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El Comandante Warwick Hawthome recién llegaba del aeropuerto para recoger al General Farrell de quien se aseguraba venía desde Washigton. Mas nada había salido como planeado debido a que el General se ausentó y en su lugar envió a su representante Kurtis Falkner.
Kurtis no tardó en demandar la exactitud de detalles en los reportes diarios. La mayoría de las Centrales lo detestaban por su prepotencia y no tenían opción que tolerarlo.
Cierto era que nadie tenía derecho de entrometerse en los asuntos entre el Comandante Hawthome y la Teniente Wells. Estos asuntos eran administrados por el staff mediante sesiones privadas donde se decidía que filtrar o qué modificar por cuestiones de seguridad.
El Comandante se comunicaba personalmente con la Teniente bajo el motivo de proteger a su escuadrón de cualquier amenaza tanto interna como externa.
Obviamente el Escuadrón Beta no era el único a cargo de este tipo de exterminaciones. Aparte existían otros cuantos situados en puntos relevantes del planeta. Warwick tenía noción sobre estas centrales, sin embargo el conocimiento acertado recaía en el General de la Facción, quien debía mantenerse oculto en una fortaleza militarmente resguardada y desde allí, coordinar en secreto con los comandantes de las distintas centrales.
El Comandante Hawthome estaba en sus cuarentas, medía de estatura uno punto setenta y seis metros, piel pálida, ojos cafés, cabello corto negro con canas salientes cerca de las orejas. Su acento seguía siendo notorio a pesar de llevar casi una vida entera afuera de Inglaterra.
Nunca fue parte de su plan abandonar su viejo estilo, los sueños propuestos y su país. La carrera de soldado fue impuesta por sus padres, convirtiéndose así en el mejor de su clase gracias a la sobredemanda familiar.
Tras haber sido enviado a operativos tácticos y haberlos completado con rotundo éxito, fue reclutado para una misión extraoficial de la cual cambiaría su forma de percibir la realidad. Nunca hablaba de sus orígenes ni mucho menos de cómo llegó a ocupar el puesto de Comandante de la Central Norte.
Era exageradamente atento a los reportes en su computadora y monitoreaba a diario los medios de comunicación como las redes y sus fuentes especializadas. Cuidadoso ante el más mínimo de los detalles emergentes en cada sesión, vigilancia o dato informativo.
Cargaba con un gran peso entre sus hombros por ser testigo y cómplice de los eventos desafortunados durante su estancia en el programa espacial llevado a cabo en su juventud.
No tenía los detalles suficientes para llegar a una conclusión, debido a que los sucesos se desenvolvieron a un ritmo vertiginoso. Las dudas e incógnitas permanecían guardadas en un casillero abandonado dentro de su de por sí mente agotada. Warwick tan sólo formaba parte de un gran rompecabezas cuyas piezas residían prohibidas identificarse, señalarse y aún menos juntarse.
Encerrado casi siempre en su oficina, el Comandante sufría por la situación que le había tocado dirigir. Extrañando su país, la breve infancia o inocencia; y a pesar de todo, añorando esos días en que la guerra era inexistente.
Esos días cuando uno podía laborar sin preocupaciones de que sus acciones no causarían daños colaterales. No obstante, esos días ya habían desaparecido y ahora se era obligatorio sufrir por los errores cometidos de la decrepita generación.
Las funciones principales del Comandante Hawthome consistían en monitorear las transmisiones del Black-Ghost y de su tripulación dentro de la Central Norte. También coordinar al personal en las elaboraciones de propuestas adecuadas y acciones evasivas justificadas.
Intentar el contacto con otras centrales era restringido y confinado. La razón partía de un proceso de protección de identidades por la estabilidad del sistema.
En los últimos meses se detectaban varias llegadas ilegales en su sector y esto le urgía a sugerir contacto con las demás centrales para comparar estadísticas, pero la petición sólo podía tomarla el General Farrell y para su mala suerte, sólo contaba con el fastidioso representante Falkner.
Sin duda un joven orgulloso y de excesiva prepotencia con cualquiera sin importarle el rango. Kurtis se hospedaba cada mes o dos en su central para recopilar la información y transmitírsela al General en una sesión confidencial junto con el resto de los reportes obtenidos.
Hasta la fecha se desconocía la preferencia del General Farrell sobre Kurtis Falkner. Quizás haya sido impartido por el alto mando sin su consentimiento porque conociéndole bien, no era cualquier tonto para tener a alguien tan estúpido porque grosero era poco.
Warwick desconocía la ubicación del supuesto Cuartel de Comando Replicante, suponía que estaba en alguna parte de Washington, posiblemente cerca de la casa presidencial, ahí escondida por debajo de la tierra.
No era de extrañarse que los grandes líderes de la Nación se ocultaran de ese modo. Triste era la tardanza en responder tras asegurarse su sobrevivencia al lado de su familia y cualquier otro tonto relevante.
Estás limitaciones hacían de su trabajo un ambiente frustrante, hacer mucho con tan escaso a su disposición a sabiendas de los recursos disponibles.
A pesar de que su habitación se encontrara rodeando los cubículos y subiendo las escaleras hacia el lado derecho, solía dormir por unas cuantas horas en su oficina cuando de plano se encontraba exhausto.
Para nada despegaba su atención del monitor, cuya normalidad radicaba en cerciorarse de que los sistemas estuvieran en perfectas condiciones dado que un simple error podría costarles todo el trabajo invertido.
Y ni aquella rigurosa supervisión calmaba su intranquilidad. La razón de que Warwick siguiese en un conflicto consigo mismo se debía a lo ocurrido hace tres años.
Desconocía si su repentina decisión había sido la correcta bajo ese delicado contexto. La excusa consistió en la falta de confianza con su propio sector; si se corría la voz, las consecuencias hubieran sido fatales poniendo en absoluto peligro la subsistencia humana.
El problema actual al cual se encontraba amarrado era nada menos que el desinterés sobre su bienestar y la de su equipo. Siquiera confiaban en éste para acudir a lidiar la ausencia de información o reportarse sin filtros con el General.
Se desconocía que tanta de la información entregada a Kurtis llegaba al oído del General. Analizando su situación, muy poca o de plano nula.
—Comandante Hawthome —interrumpió Idelle—, le informo que el Escuadrón Beta viene en camino.
—No tenía idea de que habían salido.
—Está redactado en el reporte que le dejé en su escritorio.
—Apenas voy llegando, en resumen qué pasó.
—No me quisieron dar información de más a parte de lo reportado en el expediente.
—¿Y eso?
—La Teniente Wells prefiere tratarlo de manera personal con usted.
—¿Tanto para no hacerlo por radio?
—Fue muy insistente ¿quiere que vuelva a hablar con ella?
—No será necesario, gracias Idelle.
—Para servirle Comandante.
Idelle asintió en buena fe y lo dejó a solas como siempre habituaba.
Warwick se levantó de su asiento y dio unos pasos reflexionando sobre el retorno del Black-Ghost. Esta noticia era inquietante porque significaba que algo terrible había sucedido o estaba por suceder.
Tras tanta especulación decidió darle un descanso al tema y regresó a su asiento. Cerró los ojos con las intenciones de tomar un ligero descanso. Sin poderlo evitar, se quedó dormido.
Al paso de una hora fue despertado por la alarma que notificaba la aparición inoportuna de un fenómeno natural. Últimamente en cada mes sucedían varios fenómenos como terremotos y huracanes, pero en esta ocasión se trataba de un tornado de fase seis, lo cual ni siquiera sabían que podría desencadenarse.
Warwick salió disparado de su oficina para reunirse con los analistas y operativos para resolver la reciente situación. Los miembros habitaban ansiosos moviendo las hojas y registrando la base de datos para verificar la información.
Había bastante incertidumbre sobre el origen de un tornado en un perfecto pronóstico de cielo despejado. Después de tanto avance tecnológico, el clima seguía siendo impredecible al pronosticarse.
—¡Cómo demonios se formó un tornado de la nada! —reclamó Warwick.
—No tenemos idea —contestó Gale— sólo apareció.
—Digan lo que saben.
—El tornado es un tipo de arma biológica avanzada —comentó Leith—, el procesador señala que su formación está siendo transmitida y controlada desde una base acuática cuyas coordenadas me encuentro rastreando y decodificando porque hasta la propia señal está complejamente resguardada.
—Comandante —interrumpió Gale—. Acabo de calcular su trayectoria y va directo hacia el Black-Ghost.
—¡Debemos avisarles!
—Nuestras transmisiones han sido bloqueadas por algún tipo de virus que se filtró durante la investigación de la señal —reveló Jed.
—¡Es una distracción! —reveló Sharon.
—¿Pero de qué nos están distrayendo? —preguntó Myra.
—La pregunta correcta es quién nos está distrayendo —Kurtis hizo un acto de presencia mediante su indiferente registro de voz.
—¿Tiene algo importante por compartir representante Falkner?
—Es obvio —habló Kurtis con autoridad—. La Legión logró burlar su sistema.
—Sígame por favor.
Warwick y Kurtis se dirigieron hacia una esquina para discutir.
—¡Déjese de psicología barata y escúpalo!
—Relájese Comandante, no le vaya a dar un infarto, no es el primer humaliedroide que logra burlar el sistema, ya han existido otros, pero esta información es clasificada.
—¿Quiere ponerme a prueba?
—Se trata de enviarnos un mensaje.
Idelle quien casualmente iba pasando se quedó sorprendida al escuchar la última palabra de Kurtis.
—¿No comprendo?
—Debemos asumir que hay un traidor en el Escuadrón Beta.
—Los agentes abordo del Black-Ghost han estado en constantes operativos arriesgando su vida para que los acuse de traidores.
—Si fuera usted, me preocuparía por descubrir cuál fue el mensaje.
—En su posición, dejaría de besar tantos traseros.
—Detecto envidia Comandante ¿Será porque pronto su puesto será mío?
—Primero muerto.
—Fácil de arreglar y fácil de justificar.
—Le recuerdo representante Falkner que está frente a un superior.
—No por mucho Comandante Hawthome —expresó Kurtis— se lo aseguro.
Kurtis le dio la espalda y salió de la sala.
La conversación no se había desarrollado en secreto ya que el equipo se encontraba discutiendo las posibles teorías de la reciente situación.
—El reporte de la Teniente Wells decía que los tres forasteros fueron eliminados, quizá este incompleto —comentó Nathan.
—Deja eso —comentó Myra— ¿Cómo es que un humaliedroide logró burlar la computadora del Escuadrón Beta, sólo un ser supremo lo podría hacer?
—No es obvio —respondió Gale—, alguien de ellos cometió el error de no monitorear.
—Quizás no fue un error sino fue a propósito —reflexionó Keene.
—¡Entonces podría tratarse de un traidor! —exclamó Sharon.
—¡Sinceramente lo dudo! —comentó el Comandante—. El reporte nos indica que el sistema de rastreo fue inservible durante la cacería.
—¿Qué quiere hacer Comandante? —preguntó Ezra.
—No me quedaré con los brazos cruzados. Jed y Keene elijan sus mejores armas y pónganse sus chalecos, iremos a esa base acuática y buscaremos la manera de parar ese tornado; Sharon y Myra verifiquen nuestra seguridad, analicen cualquier brecha posible para acceder a la central; Leith necesitó que rastrees las coordenadas exactas de la base y Nathan, intenta contactar al Black-Ghost creando un canal alternativo.
—¿Nos iremos en la lancha? —preguntó Jed.
—En efecto.
Warwick salió del edificio acompañado de sus agentes operativos quienes juntos descendieron por la costa para treparse a una lancha ligeramente motorizada y tomar rumbo hacia la base acuática para detener este fenómeno artificial.
Pasaron unos minutos y Leith reportó las coordenadas del sitio acuático referido el Grey Site de acorde al historial hackeado. El procesador mostraba que la base se caracterizaba por una extensa gama de estudios, experimentos y programas climatológicos. En letras rojas se remarcaba sus cuarenta años de inactividad debido a la contribución accidental de una tormenta eléctrica devastadora.
—Finalmente usaremos los trajes impermeables y tanques de oxígeno —vaciló Keene para propagar entusiasmo.
—Nathan has logrado contactar al Black-Ghost —preguntó Warwick a través del micrófono en su oído.
—Todavía no, General —se escuchó con interferencia.
—Sigue intentando.
—Comandante —distrajo Keene para calmar la tensión— ¿qué opinas sobre nuestro futuro presidente?
—Tú al igual que todos saben que no me gusta hablar de política.
—Con su permiso Comandante Hawthome, pero debe sentir algo para haber encarrilado a los ciudadanos a votar por él.
—Sólo seguimos ordenes Keene, nada más. Te recomiendo te concentres en el Grey Site porque en el peor de las circunstancias, podría no haber nueva presidencia al final de cuentas.
—¡Hasta que te cierran la boca!
—¡Cállate Jed!
Para su ventaja, el Grey Site se encontraba a una hora de navegación. El Comandante Hawthome sentía miedo de que la amenaza fuera letal. Aun así debía adentrarse y descubrir quién o quiénes estaban detrás de esta arma climatológica que ponía en gran riesgo al Escuadrón Beta.