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Parte I

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Pensar y conocimiento de la lógica en general

Hay una confluencia entre biología y cultura importante en el caso de los seres humanos. Se trata del hecho de que las ventajas evolutivas de los humanos se sitúan, físicamente, en el cerebro, y, por tanto, en las capacidades de conocimiento y pensamiento. De un lado, esta creencia ha conducido al encefalocentrismo; esto es, a la idea de que el cerebro es el más complejo de todos los órganos, en todo el universo. De otra parte, se trata de la creencia en el logocentrismo. Desde el origen de los homínidos hasta la fecha ambas creencias parecen sostenerse firmemente. Se trata, en realidad, de una predicción retrospectiva. Sin embargo, de cara hacia el futuro, las cosas merecen atenuarse y matizarse enormemente.

Los seres humanos, individual o colectivamente, parecen haber llegado a ser lo que son gracias al pensar. O al conocer; aquí, por lo pronto, introductoriamente, lo mismo da. Ello ha situado a la cultura como un gran dínamo de la evolución humana, con ella, por tanto, a la filosofía, a la religión, a la teología, a las artes, a la física, a las matemáticas y siempre ulteriormente a la educación, en el centro. Esta es una cara de la moneda.

La otra cara es que la sobrevaloración de la cultura en toda la acepción de la palabra se tradujo necesariamente en un desplazamiento a lugares secundarios y una instrumentalización de la naturaleza. Dicho de forma breve y rápida: pensar consistió siempre en pensar contra la naturaleza.

Las LNC constituyen una de las ciencias de la complejidad. Pues bien, las ciencias de la complejidad constituyen un tipo de ciencia necesaria para un momento determinado. Siempre ha habido complejidad avant la lettre; un enunciado trivial, aquí como en cualquier otro ámbito del conocimiento. Lo cierto es que cada época desarrolla la ciencia que puede, cada época desarrolla la ciencia que necesita.

Así, las LNC y una re-consideración acerca del pensar constituyen una inflexión en la historia del pensamiento en general, y del pensamiento abstracto en particular. Dicho en una cápsula, las LNC son el tipo de lógica que permite superar los dualismos, que vuelca la mirada hacia la diversidad y los matices, en fin, que sabe de cuerpos, vacíos, ruidos, tanto como de naturaleza. Esta primera parte expone los temas más generales, pero lo mismo más básicos. Se trata de una sincera invitación a pensar, mucho más que a conocer.

Una observación importante se impone de entrada. En el horizonte del pensar emergen diferentes, numerosas lógicas; dicho técnicamente, diferentes sistemas lógicos. Se trata de las lógicas no clásicas (LNC). Sin embargo, no todas las LNC sirven igualmente para todo. Pretender lo contrario no solamente sería trivial, sino, peor aún, un signo de ignorancia. Dicho de manera simple: no todas las LNC sirven para todo; hay unas idóneas para unos momentos, y existen otras más apropiadas para determinados sistemas. Lo que sí es absolutamente relevante es que el conjunto o el panorama de las LNC sí sirven, grosso modo, para pensar la complejidad de la vida, del mundo o del universo. Podemos pensar de múltiples maneras y no ya de una sola forma; y por tanto podemos vivir de más de una forma, sin que, por primera vez, haya anatematización, exclusión o encerramiento de una forma de pensamiento por parte de otro.

Contra los enfoques sistémicos, que son esencialmente sistemas de control, digamos que las ciencias de la complejidad consisten en libertad; cuya expresión técnica es: grados de libertad —grados crecientes de libertad— tantos como sean posibles, tantos como quepa imaginar. La primera forma de libertad es la libertad de pensamiento, de la cual se derivan, si cabe la expresión, otras no menos fundamentales, tales como la libertad de creencia, la libertad de opinión o de palabra y, muy significativamente, la libertad de acción. La dificultad de la complejidad es la dificultad misma de existencia o la posibilidad de múltiples sistemas de pensamiento.

De manera generalizada, las LNC no son objeto de enseñanza-aprendizaje. Porque, la verdad, ellas implican una verdadera carga de profundidad. Ninguna de las ciencias de la complejidad posee una carga liberadora, crítica o emancipadora tan fuerte como las LNC.

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