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ОглавлениеLa adoración en la Epístola a los Romanos
Daniel Oscar Plenc
Resumen
La concentración soteriológica de Romanos es evidente. En cambio, la palabra proskunéo, “adoración”, “inclinación”, no se encuentra en Romanos y se halla escasamente en las otras epístolas paulinas. Tampoco contiene descripciones litúrgicas. Sin embargo, ciertos conceptos claves, tales como culto, servicio, glorificación, bendición, temor, alabanza, genuflexión, oración, predicación y ofrendas, aparecen en el documento. La presente ponencia propone una reflexión preliminar sobre la importancia de estas expresiones para la construcción de una teología cristiana de la adoración.
Palabras clave
Romanos – Adoración – Liturgia – Culto
Introducción
La Epístola a los Romanos fue escrita con el propósito fundamental de presentar el evangelio de la gracia de Cristo.1 La misma no describe el culto de la iglesia de Roma (como ocurre parcialmente en 1 Corintios respecto de la iglesia de Corinto), ni ofrece una teología de la adoración. Sin embargo, el tema está presente en el uso de palabras clave y en la mención de ciertos conceptos teológicos. El presente trabajo tiene el propósito de llamar la atención hacia estas expresiones útiles para la elaboración de una teología de la adoración.
Ocurrencias semánticas
Como se sabe, la construcción de un concepto que defina la adoración desde el punto de vista bíblico requiere considerar un grupo de términos claves, muchos de ellos presentes en la Epístola a los Romanos.2
La palabra más frecuente en el Nuevo Testamento referida a la adoración, προσκυνέω, no se usa en Romanos, y se halla escasamente en las otras Epístolas.3 Sin embargo, otros términos relacionados con la adoración se repiten con cierta frecuencia, expresiones verbales, tales como “dar culto” (λατρεύω), “glorificar” (δοξάζω), “confesar” (ὁμολογέω), “bendecir” (εὐλογέω), “alabar” (αἰνέω) y “servir” (δουλεύω); o sustantivos como “temor” (φόβος) o “rodilla” (γόνυ).4 Queda justificada así una breve mención de la ocurrencia de estos términos en Romanos, con alguna reflexión teológica posterior.
Latría versus idolatría
Las menciones a la idea de “servicio” o “culto” (verbo λατρεύω; sustantivo λατρεία) en la Epístola a los Romanos (1,9.25; 9,4; 12,1) se refieren tanto a la adoración idolátrica del culto pagano como al culto judío y a la adoración cristiana. El significado de estos vocablos apunta a la reverencia, la adoración, el respeto y la honra hacia la divinidad.5
En el prólogo de Romanos, aparece por primera vez el verbo λατρεύω, cuando Pablo pone a Dios como testigo y dice de él: “... a quien sirvo [λατρεύω] en mi espíritu en el evangelio de su Hijo...” (Rom 1,9; énfasis agregado).6 Servir, aquí, como en muchas otras partes de la Escritura, equivale a adorar, a rendir culto.
Luego, parte de Romanos 1 se concentra en retratar la situación idolátrica de la gentilidad. Allí se lee que hubo una autorrevelación de parte de Dios hacia los gentiles y una respuesta inadecuada de parte de ellos. Pablo dice que Dios se dio a conocer, que mostró sus atributos de poder y divinidad, y su quehacer como Creador (Rom 1,19-20), y que, sin embargo, la idolatría persistió. “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron [ἐδόξασαν] como a Dios, ni le dieron gracias... (Rom 1,21). Por el contrario, “... cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (Rom 1,23). Toda esa realidad de la adoración idolátrica es presentada en forma nítida en Romanos 1,25, “... ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto [ἐλάτρευσαν] a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén”.7
Es atinado citar aquí a Larry W. Hurtado, estudioso del culto de la iglesia primitiva, quien expresa: “Entre as pasagens bem conhecidas do NT, Romanos 1:18-23 capta a natureza esencial da idolatría ao caracterizá-la precisamente como a confusão que se faz entre criatura e Criador”.8 Del mismo modo lo ha expuesto John MacArthur: “En Romanos 1, cuando Dios acusa a los paganos del mundo por su incredulidad, la principal razón para el juicio contra ellos es que no adoraron a Dios de forma adecuada”.9 Así ocurrió con el mundo pagano. “El no querer honrar a Dios como el Creador divino fue la verdadera causa de que hubiera mentes entenebrecidas y prácticas abominables entre los gentiles”, menciona Nichol.10 Al observar ese contraste entre la gentilidad pagana y el cristianismo, Wayne A. Meeks dice que la exclusividad que caracterizaba a la adoración cristiana primitiva “tal vez sea la característica más extraña del cristianismo, así como del judaísmo, a los ojos de un pagano común”.11
Debe recordarse, por otra parte, que en Romanos 1,18-3,20 se expone la condición caída del hombre, sea este un gentil pagano (Rom 1,18-32), un judío (Rom 2,1-3,8) o cualquier habitante de este mundo (Rom 3,9-20), situación que señala la necesidad de la justicia de Cristo.12
El sustantivo λατρεία se halla en Romanos 9,3-4. En ese pasaje, Pablo habla de sus hermanos hebreos, “parientes según la carne; que son israelitas, de los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas”.13 Ese sustantivo λατρεία se ha traducido también como “culto” en textos como Hebreos 9,1 y 9,6.14
Tal vez el uso más impactante de λατρεία en Romanos se registre en la exhortación paulina de Romanos 12,1-2:
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
Ese “culto racional” (λογικὴν λατρείαν) o “culto espiritual”, como algunos prefieren,15 no consiste en un sacrificio cruento, sino en una ofrenda viva. El lenguaje cúltico empleado indica aquí un servicio de adoración.16 William Hendriksen aclara que cuando Pablo exhorta a los lectores a ofrecer sus cuerpos como sacrificio a Dios se está refiriendo a la persona entera, como es claro en los pasajes paralelos de Romanos 6,11-14.17 Dice también que el debate acerca del significado de λογικὴν (acusativo singular femenino de λογικός) continúa. En su opinión, “culto razonable” es una buena traducción.18
La noción de adoración integral y su relación con la redención en Cristo presentada en los primeros once capítulos de Romanos, fue indicada por John MacArthur:
Esas palabras suyas vienen después de lo que posiblemente sea la mayor exposición de teología de toda la Escritura […] Todos los grandes temas de la teología de la redención están allí presentes, y en respuesta a ellos encontramos las bien conocidas palabras de Romanos 12:1, 2.19
De modo semejante, Vanderlei Dorneles ha destacado en Romanos 12,1 el uso de un lenguaje ritual o cultual, destinado a quienes ya habían oído el evangelio.20
A Dios sea la gloria
El verbo “glorificar” (δοξάζω), muy común en el Nuevo Testamento, también está presente en Romanos en relación con la adoración.
Se lee en el primer capítulo de Romanos que los idólatras del paganismo, con cierto acceso al conocimiento de Dios, aun así “no le glorificaron como a Dios” (1,21). En total contraste con la reprobación divina hacia la idolatría, Dios dio a los creyentes “un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo” (Rom 15,5-6). En esa manifestación de Cristo, los mismos gentiles son movidos a glorificar al Señor (Rom 15,8-9):
Pues os digo, que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito: Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles, y cantaré a tu nombre.
Por otra parte, la palabra “gloria” (δόξα, del verbo δοκέω) algunas veces se encuentra en fórmulas doxológicas (Rom 4,20; 11,33-36; 15,7; 16,27). Así, por ejemplo, Abraham, en la prueba suprema del sacrificio de Isaac, “se fortaleció en fe, dando gloria a Dios” (Rom 4,20; énfasis añadido). El caso de Abraham también ilustra el hecho de que “la fe es, tal vez, la forma más básica de adoración”.21 Al respecto, Nichol expresa:
Abrahán dio gloria a Dios mediante su firme confianza en las promesas de Dios, y de esa manera reconoció su omnipotencia. Todos los que creen en las promesas divinas honran a Dios en forma semejante; dan testimonio de que Dios es digno de confianza. Abrahán también dio gloria a Dios en sus hechos y pensamientos por medio de su pronta obediencia (Gén. 17:22-23).22
Romanos 11 ofrece una de las típicas doxologías paulinas: “Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén” (Rom 11,36, énfasis añadido). “Con esta breve, aunque sublime doxología, Pablo llega al fin de la sección más doctrinal y argumentativa de su epístola”.23 El autor de Romanos está diciendo en pocas palabras que todo existe gracias a Dios (Hch 17,24; 1 Co 12,6; Hb 2,10) y que todo está orientado hacia el cumplimiento de sus propósitos.24 Hendriksen ve en Romanos 11,36 la idea de que Dios es la fuente de la salvación.25 Stott lo ha planteado, en relación con toda la sección teológica de Romanos: “It is of great importance to note from Romans 1-11 that theology (our belief about God) and doxology (out worship of God) should never be separated”.26 Debe aclararse que muchos autores prefieren incluir en esta doxología los cuatro versículos de Romanos 11,33-36.27
Romanos agrega que la unidad de la iglesia y el simple gesto de la hospitalidad cristiana traen gloria a Cristo, al expresar: “... para que unánimes, a una voz, glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, recibíos los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios” (Rom 15,6-7).
Algo debe decirse sobre la doxología final de la Epístola, tal vez la más magnífica de las cartas paulinas: “Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo [...] al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén” (Rom 16,25-27; énfasis añadido).28 Una de las razones para la alabanza es que Dios “puede confirmaros” (del verbo griego στηρίζω) que significa “establecer”, “fortalecer”, “confirmar”, “sostener”, “consolidar”. Se da otra razón: Dios es único y sabio. Esa sabiduría infinita se revela en el plan de Dios para salvar al hombre. La Biblia de Estudio de Andrews lo apunta bien: “El fin último del evangelio es llevar a la gente a glorificar a Dios”. También viene al caso citar a Sanday y Headlam: “Esta doxología sumaría todas las grandes ideas expresadas en esta epístola”.29
En su estudio de los orígenes de la adoración cristiana, Larry W. Hurtado dice que las epístolas del Nuevo Testamento parecen haber sido escritas para la lectura litúrgica, las cuales traen fórmulas litúrgicas, como saludos (“gracia y paz”), bendiciones, así como expresiones de “amén” y otras.30 Las doxologías de Romanos podrían encuadrarse muy bien dentro de una lectura litúrgica de la Epístola.
Confesar a Cristo
Es posible que Romanos 10,9-10 refleje la práctica ritual cristiana de confesión o aclamación de Jesús como Señor, sea o no en el momento del bautismo.31 Ernest Käsemann tiene claro que esta proclamación tiene que ver con la adoración: “Primarily the phrase is not confession but acclamation […] Its settin in life (Sitz im Leben) is worship”.32 Hurtado propone una serie de características de la praxis devocional del movimiento cristiano primitivo, como las siguientes: (a) oración, (b) invocación y confesión, (c) bautismo, (d) cena del Señor, (e) himnos y (f) profecía. Argumenta que la oración era dirigida a Dios por medio de Jesús (Rom 1,8), que se invocaba o confesaba (ὁμολογέω) a Jesús (Rom 10,9-13) como Señor (κύριον Ἰησοῦν) dentro de la liturgia de la iglesia, y que el bautismo era también “en Cristo Jesús” (Rom 6,3), por lo cual el culto a Cristo es aceptable a Dios (Rom 14,18).33 El texto de Romanos 14,11 añade, “... y toda lengua confesará [ἐξομολογήσεται] a Dios”.
Bendecir al Señor
Como fue dicho, en Romanos se elaboran breves doxologías a Dios, o bendiciones al Creador, “el cual es bendito por los siglos. Amén” (Rom 1,25).34 Del mismo modo, se bendice a Jesús, “el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén” (Rom 9,5). Se dice que el Creador es “bendito” (εὐλογητός), “una expresión de alabanza y gloria que, como aquí, se atribuye con frecuencia a Dios”.35
Alabar al Señor
En Romanos 15,9-11 hay una secuencia de tres elementos: glorificación, alegría y alabanza, aplicada a los gentiles: “... y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia [...] Y otra vez dice: Alegraos, gentiles, con su pueblo. Y otra vez: Alabad [αἰνεῖτε] al Señor todos los gentiles, y magnificadle todos los pueblos” (énfasis añadido). Se usa en este texto el verbo αἰνέω, de αἶνος (alabanza). El clima positivo de una adoración tal no debe pasarse por alto. “A frequência em que aparece a palabra ‘alegria’ (chara) e as referências a ‘regozijo’ (agalliaomai) no NT refletem o júbilo incentivado e experimentado principalmente (mas não exclusivamente) na adoração”.36
Servir al Señor
El verbo servir (δουλεύω, de δοῦλος, siervo) se encuentra en Romanos 12,11; 14,18 y 16,18, en la sección que se ocupa de la aplicación práctica de la doctrina de la justificación por la fe. Dice el apóstol: “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sirviendo al Señor” (Rom 12,11). Pablo habla también de un servicio en el Espíritu Santo, “porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo. Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a Dios, y es aprobado por los hombres” (Rom 14,17-18). El autor opone a esta vivencia la reacción de los hombres egoístas y engañadores: “Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos” (Rom 16,18).
El temor de Dios
Se habla del temor (φόβος) solo en Romanos 3,18 (en una citación de Sal 36,1). En el contexto de los hombres pecadores e injustos, se dice: “No hay temor de Dios delante de sus ojos”.
El temor está asociado a la reverencia, al sentido de indignidad, al respeto y a la obediencia, sin excluir el amor y la gratitud.37 El trabajo de Larry W. Hurtado acerca de los orígenes de la adoración en la iglesia primitiva mostró que el culto cristiano del primer siglo ofrecía a los convertidos algunas cosas importantes: (a) intimidad (grupos relativamente reducidos en casas de familia), (b) participación (no había sacerdotes y era informal), (c) fervor (exuberancia, alegría), (d) reverencia (sentido de la trascendencia y de la presencia de Dios) y (e) poder (ejercicio de los dones espirituales).38 Esta lista propuesta hace bien en tomar en cuenta, entre otras cosas, el concepto bíblico de temor.
Doblar la rodilla
Mirando al pasado, el pasaje de Romanos 11,44 recuerda la descripción bíblica de aquellos que “no han doblado la rodilla (γόνυ) delante de Baal”. Y pensando en los tiempos escatológicos, vuelve a citarse la Escritura: “Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios” (Rom 14,11).
Algunas connotaciones teológicas y litúrgicas
Dios es el Creador bendito y eterno que se ha manifestado
Esa idea, básica para la teología de la adoración, es ofrecida por Pablo desde el inicio de la Epístola: “... honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén” (Rom 1,25). Además, es parte de la doxología de Romanos 11,36, la que también insinúa el tema de la providencia divina. Así lo cree John R. W. Stott cuando dice que las tres preposiciones griegas (ἐκ, διά y εἰς en la frase “de él, y por él, y para él” de Romanos 11,36) indican que Dios es el creador y el sustentador de todo.39
Por otra parte, existe en Romanos una correlación entre la revelación divina, el conocimiento de Dios y la respuesta de adoración, que puede ser positiva y que muchas veces es negativa. “Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias...” (Rom 1,21). En la Epístola, se lee que Dios ha dado a conocer su carácter. Entre otros atributos comunicados por Dios, Pablo menciona su poder (Rom 1,20), misericordia (Rom 12,1; 15,9) y sabiduría (Rom 16,25-27). La adoración cristiana toma en cuenta estas cualidades divinas y responde a ellas.
Jesucristo, el Salvador divino-humano
Romanos enseña que la adoración eclesial es una respuesta al evangelio. En Romanos 7,25 se lee: “Gracias (χάρις) doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro...”. Romanos 9,5 expresa una bendición a Cristo (εὐλογητός) porque vino en carne sin dejar de ser divino: “... y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén”. El título “Jesús es el Señor” en Romanos 10,9 tiene, en palabras de Hendriksen, “el sentido más exaltado, indicando la igualdad de Jesús con Dios”.40
La tesis de la obra de Hurtado sobre la adoración de la iglesia primitiva apoya esta concepción. Dice: “Existem basicamente duas marcas principais que identificam a adoração cristã primitiva do ponto de vista de seu contexto religioso: 1) Cristo é reverenciado como divino juntamente com Deus e 2) a adoração de todos os outros deuses é rejeitada”.41
En la teología paulina exhibida en Romanos, se hace claro que la adoración es una cuestión espiritual, vinculada al evangelio de Cristo (Rom 1,9; 16,25-27) y que resulta de la fe (Rom 4,20). La adoración, en suma, es fruto de la redención en Cristo (Rom 11,36; 12,1-2).
La plenitud divina
Hay una alusión a las tres personas de la divinidad en los textos sobre la adoración, como Romanos 14,17-18, donde se mencionan elementos como “paz y gozo en el Espíritu Santo”, en los cuales se “sirve a Cristo” y se “agrada a Dios”.
Además, Pablo no deja de resaltar el papel protagónico del Espíritu en la vivencia personal y litúrgica. En Romanos 8,14-16 puede notarse que la adoración no puede ser separada de la obra del Espíritu Santo. Es el Espíritu quien facilita el acercamiento a Dios y la proclamación de su paternidad.42 Dice:
Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, estos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.
La plenitud humana
Así como Romanos 12,1 refiere al culto racional, también en Romanos 6,13.16.19 está presente la disposición a ofrecerse a Dios. Ese “sacrificio vivo” bien podría estar describiendo la vida nueva de los salvados por la fe (Rom 12,1-15,12), lo cual sería un culto verdadero, una “ofrenda viva” (DHH), que podría denominarse también como existencia doxológica. No se trataría de un culto ceremonial, sino espiritual. La Biblia de Estudio de Andrews entiende que el texto de Romanos 12,1 exhorta a una existencia cultual. Este tipo de culto es una consagración del cuerpo tanto como una renovación mental y espiritual.43
Elementos litúrgicos imprescindibles
He aquí una alusión a los elementos esenciales de cualquier liturgia, hallados en la Epístola en estudio. Romanos 8,26 muestra, por ejemplo, la ayuda y la intercesión del Espíritu Santo en los momentos de oración. De allí, la necesidad de ser constantes en la oración (Rom 12,12). Romanos 10,17 añade el rol significativo de la Palabra oída con fe, entre tanto Romanos 15,4 refuerza el papel de la Palabra: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza”. Alguna mención se hace de las ofrendas, tanto de las propias personas como de los recursos entregados para aliviar la carencia de los pobres (Rom 15,16.26).
La iglesia como el cuerpo que adora
Romanos 12,4-8 trata el tema de los dones espirituales, los que en los documentos del Nuevo Testamento siempre operan dentro del cuerpo eclesial. En esa asamblea de creyentes, todo se hace para edificación (Rom 15,2). De allí, la insistencia en la comunidad que promueve la gloria de Dios (Rom 15,5-7).
Conclusión
Sin dejar de reconocer que la intención de Pablo al escribir a los romanos era la de presentar de una manera sistemática la doctrina de la salvación por la fe en Jesucristo, puede la Epístola leerse con provecho al realizar cualquier estudio sobre la teología bíblica de la adoración. El vocabulario cúltico y litúrgico está presente con alguna frecuencia y deja claros algunos de los argumentos teológicos más significativos para la comprensión cristiana del culto, tanto como de la adoración personal y eclesial.
Más allá de eso, también puede advertirse que la doctrina de la salvación y las nociones teológicas sobre la adoración están entremezcladas en la Epístola a los Romanos, no solo porque Pablo prorrumpe a menudo en bendiciones y doxologías al Señor, sino porque propone a los cristianos de Roma, a partir de Romanos 12,1, una existencia cúltica o doxológica de los creyentes para la gloria de Dios.
Daniel Oscar Plenc
Centro de Estudios White
Universidad Adventista del Plata
Entre Ríos, Argentina
daniel.plenc@uap.edu.ar
1 No ha de olvidarse en este sentido la obra clásica del protestantismo europeo: Martin Luther, Commentary on Romans, trad. de J. Theodore Mueller (Grand Rapids, MI: Kregel Publications, 1076), 223. Véase, además: John R. W. Stott, The Message of Romans (Leicester, GB: Inter-Varsity Press, 1994), 432. Atilio René Dupertuis sostiene que Romanos es el libro de mayor influencia en el desarrollo de la fe cristiana a lo largo de la historia de la iglesia, cuya singularidad radica en la forma sistemática y organizada en la que desarrolla la doctrina de la salvación. La tesis del autor es que Romanos contiene la exposición más clara y completa del evangelio redentor de Cristo. Atilio René Dupertuis, Romanos: el poder transformador de la gracia (Berrien Springs, MI: Pioneer Publications, 2000), 7; 9; 11.
2 Véase Daniel Oscar Plenc, El culto que agrada a Dios: Criterios revelados acerca de la adoración (Florida oeste, AR: ACES, 2007), 21-31.
3 El verbo προσκυνέω se repite sesenta veces en el N. T. Véanse las siguientes expresiones verbales: 1 Co 14,25, “adorará a Dios”; Hb 1,6, “Adórenle todos los ángeles de Dios”; Hb 11,21, “Por la fe Jacob, [...] adoró”. La palabra alude a la reverencia y el respeto [Larry W. Hurtado, As Origens da Adoração Cristã: O Caráter da Devoção no Ambiente da Igreja Primitiva, trad. de A. G. Mendes (San Pablo, BR: Vida Nova, 2011), 84]. Por su parte, proskunésis, era un gesto que consistía originalmente en reverencia o postración y un beso (Hurtado, As Origens, 86). Se trata de “la actitud y la actividad designada a reconocer y describir la dignidad de la persona o cosa a la que se dirige el homenaje” [G. Henton Davies, “Worship in the OT”, The Interpreter’s Dictionary of the Bible, vol. 4, ed. de George Arthur Buttrick (Nashville, TN: Abingdon Press, 1962), 879]. Para un estudio del vocabulario cúltico de las otras epístolas de Pablo, considérense, por ejemplo, los siguientes textos: 1 Co 3,16-17; 6,20; 10,16-17; 10,31; 12,3.7; 12,12.13.20.27; 14,3-5.9.12.14-15.17.19.23-27.33.40; 2 Co 1,3; 4,15; 9,6-7; Ga 1,5.24; Ef 1,3; 3,21; Flp 2,10-11; 3,3; 4,18.20; Col 2,18.23; 3,16; 2 Tes 2,4; 1 Tim 1,17; 2 Tim 4,18.
4 Hugo M. Petter, La nueva concordancia greco-española del Nuevo Testamento (s. l.: Mundo Hispano, 1976).
5 Hurtado dice que el verbo λατρεύω (21 veces en el N. T.) y el sustantivo de origen común λατρεία (5 veces en el N. T.) encierran la idea de reverencia hacia la divinidad (Hurtado, As Origens, 83-84). John MacArthur entiende que λατρεύω significa rendir honra, mostrar respeto, adorar [John F. MacArthur, Adoração: a prioridade suprema, trad. Onofre Muniz (San Pablo, BR: Editora Hagnos, 2014), 39; 45].
6 F. F. Bruce presenta el prólogo de Romanos (1,1-15), dividido en saludo (1,1-7) e introducción (1,8-15) [F. F. Bruce, Romanos: Introdução e Comentário, trad. Odayr Olivetti (San Pablo, BR: Vida Nova e Mundo Cristão, 1981), 57]. El Comentario Bíblico Adventista del Séptimo Día propone que la introducción de Romanos (1,1-15) está formado por un saludo (1,1-7) y explicaciones personales (1,8-15) [Francis D. Nichol, ed., Comentario bíblico adventista del séptimo día, vol. 6, trad. V. E. Ampuero Matta (Mountain View, CA: Pacific Press Publishing Association, 1988), 464-465.
7 Énfasis agregado.
8 Hurtado, As Origens, 131.
9 MacArthur, Adoração, 63.
10 Nichol, CBA, 6:474-475.
11 Wayne A. Meeks, The first urban Christians: the social world of the apostle Paul (New Haven, CT: Yale University Press, 1983), 160.
12 Biblia de Estudio de Andrews, 1391.
13 Énfasis agregado.
14 Nichol, CBA, 6:580.
15 Bruce, Romanos: Introdução e Comentário, 183.
16 Nichol, CBA, 6:611-612.
17 William Hendriksen, New Testament Commentary: Exposition of Paul’s Epistle to the Romans (Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1980), 401.
18 Ibíd., 402. Se reconoce que la expresión logiken tiene un significado notoriamente dificultoso [Douglas J. Moo, The Epistle to the Romans, The New International Commentary on the New Testament (Grand Rapids, MI: William B. Eerdmans, 1996), 751-752.
19 MacArthur, Adoração, 47.
20 Vanderlei Dorneles, “Santidade e Adoração: Uma introdução às relações entre santificação e cultura”, Biblical Research Committee, División Sudamericana, sobre el tema “Bíblia e Cultura” (Brasilia, 1-2 de noviembre de 2016).
21 MacArthur, Adoração, 172.
22 Nichol, CBA, 6:514.
23 Ibíd., 6:609.
24 Ibíd., 6:609.
25 Hendriksen, New Testament Commentary, 388.
26 Stott, The Message of Romans, 311.
27 John Murray, “The Epistle to the Romans”, en The New International Commentary on the New Testament, ed. F. F. Bruce (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1975), 104-108; Hendriksen, New Testament Commentary, 386-388; G. Bornkamm, “The Praise of God (Romans 11:33-36)”, em Early Christian Experience (Londres, GB: SCM Press, 1969), 105-111. Käsemann llama a esta doxología “himno de alabanza” [Comentary on Romans, trad. Geoffrey W. Bromiley (Grand Rapids, MI: Eerdmans, 1994), 318-321].
28 Véase Nichol, CBA, 6:647. Hay una controversia sobre el final de la Epístola a los Romanos y acerca de la autenticidad de los capítulos 15 y 16. Orígenes, en su comentario sobre Romanos, dice que Marción eliminó los dos capítulos finales en su edición de la epístola. Adicionalmente, la doxología varía en su localización entre los diferentes manuscritos (sea al final del capítulo 14 o del capítulo 15, etc.). Véase R. N. Champlin, O Novo Testamento interpretado versículo por versículo, vol. 3 (San Pablo, BR: Hagnos, 2014), 1036-1037. Para una discusión sobre la autoría paulina de Rom 16,25-27 o su ubicación original dentro de la epístola, véase Bruce, Romanos, 26-28; Hendriksen, New Testament Commentary, 521.
29 Champlin, O Novo Testamento, 3:1081.
30 Hurtado, As Origens, 59.
31 Ibíd., 70; Bruce, Romanos, 166.
32 Käsemann, Commentary on Romans, 291.
33 Hurtado, As Origens, 92-115. Se ha dicho también que ὁμολογέω es un término judicial, una declaración pública, que en un sentido religioso es la respuesta a la epifanía de la divinidad, y que en Rom 10,9 puede traducirse como “proclamar” (Käsemann, Comentary on Romans, 290-291).
34 Al mencionar a Dios como Creador, el autor de la epístola añade una doxología o una bendición (Hendriksen, New Testament Commentary, 77).
35 Nichol, CBA, 6:476.
36 Hurtado, As Origens, 65.
37 Nichol, CBA, 6:961.
38 Ver el capítulo “Características da adoração cristã primitiva”, Hurtado, As Origens, 55-79.
39 Stott, The Message of Romans, 311.
40 Hendriksen, New Testament Commentary, 345.
41 Hurtado, As Origens, 55.
42 MacArthur, Adoração, 148.
43 Nichol, CBA, 6:611-612.