervenciones de Ragnam Paisser, Ras Levi y Abuy Nfubea.

60 Martin, T. (2008): Amy Ashwood Garvey: Pan-Africanist, Feminist and Mrs. Marcus Garvey Number 1 (or A Tale of Two Amies).

61 Entrevista a Abuy Nfubea por Raquel Pereira Germán, en el Aniversario de Marcus Garvey en España, Ágora Sol Radio, 2013.

62 Haley, A. (1992): Raíces. Barcelona: Ediciones B.

63 Martin, T. (2008): Amy Ashwood Garvey: Pan-Africanist, Feminist and Mrs. Marcus Garvey Number 1 (Or A Tale of Two Armies).

64 Nzingha, Assata; Amy Jacques Garvey (2008): Women in the Garvey's movement. Mitcham: N. Assata.

65 Kabunda, Mbuyi (1995): Ideologías unitarias africanas (obra fundamental para comprender el garveyismo en África).

66 Nkrumah, K. (1970): Neocolonialismo: última etapa del imperialismo. México: Siglo XXI, p. 46.

67 Véase también la obra de Sagrario Luna Fela Kuti: Espíritu indómito (2014), la mejor biografía en castellano para entender la contribución de la matriarca de los Kuti en la conciencia panafricanista en África. También Johnson-Odim y Emma Mba (1997): Funmilayo Ransome-Kuti de Nigeria. University of Illinois Press.

68 Se trata del libro Víctima del colonialismo francés: mi esposo Félix Moumie.

69 Ibid. Su testamento ideológico lo publicó con el título antedicho.

70 Sékou Touré, A.: África en movimiento.

71 Francisco Macías Nguema Nguema (Nsegayong, Río Muni, actual Mongomo, 1924 - Malabo, 1979).

72 Moumie, M. (2000): Victim of French colonialism. Moumie Félix, My Husband. Paris: Editions Duboiris.

73 Esto se parecía mucho a los ambientes asamblearios jipis de Barcelona como Espai Tankado u otros de encierros de migrantes o lucha contra los CIE, los negros o migrantes que allí son respetados deben asumir una posición subalterna, fingir un mal uso del catalán o el castellano mediante un imaginario asexual, cuyas formas no amenacen los relatos hegemónicos del poder blanco. Esta estrategia se consigue a través de las formas, discursos, roles feministas y una particular concepción ideología de género de clara inspiración colonial. Los miembros de FOJA fueron expulsados de la delegación para reunirse con el presidente porque eran negros varones organizados y catalanohablantes, y suponían una amenaza a esa visión de hombre negro violento y con potencia sexual descomunal, etc.

74 Toasijé Pallas, Antumi: Si me preguntan por el panafricanismo. Véase también Antumi Toasijé en el día de África de 2018, en Murcia.

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