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ОглавлениеRomanos 1,26-27 y la homosexualidad
Jorge Iuorno
La mayoría de los teólogos coincide en que en Romanos 1,26-27 Pablo condena las relaciones homosexuales, tanto en hombres como en mujeres. Pero algunos se preguntan: ¿se refiere a todos los tipos de relaciones entre personas del mismo sexo? Algunos eruditos, que apoyan la homosexualidad, han levantado argumentos históricos, psicológicos, sociológicos y teológicos para justificarla bajo ciertas circunstancias. Dentro del marco teológico, el primero de ellos, desde el punto de vista cronológico, fue John Boswell,1 que sostuvo que la posición sobre homosexualidad de Pablo en Romanos 1 no se puede aplicar a una relación monógama de una pareja homosexual legalmente casada y estable, ya que este tipo de relaciones no existían en sus días. Él sostiene que en Romanos 1 Pablo en realidad se refiere a heterosexuales que además tenían relaciones homosexuales.
Complementando la posición de Boswell, David Fredrickson señala que en realidad lo que Pablo condena es lo que él denomina la “lujuria excesiva”.2 Él también coincide en que Pablo condena el relacionamiento sexual entre personas del mismo sexo, pero no en todas sus formas. En realidad, según Fredrickson, lo que Pablo critica es una relación homosexual específica, caracterizada por la falta de autocontrol y la excesiva indulgencia. Desde esta perspectiva, las palabras de Pablo no se aplican a una relación homosexual consensuada, amante, monógama, que no se deja arrastrar por una pasión descontrolada.
Desde otra perspectiva, Bernadette Brooten3 sostiene que Pablo se refiere a todas las formas de homosexualidad, pero lo hace desde un marco patriarcal, donde el rol de la mujer era inferior al del hombre, y por este motivo el hombre no debía asumir el rol sexual de una mujer. Esta sería la razón por la que no se debe seguir el enfoque de Pablo, ya que, en la actualidad, con la igualdad de tratamiento hacia los sexos femenino y masculino, estaría fuera de contexto. De esta manera, Brooten abre la puerta a la interpretación situacionista de las Sagradas Escrituras, en la que estas deben ser interpretadas a la luz de contexto cultural.
En definitiva, el punto central es si en el texto referido se condenan todas las formas de homosexualidad, con un enfoque universal, o no.
El texto
26. Διὰ τοῦτο παρέδωκεν αὐτοὺς ὁ θεὸς εἰς πάθη ἀτιμίας, αἵ τε γὰρ θήλειαι αὐτῶν μετήλλαξαν τὴν φυσικὴν χρῆσιν εἰς τὴν παρὰ φύσιν,
27. ὁμοίως τε καὶ οἱ ἄρσενες ἀφέντες τὴν φυσικὴν χρῆσιν τῆς θηλείας ἐξεκαύθησαν ἐν τῇ ὀρέξει αὐτῶν εἰς ἀλλήλους, ἄρσενες ἐν ἄρσεσιν τὴν ἀσχημοσύνην κατεργαζόμενοι καὶ τὴν ἀντιμισθίαν ἣν ἔδει τῆς πλάνης αὐτῶν ἐν ἑαυτοῖς ἀπολαμβάνοντες.4
26. Por eso Dios los entregó a pasiones vergonzosas, pues aun sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra la naturaleza.
27. Del mismo modo también los hombres, dejando las relaciones naturales con la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío.5
Estructura
Mirando el texto desde una perspectiva estructural, se puede percibir que hay un cierto paralelismo entre ambos versículos, tal como lo señala Banister,6 y se puede observar en la tabla 1:
Tabla 1. Paralelismo según Banister
Sujeto | Verbo | Lo que se abandonó | El reemplazo |
αἵ θήλειαιLas mujeres | μετήλλαξανabandonaron | τὴν φυσικὴν χρῆσινel orden natural | εἰς τὴν παρὰ φύσινel que es contra natura |
οἱ ἄρσενεςLos hombres | ἀφέντεςdejaron | τὴν φυσικὴν χρῆσινel orden natural | ἐξεκαύθησαν ἐνse encendieron |
τῆς θηλείαςlas mujeres | οἱ ἄρσενες… ἐν τῇ ὀρέξει αὐτῶν εἰς ἀλλήλουςlos hombres unos con otros |
Este paralelismo nos permite sugerir que el enfoque en ambos versículos gira sobre un mismo problema, que es el abandono del orden natural establecido por el Creador7 y el reemplazo por otras prácticas que son contra la naturaleza humana original. Ese contraste se puede resumir con las expresiones φυσικὴν χρῆσιν “orden natural” y παρὰ φύσιν “contra natura”. Boswell8 entiende que el sentido de natural puede interpretarse desde una perspectiva cultural, ya que Pablo en 1 Corintios 11,14 asocia lo natural con lo convencional de una práctica en un momento y lugar: “La naturaleza misma ¿no os enseña que al varón le es deshonroso dejarse crecer el cabello”. En el contexto cultural griego, era aceptado el uso del cabello corto e inclusive la barba afeitada, mientras que, para los judíos, el pelo y la barba larga no eran considerados indecentes. Por este motivo, en este versículo, la expresión “natural” pareciera referirse a una situación en un lugar y momento particular. Ni el pelo corto, ni el pelo largo eran prácticas malas o buenas en sí mismas. Lo adecuado dependía del momento y el lugar.9 Aquí hay que advertir que para entender el sentido de φύσις en ambos textos es sabio comprender todo el contexto en cual Pablo está hablando, a fin de poder determinar qué es lo que dice y qué es lo que no dice.
Por otro lado, otros han entendido que el concepto “contra natura” en el versículo 26 hace referencia a prácticas sexuales no reproductivas, tales como el sexo oral o anal. Es cierto que esta fue la interpretación de Atanasio y Agustino, pero debemos tomar en cuenta que otros padres de la Iglesia, como Crisóstomo y Clemente de Alejandría,10 creyeron que Pablo en realidad prohibía el lesbianismo. Un aspecto para tener en cuenta es que sería difícil aceptar que la mujer presionara al hombre a tener este tipo de prácticas que puede generar cierta satisfacción en el hombre, pero desagrado en la mujer.
Contexto
En primer lugar, hay que tener en cuenta que el apóstol Pablo tiene una mirada “bifocal” cuando está escribiendo la Epístola a los Romanos. Por un lado, mira al judío y por otro, al gentil, como se puede ver en 1,16 y 2,9-10. Si bien Pablo reconoce la prioridad de los judíos, termina mostrando que para bien o para mal la situación ante Dios por parte de ellos y los griegos es la misma: son pecadores necesitados de recibir la gracia divina para alcanzar la salvación.
Nolland sugiere que Romanos 1,18-32 está más orientado a los gentiles, o bien judíos helenizados, ya que condena severamente el rechazo de Dios (v. 21) y como consecuencia la incorporación de la idolatría (v. 23),11 el desenfreno sexual (vv. 26-27) y una mente reprobada con la caída en una cantidad de prácticas pecaminosas y degradantes (vv. 28-31).12 En segundo lugar, propone que Romanos 2,1-5 se refiere a los judíos que eran más proclives a juzgar a los demás y a negar su propia pecaminosidad. Müeller agrega que Romanos 3 concluye que todos son pecadores y dependientes de la gracia de Dios, como lo revela el sacrificio de Cristo realizado a nuestro favor.13
El desarrollo de la condena de Pablo parte del hecho de que, aunque tuvieron la oportunidad de conocer a Dios, no lo aceptaron como tal (v. 21) y tomaron la decisión de seguir y justificar sus propias inclinaciones.14 Es interesante notar que ninguno de los dos grupos tiene excusa (ἀναπολόγητος) tal como lo refiere Pablo a los griegos en 1,20 y a los judíos en 2,1.
Por otro lado, el μεταλλάσσω “cambio” expresado en el versículo 26 nos recuerda el “cambio” mencionado en los versículos 23 y 25: “… la gloria del Dios incorruptible por imágenes…” y “… la verdad de Dios por la mentira…”. Está claro que cuando el ser humano deja de orbitar teniendo a Dios como centro, se transforma en un planeta errante en descomposición.
El no aceptar a Dios conduce a la propia degradación. En ese contexto, Pablo no reclama un castigo por la perversión sexual, sino afirma que la perversión misma es el castigo. El castigo del pecado es ¡ser pecador! La ira de Dios no es tanto una catástrofe que puede alcanzar al rebelde, sino el acto de dejar que él siga su camino equivocado y viva las consecuencias de su obstinación.
Es indudable que al escribir Romanos 1 Pablo tenía en mente la ley preestablecida de Dios, cuando detalla los cambios instaurados por aquellos alienados de Dios. Los verbos en el texto (marcados con itálica) nos ayudan a ver la responsabilidad humana en este extravío. Romanos 1,21-27 expresa:
A pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se extraviaron en sus inútiles razonamientos, y se les oscureció su insensato corazón… y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes que eran réplicas del hombre mortal… de modo que degradaron sus cuerpos los unos con los otros. Cambiaron la verdad de Dios por la mentira… las mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van contra naturaleza. Por tanto los hombres dejaron las relaciones naturales con la mujer… (énfasis añadido).
Natural versus contra natura
En la búsqueda del significado que el apóstol Pablo le asigna a la expresión φυσικὴν χρῆσιν traducido al español como orden natural, algunos eruditos han resaltado que en el Antiguo Testamento no se condena el lesbianismo, por lo que algunos han llegado a sugerir que hay influencia del pensamiento griego en los escritos de Pablo.15 En este sentido, resulta significativo que Platón use la expresión griega refiriéndose a la intimidad sexual en su escrito Leyes 636c, donde describe la relación entre dos mujeres y dice que esto es “contrario a la naturaleza”. El texto en general se refiere al gymnasium donde los jóvenes recibían instrucción tanto física como espiritual, donde entrenaban desprovistos de ropas. Esta actividad resultaba atractiva para aquellos que tenían inclinaciones pederastas. Refiriéndose a las actividades del gymnasium, Platón escribió:
… is thought to have corrupted the pleasures (τὰ ἀφροδίσια ἡδονὰς) of love which are natural (κατὰ φύσιν) not to men (ἀνθρώπων) only but also natural to beasts. And whether one makes the observation in earnest or in jest, one certainly should not fail to observe that when male unites with female for procreation (εἰς κοινωνίαν ἰούσῃ τῆς γεννήσεως) the pleasure (ἡδονὴ) experienced is held to be due to nature (κατὰ φύσιν), but contrary to nature (παρὰ φύσιν) when male mates with male or female with female, and that those first guilty of such enormities were impelled by their slavery to pleasure (δι’ ἀκράτειαν ἡδονῆς).16
Hay que reconocer que, si bien aquí Platón trata como contraria a la naturaleza la relación íntima entre dos personas del mismo sexo no aclara por qué. Por otro lado, queda claro que una de las inquietudes de Platón era reducir al mínimo toda actividad que llevara al placer físico. En otros escritos, citados más adelante, se encarga de señalar que la relación íntima es natural siempre y cuando tenga como objetivo la procreación. Esta posición fue adoptada por judíos helenizados, como Filón, quien describe como παρὰ φύσιν toda relación íntima entre hombres y mujeres, que no lleva a la fecundación. Esta posición también ha sido adoptada por la Iglesia católica romana.
En el caso del sentido que el apóstol Pablo le da a παρὰ φύσιν, para Hays se explica de la siguiente manera:
Aunque Pablo no ofrece una reflexión explícita sobre el concepto “natural”, es claro que en este pasaje identifica “natural” con el orden creado. La comprensión de “natural” en este lenguaje convencional no descansa en la observación empírica de lo existente en la actualidad; en lugar de ellos se apela a una concepción intuitiva de lo que debe ser del mundo como fue designado por Dios. Aquellos que son indulgentes en sus prácticas sexuales (para physin) desafían al Creador y demuestran su alejamiento de Él.17
El uso de ὁμοίως
Romanos 1,26 ha recibido una atención especial por parte de algunos eruditos por el hecho de que, aunque no hay una declaración explícita, sería la única referencia bíblica en la que se condenaría la relación homosexual entre dos mujeres (lesbianismo). El uso del término ὁμοίως (homōios) que aparece en el versículo 27, traducido en la RVR 60 como “de igual modo” y en la RVR 95 como “del mismo modo”, permitiría dejar en claro que de eso se trata, ya que, al referirse a la situación entre los hombres, se explica con detalle y se condena también la relación homosexual entre dos hombres.
Lo que podemos ver aquí es un paralelismo entre los versículos 26 y 27. Siendo que se aplica el término ὁμοίως al comienzo del versículo 27, se puede entender mejor la idea del versículo 26, ya que el 27 amplía y especifica con más detalle la idea. El concepto ὁμοίως es consistente en su sentido en otras referencias del apóstol Pablo dentro del Nuevo Testamento.18
Hay que agregar que la Dra. Banister, en una exhaustiva investigación que hizo del término ὁμοίως en el Nuevo Testamento griego, encontró, desde una perspectiva estadística, que el término se usó en forma dependiente de la cláusula anterior en un 61 %, lo que aportó valiosos y necesarios detalles para interpretar el concepto anterior.19
La homosexualidad en los días de Pablo
La práctica de la homosexualidad estaba extendida en el contexto histórico paulino. De acuerdo con Cevallos, de los primeros quince emperadores romanos, catorce fueron homosexuales.20 En la antigua sociedad griega y romana, la práctica de la homosexualidad con los niños no solamente se toleraba, sino que se glorificaba como superior al amor heterosexual. Había pocos que se oponían a esta práctica. Además, la homosexualidad era común en el contexto de la idolatría, lo cual era aborrecible para la sensibilidad judía. En el Antiguo Testamento es calificada como una abominación (Lv 28,22), por lo que no llama la atención que Pablo, instruido a los pies de Gamaliel (Hch 22,3), se opusiera a ella.
También hay que tener en cuenta que, dentro de la cultura griega, no era infrecuente encontrar relaciones homosexuales-pederastas. Por ejemplo, Pisias y Protógenes, personajes del escritor Plutarco en su escrito Erótica, argumentan a favor de una forma de amor más pura y superior que dentro de la homosexualidad: la relación pederasta. Para nuestro pensamiento moderno, este tipo de relación es totalmente repudiable, pero los escritores grecorromanos la veían hasta virtuosa. No se trataba de una relación violenta, sino de una larga relación que involucraba enseñanza, disciplina, amistad y amor. Algunos hombres preferían relaciones homosexuales con jovencitos porque eran lampiños y se consideraba que encarnaban la masculinidad más pura.21
Aun así, encontramos moralistas paganos que no aceptaban la relación homosexual como natural. Tal es el caso del médico griego que moraba en Éfeso, llamado Sorano. Él sostenía que este tipo de relación “no surge naturalmente en los humanos, sino cuando se ha suprimido la modestia y en consecuencia la lujuria coacciona el uso obsceno de partes del cuerpo que tienen su función específica, entonces no hay límite para el deseo”.22 Así también, Dión Crisóstomo se refiere al sexo heterosexual como “el límite suficiente decretado por la naturaleza”, mientras que agrega que aquellos que se inclinan a relaciones homosexuales “buscan una forma ilícita de exceso una vez que han llegado a ser saturados en cada forma, el placer irrestricto con mujeres”.23
Platón explica su posición24 al respecto cuando escribe que “el placer disfrutado por hombres con hombres y mujeres con mujeres pareciera estar más allá de la naturaleza y la audacia de aquellos que primero se involucraron en esta práctica, pareciera haber surgido por la incapacidad de controlar el placer”.25
Otro ejemplo lo encarnan los estoicos, quienes pensaban que el logos es Dios o la mente de Dios, el alma universal. El sistema estoico, por lo tanto, era determinista. Cicerón (106-143 a. C.), orador romano y filósofo estoico, estableció que de acuerdo con Zenón26 “la ley natural es divina”. Cleantes27 sostuvo que “el mundo mismo es Dios” y Crisipo28 dijo que “el poder divino reside en la razón y en el alma y mente del universo”. Esto explica por qué con el tiempo los estoicos terminaron deificando la naturaleza.
Tenemos que considerar que si bien Pablo utilizó palabras usadas por el estoicismo, la connotación que les daba a las mismas desde su cosmovisión judía era diferente de la del movimiento filosófico estoico o aún de las del helenismo.29 La visión acerca de Dios que Pablo tenía era de un Dios trascendente, creador que si bien está con su creación, no es la creación en sí. Teniendo en cuenta esa perspectiva, es altamente probable que la palabra “natural” tuviera para Pablo el significado del orden providencial del mundo natural, establecido por Dios en el principio, no así la naturaleza caída.
Estas declaraciones representativas de la clase que establecía criterios dentro de la cultura grecorromana nos llevan a ver que, si bien hubo indulgencia por parte de algunos pensadores hacia las relaciones homosexuales, no todos tenían la misma visión y las consideraban contra naturaleza, como también el apóstol Pablo.
Otro aspecto importante es que los textos cristianos prenicenos (como sería Romanos, la Epístola de Bernabé, la Constitución Apostólica, Clemente de Alejandría, etc.) adoptan incesantemente un juicio negativo sobre la práctica homosexual, y esta posición es mantenida por los escritores cristianos del siglo iv y v (Crisóstomo, Ambrosio, Agustín y Jerónimo). En consecuencia, es imposible citar un solo texto cristiano primitivo que apruebe la práctica homosexual.30
Crítica al concepto de “lujuria excesiva”
Aquellos que apoyan el concepto de “lujuria excesiva” consideran las declaraciones de Pablo como orientadas para los que llegan a la homosexualidad en una búsqueda de una forma diferente de gratificación sexual descontrolada, y que no se refiere a la relación homosexual voluntaria y monógama.
En primer lugar, lo que encontramos es que aquellos que apoyan esta posición solo refieren aquellos escritos que dan cierto soporte a su perspectiva, pero no citan a aquellos que se oponen. A fin de poder comprender mejor la posición de Pablo, necesitamos reconocer la variedad de matices sobre el tema en todo el contexto.
En segundo lugar, la referencia de Pablo en cuanto al lesbianismo en Romanos 1,26 no calza en el modelo de “lujuria excesiva”. Las antiguas suposiciones acerca del homosexualismo masculino difieren considerablemente con respecto al lesbianismo. Pablo enfoca ambas situaciones en Romanos 1,26-27. Su mención sobre lesbianismo resiste el paralelismo a la visión de la “lujuria excesiva” que es ampliamente sostenida por declaraciones que tienen que ver con la homosexualidad masculina.31
En tercer lugar, si bien hay algún paralelismo entre Pablo y otros escritores grecorromanos sobre la “lujuria excesiva” y el erotismo entre personas del mismo sexo, el argumento presentado termina fallando al no dar espacio a otros escritos que se oponen a sus conclusiones. El uso de Pablo de παρὰ φύσιν y las referencias a la creación son un argumento en contra de la interpretación de la “lujuria excesiva”. En definitiva, lo que encontramos es que, aunque Pablo no haya tenido en mente un casamiento homosexual estable cuando escribió (por la sencilla razón de que no existía) su lenguaje es muy amplio y su censura tan general, que no permite confinarla a una estrecha crítica greco-romana de “lujuria excesiva”.32
Hays termina apuntando que “el más grave y penetrante error en la reconstrucción histórica de las actitudes de los primeros cristianos hacia los homosexuales de Boswell, es su tendencia a confundir los juicios normativos con los descriptivos”.33
También debemos tener en cuenta que la explicación que hacen algunos eruditos sobre la etiología de la homosexualidad, sosteniendo que algunos individuos tienen una predisposición inherente hacia la homosexualidad, es una idea moderna de la que no encontramos rastros ni en el Nuevo Testamento ni en otros escritos judíos o cristianos del mundo antiguo. La atribución que hizo Dión Crisóstomo, como ya se expresó, fue la lujuria insaciable en una búsqueda desenfrenada por la autogratificación. Desde esta perspectiva, la intención de interpretar Romanos 1,26-27 como una condena exclusiva para aquellos que siendo heterosexuales también tienen relaciones homosexuales y no así para aquellos que son homosexuales estables, es un claro ejemplo de “eiségesis” o la intención de introducir conceptos personales en la Sagrada Escritura.
Crítica al concepto patriarcal en Pablo
Esta interpretación es aportada por Brooten y se puede resumir con su propia declaración:
He argumentado que la condena de Pablo a la homosexualidad, particularmente al lesbianismo, refleja y ayuda a mantener la asimetría de género basada en la subordinación femenina. Espero que las iglesias en la actualidad advertidas de la historia que he presentado, no sigan enseñando que Romanos 1:26 es autoritativo.34
Tal como lo hizo John Boswell anteriormente, Brooten se deja arrastrar por las extremadamente poderosas fuerzas de la cultura contemporánea. Si bien son valiosos sus aportes en cuanto al valor de la mujer, no resulta lo mismo en cuanto a su interpretación de Romanos 1,26.
Como en Levítico 18 y 20 solo se condena la homosexualidad masculina, Brooten asume que la razón por la que Pablo incluye el lesbianismo solo puede explicarse tomando como referencia la influencia de la cultura grecorromana. Un aspecto a tener en cuenta en este sentido es que Pablo tiene la tendencia a tratar en forma paralela aquellas situaciones que involucran a hombres y mujeres, especialmente cuando él trata temas de comportamiento.35 No podemos probar en forma inapelable que esta propensión estuviera en el pensamiento del apóstol Pablo cuando escribió Romanos 1,26, pero la posibilidad de que así fuera significa que no se puede tomar como prueba concluyente el hecho de que este mención fuera resultado de una intrusión de la cultura grecorromana.
Otro aspecto para destacar tiene que ver con el hecho de que, en realidad, en los días del Imperio romano en el que a Pablo le tocó vivir, el rol de la mujer no era tan secundario como Brooten lo presupone. Un caso como muestra sería el de Livia, la tercera esposa del gobernador Augusto y madre de quien sería el emperador Tiberio. El historiador romano Dion Casio resalta que Livia tenía una influencia especial sobre Augusto y mucho más sobre su hijo Tiberio.36 También encontramos los casos de las pompeyanas Mamia y Eumachia. Ambas eran sacerdotisas, lo cual les daba en la comunidad un cierto prestigio e influencia, a la vez que poder político. En el caso de Mamia, se dice que construyó un templo sobre su propiedad y con su propio dinero, en honor al genio del emperador Tiberio. En el caso de Eumachia, se sabe que construyó el más grande edificio del foro con sus propios recursos y que su tumba es la más grande existente en Pompeya.37 Claramente, estas mujeres no responden al modelo referido por Brooten de mujeres inferiores, descastadas, pasivas o débiles.38
También hay que tener en cuenta que en Romanos 1,18-32 Pablo está tratando las consecuencias de no aceptar ni seguir la revelación divina. Enfoca la diferencia entre el Creador y la criatura, que se confunde cuando se rechaza la revelación. Los que μετήλλαξαν, “cambian”, la verdad de Dios por la mentira, en consecuencia, también pueden llegar a cambiar el tipo de relaciones sexuales naturales por aquellas que son contra naturaleza.39
Por otro lado, desde una perspectiva judía, la naturaleza no es la forma primaria de conocer a Dios o su voluntad con respecto a nuestra vida. La tradición de la sabiduría le da un valor sobresaliente a la naturaleza, pero para el judaísmo, la centralidad del conocimiento está orientada por la Torá o la revelación escrita por hombres inspirados por Dios. En este sentido, cuando Pablo argumenta contra la homosexualidad, no parece tomar en cuenta lo infrecuente que esta resulta cuando analizamos desde una perspectiva comparativa la vida de los animales (sobre la conducta de los cuales había muy poco conocimiento en aquellos días), sino que, más bien, tiene en mente la revelación inspirada por Dios en Levítico 18 y 20. La visión ética de Pablo es básicamente teocéntrica: Dios establece lo que es correcto, y hacer lo correcto es obedecer a Dios. El problema con la homosexualidad no es solamente que trastorna el orden natural, sino que, en consecuencia, no está de acuerdo con la voluntad de Dios. Entonces, hay que entender que en la mirada que Pablo tiene sobre la homosexualidad, ve la naturaleza a través de la luz de la revelación y no al revés.40
Conclusión
Una de las intenciones claras de Pablo al escribir el Libro de Romanos es introducir un nuevo concepto evangélico: Dios no espera del hombre que sea justo ante él, sino que él, en su gracia, lo declara justo. Al hacerlo, se inicia una relación y un proceso que permite al ser humano desarrollar su máximo potencial espiritual, al cual la Sagrada Escritura denomina santificación (Rom 6,19; 1 Tes 5,23). Para Pablo, la libertad de un sistema de actividad religiosa y cumplimiento de la ley para justificarnos ante Dios y librarnos de la muerte viene antes de la liberación del pecado. También hay que tener en cuenta que se opone vigorosamente a la idea de que el derramamiento de la gracia divina significa una vida que continúa en el pecado. A través del bautismo, morimos al pecado. Pablo, usando la analogía del mercado de esclavos, ve al cristiano como un esclavo redimido, que trabaja para un nuevo amo: Dios. Ya no es más al antiguo amo del pecado (Rom 6,1-23).41
La visión de Pablo abarca a toda la humanidad. No escribe exclusivamente en un contexto judío o griego, sino en un contexto cósmico. Él aborda el gran cuadro que incluye la creación, el pecado, la caída y la redención. En el texto que hemos enfocado, Pablo nos muestra cuán lejos ha caído la raza humana del ideal divino. Por otro lado, señala que el evangelio y la ley no están contrapuestos.
De acuerdo con Via y Gagno, “tanto la idolatría como la relación íntima entre personas del mismo sexo constituyen una invasión a la obra de Dios en la naturaleza”.42 Además, algunos eruditos han demostrado que el fundamento de los diez mandamientos tiene su apoyo en la creación referida en Génesis.43 El requerimiento de los diez mandamientos es que hombres y mujeres tengan el estilo de vida que el Creador estableció para su creación. Desde esta perspectiva, para Pablo, la homosexualidad no tiene lugar.
La persona con tendencia homosexual no está excluida del reino de Dios como tampoco lo están el adúltero, el estafador o el asesino. Todos nosotros debemos resistir la tentación de actuar bajo impulsos pecaminosos que aprovechan nuestra vulnerabilidad. Esto es lo que Pablo explica cuando en 1 Corintios 6,11 dice: “Y eso eran algunos de ustedes. Pero ya han sido lavados, ya han sido santificados, ya han sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios”.
La práctica de tener relaciones sexuales con personas del mismo género viola el orden natural establecido en la creación y desdibuja la imagen de Dios en la humanidad. La relación homosexual niega la validez del género opuesto y devalúa el vínculo hombre-mujer establecido en la creación. También arruina el sentido de complemento que Dios asignó a la relación heterosexual bajo el sagrado estado del matrimonio. Por otro lado, hay que aceptar que como Pablo no distingue diferentes formas de homosexualidad, pareciera rechazar todo tipo de homosexualidad.
Los aspectos anteriormente mencionados nos ayudan a vislumbrar que estas posiciones, sostenidas por algunos eruditos que aprueban la relación homosexual bajo ciertas condiciones y buscan apoyarla con un fundamento bíblico, son una prueba más de que el contexto posmoderno ha mostrado ser un enemigo radical contra las certezas inmanentes que encontramos en las Sagradas Escrituras.
Jorge Iuorno
Facultad de Teología
Universidad Adventista del Plata
Entre Ríos, Argentina
jorge.iuorno@uap.edu.ar
1 John Eastburn Boswell, Christianity, Social Tolerance, and Homosexuality: gay people in Western Europe from the beginning of the Christian era to the fourteen century (Chicago, IL: University of Chicago Press, 1980). Boswell (1947-1994) fue un historiador prominente y profesor en la Universidad de Yale. Varios de sus estudios trataron el tema del cristianismo y homosexualidad. Boswell falleció de SIDA.
2 David Fredrickson, Natural and Unnatural use in Romans 1:24-27: Paul and the philosophic critique of eros, ed. D. Balch (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 2000).
3 Bernadette Brooten, Love between women, early Christians responses to female homoeroticism (Chicago, IL: University of Chicago Press, 1996). Brooten es una erudita norteamericana, profesora de Estudios Cristianos en la Universidad de Brandeis, Massachusetts.
4 Todas las referencias bíblicas en griego son del Greek New Testament de Aland.
5 Todas las referencias bíblicas en español, a menos que se haga una aclaración, son de la RVR95.
6 Jamie A. Banister, “Homoios and the use of parallelism in Romans 1:26-27”, Journal of Biblical Literature 128, n.º 3 (2009): 569-590.
7 Rom 1,20-22 pone la Escritura en un claro contexto en el que se resalta el rol creador de Dios en contraste a la necedad humana que no lo reconoce. Rom 1,20: “Lo invisible de él, su eterno poder y su deidad, se hace claramente visible desde la creación del mundo y se puede discernir por medio de las cosas hechas. Por lo tanto, no tienen excusa”.
8 Boswell, Christianity, Social Tolerance, and Homosexualitytury, 122.
9 Ronald M. Springett, Homosexuality in History and the Scriptures (Washington, DC: Biblical Research Institute, 1988), 122.
10 Preston Sprinkle, “Paul and Homosexual Behavior: A Critical Evaluation of the Excessive-Lust Interpretation of Romans 1:26–27”, Bulletin for Biblical Research 25, n.º 4 (2015): 506-507.
11 Se debe resaltar que la idolatría también se manifestó en la primera etapa del desarrollo del pueblo de Israel como es el caso del becerro de oro junto al monte Sinaí, aunque en los días que escribe Pablo era infrecuente encontrar un judío entregado a la idolatría. Este texto por otro lado nos da una reminiscencia del Sal 106,19-20: “Hicieron un becerro en Horeb, se postraron ante una imagen de fundición, así cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba” y Dt 4,15-18: “… pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló… para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de hombre o de mujer, figura de algún animal que esté en la tierra, figura de ave alada …figura de algún reptil…”. Esta sería una muestra más del conocimiento de Pablo del A. T. y la integración a sus escritos del N. T.
12 Decir que la homosexualidad es resultado de la idolatría, es decir, en un sentido amplio, que es el resultado de la condición pecaminosa de toda la raza humana, en la cual algunos particularmente caen en la homosexualidad.
13 Ekkehardt Müeller, “Homosexuality in Rom. 1:26-27” (manuscrito inédito, 2007), https://adventistbiblicalresearch.org/sites/default/files/pdf/homosexuality%20in%20rom.pdf.
14 Dentro de los cultos paganos en los días de Pablo se tendía a separar la religión de la moral. Una persona podía ser devota a muchos dioses y meticulosa con los ritos y ceremonias sin cambiar su estilo de vida. Es probable que algunos conversos al cristianismo simplemente hayan llegado a tomar al mismo como un culto más.
15 Robin Scroggs, The New Testament and Homosexuality: contextual background for contemporary debbate (Filadelfia, PA: Fortress Press, 1984), 115.
16 Plato, Laws, trad. R. G. Bury, LCL 187 (Cambridge, MA: Harvard University Press, 1961), 40-41.
17 Richard B. Hays, “Relation natural and unnatural: a response to John Boswell´s exegesis of Romans 1”, The Journal of Religious Ethics 14, n.º 1 (1986): 194.
18 Aparte de Rom 1,27 el término ὁμοίως es usado por Pablo tres veces más en 1 Co 7. La primera es en el versículo 3: τῇ γυναικὶ ὁ ἀνὴρ τὴν ὀφειλὴν ἀποδιδότω, ὁμοίως δὲ καὶ ἡ γυνὴ τῷ ἀνδρί, “el marido debe cumplir con su mujer el deber conyugal, y así mismo la mujer con su marido”. Está claro que la función de ὁμοίως consiste en equiparar la responsabilidad tanto del hombre como la de la mujer.
ἀνήρ, ὁμοίως δὲ καὶ ὁ ἀνὴρ τοῦ ἰδίου σώματος οὐκ ἐξουσιάζει ἀλλ᾽ ἡ γυνή, “la mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer”. Así como en el versículo anterior los mismos dos sustantivos aparecen en la cláusula antecedente (γυνή y ἀνήρ) y también aparece la cláusula ὁμοίως. El resultado es que ninguna cláusula depende en la otra para que uno pueda interpretar su significado correctamente.
Por último, tenemos el versículo 22: ὁ γὰρ ἐν κυρίῳ κληθεὶς δοῦλος ἀπελεύθερος κυρίου ἐστίν, ὁμοίως ὁ ἐλεύθερος κληθεὶς δοῦλός ἐστιν Χριστοῦ, “porque el que en el Señor fue llamado siendo esclavo, liberto es del Señor; asimismo el que fue llamado siendo libre, esclavo es de Cristo”. Como en los dos versículos anteriores, encontramos dos palabras que aparecen en ambas estipulaciones (el que fue llamado siendo esclavo y el que fue llamado siendo libre), en las que encontramos una transposición en su función, por la palabra ὁμοίως.
19 Banister, “Homoios and the use of parallelism”, 581.
20 Daniel Carro, José Tomaás Poe y Rubeén O. Zorzoli, eds., Comentario Bíblico Mundo Hispano, vol. 19 (El Paso, TX: Mundo Hispano, 2007), 64.
21 Véase Plutarco, Lycurgus 28.4 o Platón, Symposium 179 A.
22 En Desórdenes crónicos 4.9. A menos que se consigne de otra manera, todas las referencias de textos antiguos son sacadas del libro de Thomas Hubbard, ed., Homosexuality in Greece and Rome: a sourcebook of basic documents (Berkeley, CA: Univ. of California Press, 2003).
23 Crisóstomo, Dio Chrysostom 7.151-7.152.
24 Se puede comprender el concepto de Platón con respecto a la homosexualidad en uno de sus escritos bajo el título de El mito de Andrógino. En este escrito explica que Zeus creó el primer hombre doble. Tenía cuatro manos, cuatro pies y estaba unido por la espalda de tal manera que los rostros estaban opuestos. Algunas de estas criaturas eran masculinas en ambos lados y otras femeninas, pero había un tercer grupo que de un lado era masculino y del otro femenino. Como esas criaturas se volvieron violentas con sus dioses Zeus decidió separarlas. El tema es que, en general, cada parte busca su opuesto, pero cuando se encuentra con un ser que fue su contraparte original, se enamoran. A través de este mito Platón intentó explicar por qué algunas personas se enamoran con otras del mismo sexo. Encontramos entonces que el deseo de la relación íntima sería fruto de esta segunda creación. Por otro lado, la feminidad es definida por la procreación, en la cual es el receptor pasivo de la semilla masculina (Platón, Symposium 189-192).
25 Platón, Leyes 636.
26 Uno de sus maestros y fundador del Estoicismo.
27 Uno de los discípulos de Zenón.
28 Probablemente, uno de los máximos exponentes del estoicismo.
29 Springett, Homosexuality in History, 127.
30 Hays, “Relation natural and unnatural”, 202.
31 Sprinkle, “Paul and homosexual behavior”, 501.
32 Ibíd.
33 Hays, “Relation natural and unnatural”, 203.
34 Brooten, Love between women, 302. Traducción desde el inglés realizada por el autor.
35 Podemos ver esta situación en 1 Co 7,2-4 donde se trata el tema de la infidelidad sexual: “Sin embargo, por causa de las fornicaciones tenga cada uno su propia mujer, y tenga cada una su propio marido. El marido debe cumplir con su mujer el deber conyugal y asimismo la mujer con su marido. La mujer no tiene dominio sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido dominio sobre su propio cuerpo, sino la mujer.”
También lo encontramos en 1 Co 11,11-12 donde trata cuestiones de arreglo personal y la autoridad: “Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer ni la mujer sin el varón, porque, así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios”. Quizás la mejor explicación a esta tendencia sea Ga 3,28: “Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer, porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús”.
36 Richard A. Bauman, Women in Politics in Ancient Rome (s. l.: Routledge, 1994), 134.
37 Roy Bowen Ward, “Why unnatural? The tradition behind Romans 1:26-27”, The Harvard Theological Review 90, n.º 3 (julio de 1997): 280.
38 La investigadora Molly Myerwitz analizó las pinturas que grafican la relación íntima entre hombres y mujeres en las paredes que se encontraron dentro de baños públicos, burdeles y hogares, de las ruinas de Pompeya, descubrió que la posición activa (en la parte de arriba) entre hombres y mujeres era bastante pareja. Esta situación de alguna manera representa una deconstrucción de la idea que sostiene la posición de Brooten sobre el concepto patriarcal de mujer pasiva en los escritos de Pablo (ibíd., 282).
39 Se debe resaltar que la idolatría también se manifestó en la primera etapa del desarrollo del pueblo de Israel como es el caso del becerro de oro junto al monte Sinaí, aunque en los días que escribe Pablo era infrecuente encontrar un judío entregado a la idolatría. Este texto por otro lado nos da una reminiscencia del Salmo 106,19-20: “Hicieron un becerro en Horeb, se postraron ante una imagen de fundición, así cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba” y Deuteronomio 4,15-18: “… pues ninguna figura visteis el día que Jehová habló… para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de hombre o de mujer, figura de algún animal que esté en la tierra, figura de ave alada …figura de algún reptil…”. Esta es una muestra más del conocimiento de Pablo del A. T. y la integración a sus escritos del N. T.
40 John Nolland, “Romans 1:26-27 and the homosexuality debate”, Horizons in Biblical Theology 22, n.º 1 (junio de 2000): 32-57.
41 Este concepto se ve complementado por la declaración de Pablo que encontramos en 2 Co 5,17: “Por lo tanto, si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!”.
42 Dan Otto Via y Robert A. J. Gagnon, Homosexuality and the Bible: two views (Minneapolis, MN: Fortress Press, 2003), 78.
43 Carl F. H. Henry, Christian Personal Ethics (Grand Rapids, MI: University of California Press, 1957).