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La afectividad pura

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Bien se dijo que la subjetividad, tal como es descripta por Discépolo, se muestra como afectividad que escapa a la razón, pues el corazón “no sabe pensar” (“Sueño de juventud”). También la voluntad permanece impotente ante ella. Discépolo muestra como ningún otro maestro del tango la incapacidad de actuar sobre los propios sentimientos. Así, ante el amor no correspondido, confiesa: “No puedo reaccionar / ni puedo comprender” (“Secreto”). De este modo, el sentimiento se muestra más allá del bien y del mal, tal como lo expresa el poeta al admitir: “No puedo ser más vil / ni puedo ser mejor” (“Secreto”).

La subjetividad discepoliana, además, puede caracterizarse como no intencional, pues el sentimiento no se mide por su finalidad, sino que se revela como “inútil”: “Fue inútil gritar” (“Infamia”); fue una “inútil ansia” (“Soy un arlequín”); una “Fiebre de pasiones” que uno “sufre hasta morir” (“Martirio”). La subjetividad, entonces, se revela en el sufrimiento merced a un “saber” (entre comillas) que escapa a todo saber, según lo expresa Discépolo al exclamar: yo “no sé más que sufrir” (“Soy un arlequín”).

No solo la insignificancia de toda finalidad revela esta subjetividad no intencional, sino que, también, en una experiencia no contraria a la del Descartes de las Meditaciones metafísicas,8 Discépolo se piensa como afectividad pura desprovista de la apertura al mundo que proporcionan los sentidos. Así, dirá: “me revuelco sin manos” (“Martirio”); “ciego y brutal me abrazo” (“Condena”); “no siento ni escucho” (“Desencanto”). En definitiva, esta ensordecida afectividad es ajena al mundo, al cual “nada le importa”; a ese mundo “que es sordo y es mudo” (“Yira, yira”). Por eso bien vale la pena recordar que, según relata en sus audiciones radiales, cuando era chico Discépolo “tenía en su casa un globo terráqueo y que un buen día decidió cubrirlo con un paño negro” (Cordero, 2011: 46). ¿No hay acaso una suerte de reducción fenomenológica en este gesto con el cual Discépolo termina “Solo… / ¡increíblemente solo!”, como están “los que sufren, / los que quieren” (“Martirio”)?

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