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VI

El Black-Ghost maniobraba ciegamente bajo la tormenta imprevista, su punto de destino era Stonewall Valley en Oregón, lugar donde se encontraba la Central Norte. La entrada no estaba permitida a invitados de los integrantes debido al secreto de sus identidades e instalaciones.

Rosa estuvo presionando la palanca de control ante la presión del intenso clima. La mayoría de la tripulación se encontraba acostumbrada a volar en las tormentas. Nadie subestimaba las capacidades de la piloto ya que era su especialidad navegar bajo situaciones críticas.

El radar de la consola comenzó a detectar una anomalía. Rosa desvió su vista del camino e interpretó los datos. Tras comprender el fenómeno, llamó a la Teniente para informarle de la situación. Naomi se levantó de los asientos traseros en donde se había acostado a descansar y acudió con Rosa para averiguar el llamado.

Karl, Sam y Adam se acercaron también para escuchar la notificación que tenía preocupada a la joven mexicana.

—Teniente, si el radar no se equivoca, parece indicar que un tornado viene hacia nosotros.

Los muchachos comenzaron a reírse. Naomi se mantuvo seria, intentaba retroceder en el tiempo para buscar los cabos sueltos.

—Debe tratarse de un error —comentó Karl— un tornado así nomás ¡por favor!

—No es cualquier tornado —informó Adam al conectar su laptop con el radar del helicóptero— este vehículo lo está atrayendo.

—Tal parece nuestra invisibilidad no sirve con la lluvia —expresó Sam.

—¿Es acaso posible? —dijo Karl con asombro— ¡La madre naturaleza decidió destruirnos así nomás!

—Te equivocas —reiteró Adam—, no es un fenómeno natural sino artificial.

—No comprendo —renegó Karl.

—Un arma climatológica —reveló Naomi—. Obviamente nos olvidamos de algo durante la cacería. Rosa desconéctanos del modo invisible e incrementa la velocidad.

—Pero no entiendo, le prendimos fuego a cada cadáver e incluso a la nave —protestó Karl.

—Además, nunca hemos dejado un detalle sin cuestionar, cometer errores no es parte de nosotros —certificó Sam.

—Adam —llamó la Teniente ignorando las excusas—, comentaste que tres de los cuatro compartimentos de escape fueron liberados durante la caída de la nave ilegal.

—Exacto —confirmó Adam.

—¿A qué quiere llegar Teniente? —Interrumpió Karl.

—Matamos a tres de tres compartimentos expulsados con excepción de un cuarto que nunca se nos ocurrió verificar.

—¡La nave fue consumida por el fuego, no pudo haber sobrevivido bajo esas condiciones y más si el humanoide o humaliedroide se encontraba contenido! —Reclamó Karl.

—No si se trata de Executor.

—El mensajero sólo lo mencionó para asustarnos —intervino Sam—. Además mencionó que estaba buscando la manera de cruzar el Sensor.

—¡No insinúo eso! —exclamó Naomi—. Explícitamente afirmó que el fin había llegado, que él destrozara en días todo lo que nosotros retrasamos durante años. Estaba hablando en presente.

—Y terminó diciendo el nombre de Executor —completó Adam.

—¡Dios nos ayude! —dejo escapar Sam al darse cuenta.

—Rosa, comunícame con Central —ordenó Naomi.

—No es el momento de entrar en pánico —avisó Karl—, primero debemos concentrarnos en esquivar esta tormenta ¿en qué momento nos agarró?

—No hay comunicación con la Central —interrumpió Rosa ejerciendo fuerza a la palanca ante la turbulencia desatada.

—¡Adam! —Volteó Naomi para esperar una respuesta.

—Hay conexión con el satélite pero la línea no funciona.

—Está exagerando Teniente, son coincidencias —interrumpió Karl de nuevo— sea quien sea el cuarto integrante, lo más probable es que se haya hecho cenizas.

—Executor posee una inteligencia muy avanzada —indicó Naomi—, es por eso que se mantiene indestructible. Se dice que es tan poderoso que no necesita armadura. Estoy segura que este tornado no es pura coincidencia.

—Crear un tornado no forma parte de sus dones —especificó Karl.

—Pero si controlarlo —admitió Naomi.

—Encontré la fuente —informó Adam—, se trata del Grey Site.

—¿Qué es el Grey Site? —Preguntó Sam.

—Es una instalación en el mar en dirección de las costas de Oregón, dentro usaban tecnología para manipular el clima y crear fenómenos artificiales como este, el sitio fue clausurado por la tormenta eléctrica que desataron accidentalmente —Adam respiró—. Concuerdo con la Teniente, Executor nos tiene en la mira.

—Le daré la espalda —comentó Rosa girando el Black-Ghost.

—Sigue siendo una locura—insistió Karl—, supongo que las leyendas contadas son ciertas, aun así Executor es mortal.

—¡No busques comprobarlo! —gritó Rosa— ¡Nadie sobrevive a él!

—¡Qué planeas hacer! —Exigió la Teniente a su piloto.

—Desviarme a tierra y rezar que esa cosa no nos siga.

—Pondrás en peligro a los habitantes, date la vuelta.

—Teniente —insistió Rosa sin mover su vista— miré hacia atrás.

—¡El tornado! —Adam casi se ahogaba de verlo—, Rosa tiene razón debemos adentramos al terreno, las casas nos ayudaran a demorarlo.

—Y sirve que recargamos combustible —agregó Rosa—, hemos quemado demasiado con el turbo que es cuestión de minutos para que azotemos.

—Pues no me dejas opción —maldijo la Teniente— ¡Vale! ¡Necesito su atención! —todos voltearon verla a excepción de Rosa cuya mirada seguía en el frente— ¡En Sacramento hay gente inocente; estando en el suelo Karl y Sam vendrán conmigo para notificarles y ayudarlos!

—¡Está loca!

—¡Cierra la boca, Karl y sólo escucha! —Sam logró callarlo—. Continué por favor..

—¡Adam, se quedará a bordo del Black-Ghost y me mantendrá al tanto de la situación, cuando el tornado desaparezca, nos reuniremos en Stockton.

—Entendido —todos confirmaron a la vez.

Rosa piloteó a máxima velocidad entre los relámpagos de la tormenta cuya fuerza provocaba que el helicóptero se sacudiera. Sólo faltaban tres horas para el amanecer y todos andaban nerviosos por la cercanía del tornado ya que podría contener compuestos del FMX, lo cual no era de asombrarse.

El Black-Ghost entró por Bodega Bay; por ser las horas en que las calles no estaban transitadas, fue fácil aterrizar en la avenida Kent. Naomi, Karl y Sam brincaron del transporte andante y fueron a alarmar a los habitantes de la amenaza cercana.

Rosa elevó el helicóptero y se digirió hacia el norte alejándose lo más posible de la zona de pèligro. Al menos los relámpagos habían cesado y los truenos se habían acallado.

—¿Crees que sobrevivan? —interrogó Adam.

—Con la Teniente allá abajo, estoy segura que tienen al menos una posibilidad.

De repente otra alarma sonó, era el Black-Ghost que se había quedado sin combustible. Rosa respiró conforme disminuía de altitud.

—Creo que la pregunta iba enfocada a nosotros.

—Sostente compañero, esto lo vas a sentir ahí abajo.

El Helicóptero cayó a dos metros; por suerte el golpe no destrozó nada. Ahora sólo era cuestión de conseguir combustible e irse lo más pronto posible antes de que el tornado los alcanzara.

—Vi una gasolinera a seis cuadras de aquí, será mejor apurarnos.

—Nomás déjame agarrar la laptop.

—No informes a la Teniente de la situación, no todavía.

—Ni pasó por mi mente.

Adam tomó la laptop con una mano y con la otra sujetó un contenedor para llenarlo de gasolina. Desde su posición el tornado se miraba como si fuese el dedo de Dios por lo enorme que estaba; esto lo hizo preocuparse por sus compañeros.

* * *

Naomi, Karl y Sam cruzaron las calles haciendo alboroto para que la gente escuchara y saliera de sus hogares. El tornado se encontraba cada vez más cerca de la colonia. No tardaron en escucharse los gritos de pánico entre mezclados con el ruido circunstancial. Percibir el tornado instó al caos de manera precipitada.

Todas las familias se gritaban entre sí para que dejaran sus pertenencias y se dieran a la fuga. Su vida era primordial en comparación con lo material aunque doliese perderse este último.

Sin un dilema de por medio, Naomi se metió a una casa para rescatar a una niña que se había quedado encerrada en su cuarto mientras que Karl acudió a levantar a un anciano que la gente había tumbado a consecuencia del pánico.

Entretanto Sam no despegaba la vista del mini computador que portaba en su antebrazo. Su cuerpo entero no dejaba de temblar de tan ansioso que andaba al no poder encontrar algún refugio cercano a ellos.

El tornado se hizo visible al destruir aquellas casas por donde había aterrizado, Sam regresó su atención al monitor y mediante un programa de rastreo logró confirmar que en definitiva venía directo hacía ellos.

—¡Karl!

—¡Qué! —Karl gritó desde el otro lado de la calle.

—¡Debemos irnos pero ya!

—Estoy algo ocupado por el momento.

Sam suspiró al observar como el tornado se acercaba más y más.

—Créeme cuando te digo que muy pronto no quedará nada de nosotros.

—¡Pues dinos hacia dónde Genio!

—No lo sé Karl —la pantalla se trabó— esta cosa no funciona.

Sam comenzó a darle golpes a su aparato hasta destrabarlo.

—Si nos vamos derecho por la calle Bay, nos encontraremos una plaza con dos pisos bajo tierra —exclamó el anciano.

Sam accedió al mapa digital coincidiendo con la ubicación.

—Se refiere a la Plaza Pelican, el problema es que la calle es peligrosa —recalculó la ruta—, mejor toma este camino y continúa derecho hasta topar.

—¿No vienes?

—Necesito avisar a la Teniente —le dio una palmada en la espalda— ¡Adelántate! ¡Estaremos detrás de ti!

—Más les vale —asintió.

Karl salió de prisa cargando al anciano y sin dejar de gritarles a los demás que lo siguiesen. El tornado no mostraba indicios de detenerse, mucho menos de retroceder. Sino todo lo contrario, se ponía más furioso y más veloz.

Sam podía detectarlo y en base a ello pronosticar su ruta. No obstante está información era limitada e inexacta porque el software todavía se encontraba en su fase de pruebas.

Tras salir de la casa, Naomi le entregó la niña a los padres quienes la tomaron entre sus brazos y salieron disparados sin siquiera darle las gracias. Para su mala suerte, la Teniente se había acalambrado un pie por haber tumbado la puerta.

Mientras ella se revisaba, Sam llegó a ponerla al tanto.

—Teniente, Adam me acaba de notificar que el tornado acaba de subir a fase siete —guardó silencio por unos segundos—. Devastará por completo a Bodega Bay, pero encontramos un lugar con buenas posibilidades de sobrevivir.

—Te sigo Sam —al verlo inmóvil lo hizo reaccionar— ¡Vamos!

Sam comenzó a correr, Naomi volteó y observó que el tornado seguía detrás de ellos, como si tuviera ojos. Tal vez algo en ellos atraía su atención.

—¡Dónde está Karl!

—¡Esperándonos allá! —detectó su dolor— ¿Teniente, se encuentra bien?

—¡Descuida, es sólo un calambre!

—¡Aguante un poco más!

—¡Olvídate de mí!

—¡Puedo ayudarla!

—¡Es una orden!

En ese momento su computador emitió una alerta ante la cercanía del tornado. Volteó sólo para encontrarse acompañado de niños, mujeres y hombres quienes peleaban por sus vidas. Esto lo destrozó e ignoró la orden de abandonarla.

No fue fácil poder ayudarla porque la Teniente se rehusaba. En cada intento por tratar de sostenerla, ella sólo lo empujaba y lo empujaba pero ni aun así se daba por vencido.

—¡Carajo Sargento, le di una orden!

—¡Son sólo siete cuadras! —la regañó— ¡Ayúdeme a salvar nuestros traseros!

Naomi aceptó la ayuda de Sam y juntos corrieron por las intranquilas vecindades. Adornos, muebles, carros, palos y arboles caían durante su complicado recorrido. Gracias a su amplia experiencia pudieron esquivar los obstáculos llegando intactos a la plaza donde Karl los esperaba con ansías.

—¡Por qué tardaron tanto!

—¡Cállate Karl! —le contestaron a la par.

—El sótano está saturado, lo siento.

—Busquemos una cuerda para amarrarnos a la estructura —sugirió Sam.

—Es demasiado tarde —pronunció Naomi.

El tornado se había detenido a unos metros de ellos como si estuviera viéndolos por la última vez. Ahora, tan cerca del fin, los tres pusieron rostros de valentía dejando caer sus armas al suelo tembloroso. Se posicionaron de pie, unidos y listos para enfrentársele a como diese lugar.

El tornado reaccionó ante la valentía del escuadrón y se abalanzó a cubrir la plaza culminando en una épica explosión.

* * *

Rosa se encontraba llenando el tanque de combustible cuando Adam la distrajo.

—¡Desapareció!

—¿Qué cosa?

—¡El tornado!

—¿Cómo que desapareció?

—No lo sé.

—Alguna noticia de ellos.

—Perdí la señal en cuanto el tornado los rodeó.

—¿Iremos al punto de encuentro?

—No, es demasiado lejos, aprovecharemos el amanecer para buscarlos.

Una transmisión llegó a la radio del Black-Ghost por parte de la Central Norte. Era Nathan quien transmitía con mala recepción.

—Black-Ghost aquí, habla Adam.

—¡Gracias a Dios! —a pesar de la interferencia, se notaba un temblor en aquella voz.

—¿Qué sucede Nathan?

—Necesitan rescatar al Comandante Hawthome en Piooner Escarpment.

—¿El Grey Site? —Susurró Adam al coincidir con su ubicación.

—Es una emergencia, me escuchan una emer… —la comunicación cesó.

—¡Nathan me escuchas! —golpeó la radio— ¡Responde!

—¿Qué hacemos? —Preguntó Adam.

—Buscaremos a los nuestros y después veremos.

—¡Maldición!

—¿Ahora?

—Perdí la conexión con el satélite.

—¿Eso tiene de malo por qué?

—El resto del camino lo volaras a ciegas.

—Arréglalo.

—¡Cómo! ¡Necesitó la señal!

—¡Intercepta otra!

—¡No es tan fácil!

—Deja de quejarte y busca la manera.

Adam tuvo un mal presentimiento sobre la reciente trasmisión, sentía como si lo peor aún no hubiese sucedido; y todo por no cerciorarse del cuarto compartimento.

Conocía poco de las hazañas de Executor, pero un factor importante era su indestructibilidad como su perfección al ejecutar las acciones designadas por la Legión Suprema.

Dejando a un lado la espera, Rosa navegó de regreso a Bodega Bay encontrándolo en un rotundo desastre. No había señales de nada vivo; sólo cuerpos mutilados, carros revolcados y escombros por doquier.

Ambos comenzaron a imaginarse lo peor conforme se acercaban a Pelican Plaza, en donde se había registrado la última señal de sus compañeros. Esperaban y encontrarlos todavía con vida pero la moral estaba por debajo de los suelos tras presenciar el horror.

Decadencia

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