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Raquetas de repuesto

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Fuera de quebrarte una pierna, nada te dejará fuera de un partido tan rápido como romper una raqueta o una cuerda. Los profesionales transportan muchas, ocho o nueve raquetas. Seguramente pensarás: “¿Quién puede romper ocho o nueve raquetas?”. Salvo McEnroe, nadie más. Pero hay más cuestiones involucradas.

Por supuesto, las raquetas de repuesto son importantes en caso de que rompas alguna. Pero yo solía llevar raquetas con distinta tensión en las cuerdas. Algunas más sueltas y otras más rígidas. Si un día el control de los golpes era un problema, intentaba un encordado más ajustado para tener más control. Si, en cambio, el rival me superaba en potencia, elegía una cuerda con menos tensión, para tener más fuerza con el mismo golpe.

¿Y tú? Deberías llevar dos raquetas, como mínimo. Solo un jugador descuidado (o acaso avaro) no se preocupa por tener dos raquetas iguales para un partido entero. Algunos jugadores llevan una segunda raqueta como si fuese un neumático de repuesto: usado, gastado, para salir del paso. No querrás salir del paso en un partido de tenis porque la raqueta buena perdió el encordado. Dos es el mínimo. Si te puedes dar el lujo de tener una tercera con una diferencia de tensión, hazlo. Encontrarás que en algunas situaciones te salvará el partido.

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