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McEnroe: un maestro pierde feo

John McEnroe vivía su peor pesadilla. Solo que no era una pesadilla. Era el Masters, en el Madison Square Garden, frente a miles de sus fans de Nueva York, tan leales como ruidosos. Esa noche, McEnroe, campeón defensor y número dos del ranking mundial, de a poco se iba dando cuenta de que iba a perder contra un tipo que no le caía bien y cuyo tenis despreciaba. Ese tipo era yo. Una humillación, y por eso echaba humo.

Sus ojos lo delataban. Tenía la mirada de un chico que acaba de prender fuego al gato del vecino: asustada y perversa. Ese ceño fruncido de McEnroe, lleno de odio. En un cambio de lado me gruñó: “Gilbert, ¡no mereces estar en la misma cancha que yo!”. Estaba perdiendo la cabeza. Nos cruzamos a pocos centímetros y por si no lo hubiese entendido, agregó: “Eres el peor. ¡El peor!”.

McEnroe continuó cuesta abajo: se quejó del sensor electrónico de las líneas; en el segundo set discutió con un espectador y recibió una advertencia disciplinaria por “conducta de visible obscenidad”. Estaba completamente fuera de sí. Se gritaba a sí mismo, tiraba la raqueta, caminaba echando pestes y se mofaba de la multitud (¡sus propios fans!). Por momentos parecía estar al borde de un colapso nervioso.

Era uno de sus mejores partidos. Pero al final, el tipo que no merecía estar con él en la misma cancha ganó en tres sets durísimos. En realidad, dos sets durísimos, porque el tercero fue un paseo: 5-7, 6-4, 6-1. Para el match point John era un gatito indefenso. Pero no era el final.

Más tarde arrojó una bomba. McEnroe anunció su “retiro” del tenis a los veintisiete años. ¡Y en parte me culpó a mí! “Cuando empiezo a perder con jugadores como él (“él”, un servidor), tengo que reconsiderar qué estoy haciendo en este juego”. Si pensaba que me iba a sentir insultado se equivocaba. De hecho, me encantó. En los siete partidos anteriores apenas le había ganado un set. Ese triunfo en el Masters fue glorioso. Demasiado glorioso como al final resultó, pero habrá más después.

El banco no piensa que juego feo

John McEnroe y yo nunca fuimos exactamente lo que se dice mejores amigos. Supongo que eso ocurre cuando dos personas no se caen bien. Él pensaba que yo tenía malos golpes. Yo pensaba que él tenía una mala actitud. Pero la verdad es que McEnroe tenía razón. En los papeles, no debía perder conmigo. Como así tampoco Becker, Agassi, Connors, Chang, Edberg, Courier, Forget, Sampras, Stich, Wheaton y un montón de otros tipos con mejores golpes y con más de lo que se conoce como habilidad natural.

Por suerte para mí, los partidos de tenis no se juegan en los papeles. Se juegan en canchas. Y como se juegan allí, fui capaz de ganarles a esos y a otros jugadores por el precio de cinco millones de dólares. En 1991, era el octavo jugador en la lista de dinero recaudado en todos los tiempos. Si a eso se le suman los ingresos por publicidades y exhibiciones que llegaron por esos triunfos, para 1993 mis ingresos totales en el tenis llegaban a los ocho millones de dólares. ¿Gané feo? Todo camino al banco.

Todo eso ocurrió porque usé el talento y las destrezas que tenía calculando la manera de maximizar su potencial: eso me daba las mejores chances de ganar. Fue por eso que pude vencer a jugadores que eran supuestamente “mejores” que yo. Tú puedes hacer lo mismo. Saca a relucir lo mejor que tengas. Juega mejor al tenis sin mejores golpes.

Un nuevo yo, 20% mejor

Para empezar, quiero decirte algo sobre tu juego. La manera de lograr el mayor progreso en el menor tiempo posible es entender y aprovechar mejor las ventajas que existen en cada partido que juegas. Las grandes oportunidades y las pequeñas oportunidades. Sobre todo las pequeñas oportunidades, las que los otros tenistas desatienden por ignorancia o por pereza. Si a eso quieres llamarlo ganar feo, ve para adelante y hazte feo. Desarrolla tu poder de observación y análisis, usa luego esa información y tus chances de ganar crecerán 20% o más.

El tenis con cerebro muerto: el jugador inconsciente

La mayoría de los jugadores de fin de semana, los que juegan en los clubes y de un modo recreativo, tienen el cerebro muerto en la cancha de tenis. Salen y corren sin plan, ni pensamiento ni nada. Le dedican tanto estudio y consideración como a saltar una cuerda. Y por eso se les puede ganar. Entre dos jugadores con nivel similar, quien esté más alerta y aproveche mejor la dinámica, las oportunidades y brechas, antes, durante y después del partido, seguro va a ser el ganador.

Se supone que el tipo que maneja el vistoso auto deportivo debería llegar primero. Pero yo le apostaría mi dinero a ese mecánico engrasado que llega en un coche estándar modificado y conoce cómo dar vueltas a la pista. Es lo mismo para el tenis. Los golpes lindos están bien. Pero hay mucho más que eso en este juego.

El tenis inteligente es un proceso de tres pasos

1 Reconoce tu oportunidad.

2 Analiza tus opciones.

3 Capitaliza la oportunidad usando la mejor opción.

Reconocer. Analizar. Capitalizar. Estos principios se aplican antes, durante y después del partido a todos los aspectos del juego: mental, físico y emocional. Incluso involucra al equipamiento. ¿Un ejemplo? La oportunidad existe temprano con el giro de la raqueta. Solo tienes que reconocerlo. Depende del rival y las condiciones, deberías elegir y capitalizar la opción adecuada.

En los partidos de tenis en los clubes y en las canchas públicas, 85% de las veces se toma la decisión incorrecta. Más adelante les contaré cómo sacar el mejor beneficio de esa situación. Es un elemento pequeño dentro del partido, pero es un elemento que contiene oportunidades. Solo debes saber qué hacer con ellas.

Y hay montones de otras brechas que un jugador inteligente sabe usar para sacar ventaja. Estoy convencido de que si reconoces y aprovechas esas oportunidades, de manera suficiente y las veces suficientes, es muy probable que ganes.

“No pienso que juegue tan bien. Pero lo compensa con su habilidad mental”.

David Wheaton, después de una derrota con Brad Gilbert.

A diferencia de saltar la cuerda, un partido de tenis no empieza con el primer saque y termina con el último punto. El tenis comienza fuera de la cancha, continúa con la rutina previa y en el partido, y sigue después de ganar (o perder) el último punto. Los jugadores inteligentes saben cómo prepararse correctamente para un partido y, una vez en la competencia, cómo controlar las emociones. Saben cómo pensar su camino durante un partido y evitar los tiros que involucren un riesgo innecesario en un momento inapropiado. Los tenistas perspicaces observan lo que pasa en el partido y analizan la información. Saben cómo capitalizar lo que observan.

Por supuesto, todo esto requiere disciplina, compromiso y esfuerzo. Menciono esto porque la mayoría de los jugadores se queman las pestañas para mejorar un golpe determinado. Toman clases, intentan con la máquina de pelotas, van al frontón y practican bajo el sol y el calor. Sangre, sudor y lágrimas, todo el paquete. Después de haber mejorado el golpe que trataban de perfeccionar no gastan ni un minuto en descubrir cómo usarlo con el máximo efecto durante un partido. Son trabajadores, pero con el cerebro muerto.

Más adelante en este libro describiré las oportunidades que debes tener en cuenta, las opciones que tienes y cómo capitalizarlas desde la previa hasta después del partido. Cómo prepararte mental y físicamente para la batalla en el court. Cómo jugar ante diferentes estilos. Cómo reconocer las dinámicas que importan durante un partido. Cómo manejar la presión y los juegos mentales. Y más.

Son los aspectos básicos de lo que aprendí desde que empecé en el tenis juvenil hasta alcanzar el top cinco del ranking mundial, y una cuenta bancaria que nunca soñé posible. Y tú puedes aplicarlos a tu juego. Algunas ideas son obvias, otras no tanto. Algunas son aplicables a tu juego y otras no. Pero todas están dirigidas al aspecto más ignorado del tenis: la parte mental. Empecemos por antes del principio.

¡Ganar!

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