Читать книгу La Voz - Carlos E. Baz Garfias - Страница 29
La Voz
ОглавлениеDespués del accidente que tuve mi vida cambio totalmente, ya no fui el mismo, interiormente era otro aunque mostrara mi rostro otro cara. En los días siguientes empece a oír una voz que me susurraba cosas al oido. Al principio pensaba que la voz venia de algún lugar pero al pasar los minutos, me daba cuenta que no era así. En varias ocaciones me encontraba solo, sin nadie alrededor. La voz la oía telepáticamente, no era una voz de un humano que te susurra alguna cosa al oido, esta voz era diferente, su sonido. Como que venia de un lugar lejano pero la oía muy claramente. Al escucharla me distraía mucho en lo que estaba haciendo. En la escuela no ponía atención a lo que los maestros me decían, mi mente viajaba con la voz. Tenia problemas en la escuela ya que no sabia explicar lo que me pasaba.
La voz estaba conmigo todos los días, a todos horas, a veces me preguntaba si me estaba volviendo loco pero a la vez pensaba que no. Ya que siempre me decía que "todo estaba bien". Eso fue lo que oí después del accidente que me regreso a este mundo. Me sentía extraño al oírla pero a la vez me sentía tranquilo y en paz. Lo mas notorio era cuando salía de mi casa a ver a mis amigos o a la novia, nunca llegaba a mi destino, en varias ocaciones me sucedió. La voz me llevaba a diferentes lugares, cerca de donde vivía pero lugares que no tenia nada que hacer ahí. Siempre le hacia caso, nunca decía que no, caminaba sin saber a donde llegaría, solamente mi voz era la que sabia.
Muchas veces caminaba por calles desconocidas, entraba a barrios que nunca me imagine entrar ya que eran peligrosos. Se sabia que eran lugares donde asaltaban mucho, donde había pandilleros. Cuando me daba cuenta, caminaba tranquilamente por las aceras, como si viviera aquí. Varias personas que pasaban a mi lado o que estuvieran fuera de su casa, en algún negocio me llegaban a saludar. Yo correspondía al saludo. No estaba mucho tiempo en estos sitios pero cuando regresaba a casa siempre me recostaba en mi cama y pensaba en lo que me había pasado.
¿Cual era la razón de estar en esos lugares?
¿Porque la gente me saluda como si me conociera?
Eran algunas de las preguntas que me hacia, pero nunca tenia respuestas; esperaba que en ese momento de duda mi voz me susurrara el motivo de ir a esos sitios de la ciudad pero nunca he recibido respuesta de ella a travez de los años. La voz siempre aparecía cuando ella quería, nunca sabia que día, a que hora me susurraría algo a mi oido. Yo hacia mi vida normal: la escuela, los amigos y amigas, la novia, la familia, etc. pero cuando ella aparecía cambiaba mi vida en ese momento. Normalmente aparecía cuando estaba solo pero ella no tiene limites, en ese momento no entendía nada aunque después de muchos años ya he llegado a entenderla ya se cual es la razón. Pero cuando eres un adolescente no sabes que hacer, todo es confusión, nadie te entiende, te tachan de loco o drogadicto.
Estaba en mi cuarto leyendo un libro de Elena Poniatowska, era domingo, como casi siempre me mantenía en casa todo el día. El libro estaba muy interesante, "La Noche De Tlatelolco", desde el principio me atrapo y no quise soltarlo, quería terminarlo lo antes posible y saber que había pasado en esa época dura en la historia de mi país. Mi Mama entro al cuarto diciéndome que la novia estaba en el teléfono, le dije a mi mama dile que no estoy, no quiero hablar con ella. Quería seguir leyendo el libro pero mi Mama tajantemente me dijo que no. Que ella era mi novia que tenia que contestarle, a regañadientes fui a la sala a tomar la llamada. Por mas excusas que puse, mi novia me convenció que fuera a verla. Cerré mi libro y lo guarde en el lugar de siempre. Le pregunte la hora a mi mama - 5 de la tarde - me dije que flojera salir a esta hora. Quería seguir leyendo mi libro, baje las escaleras del edificio donde vivía y tome rumbo a la casa de mi novia. Cuando estaba por cruzar la avenida Acoxpa escuche algo en mi oido me detuve en el descanso de la avenida, era mi voz. Volví a escucharla ahora mas claro, cambie de rumbo, pase por atrás del edificio donde mi novia vivía. Camine hasta la avenida Miramontes, la cruce y seguí caminando. La voz solamente me decía; derecha, izquierda, sigue, para. En ocaciones me sentía como una maquina, un robot, dirigida por un científico loco. Empece a caminar por un terreno grande de plantíos, hasta alcanzar un pequeño pueblo llamado San Juan Tepepan. Empece a caminar entre en sus calles en pedradas, sus casas de adobe. No había nadie en las calles, algunos animales a lado de las casas. No sabia que hora era, nunca me había gustado usar reloj. No sabia cuanto tiempo llevaba caminando. Mi voz seguía dirigiendo mi camino, cruce por en medio de un sembradío de maíz. La voz me indico por donde estaba el camino ya que no se veía, las plantas de maíz estaba ya muy altas. Llegué a otro pueblito ahí me encontré a un señor a caballo que me saludo. Le pregunte como se llamaba este lugar me dijo que "La Noria". Y siguió su andar en su caballo. Cuando levante mi cara tenia enfrente de mi al "Cerro de la Cruz". - tanto he caminado - me dije.
La voz me dijo que continuara caminando por un costado del sembradío, a mitad de camino me di cuenta que iba directo hacia el cerro. Supe que era mi destino. Detuve mi caminar por un momento, en eso volví a oír mi voz - no tengas miedo - subí por un costado del cerro , hasta llegar a la cima. Me sentía un poco cansado, voltee hacia todos lados, no había nadie, estaba solo. Tenia ante mi una vista hermosa de esa parte de la ciudad. Me preguntaba que hacia ahí pero a la vez disfrutaba este contacto con la naturaleza y la vista que tenia ante mi. Me senté por un momento esperando recibir alguna respuesta de mi voz o si tenia suerte que alguien apareciera. Los minutos pasaron y seguía esperando, daba algunas vueltas a mi alrededor para ver si alguien estuviera subiendo por otro camino pero no. En eso mi voz volvió a susurra a mi oido. - es tiempo de regresar - así que empece a descender por el camino que subí, me había aprendido el camino, recordaba las calles a la perfección. Empece a caminar por el pueblo de La Noria, empezaba a oscurecer y las algunas luces de las casas de adobo empezaban alumbrar. La gente empezó aparecer por las calles y aceras de este pueblito. Muchos me saludaban de lejos y los mas cercanos me daban la mano. Aunque debo decir que no toda la gente que me encontré me saludaba algunos me veían raro. En un momento dude sobre en que parte del sembradío estaba la entrada para cruzarlo pero no fue así, camine por en medio de las plantas de maíz y llegué al pueblo de San Juan Tepe pan. Ya estaba oscuro cuando empece a cruzarlo y como anteriormente me había pasado cuando cruce el pueblo de la Noria, varias personas me saludaban cariñosamente, como si me conocieran. Seguí caminando ya que mi voz no dejaba que me detuviera.
Cuando abrí la puerta de mi casa mi mama se me quedo viendo sorprendida. - ¿Donde estabas ?- pregunto. - tu novia estuvo hablando varias veces - no sabia que responder, me quede callado. ¿A que horas son? - le pregunte a mi mama. - son casi las 8:30 pm - voy a mi cuarto a seguir leyendo - le dije a mi mama. A los pocos minutos, mi mama entro a mi cuarto volviéndome a preguntar donde había estado ya que era obvio que no había visto a mi novia. Lo pensé unos minutos, le comente a mi mama donde había ido. Puso una cara de sorpresa - Como! - si, estuve en El Cerro de la Cruz - pero que hicisteis ahí - volvió a preguntar. Le dije nada, solamente fui y cuando llegué me regrese. Mi mama me hizo varias preguntas mas pero no tenia respuestas, no sabia mas que decirle. Pero tenia muy claro que no le iba a decir sobre la voz que oigo; pensé, mañana vuelvo con el Psicólogo. Pensaba en la cara del doctor, en lo que me iba a decir. Otra vez Carlitos, ya es la quinta vez que estas aquí. Ahora si me manda a la casa de locos. Así que me hice de valor y le dije a mi mama, me tengo que bañar para mañana ir a la escuela. Ella se molesto pero me dejo en paz. Sabia que estaba preocupada por mi, tenia razón, por muchas cosas, aparte era el menor de los hermanos. Al terminar de cenar nadie comento nada, cenamos tranquilamente y me fui a mi cuarto, me recosté en mi cama. Cerré los ojos tratando de dormir pero solamente pensaba en lo que había vivido hace unas horas...