Читать книгу Tendencias organizacionales y democracia interna en los partidos políticos en México - Alberto Espejel Espinoza - Страница 17

1.2.2.1 Democracia interna. Diversas definiciones

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Es pertinente apreciar algunas definiciones sobre democracia interna que se han (re)utilizado en investigaciones académicas. Después, se opta por una construcción conceptual propia cuyas dimensiones se nutren de los aspectos resaltados en las definiciones analizadas.

Como es de suyo evidente, si existiera una sola teoría de la democracia, y si el lenguaje fuera utilizado de manera uniforme, sería sencillo definir el término democracia interna; sin embargo, dado que no es así, la complicación subsiste en torno a qué es y cómo se observa (Flores, 1999: 25).

En ese sentido, Freidenberg (2006) presenta varios textos referidos a la democracia interna. La autora la define de manera cercana al pluralismo de Dahl, ya que supone la adopción de los principios de este sistema político al interior del partido. Esto es: “la inclusión del criterio de competencia, adopción de valores democráticos tales como la libertad de expresión y la libertad de elección para sus miembros y […] mecanismos competitivos en el proceso de toma de decisiones, la participación del afiliado […] y la existencia de canales que permitan el ejercicio efectivo del control político” (2006: 3). Por consiguiente, habrá democracia interna cuando exista una buena cantidad de los aspectos previamente mencionados. De ahí que dicha definición toma en consideración indicadores (y dimensiones) relevantes como: selección de candidatos y dirigentes (competitividad) por parte de la militancia (participación), y rendición de cuentas de los candidatos, gobernantes y dirigentes a la base (control político).

Por su parte, Stammer (1980), pionero en la idea de visualizar tendencias democratizadoras en los partidos políticos, entiende a la democracia interna como el predominio de la militancia sobre los dirigentes. Por ello, un partido democrático convoca y capacita a sus militantes para participar en la selección de candidatos, dirigentes y políticas del partido (voluntad del partido) (participación), y somete a los órganos directivos al control de los militantes que cuentan con poder de revocación (control político).

Por otro lado, Navarro (1999) plantea que el uso de la democracia interna es ambiguo. No obstante, sostiene que lo pertinente es entenderla como una forma de gobierno, contrapuesta a la autocracia, oligarquía o aristocracia. Lo importante, en ese sentido, es quién ejerce el poder, cómo se accede y el ejercicio del mismo. No obstante, considera que esto es limitado, pues remiten a un conjunto limitado de reglas del juego (dimensión procedimental), por lo cual debe apelarse a dotar de alguna sustancia a la definición. Por tanto, señala que la democracia interna implica “el respeto de una serie de derechos fundamentales de los sujetos sometidos al poder, así como al establecimiento de mecanismos eficaces de garantía de los mismos frente a vulneraciones” (1990: 43). Su definición incluye una parte procedimental y otra sustancial. De ahí que la democracia interna es una forma de gobierno extendida a todos los niveles de la organización. En la parte procedimental coloca la participación de los militantes en las decisiones y en el control político sobre el gobernante, mientras la parte sustancial se compone del respeto de los derechos fundamentales de los militantes. En ambos casos subyacen las dimensiones de participación, competitividad y control político.

En el plano de definiciones robustas sobre democracia interna se encuentra Reveles, quien la define como “una forma de dominación política donde existen quienes dominan y quienes son dominados” (2008: 7). Además agrega que no se trata solo de quién y cómo se gobierna (procedimental), sino a quiénes beneficia el ejercicio de poder (sustancial). Los aspectos procedimentales apuntan a que el gobierno tome en consideración las preferencias de la mayoría. Para ello, un partido debe contar con aspectos como el respeto a las minorías, la libertad de expresión y asociación, el carácter colegiado de los niveles de dirección, la transparencia en el ejercicio del poder, los mecanismos de rendición de cuentas y sanciones orientadas a la fiscalización de la dirigencia, la rotación de cargos (control político), el voto directo, el referéndum y el plebiscito (participación). Un aspecto crucial que distingue a las dos últimas definiciones, de las dos primeras, es el amplio número de indicadores sobre democracia interna, más allá de los estatutos.5

En el siguiente apartado se expone detalladamente la definición de democracia interna que adopta la presente investigación, la cual recoge dimensiones relevantes de los diversos autores (participación, competencia y control político).

Tendencias organizacionales y democracia interna en los partidos políticos en México

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