Читать книгу Amianto - Alberto Prunetti - Страница 9
EL CUERPO
ОглавлениеLo llamamos «trabajo manual» pero sería más exacto hablar de «trabajo corporal». El cuerpo entero del obrero, la totalidad de su organismo al servicio de la producción: músculos, huesos, órganos, sangre, cerebro.
Y como en las manos callosas, también en el cuerpo hay cicatrices, heridas, destrozos. Renato tiene las manos castigadas por cortes, quemaduras, herramientas desviadas. Pero la exposición durante años a un trabajo de gran dureza física y ambiental le daña también los oídos, los ojos, los dientes. Cuando tiene la misma edad a la que hoy escribe su hijo, Renato ya lleva audífono, gafas gruesas, dentadura postiza. Un viejo prematuro. Y otro daño invisible pero que será fatal en pocos años: los gases respirados, la microscópica partícula de amianto alojada en sus pulmones.
No es el único: mientras seguimos su historia, de fondo vemos cuerpos de obreros reventados por una máquina, aplastados en accidentes, abrasados por el metal fundido, devorados por el dragón que reclama frecuentes sacrificios. Obreros intoxicados por la fábrica o por el alcohol con que soportan el trabajo. Obreros envenenados por la exposición a químicos, y que acabarán inválidos, enfermos crónicos, muertos. Y sus hijos, los niños que juegan un fútbol salvaje sobre asfalto, dentro de una fundición abandonada. Rodillas y codos destrozados, una forma de ir acostumbrando sus cuerpos a los futuros accidentes de trabajo.
Los obreros que hace décadas morían trabajando, y los que hoy siguen muriendo por decenas, cientos: en España hubo el año pasado casi un millón y medio de accidentes laborales, y setecientos muertos. Repito: setecientos muertos. Dos trabajadores fallecidos en horario laboral cada día. De ellos, de su memoria, también habla esta novela.