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UN DÍA EN BREAKUP BOOTCAMP

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“No hay una salida fácil a esta maraña de odio —le digo al último grupo de mujeres que ha venido al Renew Bootcamp Breakup—. No estamos aquí para encontrar más razones para odiar a tu ex. Las preguntas que vamos a explorar son: ¿por qué te atrajo esta persona, en primer lugar? ¿Ignoraste las banderas rojas? ¿Le entregaste tu poder y tu sentido de autoestima a otra persona? ¿Por qué?”


Cada vez que una participante de Renew manifiesta lo sorpresiva que fue su ruptura, infidelidad o separación —si profundizamos—, descubrimos que en realidad no fue tan impactante. Había señales, ya tenía el presentimiento de que algo no andaba bien. Hubo una disminución gradual de la autoestima, el traspaso de límites o una cantidad innumerable de banderas rojas ignoradas. Podemos estar tan sumidas en nuestras relaciones que ni siquiera nos damos cuenta de que nos estamos perdiendo en ellas, y sólo cuando la relación se rompe recibimos finalmente el mensaje de que algo no estaba funcionando.

Al haber hablado con cientos de mujeres acerca de sus preocupaciones, me he dado cuenta de que generalmente caen en un puñado de categorías; por supuesto, no todo el mundo cabe en una pequeña caja ordenada.

La aplicada: sobresale en su carrera y, cuando era joven, adoptó una mentalidad de “haz más, obtén más”. Esta creencia fundamental proviene de “No soy suficiente”, comúnmente desde su infancia, cuando aprendió que recibiría amor o validación sólo si se lo ganaba. El mecanismo de afrontamiento hace maravillas para obtener altas calificaciones y ascensos, pero no se traduce en relaciones románticas saludables. Estas mujeres suelen ser las más duras consigo mismas. Cuando se trata de su sanación, se frustran porque simplemente no pueden hacer que el dolor desaparezca de inmediato. Albergan una capa extra de vergüenza porque ven su sufrimiento como una debilidad de la que no pueden deshacerse.

La superhumana: similar a la aplicada, la superhumana es la mujer que se enorgullece de hacerlo todo. Exige la perfección en sí misma y en los demás. Se está arreglando constantemente, aprendiendo las últimas técnicas y métodos para tener lo que desea. Sin darse cuenta, aborda las relaciones como si se tratara de obtener una calificación sobresaliente en la escuela. En ocasiones, esta mujer está tan metida en su cabeza que se desconecta de su cuerpo. Su enfoque en hacer le ha impedido simplemente ser. Le resulta difícil quedarse quieta. Su juicio sobre que los otros no cumplen con sus estándares de perfección refleja su propio parecer y su falta de aceptación de sí misma. Su creencia fundamental es “No soy digna de ser amada” y se ha adaptado a ser útil con el fin de ser amada.

La complaciente: ella hace todo lo posible por su relación pero, al final, se siente abandonada, despreciada y necesitada de más amor e inversión de su pareja. Su creencia fundamental es “No soy digna de amor”. Ella suele convertirse en un tapete. Prioriza las necesidades de los demás por encima de las suyas porque, en el fondo, no se siente digna de que sus necesidades sean satisfechas. Se siente petrificada ante la posibilidad de ser rechazada o abandonada si expresa sus necesidades.

La ansiosa: cuando entabla una relación, se siente más cómoda si puede fusionarse por completo con su pareja y poner su relación en el centro de su mundo. Su vida, identidad y prioridades giran en torno a la relación. Tiene dificultades con los límites. Su creencia fundamental es “No estoy a salvo/bien sola”. Su pareja se convierte en la base sobre la que se apoya, la única persona que puede hacerla sentir bien, y cuando la relación se torna turbulenta o termina, siente como si le hubieran movido el piso.

La de corazón cerrado: la han lastimado tanto que nunca se ha recuperado por completo del trauma. Incluso si en un nivel cognitivo está por encima de su ex, su inconsciente todavía asocia el amor con el dolor. Su creencia es que no puede confiar y, por lo tanto, no es seguro abrir su corazón. O deja de salir por completo o sale con personas de las que sabe que no se enamorará o con las que nunca será verdaderamente vulnerable. Incluso puede establecer relación con personas que viven en una ciudad/país diferente o persiguen una relación de fantasía porque, de manera inconsciente, sabe que nunca llegarán a convertirse en algo real. Su corazón está encerrado detrás de una puerta, y la gente necesita demostrar su valía implacablemente para lograr que se abra.

La hastiada: se ha sentido decepcionada tantas veces que se deja llevar por el escepticismo y el cinismo. Sus creencias son que no hay hombres buenos, ella es demasiado [inserte autocrítica aquí] para tener una cita, y tener citas en su ciudad apesta (o cualquier excusa que pueda inventar) para explicar por qué sigue soltera. Es difícil de reparar el corazón que fue herido, rechazado y traicionado en el pasado. Emite una agresiva energía de “no te metas conmigo” para mostrar cuán segura e intocable es, aunque por dentro se siente insegura y asustada.

La adicta: incapaz de reconfortarse a sí misma, usa la validación de los hombres como su vicio. Tiene la creencia de que el amor es caótico. Se siente frenética en una oleada de lujuria y creará drama para mantener cualquier conflicto en marcha. Evita la verdadera intimidad al deleitarse con la fantasía y perseguir altibajos, y opera en los extremos.

Independientemente de la categoría en la que caigan estas mujeres y de lo poderosas que puedan parecer por fuera, todas luchan por sentirse empoderadas en sus relaciones románticas.

Sentadas en círculo, las participantes revelan, una por una, lo que las trajo aquí (se han cambiado todos los nombres y detalles identificativos).

“Sé que merezco algo mejor —dice Leila, una magnífica y poderosa profesional recién divorciada que ha conquistado el mundo empresarial, pero no puede deshacerse de los patrones tóxicos de una relación—. Seguimos rompiendo y volviendo a estar juntos. Sé que merezco algo mejor, pero mi autoestima está tan rota. Parece que no puedo dejarlo ir.”

Tenía veintinueve años cuando conoció a Mike, un carismático inversor de capital de riesgo que vivía en Nueva York. El comienzo de su relación fue estimulante. Mike la cortejó con grandes gestos románticos y escapadas de fin de semana. Con el paso del tiempo, Leila planeó su vida alrededor de Mike y, sin darse cuenta, su valor personal comenzó a basarse por completo en la atención de Mike. Pero nunca era suficiente. Ella quería más de todo: más tiempo, más compromiso, más conexión. Él empezó a distanciarse. Leila reorganizó su agenda para adaptarse a la de él y dar más y más, poniendo sus necesidades en segundo lugar y a la espera de que su devoción hiciera que Mike la amara.

En vez de eso, fue abandonada.

“Ya no me siento enamorado”, decía el mensaje de Mike.

No hizo falta buscar mucho en Instagram para descubrir que había conocido a otra persona.

Las mujeres abren sus corazones con una historia tras otra, pidiendo disculpas por sus lágrimas. Incluso en medio de su dolor, muchas se sienten culpables, como si sus emociones fueran una carga para el grupo.

Jenny estaba en una relación intermitente con un adicto. Ella sabía que, lógicamente, la relación no era saludable, pero no podía resistirse a volver con él cada vez que reaparecía. Esto duró ocho años.

El primer marido de Cindy abusó físicamente de ella. Su siguiente novio era emocionalmente abusivo y la vigilaba todo el tiempo, acusándola de ser infiel cuando no lo era. Ella seguía esperando que él cambiara, pero nunca sucedió. No fue hasta que amenazó con matarla que ella se dio cuenta de que él era, en realidad, tan peligroso como su exmarido, si no es que más.

Teresa deseaba tanto un marido y una familia que estaba dispuesta a conformarse con cualquiera que pareciera agradable y estable. Debido a que se ponía ansiosa cuando salía con los hombres que le gustaban, se conformó con un novio con el que no tenía química, con la esperanza de que la atracción creciera, pero nunca pasó.

Karolina tenía relaciones falsas. Ella le daba al chico que le gustaba la experiencia de comportarse como su novia sin que él se comprometiera a ser su novio. Ella seguía dando y dando con la esperanza de un compromiso que nunca llegó.

Todas estas relaciones eran poco saludables pero, aun así, cada una de las mujeres estaba devastada por su ruptura. ¿Por qué?

Independientemente de la situación, la edad o los antecedentes, todas tenían una cosa en común. En su mente, habían adoptado un modelo de relación lineal que progresaba de la siguiente manera: salir, mudarse juntos, casarse, tener hijos, estar juntos para siempre. Ese plan indicaba “éxito”, al menos a los ojos de la sociedad en general. Harían todo lo posible para mantener ese plan intacto, incluso si eso significaba soportar el abuso y sacrificar sus propias necesidades.

Después de otras exploraciones con cada una de las participantes de Renew, resultó evidente que la mayor fuente del dolor en torno a sus rupturas no era el ex y ni siquiera la relación: era la destrucción de su plan sagrado.

Yo no era diferente. Estudiaba a cualquier chico que me gustara para ver si podría convertirse en un potencial novio/esposo/padre. En el modo de conquista, nunca estuve por completo presente, porque siempre me encontraba ansiosa por dar el siguiente paso en la progresión de mi plan. Me “enamoraba” rápidamente, antes de conocer en verdad a alguien (más tarde aprendería que eso era obsesión o enamoramiento de revista, pero no amor). Colocaba al chico en cuestión en el plan que tenía en mente, sin ponerlo al tanto, por supuesto. La mitad de las veces, ni siquiera me gustaba el chico, sólo la idea de él. La fantasía en verdad puede confundirte.

Cada vez que mi “felices para siempre” se derrumbaba, me sentía devastada. ¿Estaba “rota” porque había perdido a mi Príncipe Azul? No, lo estaba porque mi identidad giraba en torno a la relación y al plan al que me aferraba con vehemencia.

Cuando estamos atadas a un plan no tenemos la flexibilidad para adaptarnos y nos podemos romper. Uno de los primeros pasos para recuperarse de una ruptura es aceptar que el plan que tienes para tu vida puede cambiar y cambiará, y que debes estar dispuesta a adaptarte.

Para ayudar a las participantes de Renew a comprender esta noción, las mujeres deben seguir un programa que comienza desde las 8:30 de la mañana y se extiende hasta las 11:00 de la noche, como si fuera un campo de entrenamiento. Este programa intensivo está diseñado para ir más allá de los límites de la comodidad y crear la sacudida emocional necesaria para implantar nuevas ideas. Después de todo, estamos lidiando con décadas de patrones destructivos. Muchas de las mujeres que vienen a Renew, como yo, lo han intentado todo. Renew Breakup Bootcamp es su último recurso.

Debido a que la verdadera sanación requiere un enfoque por completo holístico, que abarque la mente, el cuerpo y el espíritu, en Renew una psicóloga aborda a profundidad la regulación emocional, las creencias cambiantes, la autocompasión y las herramientas de la terapia cognitiva conductual. Una experta en ansiedad enseña conocidas y comprobadas prácticas diseñadas para calmar el sistema nervioso, y una coach de citas explica la adicción al amor y cómo romper el ciclo. Una maestra de programación neurolingüística e hipnotista conduce a las mujeres hacia un viaje meditativo para acceder a su niña interior. A nivel somático, una mediadora utiliza técnicas africanas sagradas y seculares para ayudar a las mujeres a procesar la ira y la ansiedad a través y fuera del cuerpo. Una doctora especializada en medicina holística les imparte una serie de ejercicios de respiración para ayudarlas a liberar el trauma almacenado y los bloqueos energéticos en el cuerpo. Una educadora sexual enseña ejercicios de movimiento para activar su energía sensual y reconectarse con su cuerpo. El punto culminante del fin de semana llega el domingo, cuando una dominatrix profesional enseña la psicología de la dinámica del poder. También se ofrecen sesiones privadas con sanadoras de energía, coaches de vida y médiums intuitivas. La experiencia del campo de entrenamiento está diseñada de manera meticulosa para guiar a las asistentes a través del proceso de aceptación, olvido, perdón y gratitud: todos los elementos importantes del cierre.

Es posible que no puedas asistir a un retiro físico, pero considera este libro como la biblia del campo de entrenamiento. Se han extraído todos los métodos comprobados, las mejores prácticas y herramientas para ayudarte a experimentarlo desde la comodidad de tu hogar.

Y una nota para todas las lectoras: aun cuando este libro está escrito como si se dirigiera sólo a una audiencia femenina, la información se aplica a cualquier persona que haya sufrido alguna vez un dolor y quiera derrumbar patrones inútiles, sin importar la identidad de género u orientación sexual.

Cuando una puerta se cierra, otra se abre; pero solemos mirar durante tanto tiempo y con tanto pesar la puerta cerrada que no vemos las que se abren para nosotros.

Alexander Graham Bell

Antes de comenzar el proceso, necesitamos lamentar y llorar el pasado de manera adecuada. Para lograrlo, es útil comprender en qué etapa de duelo te encuentras.

Corazones rotos

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