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EL ESTRENO DE ELECTRA EL ENSAYO GENERAL

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En la última semana del mes de enero de 1901, más de un centenar de personas, residentes en Madrid, recibieron en sus domicilios una insólita invitación: En un tarjetón (11,5 × 8,5) el famoso novelista y autor teatral, don Benito Pérez Galdós, con la fórmula típica B. L. M. (besa la mano), seguida del nombre correspondiente, invitaba «al ensayo general de Electra, en el Teatro Español, el 29 del corriente a las nueve menos cuarto de la noche. Madrid y enero de 1901. (Personal e intransferible)». A la izquierda del tarjetón aparecía el dibujo-logotipo de las obras editadas por Galdós: un círculo con la figura de una esfinge alada —mitad cuerpo y rostro femeninos— sentada sobre una esfera, apoyados en ella sus brazos muy largos y asomando a los dos lados, en vez de piernas humanas, unas patas estilizadas. Rodeaba la imagen del logotipo un anillo con la divisa Natura, Ars, Veritas. Este logotipo se ofrece igualmente en muchas de las publicaciones actuales sobre nuestro autor, especialmente en Anales Galdosianos, desde 1965.

La invitación susodicha debió de ser recibida con asombro, y por supuesto produjo mucha expectación, pues el tipo de ensayo que se ofrecía de un modo tan formal era una experiencia nueva en España. Las invitaciones fueron enviadas a la flor y nata de los periodistas, artistas, pintores, músicos, escritores, políticos y médicos de la capital de España, que entonces bordeaba el medio millón de habitantes.

La novedad de aquel ensayo general fue que se representó con vestuario, decoraciones, muebles y todo lo concerniente a un montaje y puesta en escena total de una obra de teatro.

Conocemos detalles muy interesantes y sugestivos sobre aquel ensayo general del 29 de enero de 1901 en el Teatro Español de Madrid. Ramiro de Maeztu lo relató en un artículo publicado en El País con el título «El público desde dentro». Se describe en este artículo —el 31 de enero de 1901— la tensión emocional que había entre el público y la actitud impertinente y agresiva entre los más jóvenes invitados. También Maeztu ofrece la lista de las personas (hombres todos) más conocidos en el Madrid de entonces: Amadeo Vives, Pío Baroja, Valle-Inclán, Joaquín Sorolla, Echegaray y J. Martínez Ruiz, que todavía no firmaba con el seudónimo de Azorín. Al día siguiente, tuvo lugar el estreno de Electra: el Teatro Español se llenó —era el estreno oficial—; hombres de muy distintas ideologías estaban presentes. Lo notable es que todo el público estaba en cierto modo alertado, sabían todos «de qué trataba la obra» y lo sabían porque los asistentes al ensayo general de la noche anterior habían divulgado en los puntos neurálgicos de la opinión madrileña la impresión que les había producido la representación de Electra.

Electra

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