Читать книгу Cuánto pesa una cabeza humana - Alfonso Armada, Xavier Aldekoa - Страница 9

Día 2, lunes 16

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La lluvia ha sido como un viático

cerró la noche

una tormenta de efectos especiales:

nos cosió a los alféizares

pozo horizontal de la realidad

un espejo minucioso

como un microscopio electrónico

para dibujar en silencio:

con patitas de insectos

trazamos nuestro retrato.

¿Éramos así?

Tengo la suerte

del mirador:

una calle en punto de fuga

que me nace bajo pies de uranio enriquecido:

dos hileras de árboles

podados por jardineros ciegos,

y la vía muerta de un tren imaginario

que no va a ninguna parte.

¿Qué buscábamos con tanta ansia?

Con el canto de la lengua

¿ha de ennegrecerse la escritura?


«De las siete y cuarto a las nueve menos cuarto he estado cortando piezas en una larga tira de metal, en la prensa grande, junto con Roberto: 677 piezas. He marcado una hora y diez minutos. Las he rasgado al principio por falta de aceite. He tenido dificultad en cortar la tira. He ganado 1,85 francos.

[…]

De las cuatro a las cinco y cuarto: en el horno.

Trabajo agotador. No sólo hace un calor insoportable, sino que las llamas llegan a lamer las manos y los brazos. Es necesario dominar los reflejos, pues de lo contrario estás expuesto a sufrir quemaduras. Durante la primera tarde que paso en el horno, hacia las cinco, el dolor que me ha causado una quemadura, el agotamiento y las jaquecas me hacen perder el dominio de los movimientos. No acierto a bajar la puerta del horno. Un calderero se adelanta a ayudarme y me la baja. ¡Qué agradecimiento se experimenta en semejantes momentos!».

SIMONE WEIL (1934)

(Recogido en Sobre Simone Weil. El compromiso con los desdichados, de Franciso Fernández Buey).

Cuánto pesa una cabeza humana

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