Читать книгу Tendencias organizacionales y democracia interna en los partidos políticos en México - Alberto Espejel Espinoza - Страница 25
1.4 Metodología
ОглавлениеComo metafóricamente plantea Ragin, el fin de explorar la diversidad es importante porque en los temas de investigación, muchas veces el bosque no deja ver los árboles, pues “se tiende a asumir la uniformidad o generalidad cuando, de hecho, existe una gran cantidad de diversidad” (2007: 183). Precisamente la democracia interna es un ejemplo de cómo los partidos (árboles) se consideran similares entre sí: estructuras cerradas y nada democráticas. No solo ello, pues en las investigaciones referidas al caso mexicano, también son concebidos como estáticos en el tiempo (bosque). Lo anterior ha ocurrido, debido a que, desde una parte de las ciencias sociales, los estudios sobre los partidos políticos han privilegiado el análisis de coyunturas determinadas, sin considerar su desarrollo organizacional. Por tal razón es necesario observar cada uno de los casos con detenimiento y profundidad, a fin de detectar las continuidades y cambios.
En principio, habría que hacer una precisión sobre el ámbito espacial y temporal. El primero se restringe al caso mexicano y, de forma particular, a los siete partidos políticos con registro vigente: PRI, PAN, PRD, PT, PVEM, MC y MORENA. En ellos interesa lo que fue y es la democracia interna, así como el porqué de dicho tránsito, ya sea hacia su cambio o consolidación. El segundo, el ámbito espacial, está delimitado a procesos concretos como son: el origen del partido, la articulación de actores (vía estatutos iniciales) que da lugar a la consolidación de reglas y procesos (tendencia organizacional), y, por último, el cambio/consolidación. Precisamente, para el análisis del origen, la articulación y el cambio dentro de los partidos políticos, es pertinente la mirada institucionalista histórica. Antes de detenerse en la pertinencia de dicha perspectiva para el análisis de las trayectorias organizativas de los partidos políticos, es necesario dar cuenta de su potencialidad frente a otras miradas tradicionales en la ciencia política como son la racional y la conductista.
Al respecto, Colin Hay (2002), al igual que Pierson y Skocpol (2008), plantea que actualmente existen tres paradigmas de análisis en la ciencia política: el racional, el nuevo institucionalismo histórico y el conductista. En los tres, la teoría cumple diversas funciones, además de poseer supuestos, enfoques analíticos y métodos propios.
El racionalismo utiliza la teoría para simplificar el mundo. Se constituye como un medio para generar hipótesis comprobables. Por su parte, el nuevo institucionalismo histórico la utiliza para informar, a la vez que permite analizar la complejidad del proceso de cambio. Por otro lado, el conductismo no le otorga una función de análisis a la teoría, puesto que es únicamente un lenguaje para la identificación de regularidades expuestas.
Para el racionalismo, el supuesto teórico es simple (actor racional); sin embargo, para el nuevo institucionalismo histórico el supuesto teórico es más complejo,36 mientras que para el conductismo no se requieren supuestos teóricos. El enfoque analítico del racionalismo es deductivo, a través de hipótesis derivadas de los enunciados teóricos; por su parte, en el nuevo institucionalismo histórico el enfoque es informativo y sirve de guía de análisis. Finalmente, para el conductismo es inductivo. El método del racionalismo es predictivo; mientras que el del nuevo institucionalismo histórico es teóricamente informado, histórico o comparativo; en tanto que el conductismo es empírico y estadístico. Los valores del racionalismo son la parsimonia y capacidad predictiva; los del nuevo institucionalismo histórico son la sofisticación, la complejidad y el realismo; y los del conductismo son el rigor metodológico y la neutralidad (Hay, 2002: 29).
El nuevo institucionalismo histórico enfatiza el papel mediador de los contextos institucionales en que ocurren los eventos, de este modo llama la atención sobre la importancia de la historia, el tiempo y la secuencia en la explicación de la dinámica política. Importa, sobre todo, la inercia de camino que surge del origen y el desarrollo. Ahora bien, dado que las instituciones tienden a incrustarse en la convención y rutina, algunas veces resulta difícil transformarlas. En consecuencia, el tiempo político tiende a caracterizarse por periodos de relativa tranquilidad interrumpida y, de forma periódica, por fases de cambio institucional rápido e intenso (Hay, 2002: 11 y 12).
La teoría en el nuevo institucionalismo histórico es la simplificación de una realidad compleja, pero no para hacer inferencias predictivas sobre la base de regularidades observadas; sino que “es una guía para la exploración empírica, un medio de reflexión más o menos abstracta en complejo proceso de desarrollo institucional y la transformación con el fin de resaltar los periodos o fases clave del cambio que merecen un examen empírico” (Hay, 2002: 47), frente a la idea del estudio del comportamiento (acerca de un universo político caracterizado por regularidades que puedan hacer posible una predicción). En lugar de tomar la regularidad como algo dado, los nuevos institucionalistas históricos exploran las condiciones de existencia de regularidades o irregularidades en el comportamiento político (Hay, 2002: 48).
De estos tres paradigmas, sin duda, esta investigación opta por el nuevo institucionalismo histórico37 para observar el origen y consolidación/cambio de la democracia interna.38 La herramienta teórico-metodológica que más abona al estudio es el path dependence39 o inercia de camino, como recurso fundamental para conocer el desarrollo histórico y el funcionamiento de las instituciones. La relevancia del path dependence es que permite dar cuenta de las virtudes o vicios derivados de la génesis de la organización (Ortiz, 2008: 31).
Además, gracias a dicho recurso es posible destacar las decisiones iniciales en la historia de la política partidista, ya que éstas y “los compromisos institucionalizados que de ellos surgen, determinan las decisiones posteriores” (Peters, 2003: 38); aunque no de manera irrevocable como ya se ha planteado, habiendo “una suerte de inercia que hace que las decisiones políticas iníciales persistan” (Peters, 2003: 99).
Al concebir la posibilidad del cambio, se debe tomar en cuenta una versión blanda del path dependence, la cual: implica más un curso de evolución que un acatamiento total de la norma inicial; en otras palabras, no sería equivalente a una influencia del pasado como fuerza omnipotente que controla el futuro de las instituciones y sus políticas. Sería, más bien un rumbo a seguir. Habrá cambio y evolución, pero la gama de posibilidades para ese desarrollo es restringida por el periodo formativo (Peters, 2003: 102).
Con base en Farfán, la ventaja más significativa de este abordaje sería, en primer lugar, “dar respuesta a… por qué a pesar de la existencia de grandes estructuras o formas conductuales similares entre diversos países, las consecuencias políticas son divergentes” (2008: 93). Por ello resulta pertinente estudiar por qué en el PRI la democracia interna es diferente del PAN y PRD, mismo razonamiento para los partidos políticos minoritarios (PVE, PT y MC) y viceversa. En segundo lugar, la apuesta interpretativa, cualitativa y de largo plazo permitirá poner el interés en un lapso amplio, así como en momentos de análisis específicos. Además, resulta necesario indicar que dicha apuesta toma como estrategia metodológica el que los datos emerjan del análisis. Finalmente, cabe decir que este abordaje pone énfasis en las asimetrías y distribución de poder, y en la importancia que el origen del partido posee para configurarlas. Esta cuestión no es nada extraña en los análisis clásicos sobre partidos. De hecho, el institucionalismo histórico enriquece el análisis gracias a que permitirá poner el interés en ciertos momentos de análisis a fin de trabajar periodos amplios de tiempo.
En función de lo anterior, la metodología empleada es de corte cualitativo, materializándose en un análisis de contenido de fuentes directas e indirectas —informes, artículos especializados, así como hemerografía—, las cuales fueron recopiladas mediante un muestreo de conveniencia (Patton, 2002). Dicha selección se realizó con el fin de dar cuenta de un fenómeno históricamente relevante y, con ello, lograr una mirada holística del mismo (Ragin, 2008).
Las técnicas empleadas en la investigación son dos: el análisis documental y algunas entrevistas. La primera se enfoca en diversos documentos: 1) publicaciones de partidos políticos, 2) hemerografía y 3) textos especializados.40 Los documentos de los partidos se refieren a sus estatutos. De igual forma se analizaron actas de consejos y congresos nacionales, así como convocatorias y documentos oficiales. En cuanto a la hemerografía, se tomaron en consideración tres diarios de circulación nacional, debido a su amplia cobertura: La Jornada, La Crónica de Hoy y El Universal. Finalmente, los documentos académicos a revisar son aquellos que muestren el origen y desarrollo de los partidos políticos de interés. Por su parte, las entrevistas se realizaron para identificar información no encontrada en la hemerografía. Así pues, dichas entrevistas se realizaron a informantes clave bajo un muestreo de intensidad, esto es, centrados en individuos que participaron de manera muy importante en los procesos en cuestión. La identificación de los actores relevantes dependió de los hallazgos de datos aportados por la revisión hemerográfica (Patton, 1990: 230). Finalmente, se realizó la triangulación de las fuentes previamente mencionadas, con el objetivo de lograr confiabilidad en la interpretación de los datos.