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1. EL TÉRMINO «ART» EN LA ENCYCLOPÉDIE.
CON ESPECIAL CONSIDERACIÓN
A LA PROPUESTA DE DENIS DIDEROT
ОглавлениеTodo arte tiene su especulación y su práctica: su especulación, que no es otra cosa que el conocimiento no operativo de las reglas propias del arte; su práctica, que no es más que el uso habitual y no reflexivo de esas mismas reglas. Es difícil, por no decir imposible, llevar lejos la práctica sin la especulación; y viceversa, poseer la especulación sin la práctica. (...)
D. DIDEROT
«Art» en Encyclopédie, i, pp. 713-717
Comenzamos así nuestro recorrido –y nuestro índice de contenidos– con el término «Art», redactado históricamente en momentos dispares por Denis Diderot en 1751, por Jean F. Marmontel en 1776 y por J. G. Sulzer en 1771.
De hecho, como está claramente contrastado por los investigadores, las aportaciones del filósofo Sulzer a los Suppléments fueron tomadas directamente de su obra Allgemeine Theorie der Schönen Künste, publicada en dos volúmenes en Leipzig, 1771-1774, incluso sin contar con la mediación directa del autor en la estructuración de tales recensiones, llevadas a cabo por colaboradores. Algo, por otra parte, habitual en el desarrollo del proyecto enciclopédico, por parte de toda una serie de polígrafos participantes. Justamente este término –«Art»–, en su triple redacción, se convierte en paradigmático, respecto a los modos diferentes de entender las relaciones entre las bellas artes y las artes manuales. El logro de este objetivo interrelacionante sería para Diderot fundamental, en su claro afán por conectar estrechamente arte y técnica, desde una perspectiva integradora y armónica para replantear, a su vez, las nociones de utilidad y de necesidad en un marco mucho más global de la actividad humana.
Esa contrastación y ese posible estudio comparativo entre los modos de entender el concepto de arte –al que invitamos a llevar a cabo, por su lado, al lector– sirven de pauta para entender paralelamente las grandes diferencias mantenidas entre el programa inicial de la Encyclopédie y la posterior complementación, a menudo en ciertos extremos revisionista, de los Suppléments. No en vano, entre 1750 y 1780, principio y fin cronológicos del proyecto, la historia había sostenido, sufrido y planteado fuertes disparidades y duras controversias, que también se reflejan en los determinados contenidos recogidos en los volúmenes de ambos bloques.
Pero reflexionemos, con alguna extensión, sobre el tema, al hilo del concreto trabajo de Denis Diderot. Es bien sabido que históricamente las relaciones entre las llamadas artes liberales y artes mecánicas no fueron nada fáciles durante siglos. Más bien hay que recordar que tales relaciones se decidieron de manera fuertemente jerarquizada, con la total prevalencia de las denominadas artes liberales sobre las llamadas artes mecánicas o serviles.
Será precisamente en el siglo XVIII cuando se aborde decididamente la tarea de sistematizar las relaciones entre las artes y las ciencias. Y dentro del dominio de las artes los esfuerzos se centraron en la ordenación, también sistemática, de un singularísimo y elitista dominio –conformado por la integración de dos nociones que más bien habían viajado separadas, e incluso distantes entre sí, como eran «arte» y «belleza»– que pasará a la historia con el nombre conjunto de Beaux Arts.
De hecho, las «artes liberales» habían cambiado de nombre y encontrado quizás uno que se consideraba más adecuado para la época ilustrada: las «bellas artes». Con ello se reforzaban tres dominios: el de las ciencias, el de las bellas artes y el de las artes mecánicas, adscritas sobre todo a las manualidades, a la operatividad y a la técnica aplicada.
Es bien sabido el importante papel desempeñado, en tal coyuntura, por la figura de Charles Batteaux y su fundamental tratado Les Beaux Arts réduits à un même principe (1746) del que beberá directamente la historia, lo que conformará la versión oficial y ortodoxa de tal aventura sistematizadora del Siglo de las Luces.
Al fin y al cabo, durante siglos, las polémicas en torno al tema del «parangón» entre las artes habían sido álgidas e intensas. En el fondo se trataba de pasar del bloque de las artes mecánicas al bloque elitista y prestigioso de las artes liberales, en una especie de liberación y rescate profesional que implicaba la aguda selección de argumentos, respaldos y testimonios, para ir inclinando pública y abiertamente la balanza a su favor.
Sin embargo, es bastante menos conocido el hecho paralelo de que no todos los ilustrados adoptaron esta visión secesionista y jerarquizadora de las relaciones entre las artes mecánicas y las artes liberales, convertidas en Bellas Artes. En realidad no faltaron posturas que veían agudamente el futuro emancipador en la adecuada relación e intercambio social y operativo entre las artes mecánicas y las liberales y no en su escisión y distanciamiento.
Curiosamente esta línea citada de integración entre las artes también atraviesa la historia de la modernidad, pero lo hace sólo en determinados momentos clave, aunque suficientemente relevantes como para tener necesariamente que atender a su desarrollo y emergencia, dados sus resultados.1
Sin embargo, nos vamos a ceñir solamente, dado el carácter del presente escrito, a determinadas observaciones y comentarios en torno al texto de Diderot –por la claridad de sus planteamientos y por su escueta formulación– sobre el concepto de arte, tal como él lo entendía, es decir, estrechando las relaciones entre las artes liberales y las mecánicas, como clave de futuro. El mismo autor pone ejemplos constantemente de estas relaciones, los cuales, de alguna manera, suponen la inclusión de la totalidad de las vertientes operativas, manuales y técnicas, que conforman el ámbito global de las aún entonces llamadas artes mecánicas y de los oficios (arts-métiers). La influencia del Novum organum de Francis Bacon sobre Denis Diderot es rotunda y evidente. Además, el mismo Diderot lo reitera y facilita al lector numerosas citas y referencias a dicha obra filosófica, que él considera ejemplar en este aspecto de integración entre la teoría y la práctica.
Veamos sólo algunos puntos sobre la cuestión, partiendo del texto de Diderot:
Examinando las producciones de las artes, se percibe que unas son más obra del espíritu que de la mano; otras, en cambio, son más obra de la mano que del espíritu. Ese es, en parte, el origen de la preeminencia otorgada a ciertas artes respecto de otras y de la distribución que se ha hecho de las artes en artes liberales y artes mecánicas. Tal distinción (...) ha producido un mal efecto (...) que nos induce a creer que aplicarse a experiencias, objetos particulares, sensibles y materiales es ir contra la dignidad del espíritu humano y que practicar, o incluso estudiar, las artes mecánicas es rebajarse a cosas cuya investigación es laboriosa, su meditación innoble, su exposición difícil, su frecuentación deshonrosa, su número inagotable y su valor es una menudencia. (...)
Hagamos, pues, justicia a los artistas como les es debido. Las artes liberales se han cantado a sí mismas suficientemente; ahora podrían emplear la voz que les queda para celebrar las artes mecánicas. Corresponde a las artes liberales sacar a las artes mecánicas del olvido en el que las ha mantenido tanto tiempo el prejuicio (...)
Que surja del seno de las academias alguien que visite los talleres de las artes mecánicas, que recoja allí los fenómenos de las artes que allí se practican y los exponga en una obra que lleve a los artistas a la determinación de leer y a los filósofos a la de pensar útilmente.
Consideramos que no es necesario ni citar nuevas referencias del texto de Diderot, ni tampoco entrar en más comentarios sobre lo ya apuntado aquí. El lector deducirá de inmediato la relevancia de la postura de Diderot para el reconocimiento del mérito de las artesanías y el respaldo intelectual y promocional que a todas luces pretendía dar a las llamadas artes mecánicas.
Sin embargo, claramente la historia deambuló por otros derroteros. Ya en los propios Suppléments de l’Encyclopédie, cuando Diderot no participaba en el proyecto de ampliación con estos volúmenes de «Suplementos» (1776-1780), otros artículos en torno a la noción de «Art» serán incorporados, esta vez de carácter mucho más ortodoxo y en la línea de la escisión entre artes liberales y mecánicas. Se trata, como ya hemos apuntado, de los textos de Jean-François Marmontel, «Arte. Artes liberales» (volumen I, de los Suplementos), y de Johann, Georg Sulzer «Arte. Bellas Artes» (también en el volumen I, de los Suplementos).