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TRADICIÓN CIMARRONA
Lo primero que hay que dejar claro es que la tradición de las mujeres que forma parte del colectivo histórico de mujeres negras revolucionarias que aquí aparecen no surgió del sufragismo, la izquierda caviar, las luchas obreras ni de la revolución rusa, ni de la revolución española de 1926, ni de la revolución cubana, ni de Betty Friedan, ni siquiera de la crítica del patriarcado, sino del cimarronaje, corriente filosófica anticolonial de la que bebieron las ideologías socialistas del siglo xix, que estableció los mismísimos pilares de los movimientos sociales, elaborando las herramientas conceptuales esenciales, que permitieron realizar esa crítica del patriarcado.
Solo teniendo esto claro podemos comprender el fenómeno del panafricanismo. En ese sentido, fue en Angola, durante los siglos xvii al xviii, donde mujeres valientes de origen Kongo-ndongo se opusieron por la vía de las armas al comercio de esclavos trasatlántico, y unas de ella fue la reina de Matamba, Ana Nzinga Mbandi, cuyo ejemplo sería seguido por la legendaria Kimpa Vita. Esta, a comienzos del siglo xviii, fue quemada viva por los portugueses en complicidad con la Iglesia Católica Romana por haber liderado insurrecciones contra la esclavitud en el antiguo Imperio de Kongo Dia Ntotela. Este fue el papel de las mujeres revolucionarias esclavizadas cimarronas.
La forma más significativa para el proceso de liberación africana fue la participación en los palenques, kilombos o cumbes, es decir, la acción de aquellos que nunca interiorizaron la sumisión, porque nada más bajarse del barco buscaron la forma de huir de las plantaciones. En esta época, la situación de la esclavitud negra femenina es todavía más compleja, puesto que los hacendados, previa violación, casaban a sus esclavizadas con finalidad reproductiva, debido a que, de esta forma, tendrían una «nueva hacienda». Otro uso que se le dio a la mujer africana por el poder institucionalizado representado por el capitalismo, así como curas, soldados, propietarios y mayordomos, y que todavía hoy continúa, fue el de objeto sexual.
Ante ese cuadro deshumanizante, las esclavizadas se hicieron cimarronas, que es la esencia y origen histórico del panafricanismo. Las cimarronas avanzaron luchas contra el sistema patriarcal que se desarrollan desde tiempos inmemorables en el Imperio español. Incluso antes de llamarse feminismo ya existían sujetas cimarronas que luchaban contra el machismo, la heteronorma, etcétera. Esta lucha ha tomado una relevancia significativa a la hora de discutir cómo combatimos el actual sistema patriarcal, neocolonial y capitalista. En los quilombos se practicaba el policultivo de alimentos como maíz, mandioca, frijoles, patata dulce, caña de azúcar y plátano. Los palmarinos conocían la metalurgia y fabricaban utensilios para la agricultura y la guerra. Trabajaban también con la madera y la cerámica. La palmera pindoba, cuya abundancia en la región dio origen al nombre del quilombo, era usada en la fabricación de aceite, producción de bebidas, cobertura de casas hechas de madera y tejido de cestos y cuerdas. Las actividades se destinaban inicialmente a la subsistencia, pero los negros rebeldes llegaron a realizar comercio con villas e ingenios de la región. El cimarronaje femenino tendió a la búsqueda de un lugar donde la mujer recobre su dignidad y hermosura corporal y espiritual, descuartizada por el látigo, el trabajo forzoso, la violencia de género y la vejación sexual. «Cimarronear» fue y sigue siendo una actitud ética para recuperar su derecho a hacer el amor en libertad con el hombre que anhelara, sueño que la represión y la legislación le impedían en muchos casos, desdibujando así su fantasía sexual y sensual. La mujer esclavizada se haría cimarrona con la esperanza de ser madre libre para educar a sus hijos con sus propios valores afrocentrados y no con los que imponía la esclavitud.26
La cimarrona que se fugaba para incorporarse a los territorios liberados o cumbes, huyendo de la pesadilla de la esclavitud, lo hacía por convicción propia. Sabía que esa fuga significaba la asunción de su libertad, corriendo los mismos riesgos que el hombre, asumiendo las consecuencias que esta valiente decisión le acarrearía en caso de que fuera capturada. Pero las consecuencias positivas estarían fundamentadas en la reivindicación de su derecho a ser humano.
En líneas generales, el cimarronaje es la esencia del panafricanismo: no hay panafricanismo sin cimarronaje. Se diferencia de otras posturas en términos de organización y acción, y no tanto en términos teóricos o filosóficos. La crítica a la organización formal y permanente, junto a la defensa de la acción directa —incluyendo la que cae en la ilegalidad de los distintos sistemas jurídicos que la relación entre el kilombo y virreinato crea—, serían los dos elementos más característicos del cimarronaje. Así pues, el cimarronaje aboga por la organización informal de afinidad frente al kilombo. Las cimarronas defendieron el ataque directo —y violento cuando fue necesario— contra la plantación azucarera, el algodón, el Estado, la autoridad imperial española, y todos los símbolos de estos elementos. El resultado del movimiento de insurrección antiesclavista panafricanista más sobresaliente se dio en lugares como San Basilio de Palenque, Palmares, Capaya, Caucagua, Ocoyta, Taguaza, Chuspa, hasta la actual República de Haití. Cientos de miles de cimarronas se lanzaron a la lucha por su libertad; entre esas destacaron la figura de Wiwa, esposa de Benko Biojos, reina del palenque de Sierra María (Colombia), quien con su hija Orika, princesa del palenque de San Basilio, reconocida cimarrona, y su hijo Sando, continuó el proyecto de libertad, después de la muerte del líder el 16 de marzo de 1621. Otras mujeres palenqueras, grandes guerreras, fueron Polonia y Agustina.
Para las cimarronas cualquier momento es bueno para comenzar la revolución social y nacional. En tanto que vivan en una sociedad esclavista, racista, autoritaria, explotadora, y alienante (como lo es la sociedad capitalista), existirán razones suficientes para empezar a movernos en busca de nuestra libertad. Las crisis pueden acelerar los procesos revolucionarios, pero las razones ya existen hoy en día, haya crisis o no.27
El cimarronaje es la primera experiencia exitosa de panafricanismo desde la democracia, donde las mujeres se rebelaron siempre en diferentes formas de resistencia radicales como el suicidio, el asesinato de los propios hijos y el aborto provocado, pues pensaban que la muerte era preferible a la esclavitud. Otra forma de resistencia fue la labor de las niñeras, las nodrizas y las hayas, quienes, sometidas al estilo de la casa grande, utilizaban el cuidado de los niños de los amos para hacerles conocer los valores culturales propios, por medio de historias y cantos de cuna. Aquí se trata de un proceso lento, difícil de demostrar pero que hoy descubrimos reflejado en la mentalidad de la cultura latinoamericana. Cuando se menciona la revolución haitiana, individuos como Toussaint Louverture y Jean-Jacques Dessalines son siempre discutidos como los grandes héroes revolucionarios. Estos hombres merecían el distinto honor de ser los padres fundadores de Haití. Las mujeres de todas las posiciones sociales participaron en la gesta que expulsó con éxito al poder colonial francés, español y británico de la isla. A pesar de sus diversos papeles importantes en la Revolución, las mujeres revolucionarias rara vez han sido incluidas en las narrativas históricas y literarias de las revueltas de esclavos. Sin embargo, hubo otros participantes que jugaron parte integral de la Revolución Haitiana (1791–1804).28 sin duda doña CéciIe Fatiman es la más importante de estas mujeres. Fue un agente de cambio radical. Su participación como consejera de aquel proceso de transformación social fue determinante en una de las mayores gestas de la historia: la revolución haitiana. Fatiman se casó con Louis-Michel Pierrot, un general en el ejército revolucionario haitiano y posteriormente presidente. Tuvo una vida longeva hasta los ciento doce años. Era hija de una esclava africana y de un francés blanco de Córcega. Ella y su madre fueron vendidas como esclavos en Saint-Domingue (como entonces se conocía a Haití), mientras que sus dos hermanos desaparecieron en la trata de esclavos. Se la describe con el pelo largo oscuro, sedoso y ojos verdes. En agosto de 1791, como máxima sacerdotisa, fue poseída por la esencia irreductible del principio femenino y la madre guerrera, Èzili Dantò. La Mambo Fatima eligió a Boukman entre todos los feroces guerreros presentes para dirigir la insurrección. Fatima presidió la ceremonia y asamblea constituyente en Bois Caïman que dio lugar a la revolución en el papel de sacerdote junto con el sacerdote Boukman Dutty. Ella profetizó que los esclavos Jean-François, Biassou y Jeannot serían líderes de un movimiento de resistencia africana y de una revolución que liberaría para siempre la esclavitud de la isla. Ella propuso a Boukman como comandante en jefe de la revuelta. Con unas tácticas de organización social impresionantes, tras sacrificar a un animal, se tomó un juramento, exhortaron a los presentes a vengarse de sus opresores blancos franceses. Es muy probable que el histórico discurso que pronunció Boukman aquella noche estuviera escrito o inspirado por ella, y puede ser considerado el primer gran congreso panafricanista de la historia:29
El buen señor que creó la Tierra, que nos da la luz desde lo alto, que soporta el océano y hace al trueno rugir. ¡Escuchad bien, todos vosotros! Este Dios, oculto en las nubes, nos observa. Él ve todas las barbaridades que el hombre blanco hace. El dios del hombre blanco lo llama a cometer crímenes; nuestro Dios solo pide de nosotros justicia y obras buenas. ¡Pero este Dios que es bueno también ordena venganza! Él dirigirá nuestras manos; Él nos ayudará. Tiren la imagen del dios de los blancos que tiene sed de nuestras lágrimas y escuchen la voz de la libertad que habla en el corazón de todos nosotros.
Según la Enciclopedia de religión africana se explica que «la sangre del animal, y algunos dicen que los seres humanos también, fueron dados en una bebida a los asistentes para sellar un juramento y compromiso político de lealtad inquebrantable a la causa de la liberación de Sainte-Domingue».
También se decía que había cortado la garganta de un cerdo y ofrecido su sangre a los asistentes. Una semana después, 1800 plantaciones fueron destruidas y asesinados unos mil esclavistas... La revolución que ella predijo había comenzado. Otra mujer, Dédée Bazile, tiene un legado similar como mística de la revolución. Aunque Dédée no era conocida como mambo, se la conoció como Défilée-la-folle o Défilée the Madwoman. Nacida de esclavos, Dédée tuvo varios hijos concebidos por violación cometida por su amo. Su "locura" fue causada por el asesinato de sus padres por soldados franceses, así como por los numerosos casos de violencia sexual que sufrió. Después del asesinato del líder revolucionario Jean-Jacques Dessalines, ella fue responsable de recoger sus restos en descomposición, volver a ensamblar los pedazos de su cuerpo mutilado y asegurarse de que fuera enterrado con dignidad. Hoy, Dédée es aclamado como un ícono de la Revolución Haitiana, un símbolo de la “locura” del compromiso del pueblo haitiano con su tierra.30
En Estados Unidos, a principios del siglo xix, la cimarrona Harriet Tubman cuya vida ha sido llevada al cine, por a cineasta Kasi Lemmons, creó una extraordinaria red para liberar a los esclavizados, trasladándolos clandestinamente hasta Canadá donde estaba abolida la esclavitud. Esa red fue denominada el «tren subterráneo», que no era ni «tren» ni «subterráneo», sino más bien una inteligente articulación para liberar esclavizados de diferentes lugares de Estados Unidos, que implicaba conocimiento de la geografía, así como la hidronimia y la antroponimia de los lugares.31
En ese momento Jamaica, una mujer, Nanny, de origen Ashanti (Ghana), lideró un ejército contra la esclavitud británica.32
En Venezuela, las cimarronas corrían la misma suerte que los varones, como el caso de Manucha Algarin en el antiguo cumbe de Ocoyta, o Josefina Sánchez en el cumbe de Taguaza, ambos en el actual municipio Acevedo (estado de Miranda), son un claro ejemplo del liderazgo de esas mujeres africanodescendientes. En la bibliografía colonial, Matea e Hipólita aparecen como «criadoras negras», no como filósofas que contribuyeron a los valores éticos de la vida del joven Simón Bolívar. Las fundadoras de kilombo de Palmares en Brasil fueron Acotirene y Dandara. Esta última puso fin a su vida en febrero de 1694, arrojándose a una cantera desde el abismo: una decisión extrema para no entregarse a las fuerzas militares que subyugaron el quilombo. Dandara es la mayor representatividad del liderazgo femenino en la república de Palmares. Participó de todas las batallas, de todas las luchas, en todo lo que allí fue creado, organizado, vivido y sufrido. Tenía ascendencia en la nación africana de Jeje Mahin.33 Por su talento está demostrado que era una mujer fuerte, bella, guerrera, persuasiva, líder, y obstinada por la libertad. Dandara contribuyó con todo a la construcción de la sociedad de Palmares, tanto para su organización socioeconómica, política como familiar. Tuvo tres hijos con Zumbi. Además de participar en la lucha, lo hacía también en actividades cotidianas de kilombo, como la educación, la guerra, caza y la agricultura. Las mujeres tenían un papel fundamental, pues participaban tanto en el consejo de líderes como de las actividades económicas, como también en la guerra. Era común la poliandría —organización familiar en la cual una mujer tiene varios compañeros—. Esta realidad social se debía a que la cantidad de mujeres resultaba menor (el tráfico de esclavos en Brasil daba preferencia a los hombres jóvenes; también porque reflejaban un sistema matriarcal muy presente en algunas regiones de África).
Lo anterior nos lleva a la continua búsqueda de la sociedad panafricanista mediante la unión de etnias, culturas y tribus africanas. Dado que las explotadas negras eran las contradicciones vivientes de la hispanidad, la lucha fue diaria y en todos los aspectos de la vida. Las cimarronas promovieron la constante crítica de la realidad en la que vivimos, lo que incluyó superar todo aquello que es considerado como «bueno» y como «malo». El cimarronaje quiere dejar atrás el anquilosamiento mental que produce la tradición y la inmovilidad: «Haz las cosas por ti misma, con quiénes quieras, cómo quieras, y cuándo quieras». La revolución social no necesita de jueces que juzguen la moralidad de tus acciones ni el momento adecuado para empezar a buscar tu libertad. La distinción entre «afrofeminismo individualista» panafricanista y «womanist colectivo» resulta aquí vacío y carente de utilidad. Las personas individuales no existen sin la comunidad, ni esta sin aquellas, por lo que el individualismo y el comunitarismo pasan a ser las dos caras inseparables de la misma moneda; no hay contradicción entre ellas, como a menudo se dice.
El cimarronaje nace de los deseos libertarios de personas individuales, de mujeres que buscan romper con la realidad material y simbólica que les oprime cada día. Mientras que la libertad viene dada por una realidad en la que el acceso a los recursos y oportunidades/potencialidades de nuestras existencias son verdaderamente iguales para todas. Para el panafricanismo lo individual y lo comunitario no son contradictorios, sino que son interdependientes. Un aspecto muy importante del cimarronaje es que siempre buscó la organización. Ante la posibilidad real de iniciar un proceso de vertebración del kilombo en términos de movimiento que contagia y se relaciona con otros palenques, las mujeres consideraron siempre que, si no era funcional, es decir, un instrumento orgánico, panafricanista y anticolonial, no podían encarar con garantías el proceso de vertebración, ya que una unidad lograda únicamente desde pautas voluntaristas podría suponer vernos arrastrados hacia un proyecto sin control. Ello es debido a que, de ser así, sería imposible condicionar tanto los mínimos ideológicos de consenso como las bases del planteamiento estratégico de futuro. La resultante podría ser un proyecto débil para enfrentarse a las estructuras de dominación que se vería abocado a la satelización del amo o el neocolonialismo.34
Es importante rescatar, pues fue silenciada, la resistencia de las mujeres negras, como un estímulo al proceso actual, donde es preciso despertar el liderazgo femenino para defender la propia identidad, la clase y el territorio. Hoy no es extraño encontrar mujeres afrodescendientes al frente de organizaciones, de procesos económicos comunitarios y de investigación de la cultura. Desde esta tradición, experiencia y espíritu, hoy continúa en la IV Internacional Panafricanista Garveyista, con proyectos como la «marcha contra el genocidio negro», o la Escuela Comunitaria Winnie Mandela creada por la Dra. Andreia Beatriz en Salvador de Bahía (Brasil), Marfa Inofuentes, primera concejala negra, del Centro Afroboliviano de Capacitación en La Paz (Bolivia), el internado de niños Casa de Protección de Menores Nuestra Señora del Palmar, en Palmira (Colombia) o el Movimiento Palenkero de Lmeva, Uhuru Afrika TV en España con Martha Trujillo, la perfumería Addis Abeba, de Karla (Ecuador), el I Congreso de Panafricanos México de Leona de Etiopía, Radio Conciencia Negra (Argentina), Panafricanos Chile, Lourdes Antuán en República Dominicana.35
26 García, Jesús Chucho: África en Venezuela. Pieza de Indias (recopilación e interpretación documental y bibliográfica).
27 Fernández Durán, Reyes (2011): La corona española y el tráfico de negros. Ecobook.
28 Braziel, Jana Evans (2005): «Remembering Defilee: Dedee Baziles as Revolutionary Lieu de Memoire». Small Axe: A Caribbean Journal of Criticism. 9 (2): 59.
29 Para un conocimiento más profundo de la importancia de Nanny, y sobre todo los marcos democráticos descentralizadores y métodos feministas de las luchas cimarronas véase el texto de Russell Maroon Shoatz. (2015): El dragón y la hidra. Barcelona: Editorial Segadores.
30 Dayan, Joan (1995): Haiti, History, and the Gods. Berkeley: University of California Press. p. 47.
31 Debo aclarar que ni Harriet Tubman ni Sojourner Truth pertenecen o tienen algún fundamento con el sufragismo. Su espacio de representación, paisaje de formación y objetivos antipatriarcales y métodos de organizaciones armadas son estrictamente cimarrones. «Esta perfección» desafía una conceptualización estrecha del afrofeminismo, contrarrestando la interpretación dominante de las luchas por la libertad de las negras como una respuesta aplastantemente pacífica y no violenta a la violencia de la supremacía blanca. El enfoque de Sojourner en la resistencia armada, en las luchas por la libertad complementa la posición del II Congreso Panafricanista de España (2005), enfatizando el arraigo de las luchas por la libertad de las mujeres negras en las comunidades rurales y complicando la separación rígida entre las sufragistas o los derechos civiles y las cimarronas o el poder negro, que los académicos con tanta frecuencia citan. Sojourner se define desde la resistencia armada, en términos generales, para incluir el uso de la fuerza para la liberación, protección, protesta u otros objetivos de la acción política insurgente y en defensa de los derechos humanos. Él advierte contra la fetichización de las armas, que son «simplemente tecnología utilizada durante un momento particular de la historia» (pág. 8). Sin embargo, a través del enfoque en la resistencia armada, Umoja enfatiza la brutalidad y la escalada de la violencia que enfrentan las activistas. No argumenta que el trabajo de cierta afroprogresia, vinculadas a las sufragistas, fuera ineficaz; más bien que la resistencia armada proporcionó el espacio para que funcionen esas organizaciones pacifistas o sufragistas. Sin desconocer que el sufragio universal es un movimiento blanco patriarcal que surge de los ambientes menos reaccionarios de la supremacía blanca, menos reaccionaria precisamente por la lucha armada de las negras cimarronas. Y gracias a esta influencia el sufragismo evoluciona a un marco más progresista y liberador. Esta confusión se ha generalizado a partir del libro de Mercedes Jarabo, cuyo vacío de interpretación ha condicionado tanto el enfoque como la actuación, la referencia espacial y el trabajo de un sector amplio del afrofeminismo español. Es como confundir a Federica Montseny o La Pasionaria con Susana Díaz o Ana Botella.
32 Nanny, 1688-1730, fue una libertadora que encabezó a los cimarrones en Jamaica a principios del siglo xviii. Llegó a la isla como mujer libre, princesa Ashante de Ghana. España ocupó la isla desde 1492 a 1655, cuando pasó a los ingleses. Escapó de la plantación a las selvas montañosas creando el kilombo Portland Parish que fue económicamente próspero y pacífico con sus vecinos. Combinaba la liberación de esclavos con la guerra de guerrillas. Muchos colonos protestaron pidiendo al gobierno la guerra contra los cimarrones, lo que demostró la gran capacidad de Nany como estratega militar: derrotando a los británicos. Como en otros casos de mujeres inteligentes y poderosas, no faltó quién la acusara, como hoy con Winnie Mandela; hablan de ella como una despiadada, hechicera y sanguinaria que guiaba un ejército de cimarrones de Windward, puesto que impuso las religiones africanas, siendo considerada Obeah, semideidad. Esta brillante mujer salvó del hambre al kilombo gracias a unas semillas de calabaza. El lugar donde esto sucedió se llama Pumpkin Hill. Hervia en un caldero agua sin fuego y cuyos vapores hacían que los soldados blancos perdieran la conciencia y cayeran. La creencia de que podía atrapar las balas enemigas con la mano. Otra versión muy popular y más prosaica, decía que podía atrapar las balas con las nalgas y dispararlas de vuelta. No tuvo descendencia y se casó con un hombre de nombre Adou. En 1972, en los actos de la independencia de Jamaica fue reconocida como héroe nacional, única mujer en el selecto grupo. El billete de 500 dólares jamaiquinos tiene su retrato y Bob Marley le dedicó un tema. Para un conocimiento más profundo ver Dixon Valerie C. (2020): Too black to succeed. Jamaica, Kingston: The Finsac experience; Valdix Publishing.
33 Según afirma la antropóloga María de Lourdes Siquiera, profesora jubilada de la Universidad Federal de Bahía (UFBA).
34 Nfubea, Abuy. (2007): en Poemas de estirpe, de Laura Victoria Valencia.
35 Véase Curso de Introducción Cimarrona y su Dialéctica. Madrid: La Kúpula, 2015. E Informe de la IV Internacional Panafricanista Garveyista, 2018-2019.